Lo inevitable no se hace a un lado.
-Este no es el momento de mostrar lo arrogante que puedes llegar a ser Draco.- dijo la chica desviando la mirada de los gélidos ojos grises de el hombre que tenía delante. Se levantó y se desordenó los cabellos rizados color marrón. Se acomodó la polera y giró el picaporte de la puerta para salir.
- Hermione... – La detuvo Draco al tiempo que se levantaba también y tomaba del brazo a la chica. – Lo siento.
- ¿Qué es lo que sientes? ¿Tu comportamiento con Harry? Fuiste un imbécil y lo sabes, solo que no entiendo cual es la necesidad de querer ser mejor que el…
Draco extendió los brazos y se los acomodó en la cabeza mostrando así su perfecta musculatura y su cabello rubio opaco medio ordenado.
Se maldijo a sí mismo por tardar tanto en responder. ¿Desde cuándo Draco Malfoy se quedaba sin palabras? Pensaba muchas posibles contradicciones pero frente a Hermione le parecían totalmente ineptas. La chica parecía tener ese poder sobre el.
Hermione se acercó y le tomó de las manos.
- No importa si eres mejor o peor que Harry, Draco. No debes tenerle celos
- ¿Y quien dijo que yo le tenía celos a Potter?… -atacó el chico.
Hermione lanzó un bufido y cruzó la puerta exasperada. Era muy impaciente y lo sabía, pero últimamente no se descargaba tanto en Ron. De hecho no veía al chico desde la mañana.
Al estar afuera notó el rico aire que se respiraba. El sol le iluminaba sus rizos y le entrecerraba los ojos. Los pájaros cantaban una linda melodía y los árboles danzaban al son de ella. Hermione divisó a lo lejos una melena roja y sonrío encaminándose al Weasley, quien quiera que fuera. Al pisar el pasto unos ojos azules se posaron en ella.
- Hola Ginny. Que gusto me da verte. ¿Qué haces aquí tan sola?
- Hola Herm. Yo... Nada, solo pensaba.- respondió la menor de los Weasley fijando nuevamente la vista en el suelo.
Hermione se sentó a su lado y la observó por un momento. Sabía todo lo que había sufrido su amiga por la muerte de su novio, pero debía superarlo.
- ¿Cuándo dejarás de atormentarte por el pasado Ginny?
- Perdón... ¿Qué dices?- Ginny no quería levantar la vista, sabía lo que quería decir su amiga pero no deseaba escuchar la respuesta salida de sus labios.
- La guerra ya pasó. Voldemort ya no está y no hay nada que temer.
- El ya no está… Pero nosotros seguimos. Herm, no hay ninguna noche que no lo haya recordado.- dijo Ginny en un tono de voz casi inaudible. No pudo evitar que una lágrima silenciosa resbalara por su rostro. Hermione la abrazó compasivamente rogando que los recuerdos no invadieran la mente de Ginny. Pero lo inevitable no se hace a un lado.
"Una chica de tan solo 18 años, pelo de una tonalidad roja, finos gestos y el rostro impregnado de pecas corría con las lágrimas brillándole en el rostro. Sus ojos azules estaban fijos en un mismo punto al que corría como si su vida dependiera de ello. Al llegar, sus piernas se doblaron y cayó sobre un hombre que yacía ahí. La chica lo abrazó levantándole la cabeza. Quedó llena de sangre al contacto con el chico que se empapó en lágrimas.
- Vete Ginny… Por favor corre. No deberías estar aquí.
- Vamos Marcos. ¡Levántate! No hay tiempo que perder. Iremos a mi casa y ahí nos quedaremos. No volveremos a la guerra ¿está bien? Solo tú y yo.
El pulso del chico se iba apagando y sus ojos cerrando. La sangre ya no le permitía ver el rostro de su novia.
Ginny lo movió por los hombros para que despertara.
- ¡Vamos! Dumbledore nos puede ver y no nos dejará irnos.
- Te quiero Ginny… eres lo mejor que he tenido.- Marcos la tomó de la mano haciendo un gran esfuerzo.
- Yo también.- Ginny le besó tiernamente los labios, sin embargo no recibió respuesta pese a que el chico deseaba con todas sus fuerzas devolverle un último gesto de cariño. La chica le acarició el rostro.
- Siempre has sido fuerte.- susurró Marcos lentamente.-. Nunca dejes de luchar.
Ginny cerró los ojos un momento. No deseaba escuchar eso. Sabía que era una despedida.
- ¿Por qué me dices eso? Tú me haces fuerte…
Marcos le apretó la mano y sin quererlo emitió un suave grito de dolor.
- Prométeme que serás feliz.
Una lágrima resbaló por el rostro de la chica.
- Marcos... Yo… ¡Levántate! Debemos irnos ráp…
- ¡Prométemelo!
- No puedo.- las lágrimas brotaban de sus ojos incansablemente.- No puedo sin ti…"
