Capítulo 1: Un error.

Miraba por la ventana. Desde ahí todo se veía tan pequeño y solitario. Ya comprendo porque los que se van a vivir a otro país sienten que el lugar al cual se cambian es tan desolado y triste. La postal que entrega una ventana de avión no es muy satisfactoria. Menos, si al país que te diriges está estrechamente conectado con un pasado tremendamente triste.
Las raíces de Eun Bok por ejemplo.Él era coreano, falleció hace dos años y fue el novio de mamá desde que tengo memoria. En verdad fue como un padre para mí, me cuidó como ninguno y enseñó muchas cosas sobre su país natal. Sufrimos mucho con su partida, esta fue tan abrupta que a ratos no lo creíamos. Mamá trataba de verse fuerte, pero en serio le afectó más de lo que cualquiera pudiese pensar. Eun Bok era su compañero de trabajo y de vida, tenían muchos proyectos juntos.

El saber que estamos aterrizando en algo tan íntimo para él, nos emociona.

- Entonces, tú te quedarás con el guía, conocerás Seúl, mientras yo trabajo ¿Entendido?

- Tranquila, no tengo 12 años. -Reí

- Sigo diciendo, no debiste venir. -Negó con su cabeza preocupada.

Abajo del avión nos esperaba Han Na, era amiga de mamá. All igual que con Eun Bok, también se conocían del trabajo. Era de contextura delgada, a simple vista una adolescente como yo, de no ser por su ropa claro. Traía un trench gris, acompañado de unos pantalones skinny oscuros y muy elegantes, accesorios los cuales le daban un aire de empresaria. Cargaba su tablet con el brazo.

- Annyeonghaseyo*-dije agregándole la reverencia de cabeza característica, muy respetuosa, junto con una sonrisa. (*: Saludo formal)

-¡Aigooo!** veo que Kim Eun Bok enseñó bien los modales a esta nena.-Sonreí y le dí otra reverencia de agradecimiento. (**: Expresión de sorpresa)

Fuimos a dejar las maletas al hotel y luego nos dirigimos las instalaciones de CéCi, la razón de nuestra visita y popular revista coreana, en donde mamá iba a aparecer el mes que viene.

- Cara, tú puedes quedarte acá. Solo tienes que ir a buscar a tu guía a Elle Girl. Está en el piso 3-dijo Han Na cuando íbamos en el ascensor, otorgándome una sonrisa.

- ¿Quién es, Han Na?-Ella sonrió por mi descortés pregunta. Mamá me golpeó con el codo en el estómago.

- No has cambiado en nada-Contestó Han Na divertida mientras se abrían las puertas.- Tu piso.

Salí y empecé a caminar. Era bastante pequeño para ser un estudio de fotografía de una revista con fama mundial. Me sentí algo decepcionada, era bastante sencillo. Estaba decorado con cuadros abstractos de colores vivos, tenía atmósfera de oficina, pero aún así me era muy pequeño y monótono. ¿Dónde estaba la vida de ese lugar? Creí que los coreanos sabrían jugar con eso.

Recordé que no dijeron el nombre de mi guía, pero no me preocupé ya que quizás en recepción sabían algo. Así que avancé a la entrada de vidrio que cubría toda la pared y tenía un "Elle Girl" grande, colocado en la parte superior. Quizás lo más glamoroso que encontraría el día de hoy.

Una recepción pequeña. Escritorio en una esquina, que solo permitía verle la parte superior a una recepcionista la cual me quedó mirando con interés. Piso de ceramica blanca. Unos sillones de gamusa para esperar. Los cuales se veían demasiado incómodos. Básicamente de utilería.

- Ejem…-Aclaré mi garganta acercándome un poco. La chica ya me miraba, no necesitaba captar más su atención.- Soy Cara Lutz, ¿Sabe cual es mi guía?

- Oh sí. El señor Kang ya vendrá, debe esperarlo.- Le di una reverencia de agradecimiento y continuó con su trabajo.

Para matar el tiempo, comencé a caminar por los cuartos y me encontré con muchas ropas, fotografías y artículos, los cuales con gran interés comencé a fotografiar con la cámara que me había regalado Eun Bok.

