Osiris…

Así se llamaba la escultura que seria suya. Estaba hecha de marfil. No cualquier marfil, era el más caro que existía por su difícil extracción.

Pertenecía a la familia burguesa de Saint mont, que la había prestado para la exhibición en el museo real de arte, que patrocinaba el príncipe Schneizel.

Aunque, la hermosa escultura no siempre había pertenecido a la familia Saint Mont. Anteriormente era propiedad de la emperatriz Marianne Vi Britannia.

Contemplo una vez más su objetivo antes de ponerse en acción. Estaba seguro que el dispositivo que protegía la escultura, tenia láser que podía captar cualquier movimiento a su alrededor. Se agregaba a esto las 23 cámaras de seguridad que vigilaban esa sola habitación del museo y los 15 guardias que estaban vigilantes alrededor de ella.

Sin olvidar el código que cambiaba cada 24 horas y sin el cual no se podía abrir el cristal a prueba de balas que encerraba la obra de arte.

Era sencillo…

Después de todo se trataba de Zero…

-Bien estoy listo-hablo en su intercomunicador.

Las luces se apagaron a la orden, dejando momentáneamente desubicados a los guardias, que se apresuraron a apostarse alrededor de la escultura a pesar de la oscuridad que los envolvía…

Mas refuerzos fueron llamados, seguido de lo cual la iluminación regreso…

Mostrándoles el lugar vacía que antes ocupaba Osiris….

La delineada silueta fue iluminada por la luna llena. Corría saltando por los techos de las casas y en uno que otro balcón. Su capa negra hondeaba detrás y su mascara ocultaba su identidad

Las luces de la policía se acercaban y las sirenas rompían el silencio que reinaba en las oscuras calles.

La extraña silueta se perdió de vista entre las sombras de un callejón, confundiendo por completo a los policías que lo seguían.

El grupo de hombres con uniformes azules, al entrar al callejón pudieron percatarse que no tenía salida…

-Maldición!-grito un hombre que portaba una chaqueta café. El cabello caniento y las arrugas que surcaban su determinado rostro daban cuenta de su edad.

-Alguna pista, jefe-pregunto una mujer de cabellos grises y piel morena, que parecía ser la segunda al mando.

-Me temo que no, villeta. Busquen en los alrededores, no pudo ir tan lejos!-le hablo dirigiéndose a los demás.

-Zero nos la ha vuelto a hacer. En todos mis años de servicio, nunca me había topado con un ladrón tan audaz…-musito mas para si mismo que para la mujer.

-No se desanime, jefe. Usted es capaz de atrapar a Zero…-trato de animarlo la mujer.

-No creo Villeta. Mañana presentare a mi sucesor-hablo melancólicamente-solo espero que Zero, no se salga con la suya; sea quien sea quien lo atrape…-

-Jefe…no hay ni rastro-otro interrumpió la charla.

-Ya es más de media noche, no creo que encontremos nada, como las otras veces. Que se queden la unidad 2 y 3 vigilando las calles, los demás pueden retirarse por hoy-

-Como ordene…-

-Bien, Zero hasta la vista-dio media vuelta y entro a su automóvil gris, seguido de Villeta.

Las demás patrullas se esparcieron tomando sus puestos y algunas lo siguieron.

Una mirada amatista vigilaba desde lejos los movimientos de la policía. Una vez mas el ladrón Zero, había vuelto a ganar. Ahora quedaba ver como era su siguiente contrincante.

Sonrió detrás de su mascara y prosiguió su camino.

-Rollo, la misión fue un éxito…-susurro en el intercomunicador que escondía en su extraña mascara


La mañana era tibia, había regresado a su hogar después de 10 años de ausencia. Las cosas habían cambiado…pensó admirando el mar en la bahía, mientras el viento movía sus cabellos castaños…

Ahora había vuelto, para ayudar en un caso que tenia a la policía y a la sección de inteligencia patas arriba (n/a quiere decir que hechos un caos).

Había sido llamado porque era uno de los mejores detectives. Muchos casos difíciles, habían sido resueltos por él, haciéndolo ganar renombre…

Estaba ante si uno de los mejores casos que había visto a lo largo de su carrera y el mas interesante. Un ladrón. No era cualquier ladrón, robaba obras de arte costosísimas, dejando como única evidencia un extraño signo que parecía una grulla (n/a o eso parece el signo del geass).

Ni los mas capacitados lo habían podido detener, a aquel que se hacia llamar Zero…

-Zero me parece que te topaste con la horma de tu zapato, no me dejare vencer tan fácilmente…-dejo de fijar sus ojos esmeraldas en el mar azul del puerto, para dirigirse a la gran ciudad donde lo esperaba su nuevo puesto…

Gran parte del camino se fue andando. Mirando con melancolía las calles que lo habían visto crecer y las coloridas casas que le daban la bienvenida.

Iba tan absorto en su pensamiento que no se percato de que el suelo era irregular. Para cuando se dio cuenta ya era tarde…

Tropezó con una pequeña grada…cerro lo ojos al caer esperando chocar contra el piso…recordando rápidamente que sus amigos varias veces le habían dicho que en algunas ocasiones se encerraba en su mundo distrayéndose.

