DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a JenRar. Yo solo me adjudico la traducción.
Link de la historia original: www . fanfiction s / 7731747 /1 /Full -Circle
Capítulo beteado por Yanina Barboza, Beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)
Full Circle
Capítulo 1
"La vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento." —Maya Angelou.
12 de Marzo de 2007.
POV Bella.
Desperté gracias a los lastimeros llantos que provenían de la cuna en la esquina de mi abarrotada habitación. Mi pequeña hija, de dos meses de edad, se encontraba despierta y estaba determinada a hacérmelo saber. Me quité la sábana de encima y corrí hacia la cuna, pues no quería que Lizzie despertara a Charlie o a Sue, que estaban en la habitación contigua.
—Calma, mi pequeña —canté suavemente—. Mamá está aquí. —Le di el chupón, que se le había caído mientras dormía, y la levanté cuidadosamente, dándome cuenta del porqué de su insistente llanto—. Vamos a cambiarte el pañal, ¿sí?
La acurruqué contra mí con una mano mientras agarraba un pañal limpio, las toallitas húmedas y el pequeño cambiador* de una repisa, además de un nuevo mameluco de mi armario. Después de preparar todo en la cama, acomodé a Lizzie en el cambiador y comencé a limpiarla; ella había dejado de llorar cuando le di el chupón, así que en la habitación solamente se escuchaba el ruido que hacía la cinta de su pañal y mis arrullos.
Una vez que Lizzie estuvo limpia y vestida, tiré el pañal sucio en el basurero que estaba al lado de mi cama y limpié mis manos con gel antibacterial antes de cargarla de nuevo.
—Vayamos a la cocina para que mamá te prepare una mamila, ¿sí, cariño?
Bajé las escaleras cuidadosamente —no podía tropezar con mis propios pies ahora que cargaba a un bebé por todas partes— y senté a Lizzie en su sillita en la cocina. Una vez que estuvo segura, tomé la fórmula del refrigerador y una mamila de la alacena, cuando la mamila estuvo llena, la metí en una cacerola con agua y comencé a calentarla mientras me preparaba un café.
Después de que Lizzie naciera traté de amamantarla, pero después del primer mes, me di cuenta de que no lo estaba disfrutando tanto como me dijeron que lo haría. Tenía problemas para lograr que Lizzie encontrara la posición adecuada para alimentarse y eso nos causaba a ambas demasiado estrés. Fue entonces que Charlie sugirió probar con la fórmula, para que él o Sue pudieran alimentarla cuando yo necesitara un descanso o no estuviera con ella. Estaba tan agradecida con su sugerencia que, en diversas ocasiones, le había tomado la palabra y él alimentaba a Lizzie mientras yo continuaba durmiendo. Ahora podía relajarme mientras la alimentaba —cosa que antes no podía hacer— y ambas nos encontrábamos más felices que cuando yo intentaba amamantarla.
Cuando la mamila estuvo lista, probé la temperatura en mi muñeca y después cargué a mi bebé para alimentarla. Así es como nos encontró Charlie veinte minutos después, cuando entró en la cocina vistiendo unos jeans, una camisa de franela y calcetines.
—Buenos días, Bells —dijo mientras me palmeaba el hombro—. Y buenos días para ti también, bebé. —Se inclinó un poco y besó a Lizzie en el tope de su cabeza mientras ella comía—. ¿Durmió bien?
Le sonreí mientras asentía.
—Sí, solo se despertó alrededor de las dos por una mamila.
—Eso es bueno —dijo Charlie—. Cada cuatro horas. No es tan malo. ¿Quieres desayunar?
Mi estómago rugió fuertemente y él rio.
—Supongo que eso es un sí.
—Sí, por favor —dije riendo suavemente para no incomodar a la bebé, que ya casi se terminaba su mamila.
—¿Tostadas y huevos están bien? —preguntó con la cabeza metida en el refrigerador.
—Claro. —Viendo el reloj, que marcaba las seis y media de la mañana, pregunté—: ¿Qué haces levantado tan temprano?
Charlie se volteó hacia mí con sus brazos llenos de mantequilla, huevos y un cartón de leche.
—¿Aún planeas salir por la tarde?
Asentí suavemente. Días antes, le había preguntado si podía cuidar a Lizzie hoy por unas cuantas horas porque había algo que tenía que hacer y sabía que Sue estaría ocupada ayudando en la escuela de la reservación. Parecía que Charlie quería preguntarme acerca de mis planes, sin embargo, no preguntó nada acerca de ellos y aceptó sin problema. Ser el jefe de policía tenía sus ventajas, una de ellas era la posibilidad de tomarse algunas horas libres cuando era necesario.
—Pensé que podría ir a la estación algunas horas antes de cuidar a Elizabeth. ¿A qué hora me necesitas?
—Gracias, papá —dije sonriendo suavemente—. Solo estaré fuera por algunas horas. Cuando tú puedas está bien.
Charlie asintió y se volteó para preparar el desayuno mientras yo le sacaba los gases a una somnolienta Lizzie. Luego de que eructó, bostezó y sus ojos comenzaron a cerrarse.
—Iré arriba para acostarla, enseguida bajo —le dije a Charlie mientras salía de la cocina.
Comimos en silencio, escuchando los suaves ronquidos de Lizzie a través del monitor. Nunca habíamos sido personas muy habladoras, ya que preferíamos comer en lugar de hablar desde que puedo recordarlo (exactamente desde que me mudé a Forks hace dos años). A pesar de todo, nuestros silencios nunca eran incómodos, simplemente ambos éramos muy reservados. Por eso, me sorprendí mucho cuando Charlie habló y casi termino tirando el vaso de leche que estaba sosteniendo.
—Así que… ¿A dónde irás hoy? —preguntó tratando de sonar casual.
¿Cómo decirle que iba a ir a uno de los lugares más importantes en el mundo para mí? ¿Cómo explicarle el porqué de su importancia?
—Yo, eh… —dudé tratando de encontrar las palabras para responderle—. Solo visitaré un lugar al que fui con un amigo al que no he ido en mucho tiempo. —Un año, para ser exactos, pensé, pero Charlie no necesitaba saber eso.
Él me miró con sospecha, y cuando vio que no le iba a decir más, se encogió de hombros.
—De acuerdo, estaré aquí para el almuerzo.
Le sonreí, agradeciéndole silenciosamente que no me presionara para decir más.
—Yo me encargo de lavar los platos. Gracias por el desayuno.
Él refunfuñó en respuesta y salió de la cocina. Volvió unos minutos después y le tendí un termo con café que había hecho para él, lo tomó y le dio un sorbo al café, sonriendo agradecido.
—Gracias, Bells. Te veo en unas horas.
—Aquí estaremos —dije mientras miraba el monitor en la mesa.
—Traeré el almuerzo, tú podrías salir después de almorzar, ¿está bien?
—Perfecto, gracias.
Charlie asintió y luego se fue.
Una vez que la puerta se cerró, revisé el reloj y pensé: Seis horas y contando…
*Cambiador: Manta pequeña, de tela o plástico, sobre la que se cambia el pañal a los bebés.
