NO hay spoilers, porque esto es un AU; lo único que pueden llegar a leer son algunas habilidades que aparecen en el manga.

Hola, personitas ¿Cómo han estado? Pues, aquí les dejo una fanfic que tenía bastantes ganas de hacer. Últimamente me la pasé viendo fanarts de Hetalia como piratas, y me dije ¿Por qué no hacer una serie de eso? Mafia y piratas, ¿por qué no? Igual, es una idea completamente random y no sé muy bien cómo avanzarla, pero voy a investigar un poco c:

Aviso: todos los personajes van a ser un poco Ooc, y más aún mi precioso Tuna. Esto se debe por las circunstancias que pasaron, ya que la personalidad se forja por cómo vivimos. También están advertidos de que van a encontrar algunas malas palabras argentinas ¿por qué? Porque soy de ahí y son las que me salen ahre. Ah, también van a ver algunas cosas fuera de época, peroooo bueno.

Como sea, aquí les dejo el primer capítulo, espero que les guste :3

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Estaba con mi mamá dando un paseo, como todos los días. Paseábamos por un pequeño mercado para luego ir a la panadería y pasar a saludar en la florería ¡allí siempre me regalaban una flor distinta! Hoy era un clavel, o eso es lo que mi mamá dijo. Apenas llegamos a casa puse la pequeña flor en un vaso con agua y ayude a mi mamá a ordenar las compras. Lo de siempre.

Mi papá nunca estaba en casa, siempre estaba de viaje. Cuando volvía me traía algún regalo, casi siempre eran para coleccionar. Mamá me cuidó sola, ella es la que me ayuda cuando pasa algo o me castiga cuando tiene que corregirme. No es que no quiera a mi papá, pero me parece injusto que ella tenga que hacer todo mientras él viaja.

Luego de ordenar, nos ponemos a cocinar algo delicioso, generalmente hacemos de más para luego repartirlo a aquellos que tiene menos que nosotros; claro que esto solo ocurre cuando nos sobra un poco de plata, ya que el suelo de mi mamá no es que sea muy abundante. Hoy cocinamos guiso con muchas, muchas papas. Ella puso tres platos repletos de comida sobre la mesa, al parecer hoy llega papá. Mientras ella estaba afuera repartiendo las sobras con demás, coloque los vasos con los cubiertos y puse varias hogazas de pan esparcidas por la mesa. Luego de eso, salí afuera con nuestra jarra para llenarla de agua. Cuando volvía me encontré a mi padre entrando a la casa, por lo cual no dudé en dejar la jarra cuidadosamente en el suelo para después salir corriendo y saltar hacia su espalda. Entre risas, comenzó a correr como si fuese un caballito por toda la sala para después bajarme y darme un fuerte abrazo.

Cuando mamá llego, dejó la hoya en la cocina y corrió a abrazarlo con algunas lágrimas en sus ojos. Decidí dejarlos solos un rato, por lo cual fui a buscar la jarra que deje atrás y colocarla sobre la mesa. Comimos, charlamos, hicimos un juego de palabras y luego mi mamma decidió ir a dormir un rato porque estaba exhausta. Papá aprovechó esto para llevarme a un lugar que mami no quería que yo fuese: el puerto. No entiendo porque ella no quiere que vaya, pero no le dije que no a mi papá.

En todo el camino estuvo hablando de distintos tipos de barcos, cómo se crearon, para qué se utilizan, de todos los diseños que él conocía. Cuando llegamos, habló con un conocido suyo y nos dejo subir a un barco. ¡Era un barco pirata! Claro, sin piratas, ya que este barco había sido confiscado por la marina tras un enfrentamiento con ellos.

Mi papá me guió con mucha emoción hasta el timón y comenzó a explicarme lo básico de cómo manejar uno de estos. Sí, mi papá amaba los barcos y sabía todo sobre ellos. Presté mucha atención a sus explicaciones y traté de memorizar cada una de sus palabras, ya que esto parecía ser algo muy importante para él. Luego de una hora y media de palabras y más palabras, decidimos volver a casa antes de que mamma se desespere al enterarse en donde estuve. Cuando le preguntaba por qué no quiere que me acerque a esa zona, siempre era muy evasiva sobre el tema. Al llegar a casa nos encontramos con que estaba despierta, por lo cual decidimos salir a pasear nuevamente.

