Aclaración: Esta es un Fanfic de Pokemon elaborado única y exclusivamente para entretener. Los derechos de autor corresponden a los creadores de "Pokemon". (Se aplica lo mismo para los autores de otras obras, en caso de que haga algún tipo de referencia)
LA VERDAD QUE LO ROMPE TODO.
Talía era una niña linda, de unos 9 años; cabello negro y unos bonitos ojos de color azul; vivía en una enorme mansión, bien alejada de las grandes ciudades. Sus padres eran los patrones de una enorme corporación dedicada a la producción de alimentos. A pesar de haber crecido bajo los constantes mimos de sus sirvientas, su corazón no albergaba ni una pizca de arrogancia. Dado que sus padres casi nunca estaban en casa, pasaba su tiempo jugando con Pyo, un Torchic que ella misma había criado por un par de meses desde que salió del cascarón; y el cual llevaba un collar en forma de lazo.
Pyo y Talía eran amigos inseparables; salían juntos de paseo por la pradera, compartían la comida, e incluso dormían en la misma cama. Podía decirse que Talía se sentía muy feliz de que Pyo fuera su mascota y Pyo de que Talía fuera su dueña. Sin embargo a Pyo no sólo le gustaba jugar con ella; a menos de medio kilómetro de la lujosa mansión estaban las cochiqueras de sus amigos pokemon: Unos Pignites que conoció durante una pequeña visita que hizo Talía a las granjas en compañía de sus padres.
Una mañana poco antes de que amaneciera, Pyo y Talía escucharon un fuerte estruendo. Muy asustado el Torchic se escondió bajo las sábanas, buscando refugio en los brazos de su dueña. "No tengas miedo, No pasará nada malo mientras estés conmigo." Y dicho esto, lo tomó en brazos y sin tan siquiera ponerse los zapatos corrió hacia el lugar de donde provino el ruido. Guiada por la curiosidad Talía recorrió la pradera mojando su bata de dormir con el rocío de la mañana. Finalmente lograron encontrar la causa del estruendo cerca de allí encontraron un enorme cráter, en cuyo centro se encontraba una brillante piedra multicolor del tamaño de un barril.
- Wow! Mira qué piedra tan bonita ha caído del cielo. Si tan sólo fuera más pequeña me la llevaría a casa.
De pronto Pyo saltó de sus brazos, atraído por el brillo de la reluciente piedra y comenzó a picotearla repetidas veces hasta que logró sacar algunos fragmentos. Tomó uno de ellos con el pico y lo llevó hasta Talía.; quien lo miraba con ojos brillantes de la emoción. Cargó la niña a su pequeño amigo, besó suavemente. Su emplumada cabeza y le dijo en un tono muy emotivo:
- Sabes, a veces no sé qué haría sin ti. Siempre juegas conmigo y me haces sonreír... Por eso siempre voy a quererte, sin importar que tan mayor me vuelva.
Los dos amigos regresaron a casa y treparon hasta su cuarto, Allí Talía ató los dos fragmentos a un cordel, e hizo dos colgantes ( Uno para ella y otro para Pyo). Pero apenas se adornaron con las bonitas gemas, el reloj despertador sonó, para recordarle que ya era hora de que Talía se fuera a la escuela. Rápidamente se dirigió hacia el cuarto de baño, se dio una ducha y se vistió con su bonito uniforme de marinera. Bajó rápidamente las escaleras, desayunó y se despidió de la camarera y de su querido Torchic.
- Adiós Maya y Pyo! ¡Nos veremos en la tarde!
Cuando Talía se fue Maya regresó a los deberes del hogar, mientras que Pyo se puso a rondar la casa, alejando a todos los pokemón bicho que trataran de entrar. Y así pasaron largas horas de espera hasta que se aburrió de esperar y se echó bajo la cama de su dueña a tomar una siesta. Entonces fue despertado por una conocida voz angelical que decía: " Ya volví Pyo, Vayamos a jugar a la pradera! Entonces la puerta se abrió, y justo como todos los días Talía hizo su llegada con una sonrisa. Muy emocionado el pequeño Torchic saltó hacia ella, cayendo en sus brazos. La niña besó la cabeza de su amigo y este a su vez comenzó a frotarse cariñosamente contra el rostro de su querida dueña.
Después de la conmovedora escena salieron al campo durante dos largas horas para jugar a las escondidas .Talía se ocultaba lo mejor que podía pero Pyo siempre acababa por descubrirla, momento que ella aprovechaba para atraparlo y hacerle cosquillas. Así los dos amigos se divirtieron hasta la puesta de sol; entonces regresaron a la casa para la cena, no sin antes de que Talía se bañara nuevamente para quitarse el polvo. Toda la familia estaba sentada a la mesa; incluso a la sirvienta la invitaban a comer junto a ellos ,y Pyo estaba ahí debajo de la silla de la niña disfrutando de los sabrosos granos que le daban de alimento.
