Título: Silent Hill: Room 302 A Brand New Fear Is Coming.
Autor: Yukari Sparda
Disclaimer: Silent Hill, su historia y sus referencias no me pertenecen, son del Konami Digital Entertaiment Inc. Haley Mishell y Josh Sunderland son mi propiedad, además de los otros OC complementarios.
Advertencias: AU, OC's, humor negro, lenguaje fuerte, temas sugestivos, violencia y un gran etc., que incluyen sangre y oxido. NC-16 por si las dudas.
Antes de comenzar: Está es la versión editada del texto original del 2010, si alguien ya tuvo la oportunidad de leer el texto original se dará cuenta de que cambié muchas cosas, agregué, saqué otras, casi de manera mega-drástica, como cambios de personalidades está vez traté de que todo fuese menos Mary Sue, espero haber logrado un personaje mejor recordando que es humana pese a todo.
Para los que vienen recién integrándose a la historia, quiero que sepan que está completa (¡YAY!). Este fue mi primer relato en este fandom y por desgracia se me ocurrió escribirla en primera persona (Cuek!), situado post-Silent Hill 4, obteniendo en final «Huida». También sé que James Sunderland y Mary Sheperd jamás tuvieron un hijo, de hecho, jamás se nombró mucho al respecto o yo no lo recuerdo bien, pero consideren que estás son cosas que pasan en mi imaginación.
Como finamente sabrán:
1.- No me hago responsable de cualquier tipo de secuela física-psicológica que puedan contraer con este relato –Se lava las manos en el agua del Toluca Lake y huye-
2.- Los reviews se responderán con PM. Menos los anons que no tengo forma de responder.
3.- No gano dinero haciendo esto, sólo es diversión.
Let's start again?
Silent Hill: Room 302 A Brand New Fear Is Coming.
Chapter I – Room 302.
Lunes por la mañana, la niebla cubría cada rincón de la carretera principal del condado, la única carretera que une las tres ciudades más misteriosas que haya conocido; una de ellas Silent Hill. Horrorosas historias se cuentan sobre aquella ciudad, la mayoría de ellas, si me preguntas a mí, son patrañas. Cuando era pequeña viví un tiempo en aquel pueblo, eso sí, no cabe duda de que cosas extrañas solían suceder cuando el sol se ocultaba tras el cordón montañoso del oeste y una densa niebla se apoderaba de sus tranquilas calles, recuerdo que nadie deambulaba por las aceras cuando caía la noche. Era un pequeño detalle, por lo demás, cuando el sol se colgaba en el cielo, era la ciudad turística más entretenida que alguien pudiese visitar. Qué tiempos aquellos, entonces recordé que nada es para siempre y terminé conduciendo una motocicleta rumbo a los suburbios de una nueva ciudad.
Mil doscientos kilómetros más allá del Toluca Lake, se encuentra Ashfield, una pequeña ciudad de edificios antiguos, sobrevivientes de las colonias, cuya población va claramente envejeciendo. Se divide en dos distritos comerciales, North y South Ashfield, este último, es donde me dirigía, mi nueva casa.
Acababa de cumplir veintitrés años y tenía la cabeza llena de metas y canciones de Deep Purple, pero con un objetivo claro, probar suerte en un trabajo estable y terminar los estudios. Tenía pronosticado entrar en la universidad estatal de South Ashfield y terminar la carrera de periodismo, pagada por un trabajo de medio tiempo en una editorial especializada en leyendas urbanas y casos policiales sin resolver. Esa clase de cosas que a las personas les gusta saber, pero no presenciar. Con los dólares ganados, podía pagar un pequeño, pero acomodado apartamento en South Ashfield Height.
South Ashfield Height es un complejo de departamentos cuya forma de "U" lo hace reconocible y ubicable por casi todas las personas de la zona. Supe de él gracias al escondido anuncio pegado en el mural de la universidad el día que fui a inscribirme. Describía una serie de pequeños apartamentos en renta o a la venta y con un precio accesible. Me llamó poderosamente la atención su peculiar arquitectura, donde una de las alas tenía dos pisos, mientras que la otra tenía tres, con suerte conseguía un apartamento en el tercer piso.
Y por fin había llegado.
Estacioné mi motocicleta, una Yamaha YBR 125, el modelo clásico, usada y comprada por la mitad de su valor original. Descendí trayendo conmigo un pequeño bolso el cual colgué en mi hombro. Dentro no había mucho de valor sólo cosas que debe tener cualquier persona que planea mudarse, un poco de ropa, una computadora portátil, un teléfono móvil, cosas de ese estilo. Ajusté el cierre de la chaqueta y limpié las pequeñas manchas de barro que salpicaron sobre el jeans oscuros. Oh mierda, hacía mucho frío e iba a comenzar una tormenta muy pronto.
