ESPECIAL DE NAVIDAD

Yey, la Navidad ya está cerca
así que, según la encuesta que
hice en instagram, he hecho un
especial de 3 partes.

¡Disfruten!

RU.

BASADO EN: "Cold December Night", de Michael Bublé.

I

I WANT SOMETHING THAT LASTS FOREVER

.

Brick estaba enamorado hasta la punta de los cabellos de Blossom. Todo en él admiraba y quería a la pelirroja autoproclamada líder de las Powerpuff Girls. Lo que más le gustaba de estar enamorado de ella, era que podía disimularlo y desviar cualquier atisbo de sospecha. Solo una persona conocía aquel secreto, y era su buena amiga –indiscutida– Buttercup.

Nadie ha sido capaz de engañar a Buttercup cuando se trata de identificar signos que denoten enamoramiento. Supo que Boomer estaba enamorado de Bubbles, se dio cuenta cuando esta rubia había desarrollado una especie de crush en Mitch y, finalmente, notó el momento exacto en que Bubbles miró con ojitos de amor a Boomer –a quien, cabe recalcar, se le había ido un tanto el interés, pero no lo suficiente.

Por eso mismo, es que cuando Blossom le hizo entrega a Brick un presente para su cumpleaños –un llavero de una esfera de una serie bastante conocida, la favorita del chico–, Buttercup se dio cuenta de que el brillo en los ojos de Brick no era por el regalo, sino porque se sintió especial, de alguna forma, para su personita especial.

–Te gusta –le decía ella antes de beber un poco de su granizado aquel caluroso día del verano.

–No –respondía desviando la mirada–, no me gusta.

–Qué lástima –chasqueó la lengua–, al parecer los sentimientos de mi hermana son unilaterales.

–¿Unilaterales? –reaccionó–. ¿Quieres decir que le gusto?

–¿Eso significa que te importa gustarle a mi hermana?

–N-No, no, solo…

–Si me vuelves a mentir, Brick, voy a tirarte al basurero.

–Las amenazas no son buenas…

–¡Entonces dime la verdad!

–¡Bueno, ya! –exclamó–. ¡Sí, sí me gusta!

Buttercup emitió un burlesco jeee, antes de llevar la pajita del granizado de nuevo a su boca y beber de él.

Gracias a aquellos chantajes, terminó delatándose solo.

Sin embargo, solo sabía ella, su mejor amiga; por otra parte, Blossom creía firmemente que Brick y Buttercup se encontraban saliendo hacía algún tiempo.

–Es normal salir con tu mejor amigo –dice la pelirroja atando su cabello en una coleta mientras que Brick se había recostado en su cama sin autorización alguna–. Creo que sería lo ideal.

–Ah, sí, puede ser, pero no estoy interesado en tu hermana –le respondía Brick, disimulando a la perfección tener algún tipo de sentimiento relacionado con el amor–. Ni en tu hermana ni en nadie.

Blossom, una vez tuvo lista su coleta, le sonrió. Brick ni siquiera se sonrojó, pero la sensación de cosquilleo en su estómago era constante y molesta.

–La verdad es que yo… –el volumen de su voz fue decayendo conforme hablaba hasta quedarse completamente en silencio, sin llegar a completar lo que iba a decir–. No tiene importancia, es solo una idea vaga.

–¿Qué ibas a decirme?

Pero en ese momento, Buttercup hace ingreso a la habitación; Brick pudo ver la enorme sonrisa de alivio dibujándose en el rostro de la pelirroja.

–¡Buttercup! Qué oportuna es tu llegada –se gira un poco hacia a Brick y su sonrisa se ensancha–. Bueno, chicos, los dejo, probablemente quieran estar solos.

–Ya deja esas estúpidas insinuaciones –dijo Buttercup con un tono algo brusco–. Solo vine a buscar la consola –miró a Brick y pudo darse cuenta de que su mirada era de completo odio–. Pero bueno, no te quedes ahí, mono pelirrojo, ayúdame, ¿o no quieres que juguemos Mortal Kombat?

Oh, sí, Brick sí quería jugar al Mortal Kombat contra Buttercup… ¡Uff! No se imaginan cuánto.

.

.

.

Blossom y Bubbles habían salido de compras, por lo que Buttercup y Brick se encontraban solos en la casa –no es que el Profesor no estuviese en casa, es solo que cuando se encontraba trabajando en algún proyecto, se encerraba y no salía de ahí hasta bien tarde en la noche, así que era como si estuviesen solos–, por lo que solo tenían una bolsa de frituras abierta entre ellos, unos vasos con soda, pero ninguno tenía ganas de comer en aquel momento.

Brick, en el juego, estaba dándole una terrible paliza a Buttercup, habiéndole ya ganado unas siete partidas seguidas. Siete de ocho, debido a que se encontraban jugando la octava ronda.

