Disclaimer: No me adjudico ninguno de los personajes presentados en el fic a continuación. Todos estos le pertenecen a J.K. Rowling; yo solo los tomo, los pongo en situaciones embarazosas, juego un rato con ello; y bla bla bla bla bla.
N/A: Puede que se pregunten como empiezo con un fic nuevo, si ni siquiera llego a la mitad del anterior. Esta es una idea que se me vino a la cabeza en una noche de insomnio y no me pude resistir a escribirla. Juro solemnemente que continuaré con el fic Entrenando a Papa (esta semana no pasa sin un capitulo nuevo); pero de verdad tengo que escribir esto.
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Capítulo 1.
Hizo girar la llave lentamente recordando la nueva estupidez que habia publicado Rita Skeeter un día antes de salir de vacaciones; "El nuevo romance de Harry Potter: Hermione Granger", era el título del artículo.
-¡Maldita mujer!- murmuró por lo bajo; no sabe en el problema que me ha metido.
Abrió la puerta e ingresó con cuidado a su casa, todo estaba en absoluto silencio. Normal, ya que se suponía que no habia nadie allí, "sus padres" temprano por la mañana habían tenido que ir a un congreso de odontología; por eso mismo nadie la habia ido a recoger a la estación.
Caminó en dirección a la sala sin prestar mayor atención a lo que la rodeaba. De repente chocó con algo que casi la manda de bruces al suelo. Miró a sus pies y allí se encontró con dos maletas, las miró con el ceño fruncido; un segundo después su cerebro comenzó a funcionar a toda máquina.
Mierda. Algo estaba mal, muy mal. Si las maletas estaban allí, ellos también deberían estarlo, siendo que deberían estar en un avión directo a Australia.
Hay no. Corrió desesperada por las habitaciones del segundo piso de la casa. Nada. Bajó, el comedor, nada, la biblioteca, nada. Donde, donde. Se dirigió a la cocina, pero antes de entrar oyó una risa aguda, estruendosa, desagradable. Bellatrix. Se congeló, con varita en mano, pegada a la pared, escuchó.
-Donde está su asquerosa sangre sucia hija-
-No sabemos dónde-
-¡NO MIENTAN!; DONDE ESTA GRANGER, DONDE ESTÁ LA NOVIESITA DE POTTER-
-Nosotros no…-. No se dijo nada más, ya que una luz verde inundo toda la cocina, todo lo que se escuchó fue el sonido de dos cuerpos al caer inertes.
.-Granger, Granger, donde estas-.
La chica comenzó a retroceder, tenía que salir de ahí, tenía que salir de la casa, no podía aparecerse ni desaparecerse dentro; medidas de seguridad de su abuela y la guardia. Medidas que ahora no le eran de mucha utilidad. Caminó lento, en silencio. Iba por la mitad del comedor, cuando sintió una presencia detrás de ella.
-Ya te atrapé, asquerosa sangre sucia-. La varita de la bruja presionaba fuerte sobre su cuello.
Eso es lo que tú crees. El entrenamiento que habia recibido durante un año tendría que funcionar para algo, su vida dependía de ello. Se movió rápido, enganchó uno de sus pies a los pies de Bellatrix y la hizo caer al suelo. Libre, comenzó a correr. No tenía mucho tiempo. En efecto, la bruja tenebrosa se levantó de inmediato y comenzó a lanzar hechizos y maldiciones a diestro y siniestro, muchas de las cuales alcanzaron a rozar el cuerpo de la chica. La joven bruja, tampoco se quedaba atrás, se defendía diestramente, casi al mismo nivel del de la mujer que la atacaba.
-Potter va a sufrir; voy a capturar a su noviecita, te voy a llevar ante el señor tenebroso-. Gritaba Lastrange desquiciada.
Ya estaba casi en la puerta cuando Bellatrix se le atravesó.
-Adonde crees que vas- la miró con una sonrisa sádica bailándole en la cara- CRUCIO-.
-Protejo-. La maldición imperdonable reboto sin siquiera acercarse al cuerpo de la joven.
-A sí que la sangre sucia sabe defenderse- Se acercó a ella, por lo que la chica comenzó a retroceder.
Que hago, que hago. Dio una mirada disimulada por la estancia, la ventana, esa era la clave, estaba parada justo al lado de la ventana que daba al jardín delantero. Si no me mata está loca, seguro y termino muerta luego de lanzarme contra la ventana; si salgo de esta juro que mato a Rita Skeeter.
-Lo siento mucho Bellatrix, pero este es el momento en que hago mi retirada-. Dicho esto y con la mirada de desconcierto de la bruja se lanzó de forma camicace contra la ventana cerrada. Sintió los vidrios enterrándose en su carne y el grito de furia de su ahora ex atacante antes de desaparecer.