Luego de un rato Talía subió las escaleras, se encerró en su cuarto para que Pyo no la molestara y se puso a hacer los deberes como la buena estudiante que era; mientras que el Torchic esperaba impaciente que ella abriera la puerta para él .Cuando el reloj marcaba las diez finalmente pudo entrar, pero Talía no parecía tener ganas de seguir jugando; estaba vistiendo su ropa de dormir y sus ojos empezaba a cerrarse por sí solos. Se acostó en su cama, abrazó a Pyo como si fuera su muñeco de peluche y en unos pocos minutos se quedó profundamente dormida.
Pero Pyo aún estaba lleno de energía. Con mucho cuidado para no despertarla, se escurrió entre los brazos de Talía, saltó por la ventana y fijó rumbo hasta la granja donde estaban sus amigos pokemon. Al llegar se dio cuenta de que muchas cosas habían cambiado; aquellos Pignites con los que solía jugar ahora eran Poderosos Emboars aunque no por ello dejaron de recibirlo con el mismo cariño de siempre. Estuvieron divirtiéndose durante un rato hasta que llegaron unos trabajadores y comenzaron a conducir a todos los Emboars; dejando sólo a los que aún no habían evolucionado a esta forma.
Pyo siguió a sus compañeros hasta una enorme habitación hecha de acero con cientos de agujeros perfectamente alineados en cada una de las paredes y el techo. De pronto las puertas se cerraron y una densa llovizna comenzó a rociar a todos los pokemon de fuego. Los Pignites se agitaron, comenzaron a golpear la puerta de metal para abrirse paso mientras chillaban desesperadamente a causa del ardor que les producía el agua. Enormes púas de metal salieron disparadas a gran presión desde los agujeros de la pared ensartando a cada uno de los pokemon y terminando definitivamente con sus vidas.
Las puertas se abrieron y unos trabajadores vestidos de blanco comenzaron a llevarse los ensangrentados cadáveres a la máquina de procesamiento. Pero apenas se dispusieron a salir uno de los cuerpos se movió. Los carniceros voltearon la mirada y pudieron ver a un niño de unos nueve años de cabellos dorados, que lloraba a mares ,mientras los veía con una penetrante mirada llena de odio.
- ¡Malditas basuras! - ¡C- Cómo se atreven a matar a mis amigos de esa forma!
-¿ De qué hablas chico? Estos Pignites son sólo un producto más que vender en el mercado. No puedes hacerte amigo de tu cena.
- ¿Con que así funcionan las cosas?... Fingen tratarnos bien y cuando crecemos simplemente nos matan... ¿Realmente es este del destino que los humanos crean para los pokemon?
Mientras esta idea atormentaba su mente , un sentimiento completamente desconocido invadió su mente; era una emoción fuerte que ardía con la misma intensidad que sus llamas. Se abalanzó sobre uno de los obreros y usando sus nuevas manos lo degolló a sangre fría con sus pequeñas garras. ( Arañazo. Scratch)Los otros dos carniceros trataron de atrapar a Pyo pero él los esquivó con gran facilidad; un poderoso arañazo dejó ciego a uno de ellos, y entonces tomó aire y arrojó una pequeña llamarada de apenas dos metros de largo que calcinó al último de sus enemigos. (Ascuas. Ember)
Rápidamente buscó un camino hasta las cochiqueras, rompió las cerraduras y liberó a todos los pokemon que habían cautivos. Luego de librar a los Pignites de su cruel destino, corrió desesperadamente para regresar con su querida Talía. Pero mientras atravesaba la carretera se topó con un pokemon que jamás había visto. Era más alto que él , de color blanco tenía una larga cola y una mirada seria ; Era Mewtwo.
- Vaya! -Exclamó Mewtwo- Al parecer has descubierto. Lo crueles que pueden llegar a ser los humanos. Pero en lugar de huir lejos de aquí, has decidido que tienes que ir con tu ama.
- Talía no es mi ama! - protestó Pyo- Ella es mi querida amiga; ella siempre va a quererme y a cuidarme...
- ¡Qué iluso eres! Las crías humanas imitan el comportamiento de sus padres. ¿En serio crees poder esperar algo bueno de la hija de quienes ordenaron la masacre que acabas de presenciar?
- Talía nunca haría nada como eso ; Es más Estoy seguro de que no sabe nada de lo que pasa en ese lugar...
- Aun así - interrumpió Mewtwo- Ya no eres un pokemon; cuando vea en lo que te has convertido serás desechado; y en el peor de los casos te matarán o te encerarán en un laboratorio justo como hicieron conmigo. Pero hay algo que puedes hacer para evitar la muerte de más pokemon; sólo tienes que acabar con el linaje de quienes propiciaron esta abominación.