Salí de la sala y me encontré con un chico de estatura mediana, de pelo castaño, largo en la parte de la frente. Tenía los ojos pintados, llevaba un sweater azul y unos jeans rojos.

- No puedes estar acá-Incliné mi cabeza de inmediato, de una forma muy respuetuosa y avergonzada a la vez. Me dispuse a marcharme de ahí, de manera muy torpe por cierto. Rió.-Era una broma...-Me incorporé y me percaté de que me sonreía.

- Soy Cara Lutz ¿Y tú? Supongo que eres mi tutor guía.-Me presenté algo abochornada.

- ¿Tutor guía?-Preguntó apuntándose.

Luego volvió a reír y llamó a un chico con la mano. Ese era muy delgado, con los ojos rasgados como gatito, llevaba una polera la cual le quedaba ancha, unos pantalones apretados. Se dijieron unas cosas al oído, aquello me incomodó. Siempre me dijieron que eso era falta de respeto.
El chico que recién llegó se dirigió a mí.

- Creo que te refieres a Minho.

- Min...ho-Repetí y me sonrrojé. Tenía un nombre muy extraño.-Debe de ser él, es que...no me dijieron su nombre. Solo, algo...del señor Kang. -Los dos se rieron.

- Sí, es él. Ven-dijo el primero.

Fuimos a la recepción. Le hablaron a la chica del mesón que minutos atrás me quedó observando.

- Ha Rae, ella es Cara y es la carga que le dejaron a Minho-dijo el chico delgado con polera suelta.

- ¿Disculpa?-Preguntó la secretaria.

- Oh, c'mon Ha Rae-dijo el castaño.-Cuando Minho llegue, ¿Le avisas, si?-Le guiñó el ojo y se fueron de ahí.

- Voy a seguir viendo las instalaciones-dije a la chica y avancé un poco. Le di una reverencia. El teléfono sonó, la recepcionista me hizo un gesto con la mano mientras hablaba.

"¿Hola? Sí, dile a Minho y a Taemin que suban".

Salió de su cubículo. Se dirigió hacia mí.

- Ahí vienen, tengo que ir a otra parte. Diles que la sala 5, que pueden pasar.-Asentí con la cabeza y se marchó.

Al rato escuché un ruido, y voces a lo lejos que no se alcanzaban a divisar del todo. Llegaron dos chicos, uno era medianamente alto, no debía tener más de mi edad, pelirrojo, de contextura delgada. Con cara de niño. El otro era alto como un poste, moreno y me quedó mirando extraño. Siguieron caminando y riendo.

- Eh...-Intervine nerviosa. Aclaré mi garganta.-Tienen...-voltearon y dejaron de reír-Tienen que ir a la sala 5.

Ambos asintieron, algo extrañados. Cuando ya estaban unos metros lejos de mí, el más alto se volteó a verme mientras caminaba.

- ¿Qué tengo?-pensé y de inmediato olfateé mi ropa y mi cabello, para conocer la razón de esa mirada.
Pero si es mi tutor, ¿Por qué verme así de raro?, quizás creyó que yo era más grande ¿O más pequeña? ¿Quién es él? Extrañamente muero de curiosidad.
Miré a mi alrededor y noté que agitaba mis piernas y movía mis manos constantemente, nerviosa. Que todo lo demás seguía igual y esos dos ya no estaban acá.
No tenía idea de donde estaban, así que me puse a buscar por las salas. Para mi fortuna no tuve que buscar demasiado, se encontraban en la 3ra o 5ta sala a la que entraba. Estaban fotografiando a Taemin y a Minho, pero los dos me miraron y quedé helada. En especial por como me miró el alto, creo que no le agrado. ¿Eran famosos? ¿Por eso esa mirada? No, yo no quiero que me confundan con una maniaca obsesiva.

- No puedes estar aquí-dijo la fotografa-Sal o llamaré a seguridad. -Les habló a los chicos- Tranquilos, si se va a ir por las buenas -me miró-¿No es así?

Hice una profunda reverencia, avergonzada, sin saber como reaccionar y salí de ahí inmediatamente tras decir un lo siento demasiado tímido.
Iba llegando a la salida y sentí que alguien me tiraba del brazo, volteé y era Minho. Miré al piso. Lo que faltaba, que ahora me siga. Parece que a este chico le gusta que lo alaben.