Fuimos por los caminos de siempre, tampoco es que hubiese mucho que ver en un pueblo tan pequeño. Terminamos a las afueras de este, en un pequeño descampado con algunas flores esparcidas entre el pasto. Siempre que papá venía terminábamos aquí, este preciso lugar era donde ellos se habían conocido. Era uno de sus lugares más importantes y preciados; y si era importante para mis padres, para mí también lo era. Estuvimos todo el día jugando, hasta que caímos rendidos al suelo. Me recosté en las piernas de mamá y me quedé dormido…

Ya habían pasado 2 años desde la última visita de mi papá, porque este había muerto en un uno de sus viajes. Ahora tengo seis años, pero seguimos en la misma situación de antes, solo que Nana está un poco más decaída ahora. No importa lo que trate de hacer, su sonrisa no vuelve a ser la de antes…

Era de mañana y habíamos salido a hacer el recorrido de siempre, hoy la plata nos alcanzó lo justo para comer. Cuando pasamos por la florería no recibí nada, ya que esta había cerrado por bancarrota, al igual que muchos negocios en este mes. A principios de este, unos piratas venían continuamente a saquearnos para abastecerse, ya que al parecer no muy lejos de aquí se estaban enfrentando con otros piratas por un mapa, el cual era muy importante. O eso escuché decir. Gracias a esto, muchas personas murieron o quedaron en las calles. A nosotros a duras penas nos alcanzaba para algo de pan y agua, ya que el negocio donde mi mamá trabajaba estaba a punto de caer.

Yo siempre trataba de sonreír, no quería ser una carga para ella, no ahora que cada vez sonríe menos. Cuando comíamos le daba la mayoría de mi porción de pan, ya que se estaba comenzado a notar como ella estaba por enfermarse. Tenía la piel pálida y unas notorias ojeras. Pensaba que si se alimentara mejor, podría llegar a mejorar. Aunque con solamente pan nunca voy a cumplir mi objetivo, pero no teníamos nada mejor.

Antes de dormir su típica siesta de 20 minutos para después salir a trabajar, me dio un beso en la frente y acarició mis cabellos con una tierna sonrisa. Animado por esa acción, me dirigí al pueblo a buscarle un par de flores e intentar animarla. Quería ver esa sonrisa de nuevo.

Automáticamente fui al descampado para recogerlas; 10 hermosas margaritas. Tarde bastante tiempo en ir y encontrar las flores que quería, claro, contando que me distraje ahuyentando a las palomas o a hablar con algún amigo. Cuando quise volver, vi como a lo lejos el pueblo era una mancha anaranjada. Me alarmé, tenía un mal presentimiento. Corrí rápidamente hacia mi casa, en el camino podía ver algunos pequeños locales o casas ardiendo. La gente gritaba y corría desesperada del fuego, inclusive pude ver a algunos que tenían la ropa ardiendo. Tapé mis oídos con mis manos para evitar los gritos y seguí corriendo hasta llegar a mi casa. Pude escuchar como comenzaba un tiroteo, la gente gritaba y no se callaba. Piratas. Todo esto era su culpa.

Suspiré aliviado cuando vi mi casa, pero el pánico me inundó cuando noté la puerta abierta de par en par. Entré en esta, pero no había nadie, por lo cual decidí ir en la plaza cerca de aquí. El fuego estaba peligrosamente cerca mío, a solo unas casa de la nuestra. En un arranque de desesperación, entre nuevamente a casa y busque nuestros ahorros junto con la única posesión que nos quedaba de papá, sus guantes. Guardé todo en mis bolsillos y al sentir calor cerca de mi espalda ni siquiera volteé a ver, abrí la ventana y salí por esta. Al correr un par de metros encontré a mi mamá ayudando a algunas personas heridas, pero ella miraba en todas las direcciones, seguramente buscándome. Corrí a abrazarla por la espalda. Ella pegó un salto de sorpresa al verme, pero enseguida en sus ojos se acumularon las lágrimas y comenzó a abrazarme para luego repartirme un par de besos por mis mejillas y mi frente.