No, un momento…no había chocado contra el suelo…

-Auchh!-una persona hizo una expresión de dolor.

-Oh perdone estaba distraído…-comenzó a balbucear nerviosamente. Levanto la mirada de inmediato, solo para toparse con los ojos amatistas más bellos que había visto en su vida. Se quedo sin habla

El dueño de esos preciosos ojos lo miraba con molestia, pero esa expresión en su fina cara se veía muy bien. Desprendía un aroma delicioso, el más placentero que había percibido en su vida, una mezcla de flores y brisa o por lo menos eso se imagino.

-Hey, esta un poco pesado…-el pelinegro, ojos violetas, lo saco de su contemplación. Se dio cuenta de que aun esta encima del joven de ese olor agradable.

-Oh perdone, de verdad no me estaba fijando…-

-No importa, solo quitese de encima…-Suzaku se levanto y ayudo al chico pelinegro a incorporarse, la voz era ronroneante con un timbre seductor, del cual al parecer su dueño no se percataba.

Ya de pie el ojivioleta sacudió su ropa.

-Nii-san estas bien?-un niño de apariencia adorable se acerco al pelinegro.

-Si Rollo no te preocupes-el pelinegro miro sonriente a su hermano, que le lanzo una mirada furibunda al castaño.

-etto…-interrumpió el de ojos esmeraldas-discúlpeme, no fue mi intención. Soy Kururugi Suzaku, de verdad se encuentra bien…-le tendió una mano.

-Ya se disculpo tres veces, ya capte el mensaje, debería fijarse por donde camina…-los ojos violetas lo miraban furibundos, ni siquiera le estrecho la mano-con permiso…-paso a un lado de Suzaku dejándolo con la boca abierta…

El ojiesmeralda no pudo evitar clavar su atención en la delgada figura del chico pelinegro que se alejaba con su pequeño hermano.

Las cosas le estaban resultando interesantes, lastima que no había podido preguntarle su nombre a ese chico tan atractivo. Suzaku siguió su camino…


El departamento de inteligencia era una antigua casa de finales de siglo, su apariencia no era la de un cuartel, pero eso era.

Las ventanas amplias dejaban entrar la suave brisa marina que viajaba de los puertos y la luz del sol que iluminaba todas las estancias.

Todo era tranquilo en esa ciudad, por eso la había escogido, también por el clima propicio para la flora exótica.

El departamento de inteligencia era una de las partes de la justicia, pertenecían a la misma policía, pero tenían un mayor rango que cualquier guardia vestido de azul, que era como se identificaba a la policía normal.

En palabras del propio Lelouch se dedicaban a los asuntos sucios que los demás departamentos no podían resolver por su poca cantidad de neuronas. Eran los últimos a los que acudían y solo lo hacían en casos de verdad graves.

Solo pocos conocían la existencia de esa extensión, por lo que el disfraz del cuartel, era el de una casa vieja.

Lelouch agradecía el ser parte de una sección oculta del gobierno, donde era mas improbable el ser encontrado y a la vez poder enterarse de todos los asuntos internos de la política.

Solo resolvían la parte teórica del caso, utilizando su gran intelecto. Nunca se habían visto en la necesidad de usar un arma, esa era otra de las ventajas de pertenecer al departamento de inteligencia.

La ciudad era prestigiosa y con unos buenos ingresos, por el turismo y varias compañías de burgueses que se habían asentado en aquel lugar.

Era lo bastante grande y con muy buenos recursos económicos, para ser considerada una de las ciudades más importantes. Claro, no tan importante como la capital de Britannia. No había nada más grande que la capital.

-Llegas tarde…-lo apremio shirley

-Gomen Shirley, hubo junta en la escuela de Rollo y luego un pequeño accidente-

-Ya llego el sucesor del jefe…-intervino su compañero de cabellos azules.

-Y como es?-pregunto el ojivioleta, mientras inspeccionaba su uniforme blanco con azul, el uniforme del área de inteligencia.

-No sabemos. Villeta nos aviso. Esta encerrado con el jefe en el despacho. Pero supongo que nos será presentado-dijo Shirley mirando a su colega arreglar su uniforme y sonrojándose un poco.

-mmm…-el ojivioleta tomo lugar en su escritorio empezando a ordenar algunos papeles.

-No se te ve que te importe mucho Lelouch…-el peliazul se sentó en su propio escritorio enfrente del de Lelouch.

-Será otro perrito faldero de su alteza Schneizel-apoyo su barbilla en la palma de su mano mientras leía con atención un documento-un burócrata que nos mandara a hacer el trabajo sucio…-

-Tan mal piensa de los detectives…-una voz alegre interrumpió la plática.

Shirley y Rivalz que oían a Lelouch, se quedaron de piedra. Lelouch ni siquiera se inmuto, donde había escuchado antes esa voz?

