Disclaimer: La diosa Rowling me está prestando sus hermosos personajes para jugar un ratillo, nada de esto es mío, más que la trama.
Este fic participa en el reto "Olores de Amortentia" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Pergamino nuevo.
- Como que huele a orgullo –exclamó Ron, mientras caminábamos por el pasillo a clase de Transformación.
- ¿Qué cosa? –pregunté volteándolo a ver.
- Me sorprende que sepas siquiera que es el orgullo comadreja, no tienes ni una pizca.
Entonces entendí todo: Malfoy venía caminando cerca de nosotros, con sus amigotes detrás de él.
- No tanto como a mí me sorprende el hecho de que puedas hablar sin vomitar el de exceso que tú tienes, hurón –le respondí ácida. No me importó si me tenía algo responder, o que Ron se quedaría ahí solo, me di la vuelta y con la frente bien alta me alejé. En el que íbamos, no era el único camino a la clase de Transformación.
Cuando llegué, me senté e inmediatamente la profesora comenzó a explicar el tema. Hoy convertiríamos a uno de nuestros compañeros en un objeto cualquiera, y luego lo practicaríamos con nosotros mismos. Pensé en Malfoy y en cómo me gustaría convertirlo en un tapete, lo pisaría todos los días, a todas horas.
Mi pareja era Dean, y tenía que convertirlo en una silla. Que cosa tan simple. Tome mi varita, hice el movimiento y en una abrir y cerrar de ojos, el chico era un mueble. Fui la primera en lograrlo, como siempre.
Tomé apuntes y cuando dio la hora para salir, agarré mis cosas y me dirigí a la sala común. Tenía ganas de relajarme y hacer mis deberes agusto, asi que cuando entre me dirigí a mi habitación y tome el resto de mi cosas. Pensé en ir a la biblioteca pero a medio camino entre a sala común y la biblioteca pensé en la Sala de los Menesteres: silenciosa y con lo que yo quisiera. Era simplemente perfecta para lo que quería.
"Sala de trabajo, sala de trabajo, sala de trabajo" Y con los ruidos de las paredes moviéndose y el polvo cayendo, apareció frente a mí una puerta discreta de madera vieja con una sencilla manija de metal. La tome y la abrí. Al abrirla, el más exquisito aroma golpeo mis fosas nasales, un aroma que describía perfectamente la sala en la que se encontraba.
Pergamino nuevo, olía a pergamino nuevo. Toda la sala, a donde quiera que me moviera, olía a pergamino nuevo. Era como estar en la biblioteca de mis abuelos, en Hampshire. Solamente pude entrar, cerrar la puerta y quedarme mirando la sala como la lela. Era simplemente maravilloso, tendría que venir acá mas seguido. Mucho más seguido.
Las altas estanterías llenas de libros me dieron la bienvenida, seguida de metros y metros de pergamino en rollo, plumas de todas las formas y tipos, cientos de botecitos de tinta de los más hermosos colores que te pudieras imaginar, reglas, escuadras, borradores, lápices, sacapuntas, etc. Todo junto en este curioso mueble lleno de cajones que tenia a la derecha. Justo delante de mí, había una chimenea. Un sillón para tres estaba enfrente de está, y en medio de ambos una mesa para café. Una mesa con dos sillas se encontraba al lado del mueblecito de los materiales, cómo decidí llamarlo.
Estaba tan embelesada admirando la preciosa sala de trabajo, que no me di cuenta que había alguien más ahí. Ese alguien leía la parte de atrás de un libro, recargado en la estantería. Ahora que me daba cuenta, la sala parecía en uso. Había cosas regadas por la mesa y un maletín negro descansaba ahí.
- ¿Granger? –pregunto Malfoy con asco al darse cuenta de mi presencia.
- Malfoy –le dije por respuesta.
- ¿Qué haces en mi sala de estudio? ¿Cómo lograste entrar? –hablaba tranquilo, como si no le molestara en verdad que estaba ahí. Sin Harry para el séptimo año me sentía sola a la hora de estudiar y él no tenía ya con quien meterse. Ron lo provocaba, y yo no decía nada, así como esta mañana.
- Pensé en una sala de estudio, no tiene mucha ciencia Malfoy.
- Ah… bueno, retírate ahora, hago mis deberes.
- ¿Qué te hace pensar que me iré? Llegué buscando un lugar donde hacer mis deberes también y no me iré sin hacerlos. Muy tu problema si no me quieres aquí. –Le dije mientras caminaba hacia la mesa, movía un poco sus cosas para dejar libre la mitad de la mesa y me senté en la otra silla. Deje mi mochila colgando del respaldo y comencé a sacar mis cosas.
- ¿Entonces no piensas irte?
- No, para nada.
- Está bien.
Y no dijo nada más. Sólo se quedo ahí, haciendo los deberes igual que yo. Estábamos haciendo los deberes. Malfoy y yo. Juntos. Esto era tan irreal que no podía concentrarme del todo. Terminé mis deberes casi al mismo tiempo que él. Asi que simplemente recogí mis cosas y me fui. No sé en qué estaba pensando, debí de haberlo dejado solo, hacer mis deberes en otro lado.
Ahora mi túnica huele a pergamino nuevo, genial.
¿Un review, tal vez? ¡Gracias por leerme! xx
