Declaracion: Todos los persanajes que tengas alguna relacion con Hey Arnold no me perteneces, yo no los invente fueron creados por obra y gracia de Craig Bartlett.

- O -

Aquello que no se olvida

Capitulo I: sueño bajo la lluvia

La lluvia caí rauda sobre la ciudad de Hillwood, la mayor parte de sus habitantes ya se encontraba refugiado en su hogares, mas una joven rubia de aproximadamente 17 años corría por las calles tratando de arrancar de la lluvia, esta la había pillado por sorpresa a la salida de la preparatoria, mientras sus compañeros y amigos corrían rápidamente hacia sus casas ella tenía otro destino.

Llego mojada hasta los huesos a la consulta de la doctora Bliss, su amiga y consejera, porque Helga ya no era una paciente en una consulta, la relación era de un cariño y apoyo.

Al verla llegar la doctora pensaba lo mucho que había cambiado aquella pequeña, ya no era la asustadiza y matona que fue en su niñez, era una joven llena de sabiduría y tolerancia, solo lamentaba que estas fueran alcanzadas de la manera más dura y dolorosa que se pueda, la muerte prematura de su madre había hecho que la forma de ver el mundo fuera distinto, pero la guía incondicional de su buena amiga y el cambio de relación con su padre habían hecho que esta transformara toda esa desolación en algo positivo en su vida, su carácter era fuerte pero el equilibrio era su lema, sabia escuchar, trataba de comprender y sabia dar apoyo a quien recurría a ella con alguna pena.

También físicamente había cambiado, los años no pasan en vano y las horas que Helga invierte en deportes tampoco, un cuerpo atlético y bien contorneado mas desarrollado que las jóvenes de su edad, su cabellera ya no estaba atada con dos coletas si no suelta larga y bien cuidada, aun con la cinta rosa que usaba en un costado, según ella - "para recordar siempre aquello que la ha hecho crecer" – su uniceja había sucumbido a una perseverante Olga y no es que Helga fuera despreocupada con su apariencia, al fin y al cavo a todos les llega la vanidad, si no que era una característica que le había acompañado por tanto tiempo que a veces es difícil decir adiós. Helga se había convertido de un patito feo a un bello cisne.

La vida en hillwood no había cambiado mucho, aun seguían juntándose en el campo Gerald para encuentros deportivos, Pheobe era su mejor amiga en la vida, su hermana Olga ya casada vivía en Los Ángeles, en fin lo único que había cambiado era que cierto chico con cabeza de balón hace mas de 6 años que no vivía en la ciudad… Arnold, su amado Arnold, luego de encontrar a sus padres y de un difícil año como "novios" se había cambiado de ciudad o mejor dicho de país San Lorenzo era el hogar de su amado, pero la distancia es muy difícil sobre todo en dos niños que no han madurado en el amor, el solo había venido unas pocas veces durante estos largos años y ella había viajado 2 pero los acontecimientos llegaron a diluir el amor infantil que ellos sentían, dejando su relación en algo que fue, no era culpa de nadie ni de nada solo de el camino de la vida.

Ese día algo de importancia la traía a la consulta, la decisión de su futuro, quedaba solo unos 4 meses para el fin del semestre en el cual debía decidir que estudios tomaría después de la graduación, durante las clases de orientación de hoy, ella estuvo muy dubitativa, amaba la poesía, también la posibilidad de ayudar a otros por medio de la psicología, o quizás una carrera en la cual pudiera dirigir el imperio de telecomunicaciones pataki?

.- Pero Helga- dice con una pausada voz un madura mujer- todos los planes que tiene son muy buenos, lo que debes pensar es cuál de ellos sería el que te haría más feliz, recuerda que ese puede ser el camino que sigas gran parte de tu vida

.-Ah tu sabes que eso es difícil- dice con ensoñación- me encanta la idea de ser psicóloga, pero también sería un gran reto ser parte de comunicaciones pataki ya sabes que big bob se está haciendo viejo y desea que algún día me haga cargo, sobre todo ahora que se planea internacionalizar la marca- dice con esa fuerza que solo ella tiene.

.- Bueno querida- le dice dulcemente la doctora- tienes de aquí hasta el final del primer semestre para aclara tus ideas, recuerda que luego se viene la carrera por obtener los créditos para ingresar a la universidad de tu elección.

Helga se fue feliz ese día, la grandes posibilidades que se le habrían frente a ella eran su refugio a sus largos años de esfuerzos y olvido de aquel cabeza de balón, enfrascarse en sus estudios y su poesía siempre fue su medio de escape.

La lluvia era inclemente con ella -Con esta suerte que tengo, justo hoy lluvia –dijo un poco aburrida en la parada del autobús- criminal, espero no coger una gripe.

De pronto el agua dejo de caer sobre ella, pero la lluvia aun seguía, el tiempo se detuvo, unos hermosos ojos verdes llenos de alegría la miraban ofreciéndole un paraguas, un brinco dio su corazón, era el Arnold, mirándola o ¿era una ilusión de día de lluvia?

.-Hola Helga- dijo con una voz profunda pero con signos de nerviosismo – que alegría verte, estaba caminando por las calles con la esperanza de toparme contigo, ¿te acompaño a tu casa?

Helga no sabía que decir ni que hacer, como tanta soltura?, pero era el, ahí parado, un joven muy buen mozo con esos ojos brillantes que tantas veces observo, Arnold había vuelto a Hillwood…