Me encaminé hasta la entrada principal del edificio y abrí la puerta sin titubear, estaba helando afuera. La puerta daba directamente con el hall central, había unos casilleros en el lado izquierdo, probablemente eran buzones para las cartas de los inquilinos. Miré hacia ambos lados y nadie vino, incluso cuando la puerta se cerró de golpe con el viento que provino desde los pisos superiores. Caminé un par de pasos, hasta que me sentí incómoda, por el silencio, el frío y la soledad.
— ¿Hola? —Dije en voz alta, mi voz pareció perderse en un eco insípido.
— ¡Hey, qué tal!
Me di una vuelta más que rápida, llevándome la mano al pecho, era un reflejo, pero mi corazón estaba pateando violentamente.
—Demonios, me asusté, no te oí llegar —Solté junto con una risa nerviosa. El muchacho me sonrió, era de estatura promedio, delgado, cabello castaño claro, casi rubio y ojos verdes—. Lo siento, no quise husmear.
—No te preocupes, debemos poner un timbre, una campana de llamado o algo así —Al menos se lo había tomado con humor—. Me llamo Josh ¿Puedo ayudarte en algo?
—Soy Haley, un placer, estoy buscando al superintendente del edificio, el señor Frank, Frank Sunderland —Desdoblé el papel amarillo que traía en la mano, era el anuncio de la universidad—. Vengo por el anuncio de los departamentos ¿Sabes dónde lo puedo encontrar?
—Un gusto conocerte Haley, mi abuelo está en su departamento —Estiró su mano cortésmente la cual acepté, supongo que no se sorprendió de lo fría que estaba—. Si gustas, puedo llevarte con él.
—Sería genial —Él sonrió y señaló una pequeña puerta en el lado derecho. Abrió la puerta y dejó que entrara primero, había un pasillo del otro lado y en el fondo se alzaba la figura encorvada y decrepita de un hombre mayor, parecía que hurgaba en la cerradura de la puerta.
—Hablando del rey de Roma —Musitó el muchacho a ver al viejo—. Hey abuelo, aquí hay alguien que te está buscando.
El hombre levantó su cabeza canosa, pude notar las arrugas de su rostro, abundantes, pero no lo suficientemente marcadas.
— ¿Quién? ¿Es Billy, otra vez? Dile que puede irse al carajo, no pagaré para que vuelva a reparar la maldita cerradura.
—No es Billy, es ella —Me señaló—. Ha venido por lo del anuncio.
—Buenos días, soy Haley Mishell —Me presenté, saliendo detrás del chico—. Quisiera saber si los apartamentos siguen disponibles.
—Oh, lo están, dame un segundo. Iré por las llaves y se los enseñaré, señorita Mishell —El anciano se limpió las manos con un trapo lleno de grasa, claramente avergonzado por su vocabulario antes de ingresar al apartamento.
Josh se dio la vuelta y volvió a sonreír.
—Yo me retiro —Dijo—. El inventario no va a hacerse sólo, mi jefe es un idiota, pero paga bien.
—Sé exactamente lo que quieres decir —Asentí—. Tengo el mismo problema, espero verte pronto Josh.
—Seguro que sí.
El superintendente salió del apartamento con un manojo de llaves en la mano, cerrando la puerta de un golpe, supuse que era por la cerradura rota por la cual había estado reclamando anteriormente.
— ¿Ya te vas Josh? —Le preguntó al chico, mientras caminábamos de vuelta al hall, Josh asintió con la cabeza simplemente—. Bien, cuídate, lleva un paraguas que va a llover.
—No necesito un paraguas ¡Me encanta la lluvia! —Su nieto levantó la mano, despidiéndose con una sonrisa, parecía una jugarreta—. ¡Adiós!
—Dios mío, este muchacho —Suspiró el hombre, negando con la cabeza y una sonrisa—. Bueno, a lo que nos convoca.
Se volteó con una sonrisa más que ancha para luego hacer un gesto cortés con la mano.
—Señorita Mishell, sígame, si es tan amable.
—Por supuesto —Asentí.
El caballero se acercó a las escaleras y comenzamos a subir, me sentí embelesada con el hermoso decorado del edificio. Era un papel tapiz floral, de esos que matan a los decoradores modernos, las ventanas tenían barrotes con figuras de aves y flores, las lámparas de las paredes iluminaban levemente dando un aspecto de hostal de carretera.
— ¿Qué trae a una joven como usted a vivir en un pueblo tan viejo como Ashfield? —Preguntó de pronto cuando llegábamos a la segunda planta.
—Estudios, en resumen, me inscribí en la universidad de South Ashfield hace unos días y sustento los gastos con un trabajo de medio tiempo en una editorial.
—Ya veo, Josh también trabaja y estudia, pero como están de vacaciones de invierno, se dedica a servir bebidas en el bar que está aquí al frente, creo que ahora los jóvenes buscan emprender su futuro más rápido, mientras nosotros, los viejos, nos quedamos administrando antiguos edificios como este.
—Puede ser, sin embargo, estos edificios siempre me han llamado la atención, deben ocultar millones de historias en sus paredes —Dije admirando ya la puerta del segundo piso.