Lentamente Lelouch se giro para observar a su interlocutor, vestia la chaqueta café de Rigueur, para los detectives. Parecía muy joven para ser un renombrado investigador, su porte esbelto aunque atlético era impresionante. Los rizos castaños enmarcaban su alegre rostro, pero lo que más llamaba la atención eran los ojos esmeraldas de mirada amigable, pero llena de resolución.

El tipo de la mañana…

-usted?-

-Ah el chico de la mañana…-

Los otros dos los miraron con confusión…

-No creí que fuera parte del cuerpo de policia…-le dijo mirando su frágil figura

-Cuerpo de Inteligencia-lo corrigió-Usted no parece un detective…-Lelouch le contesto mirándolo con una sonrisa irónica

-Decía de los detectives…?

-Solo decía la verdad-agrego el pelinegro, encogiéndose de hombros.

-Pues yo no creo ser un perrito del príncipe Schneizel…-repuso mirándolo fijamente.

Shirley y Rivalz miraban enfrentamiento entre ambos de hito en hito…

-Ah, detective Kururugi. Veo que ya esta entablando conversación con los demás miembros…-

Todos se pararon de sus asientos y saludaron cortésmente al jefe

-Algo así…-afirmo echándole una rápida ojeada a Lelouch.

-Bueno se los presentare de forma adecuada-

-Ellos son Rivalz Cardemonde, Shirley Fenette y Lelouch Lamperouge…-

-Mucho gusto…-dijeron los tres al unísono. Suzaku saludo a los tres, pero se quedo un rato mas contemplando a Lelouch. Con que se llamaba Lelouch Lamperouge?

-Villeta, le podrías presentar a los demás miembros, mientras hablo con Lamperouge-

-Con gusto jefe-guió a Suzaku por el resto del cuartel

-Lamperouge pasa a mi oficina…-

-Si, señor-su mirada se cruzo una vez mas con la de Suzaku antes de que este avanzara, siendo llevado por Villeta.

Entro a la oficina siguiendo a su jefe, mejor dicho su exjefe.

-Lelouch…-comenzó a hablar el detective de pelo caniento, después de cerrar la puerta, para que no fueran interrumpidos-no es necesario que te diga que eres el mejor miembro del cuerpo de inteligencia, tu ayuda a sido decisiva en muchos casos-se posiciono frente a el-He esperado retirarme de mi trabajo bastantes años y ha llegado el momento, aunque no contaba con dejar las cosas a medias con el caso de Zero-

-No conozco bien a mi sucesor, el detective Suzaku-continuo-sus referencias hablan muy bien de el, pero aun así te pido que sigas con el caso de Zero. Creo que eres el único que puede hacerlo, atrapar a ese ladrón…-

Por primera vez Lelouch lo miro profundamente a los ojos, ese hombre con bastantes años de experiencia a cuestas se había ganado sus respetos. En su mirada violeta se dibujo aquella expresión que nadie había podido comprender y que era enigma más inescrutable del mundo.

-Zero es el ladrón mas astuto que hemos estado siguiendo, es la exactitud misma. No se permite un solo fallo. Aunque durante toda mi carrera, he servido siempre a la justicia, debo decir que se ha ganado toda mi admiración y mi respeto. Nunca he conocido a un criminal igual…puedes prometer que harás lo posible por apresarlo-

El ojivioleta dibujo una pequeña sonrisa en su rostro…

-Le prometo que seguiré adelante, hasta atraparlo…-contesto con seriedad.

-Me satisface escuchar eso. Ahora si me permites debo terminar de empacar mis cosas-

Lelouch asintió y se dirigió a la puerta, deteniéndose justo antes de atravesarla para salir.

-Señor…-

-Si…dime…-

-Puedo asegurarle que usted también se gano el respeto de Zero, algo que es muy difícil…el le da las gracias por el esfuerzo que le dedicó-le regalo por ultima vez una expresión cómplice y prosiguió su camino.

El detective comprendió por primera vez en esa mirada violeta, el secreto que la envolvía. Pero ahora ya no estaba en el juego…

-Supongo que siempre lo supe…-musito para si, comenzando a reír cómicamente sin poder parar-en verdad Zero es astuto, se merece toda mi admiración. El Detective Kururugi tendrá mucho trabajo de hoy en adelante…-Tomo sus ultimas posesiones y salio de la oficina que ya no era mas de el.

Todos los miembros lo esperaban para despedirse. Se despidió sintiéndose mas vivo de lo que se había sentido nunca, aun riéndose del secreto que le había sido confesado y el cual se llevaría a la tumba.

Una de las características que mas le gustaba del ojivioleta era esa, precisamente, la capacidad de hablar sin palabras, con una sola mirada de sus hermosos ojos…

Lelouch observo como su exjefe, se iba en su inconfundible automóvil gris clásico…

-Creo que no podré cumplir mi promesa…-rió dejando confundidos a sus colegas

-Ah que te refieres Lulu-pregunto Shirley

-No es nada…-tomo su lugar en su escritorio continuando con su trabajo.

-No es nada. Simplemente no podré cumplir la promesa por que…yo soy Zero…-pensó graciosamente para si…esperaba que el nuevo detective le hiciera las cosas divertidas…