Porque nos encontramos el uno al otro.


Y dice así:

—Grace me preguntó si debía seguir llamándome tío Steve.

Danny parpadea como salido de un trance, ojos nadando en confusión mientras regresa al presente, y Steve lo considera una victoria en sí misma. Desde que salieron de la casa de Rachel y durante todo el viaje de regreso a su casa, había estado en silencio y a Steve la experiencia le había enseñado que un Danny silencioso significaba problemas con mucha más seguridad que cuando estaba quejándose. Si bien no es el tipo de quietud que más le preocupa, ese que Danny había usado durante la Navidad y en adelante y que lentamente lo había estado destrozando, ese que había creado distancia entre ellos… No es un silencio confortable tampoco.

Algo está colgando en el espacio vacío entre ellos y Steve necesita saber qué es. Necesita saber, al menos, que nada tiene que ver con ellos. Su relación es como ese brote nuevo, naciente y tembloroso de la primavera tras un crudo invierno. Y necesita saber que están bien lo más prontoposible.

No es bueno para dejar las cosas pasar. No es bueno para moderarse cuando se trata de Danny, tampoco.

—¿Y cómo quiere llamarte? —pregunta, la curiosidad es inevitable y la distracción, bienvenida. Acepta la cerveza que le está ofreciendo y se acomoda en la silla del patio, el paisaje completamente olvidado.

—No sabe aún —Steve se toma un pequeño momento para mirar el océano para que Danny no pueda ver dentro de su alma—. Le dije que podía llamarme como quisiera.

—Eso es muy amplio, Steven. Grace tiene ocho años, ¿te das cuenta en lo que te metiste?

Alza los hombros en respuesta.

La verdad es que, considerando todo, no le importa en absoluto lo que pueda decirle. Quizá debería asustarle lo mucho que Grace ha llegado a significar en tan poco tiempo pero no puede encontrar una onza de sí mismo que no sienta más que amor hacia esa pequeña.

No se lo ha dicho a Danny todavía porque no está seguro cómo será recibido.

—¿Qué pasó con Rachel? —pregunta, tras otro momento de calma. No quiere empezar una discusión, no con Danny luciendo tan tranquilo, pero no puede dejarlo pasar—. Estás callado desde que volvimos.

Danny es, quizá, la única persona que conoce que grita con la falta de palabras.

—Rachel… Ella quería hablar conmigo sobre algo privado y- me tomó por sorpresa, la verdad.

Las manos de Steve se tensan alrededor del cuello de la botella.

—¿Sobre nosotros?

Lo que había- lo que tenían entre ellos aún no tenía nombre. No realmente. Había comenzado siendo un extraño ritual cuando uno de los dos estaba hundido, sí, y luego había escalado hasta ser algo totalmente diferente. Algo inesperado y… No, al mismo tiempo. Steve tiene la sensación que, sin importar cómo hubiese empezado, ellos juntos era el final al que estuvieron apuntando siempre.

Eso tampoco se lo ha dicho a Danny.

—No es sobre nosotros, babe. En todo caso, Rachel está- tranquila con la idea. —Algo dentro de Steve se afloja en el tono de Danny, en la suavidad de sus palabras. En un mundo que a Steve le parece lleno de mentiras y engaños, la sinceridad que brota desde Danny es refrescante—. Es- es algo un poco personal. Ella… Ella quiere un bebé.

Su cerebro tarda unos momentos en registrar la información.

—Ella quiere un bebé —repite.

—Sí, uh, mejor sería decir que Rachel y Stan quieren un bebé —dice Danny. La confusión de Steve debe ser evidente porque la mirada de su compañero se suaviza y una sonrisa florece en su cara—. Sí, esa fue mi reacción también. Más o menos. Fue una conversación extraña como te puedes imaginar, pero a la vez… No. Stan se fue para darme tiempo para digerirlo, pero parecía tan aliviado cuando dije que iba a pensarlo que-

Le toca el brazo, un suave roce, porque Danny está balbuceando y no está llegando a ninguna parte. Steve sabe que se está perdiendo la mitad de la historia.

—Uh, uh. Deberías empezar por el principio, Danno.

Danny lo mira por un momento y luego se sienta un poco más erguido. Steve se inclina hacia delante en respuesta, aceptando el impulso de estar cerca ahora que puede, ahora que sabe que es bienvenido. Solía pensar que intimidad era algo relacionado a estar juntos en una cama, a los momentos después del sexo, pero había sido un pensamiento tangencial en el mejor de los casos.

Es diferente con Danny.

Steve es diferente con Danny. Por lo que cuando sus manos se enlazan a medio camino no se siente torpe ni incómodo. Es un gesto novedoso, reciente, pero se siente... bien. Danny mira por un momento sus dedos entrelazados y le sonríe con esa sonrisa que a Steve le hace pensar en el sol detrás de una tormenta, en los amaneceres rompiendo la noche. Se relaja un poco más y toda su postura se suelta en reflejo.

—Sí, lo siento. Como te decía… Rachel quiere un bebé. La cosa es que Stan tiene problemas de fertilidad. Parece que ese ha sido un problema en su matrimonio en este último tiempo. Pensaron en, ya sabes, inseminación artificial y, bueno, pensaron en . Quieren que sea el donante.

Hay algo inefable en la mirada de Danny, una infinidad de emociones que se contradicen entre sí, y Steve no está seguro de lo que debe decir o hacer con la información. No hace mucho tiempo, Rachel estaba amenazando con hacer la vida de su compañero más difícil con la custodia de Gracie y sin importar lo agradable que le pareciera la mujer al conocerla, Steve odia cuando ella se encapricha y el efecto que tiene en Danny.

Excepto que un hijo no es un capricho, no puede serlo, y que Steve piensa que Danny nació para ser padre. Pero Danny no sería padre. Ese sería Stan.

Es complicado, por supuesto que lo es. Pocas cosas en sus vidas no lo son.

—No tienes que decidirlo de inmediato —dice.

—No creo que pueda pensar en otra cosa por ahora.

Steve conoce bien esa sensación. A pesar de que eran muy diferentes, hay cosas en las que son tan parecidos que puede ver una imagen en espejo.

—Decidas lo que decidas, estaré contigo —Las palabras pesan en su lengua pero él quiere decir cada una—. Estoy contigo, Danno.

Se siente como un milagro, casi, ese instante. Hace unos meses estaban tan lejos de esos momentos de tranquila compañía que Steve no puede dejar de preguntarse cómo es que llegaron hasta allí.

Piensa en cómo asegurarse de no perdérselos de nuevo.

—Lo sé.

Danny aprieta su mano en respuesta, una calidez se extiende por todo su cuerpo en el gesto, y eso es todo. Estarán bien.


Notas:

No tenía planes para continuar con el universo de It goes like this tan pronto pero me encontré con un post "44 Reasons Why I Love You" y muchos puntos resonaron con Steve y con Danny, así que aquí estoy. No sé si terminarán siendo solo historias cortas, puede que sean menos que las que marqué o puede que sean más. Incluso tal vez haya drabbles y viñetas mezcladas. El tiempo dirá.