Entre los gritos, llantos y el sonido de las pistolas, comenzamos a correr para salir del pueblo e ir a refugiarnos a algún lugar lejos de aquí. Sin embargo cuando estábamos tan cerca de salir, tan cerca de poder salvarnos los dos, miramos hacia atrás al escuchar un gran estruendo. Cuando quise reaccionar, ella se puso delante de mí y me abrazó con todas sus fuerzas. Un tiroteo. Nos habíamos metido en el medio de un tiroteo. Piratas contra piratas, sin importarles la cantidad de personas inocentes cayendo por simplemente estar cerca de ellos.

Sentí como el peso de mamá caía sobre mí, como sus piernas comenzaron a fallarle y las lágrimas caían por su rostro hasta mojar el mío. Le habían disparado por la espalda. Comencé a entrar en desesperación y mis lágrimas comenzaron a caer también. A pesar de todo, a pesar de dar su vida por protegerme, a pesar de estar muriendo ella estaba sonriendo. Una de esas sonrisas dulces que no veía con tanta frecuencia. Le devolví el gesto como pude y le di rápidamente las flores, las cuales estaban machacadas y teñidas con su sangre. Su mano temblorosa las agarró y depositó un suave beso en mi frente.

-Te quiero, Tsuna… Co-corre, por favor…

Su voz sonaba ahogada, cada vez que pronunciaba una palabra más gruesas eran sus lágrimas. Terminó la oración con un sollozo y me empujó con todas las fuerzas que le quedaban. Terminó arrodillada en el suelo con las flores sostenidas fuertemente contra su pecho, su hermoso vestido azul estaba manchado con barro y sangre. Sus labios estaban temblando, al igual que sus hombros y su sonrisa lentamente se estaba desfigurando a una mueca.

-Ve-vete.

La seguía mirando sin poder moverme. El tiroteo seguía y la gente corría desesperada de un lado a otro, pero yo no me podía mover.

-Por favor -susurró-.

-Mamma…

-¡VETE!

Me sobresalté al escuchar su grito, pero eso me hizo reaccionar.

-Te amo, mamma.

Al decirlo salí corriendo sin mirar atrás. No quería irme, no quería dejarla sola, no quería que muera. La necesito, la extraño, la quiero demasiado. Sin embargo no podía volver, ella no quiere que yo muera, quiere que viva, que crezca y que sea feliz. Corrí lejos de allí, dejando atrás los gritos, el fuego, las armas y a mi propia madre…

Pasaron ya 7 años desde ese incidente, sigo viviendo en las calles desde entonces. Aunque lo parezca, la vida de esta forma no es tan difícil. Con los ahorros de mi madre pude vivir unos meses sin recurrir a robar nada, sin embargo cuando se acabaron el hambre pudo vencer a las reglas. Al principio me atraparon muchas veces robando algo de comida, pero ahora con trece años adquirí más agilidad y es raro que siquiera me vean robando; aunque si lo hago. Hago lo que sea necesario para sobrevivir, pero igualmente trato de ayudar a los que están en mi misma situación. Era una costumbre de mi madre, y no pienso perderla.

Cuando llegué a este pueblo vecino había algún que otro niño que escapó como yo, como también estaban aquellos que ya vivían en las calles de este pueblo. Con el paso del tiempo formé un grupo, en donde nos ayudábamos mutuamente sin cuestionar. Hayato y Takeshi, mis mejores amigos desde que tengo memoria, formaban parte de él. Nos encontramos a los pocos días de estar vagando por este nuevo pueblo. Estuvimos solo nosotros tres durante unas semanas, hasta que nos topamos con un par de hermanos que también eran huérfanos. Aunque ellos perdieron a su familia el mismo día que nosotros los encontramos. Sus nombres eran Mukuro, el cual era dos años mayor que nosotros, y su hermanita pequeña Chrome, la cual tenía nuestra edad.

Con cierta naturalidad por su personalidad protectora, Mukuro se convirtió en el hermano mayor de todos nosotros. Nos conseguía comida, casi nunca de una manera limpia, pero al menos teníamos algo para subsistir. Él siempre trataba de conseguirnos un trabajo, pero siempre terminábamos despedidos porque el dueño se enteraba que éramos ladrones. Aunque no le robemos nada a él, nuestra fama nos seguía.

Sinceramente ya me estaba hartando de vivir así, algunas de las personas eran un amor con nosotros, pero algunos hasta nos amenazaban con armas. Está bien, admito que los que nos amenazan son a los que le robamos, pero tampoco es que le sacamos joyas o dinero, solo un pedazo de pan; PAN. Pero bueno, creo que es algo normal.