Indispuesto a escuchar más Pyo siguió su camino hasta la mansión con un nuevo objetivo en mente . Al llegar rompió una de las ventanas de la cocina tomó un afilado cuchillo con sus manos y se dirigió al cuarto donde dormían los padres de Talía. Abrió la puerta lentamente, tomó un kimono del armario para cubrirse del frío, se acercó a la cama y apuñaló al padre de Talía justo en el corazón. El hombre emitió un agonizante grito que despertó a su mujer y esta al ver a su esposo siendo apuñalado por un niño entró en pánico y comenzó a gritar horrorizada. Entonces, Pyo saltó sobre ella y la acuchilló repetidas veces hasta que exhaló su último aliento.
Maya la sirvienta al escuchar aquellos gritos provenientes del cuarto de sus patrones se levantó enseguida, tomó su lámpara como arma y corrió lo más rápido que pudo. Al abrir la puerta y encontrarse con aquel niño ensangrentado empuñando un cuchillo de cocina sus piernas empezaron a temblar. Pyo se lanzó sobre ella pero antes de que pudiera alcanzarla Maya lo golpeó en la cabeza con la lámpara. Sin embargo esto no fue suficiente, pues apenas cayó al suelo se levantó con suma rapidez y clavó la afilada hoja en la pierna derecha de la sirvienta. Desesperada por huir Maya salió cojeando al corredor y apoyándose en la pared trató de alejarse lo más rápido posible.
Pero en ese preciso instante Talía, quien había salido de su cuarto se encontró a Maya moviéndose muy lastimada por el pasillo. Corrió enseguida a ayudarla pero cuando estuvo a un metro de alcanzarla vio cómo alguien saltaba a sus espaldas y le cortaba el cuello. La sirvienta se desplomó y entonces la silueta de su atacante fue revelada. Talía se paralizó del miedo y Pyo se acercó a ella lentamente y colocó el cuchillo en su cuello. Pero entonces la niña se dio cuenta de que aquel chico llevaba una cinta al cuello, similar a la que ella le había colocado a su Torchic.
- ¿Pyo , eres tú? - preguntó ella con lágrimas en los ojos. - ¿De verdad eres tú?...¿Por qué Pyo? - ¿por qué has hecho esto?
- ¿Acaso no lo sabes? Esta noche pude ver cómo mis amigos eran masacrados por esos malditos humanos que trabajan para tus padres. Así que he venido hasta aquí para arrancar el problema de raíz.
-¿Has matado también a mis padres? ¿Por qué? Creí que éramos amigos.
- Eso ya se acabó! - Gritó Pyo - Cómo quieres que sea amigo de la hija de esas dos escorias! Ahora mismo me voy a deshacerme de nuestra hipócrita amistad.
En ese instante el corazón de Talía se rompió. Después de tantos momentos que pasaron juntos, no podía creer que su amistad fuera a ser destruida de forma tan cruel. Entonces miró a Pyo fijamente con sus llorosos ojos y aún con todo el dolor que sentía se acercó a él y le dio un tierno beso en la mejilla. Ante esta muestra de cariño por parte de ella, Pyo comenzó a dudar; sus manos empezaron a temblar y su rabia desapareció; siendo reemplazada por una profunda lástima y culpabilidad.
- ¿Cómo puedes besarme de esa forma? ¡Se supone que tienes que odiarme!
- ¡No quiero hacerlo!- replicó Talía con una expresión de tristeza- Si ahora mismo te odiara, me quedaría completamente sola...No quiero perderte a ti también!
-¡Estoy hablando en serio! - Amenazó Pyo- Te voy a matar.
- ¡No me importa!- exclamó Talía mientras lo miraba con sus tristes ojos azules- Te quiero Pyo ; y siempre te querré. No importa que me odies, yo haré cualquier cosa por ti.
- ¡Ya basta de decir idioteces! ¿Acaso tú...?
- Sí- contestó ella- Moriría por ti, si así pudiera aliviar tu dolor. Después de todo somos amigos ¿No?
Aquellas últimas palabras, a pesar de su sencillez ahogaron el corazón de Pyo en un inmenso dolor y arrepentimiento. No podía creer lo que había escuchado: aún después de sus malas acciones Talía aún lo adoraba; e incluso estaba dispuesta a dar su vida por él. Conmocionado por aquel inocente acto de perdón, Pyo se dio la vuelta y huyó en dirección al bosque, mientras de sus ojos brotaban cientos de lágrimas.
- Tonta. ¿Por qué aún me quieres? He matado a tu familia, he intentado matarte a ti,¿ y aun así me sigues tratando como amigo? ¡No lo merezco! No merezco tu cariño ni tu perdón; después de todo sólo soy un monstruo; Un monstruo cruel y egoísta que ha intentado lastimarte.
¡Gracias por Leer! Espero que les haya gustado! Si quieren saber cómo continúa esta historia. Lean el próximo capítulo n_n