–¿Tantas ganas tienes de matarme? –preguntó Buttercup con cierto tono de preocupación–. Lo único que he hecho es arrancar de ti, ni siquiera he podido- ¡No!

Finish him.

Y así fue como Scorpion acabó con Kung Jin.

–¡No puede ser! –exclamó Buttercup, dejando caer el mando sobre sus piernas–. ¡Ocho rounds perdidos!

En aquel momento, la puerta se abre, para la sorpresa de ambos. Hacen ingreso las chicas, no tan cargadas de bolsas como lo esperaban.

–Vaya –dice Bubbles mirando el reloj de la sala–, al parecer no nos demoramos mucho.

–No, no se demoraron –dice Brick–. ¿Les fue bien?

–Bastante –en ese momento, se escucha el ringtone del celular de la pelirroja se empieza a oír–. ¡Oh! –dijo y dejó las bolsas sobre el sofá para poder sacar su teléfono.

A Brick le dio cierta desconfianza aquella sonrisa en el rostro de Blossom cuando vio de quién se trataba; sintió su sangre arder un poco cuando ella pronunció el nombre del maldito.

–¡Dex! ¡Hola! –se dio media vuelta, tomó las bolsas con una sola mano y caminó hasta la escalera–- Bastante bien, gracias, acabo de llegar del centro comercial… Sí, fui a hacer compras navideñas –rio–. ¿Y tú?

Brick se giró violentamente hacia Buttercup, quien bebía un poco de soda, los pasos de Bubbles se dirigían hacia la cocina, al parecer quería beber algo caliente, debido a la forma en la que acariciaba sus brazos para entrar en calor.

–¿Y eso? –le preguntó Brick cuando estuvieron solos.

–¿Eso qué? ¿No sabes lo que es una llamada telefónica?

–No te hagas la graciosa conmigo –pidió–. ¿Crees que sea el baboso de Dexter?

–Definitivamente es él –rio la chica–. Es que, ¿puedes creerlo? Él y Bloss hablan demasiado –suspira–. Yo te dije que a mi hermana le gustaban los nerds.

–¿Quieres decir que están saliendo? –parecía alarmado.

–Nah, lo que dije fue una broma. Ella no está interesada en él –se encogió de hombros–. Si él lo está, pues será su problema, pero por lo que yo sé, a Blossom solo le gusta su sapiencia.

Oh-oh, al parecer Brick no estaba tomando muy bien aquella situación.

.

.

.

–¿A qué se debe tu cara de funeral?

Ante la pregunta de Butch que estaba sentado en el sofá frente al gran televisor de Mojo junto a Boomer, Brick no tuvo más remedio que mirar a sus hermanos con cara de odio.

–Váyanse a la mierda.

Aquello hizo que ambos chicos se alarmaran un poco. Por lo que Boomer se incorporó y le habló:

–¿Qué te sucede?

–Nada.

–¿Buttercup te ganó jugando videojuegos? –preguntó Butch con toda la intención de molestarlo.

–Butch –regañó Boomer, a lo que el aludido solo reaccionó a encogerse de hombros.

–No.

–¿Entones? –insiste el rubio.

Brick guarda silencio un momento, aprieta sus labios y gira sobre sus talones para hablarles directamente.

–Estaba jugando videojuegos con Buttercup, ¿vale? En eso llega Blossom y le entra una llamada de Dexter –chasqueó la lengua–. Dios, le hablaba con tanta familiaridad a ese chico. Y después de eso, Buttercup me dice que a Blossom le gusta mucho la sapiencia del idiota ese. ¡¿Pueden creerlo?!

–¿Y a ti eso en qué te afecta? –pregunta Butch–. ¿No era que a ti no te gustaba Blossom?

Mierda.

–Y no me gusta –mintió–, pero me llevo bien con ella, me cae muy bien…

–¿Entonces cuál es el problema? –dijo Boomer–. Si ella quisiese salir con Dexter.

–¡No vuelvas a decir eso, Boomer, si no quieres que te golpee aquí mismo!

–¡Relájate, viejo! –exclamó Butch.

–Avísenme cuando la cena esté lista. Me iré a dormir un rato –dijo empuñando sus mano y dirigiéndose a la habitación que compartía con sus hermanos.

Al parecer, fue mala idea haberle comentado aquello a sus hermanos, debido a que sintió que solo le estaban echando más leña al fuego. No era su culpa, en todo caso, quizás ellos habrían tomado otra postura si tan solo él fuese capaz de confesar sus sentimientos por la pelirroja.

Se puso a mirar por la ventana. No estaba nublado, pero había una gran cantidad de nubes en el cielo, ya era de noche y la ciudad tenía más luces de lo normal, como era de esperarse en una época navideña.

–¿Debería confesarme y hacerlo parecer un efecto de la Navidad? Ugh, qué difícil, qué difícil.


Hasta el 22 de diciembre.