Hoy habíamos ido a la casa de una abuelita la cual siempre nos convidaba de su almuerzo. Esta vez era pasta con salsa de tomate. Nos invitó a pasar dentro de su casa y nos sirvió unos platos con abundante pasta, al parecer hoy íbamos a comer bien. A la señora no le faltaba dinero, para nada. Vivía con todos los lujos gracias a su hijo, la cual la mantenía. Si fuese por ella, nos dejaría quedarnos a vivir en una habitación a cambio de ayudarla con los quehaceres, pero su hijo nos detesta. Siempre que nos ve cerca de ella nos saca a las patadas de su casa porque piensa que nos estamos aprovechando de ella. Nunca ponemos resistencia, ya que él es un almirante de la marina y no queremos más problemas.

Antes de irnos le di un abrazo, del cual la abuelita no se quejó. Es más, sonrió y me devolvió el gesto dulcemente. Cuando me separé de ella, Chrome le entregó unas florecitas que encontró creciendo por el pasto de camino hacia aquí. Miré algo melancólico ese gesto y salimos de su casa antes de que llegue su hijo.

Comenzamos a caminar hacia el puerto, ahora no teníamos nada que hacer y a mí me gustaba ver los barcos, subir a uno sería perfecto pero eso no era posible. Cuando estábamos por llegar, escuchamos gritos de personas y podíamos ver como escapaban corriendo del puerto. La respuesta era simple: piratas. Los desgraciados habían vuelto para arruinarme la vida nuevamente, seguro. Se podía escuchar como la marina había intervenido en este atraco.

En contra de la corriente y por pura curiosidad, nos acercamos al lugar de los disparos. Bajo el mando del almirante, la marina había obligado mediante la fuerza a salir todos los piratas del barco para así enfrentarse a un intenso tiroteo y choque de espadas. Mientras mis amigos me jalaban de la ropa para salir corriendo, yo comencé a pensar e idear un plan. Era arriesgado, pero iba a servir para cambiar la rutina, bueno, eso o morir en el intento. Sonreí de costado.

Fui rápidamente hasta la panadería cercana, la cual estaba abandonada por el tiroteo. Tomé toda la comida que pude y se la tiré a mis amigos.

-¡Agarren todo lo que puedan y luego síganme! No tomen nada tan pesado.

Me miraron como si me hubiese salido una segunda cabeza, ya que yo siempre estaba en contra de robar, pero en este momento no me importaba. Me importa una mierda si esta tienda va a quebrar luego de esto, yo quiero salir de aquí y proteger a los míos. Me dirigí a la caja que guardaba todo lo recaudado y saqué todo el dinero que había. Woah, hay un montón. Claro, ahora que lo pienso esta es una de las tiendas más caras y sus dueños son los más ricos de toda Italia ¿Qué hacen en este pueblo de mierda? No lo sé y no me importa. Me sentí algo mal al tomar tanto dinero, pero si nos va bien se los voy a devolver. Lo juro.

Cuando vi que todos tenían los bolsillos y manos llenas, los guie por detrás de una casa a unos metros de donde estaban peleando. Como yo era el único con las manos libres tomé una chapa oxidada que había allí. Ninguno de mis amigos había dicho nada hasta ahora, sabían que cuando se me metía algo en la cabeza no había quien me pare.

-Ahora, no se separen de mí y no dejen de correr no importa que.

-Kufufu, creo que volviste demente Tsuna.

- ¡No le hables así a Tsunayoshi!

-Ma ma, cálmate Hayato, no es el momento para pelar.

-Tsk.

Chrome se agarró fuertemente de mi brazo con algo de miedo, al parecer ya se dio cuenta de mi plan. Yo simplemente le dirigí una sonrisa para tranquilizarla. Miré hacia el frente y suspiré para eliminar todos mis pensamientos negativos. Definitivamente Mukuro tiene razón, enloquecí. Puse la chapa de nuestro lado derecho para impedir que las balas nos hieran, al menos de muerte, y corrimos. Nuestra dirección era hacia el barco. Quiero adueñarme de ese barco pirata.

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¿Y? ¿Qué tal? Por favooor, dejen su Rw destructivo, consejero, positivo, etc.

Diiooooos. Al corregir algo esta serie, me di cuenta como pasaron TANTAS cosas en un solo capitulo. Perdón por eso.