Ayer volví de viaje y en el autobús pusieron esta peli. Como era un largo viaje de seis, siete horas pues me puse a escribir un prólogo junto con varios capítulos, así como un resumen. El resultado es que hoy me ha apetecido subir ésto a modo de... Prueba.

Los personajes pertenecen a J. K. Rowling, yo simplemente he hecho... "esto". La peli pertenece a Edgar Wright y su título original es The World's End. Os la recomiendo.


BIENVENIDOS AL FIN DEL MUNDO.

Prólogo. Sirius Orion Black.

¿Sabéis ese tío que se pasa la vida yendo de fiesta en fiesta y buscando cualquier chica que le tenga la cama caliente, y ya que está, se la pasa buscando un sándwich de mermelada? Pues Sirius Orion Black se meaba en su boca y luego le invitaba a una birra que al final tenía que pagar el susodicho. Le llamaría "pringado" y saldría corriendo del bar.

Llevaba a otro nivel el término de "Juerga Legendaria", un nivel superior. Si se le compara con el primer hombre mencionado, este quedaría a la altura de un niño que se siente especial al beber en una copa de plástico una espumosa sin alcohol con sabor ácido que viene en una botella nombrada como champán, y que en el fondo no era nada más lejos que un refresco.

Con poco más de treinta y cinco años, treinta y seis en realidad, Sirius Black era un hombre que seguía respondiendo "eso es para manzanas" cuando eras un simple intrépido que le preguntaba cuándo iba a madurar.

El terror del instituto, de los profesores y de los mismos alumnos, si le caías mal, allá por los setenta, cuando era un estudiante que se pasaba con sus amigos los días en el despacho de la profesora McGonagall, siendo regañado por haber cometido cualquier estupidez, que ellos solían denominar con la sutil palabra "travesura". Porque Sirius no estaba solo, ni mucho menos. Para aquella aventura que era ser los más gamberros del instituto, tenía un grupito de amigos con los que hacía el cafre por la ciudad, se bebía hasta los ceniceros y desafinaba en un viejo garaje como si se creyeran estrellas del rock.

El más alto y con el cabello negro, igual que su apellido, más largo que el resto de sus amigos. Tenía los ojos grises, y la fama de que era incapaz de percibir ciertos colores, como los perros, junto a la fama de tener pulgas, eso le había otorgado, haría muchos años, el apodo de Canuto. En su diccionario la palabra "trabajo duro" no existe y desde los dieciséis vive chupando del bote de sus padres, pese a que éstos le echaron de casa. Da igual. Sirius se las ha arreglado para encontrar siempre la manera de tomar dinero sin intención de devolverlo nunca, y sus padres hacen ojos ciegos a este hecho. Mientras no se le ocurra volver a aparecer por casa, el dinero se lo puede gastar en lo que le dé la gana. Su mayor especialidad, después de beber como un cosaco y quedarse, simplemente, achispado.

Insomne crónico desde nacimiento, una redundancia que en él viene a ser la mayor definición, que una noche, mientras veía una película porno que ponían en el canal gratuito, allá por el número cuarenta y tres, y teniendo más cerveza barata en vena que sangre, se le ocurrió la mayor estupidez que había tenido en los últimos veinte años. Realizar el Mapa del Merodeador. De nuevo. E ignorando la película porno, todo un logro en su persona, se puso en marcha para desarrollar aquella idea, tras beberse la última lata que quedaba en su casa.

Para saber lo que es el Mapa del Merodeador debemos de remontarnos a cuando Sirius y su panda de amigos tenían dieciochos y recién habían terminado el instituto, unos adolescentes que solo deseaban divertirse y que, en la mayoría del grupo, veían la universidad como algo bastante lejano.

El verano en el que cambiaría la vida para esos chiquillos una vez que el mismo Sirius Black, con muchas arrugas menos, confeccionó aquel dichoso mapa y le puso el nombre que por aquel tenían. Los Merodeadores. El "Mapa, con Mayúscula", como siempre solía denominarle "para abreviar", no era más que un mapa del pueblo en el que vivían por aquel entonces, Hogsmeade, con todos los bares señalados, trece en total. La meta era sencilla. Tomarse una bebida alcohólica en todos ellos y vivir para sufrir la resaca al día siguiente. Importante esa última parte del plan. La cosa no fue del todo bien y tras pasar por nueve bares y un incidente, Sirius desaparición de Hogsmeade, y de la Tierra en general, y nadie más supo de él.

Hasta que con treinta y cinco años y medio, como siempre solía decir cuando le preguntaban su edad, decidió demostrarle al mundo que no había muerto y que deseaba beberse hasta el agua de los pantanos.