—Creo que eres la única, pero vale ya, escuche, tenemos aquí en el segundo piso, el apartamento doscientos siete, todo amueblado, el antiguo dueño falleció y nadie vino a reclamar nada, era un hombre solitario —Pareció que la muerte del inquilino había resbalado de su mente como la muerte de una polilla en la cocina.
— ¿Murió en el apartamento? —Consulté curiosa. El hombre asintió—. Perturbador, por esas casualidades ¿Es el tipo que murió electrocutado en extrañas circunstancias y que creyeron fue víctima del imitador de Walter Sullivan?
— ¿Conoce la historia? —El anciano se rio, quién no sabría semejante historia—. Por desgracia sí, desde que murió muchas personas evitan acercarse al apartamento, dicen que está maldito y que su fantasma todavía ronda el apartamento. Es la clase de historia que sirve para asustar a los niños.
—Tonterías, las personas les tienen miedo a muchas cosas, fantasmas, la Ira de Dios, las cucarachas. No digo que no sean reales, sólo digo que les importa demasiado —Respondí molesta—. Y aunque no me siento asustada por el fantasma alcohólico del doscientos siete, me siento atraída por la altura, desearía, si es posible, comprar el trescientos tres o el trescientos dos.
—Trescientos dos, será. El otro ya fue reclamado —Parpadeó rápidamente—. ¿Quiere ser vecina de Josh? Por mi bien.
La última escalera me separaba de mi anhelado departamento, con cada peldaño mi corazón saltaba en mi pecho, como si me estuviese acercando a un lugar excitante, fue raro, pero no me importó, lo asumí como un nerviosismo antes de un examen.
— ¿Cómo sabe sobre aquel hombre? —Interrogó de la nada.
—Por las noticias y más que nada por la editorial donde trabajo. Un compañero le correspondió hacer un artículo sobre su muerte y cómo se relacionaba con Sullivan, me tocaba hacerlo a mí, pero ese día me retrasé y le dieron el trabajo a él, fue una lástima.
—El mundo es muy pequeño ¿Verdad? —Afirmé en silencio, era casi irónico que ahora estuviese a punto de vivir en el sitio del suceso—. El apartamento trescientos dos también está completamente amueblado.
— ¿Alguien murió ahí también? —Pregunté burlonamente.
—No, no exactamente, el antiguo dueño desapareció por casi una semana, un día llegó y simplemente dijo que se marchaba, tomó su ropa con suerte y se fue, a la mañana siguiente, el departamento estaba deshabitado, dos días más tarde, la señorita del trescientos tres se marchó, al igual que él, desde entonces no he sabido nada de ellos.
—Tal vez tuvieron problemas financieros —Musité—. Tal vez tenían un romance.
—Quizás —Quiso echarse a reír, pero pareció más un suspiro incómodo. Nos detuvimos en la puerta del trescientos dos, algo extraño había con este departamento, era como si algo adentro me llamara a entrar, algo espeluznante; el hombre abrió la puerta y sentí un denso ambiente al entrar—. El trescientos dos, puede echarle un vistazo si lo desea. De seguro le agradará.
—Joder ¿No sintió eso? —Pregunté con el corazón a mil.
— ¿Qué cosa? —Él volvió a parpadear, parecía un tic nervioso, inspiró profundamente y miró de lado a lado.
—El ambiente, está denso y pesado.
—Bueno, pienso que es normal, como dije anteriormente, este es un edificio viejo y este apartamento en particular ha estado cerrado por ocho meses.
—Es extraño, se siente como… —Intenté ordenar una idea coherente, no se sentía como si un cuarto pasara cerrado mucho tiempo, era distinto, no como cuando dejas la ropa olvidada en el armario, era peor—. Olvídelo, supongo que es normal, un buen ambientador lo solucionará.
—Entonces ¿Es un trato? —Frank parecía animado esta vez, supongo que tenía un trato.
—Lo tenemos —Sonreí.
—Bien, vamos a imprimir el contrato.
Bajamos a su apartamento, para realizar el dichoso papel de compra, por supuesto, pagué de inmediato. Subí nuevamente a mi nuevo apartamento, al fin comenzaría mi nueva vida.
Continuará.
N/A: Well I said you before XD Está re-escrita, la verdad en este momento, me siento el triple de capacitada para volver a tomar un personaje original sin transformarla en una Mary Sue –Sorry Haley de antes-. Pero siendo sincera… ¿No les parecía Mary Sue la primera? Fue como una proto-feminista, pero de las locas, creo que tienen un nombre en especial, pero no ahondaré en ello.
Por lo demás traté de que la ortografía quedase perfecta, pero como siempre me suele suceder, seguro encuentran algo cuya tilde escapó de mis dedos lentos XD –Yis-.
En fin, espero que les haya gustado tanto como a mí me encantó re-escribirlo. Me despido, gracias a todos los que leen y/o dejan comentarios, los aprecio mucho.
¡Gracias!
En el capítulo siguiente: Who is he?
En donde Haley sufre los primeros estragos del pasado de South Ashfield Height y tiene un extraño encuentro con un hombre de abrigo azul.
