Nada es imposible para un dios.

Pov Yato.

Ahí me encontraba yo, observando y admirando a mi linda Hiyori, desde lejos. Iba caminando con sus dos mejores amigas mientras hablaban de un gusto muy grande que le pertenece a mi amiga, el boxeo. Ni ella sabe cómo, pero de alguna forma consiguió transmitir esa para nada femenina afición a las humanas que siempre la acompañaban.

Y como iba hablando con tanta emoción, no se dio cuenta de mi presencia…

Ni tampoco de que estaba a punto de chocar con un chico.

El golpe fue fuerte, mandando a volar a ambos, también haciendo que sus bolsos se abrieran, y por lo tanto esparciendo todo lo que guardasen allí por los suelos.

Estaba tan preocupado por Hiyori que bastante tarde me di cuenta de un hecho que me heló la sangre.

Conectado a un meñique de cada uno había un fino cordel, de un hermoso color carmín.

Es obvio que estoy enterado de que significa, Hiyori está atada a él…

¡Ni muerto acepto esto!

¡Solo yo tengo derecho a estar con ella, nadie más!

Soy yo el que la ha salvado a ella, y ella siempre ha estado conmigo. Es la única humana que me ha recordado por tanto tiempo y no desea olvidarme.

Veo como ambos se ayudan mutuamente a recoger sus cosas para entregárselas al contrario, y que al hacerlo ambos se sonrojan furiosamente.

No. No lo aceptaré.

Justo en ese instante me acordé de algo; El dios del amor.

Se llama Aizen, y me debe un favor por ayudarlo. En la época feudal, sus tesoros sagrados se enamoraban con mucha frecuencia de humanos, que en su mayoría ni siquiera los podían ver, y como esta era su rama, el simplemente permitía que ellos se enamoraran inocentemente. *¡Este dios es real! Así se llama el dios del amor japonés~ También se le llama AIZEN-MYO O AYZEN-MYOO. ¡Aprendieron algo nuevo!*

Aunque ellos sufrieron tanto por sus desamores que terminaron pactando con demonios para así matar a su dios, y así poder hacer lo que quisieran con sus enamorados.
Ahí es donde actué yo, con Nora maté al ayakashi que se formó por la repugnante combinación, y por ello este me ha estado eternamente agradecido.

No es como la desnudista Bishamon, jurándome la muerte…

Pero bueno, fui rápidamente hasta uno de sus templos, e instantáneamente fui conducido hasta su morada.

Ventajas de caerle bien a por lo menos un dios.

-Hola Aizen, hace mucho que no te veía- Le saludé mientras me sentaba frente al dios de terrorífica figura.

-¡Oh~! Hola Yato, ¿Qué te trae por aquí?- pregunto mirándome.

-Pues verás… iré directo al grano. Me he enamorado de una humana- Dije con determinación, y al instante su cara se deformo en una mueca sorprendida.

-¿Qué…? ¡Ah! Ya veo, ¿quieres romper lazos con ella, no? Para eso no tuviste que recurrir a mí, ¿sabes? ¡Todo el mundo sabe hacerlo, hasta tú!

-No, no es eso… hace unos pocos minutos, la estaba mirando y ella se encontró con un chico… y los unía el hilo rojo del destino.

-Vaya… me apiado de ti Yato. Pero dime de una vez, ¿en qué me necesitas mi ayuda en este lío?

-Está bien… ¿Cómo puedo separarlos? Quiero romper ese estúpido lazo.

-¿¡Es que estás loco!? ¡Eso es imposible! Ellos siempre han estado destinados a encontrarse. Lo mejor que puedes hacer es hacerte a un lado, Yato.

-Nada es imposible para un dios, así que dame una maldita solución.

-Esta… Está bien…

.

.

.

Hey!
Cómo están?
Este va a ser un two-shot, espero que les guste la idea uwu~
Adiós por ahora!