- O...oye-dijo con el tono cortado debido a que tuvo que correr.-No le digas esto a los demás, por favor.

- ¿Decirles qué? ¿A quién?-dije y me acordé que era famoso. Me golpeé la cabeza. -¿Tan importante eres acá? Oh, bueno. No, no les diré a nadie que no te gustó la niña que tenías que cuidar. Tu expediente está limpio, no te preocupes. Estoy grande, puedo conocer Seúl sola, mamá no…

- ¡¿Qué?!

- Oye, ¡Me veo de 18 según algunos!-dije molesta.

- ¡No eso!-La secretaria entró a la recepción.

- Minho ssi, cambios de última hora. Ella es la niña que tienes que cuidar por el día.-dijo Ha Rae-Órdenes del directorio.

Tras terminar la sesión de fotos, Minho se cambió de ropa y salimos de ELLE.

- ¿Asi que debo ser tu tutor?-dijo

- Mamá insiste en que no esté sola-dije encogiendo mis hombros.

- ¿Quiere que sea tu novio?-dijo parando en seco y me sonrojé.

- Me Debí expresar mal. No, no, no.-Negué con las manos.

Salimos del lugar.

Llegó un hombre de contextura gruesa, muy desarreglado y con apariencia cansada. Se acercó a la recepcionista. Buscó un papel en su bolsillo. Cuando lo encontró por fin habló.

- ¿Ha visto a Cara Lutz?-dijo mirando el papel- Me pidieron que la cuidara. No pude llegar antes, había un taco horrible.

La secretaria miró a su alrededor preocupada.

Íbamos caminando por el parque, yo no podía parar de mirar y fotografiar todo, maravillada de la ciudad y todo lo que ofrecía. Era realmente hermosa, mezclaba de una forma tan sincronizada la tecnología y su cultura milenaria que ni siquiera podía articular palabras coherentes de admiración. No era tan estructurada como Inglaterra, tampoco tan clásica, era como si fuese otro mundo en donde las personas conviven acostumbradas a ese ritmo. Yo era prácticamente un bichito raro entre toda esa nueva cultura, pero a la vez me sentía tan libre. Allí no me conocía nadie, se podía empezar una vida nueva y nadie se daría cuenta.

- Wow-Exclamé mientras mirábamos por el puente hacia el Río Han, nuestra primera parada.

- Papá, solía traernos aquí cuando mi hermano y yo éramos niños. Esta distinto a ese entonces.

Sonreí, y seguí mirando al horizonte. Era como si se estuviera hablando a si mismo. No debía intervenir. Cuando la gente se pone nostálgica, me gusta dejarlas solas, sobre todo si esa persona la vengo conociendo de hace menos 4 horas, es de otro país, asiático, al otro lado del mundo, con otras costumbres y modos de ver el mundo. Oh, tantas diferencias.

Miré a Minho que al igual que yo se quedó mirando al horizonte. Tenía que acostumbrarme a esa persona. No quería ser como esos idiotas que se sienten intimidados por alguien o algo diferente a ellos mismos. Tenía que verle lo común, por muy extraño que se escuchase

No siento lo mismo que cuando miraba a Eun Bok. Este chico tiene una historia que es desconocida para mí, no es cercano mío, es alguien común, o bueno…"común". Puedo conocer el idioma, haber vivido con un coreano desde mi infancia hasta hace dos años atrás, pero esto es un desafío que creí que no iba a pasar. Las diferencias van más allá de conocimientos y palabras.

- ¿Me vas a seguir mirando o te quieres subir a esos patos?-dijo apuntando. Miré hacia donde indicaba. Había una pareja muy sonriente, en un cisne romántico, el cual era manejado por un señor que llevaba sombrero y que cantaba. Tal como en Francia o Italia.

- ¿Uh?-dije sonrojándome. Él río debilmente- ¡¿Nosotros dos?!-chillé.

- ¡Tsh! Claro que no, mira-Me apuntó a dos amigos que andaban en cisnes más pequeños, individuales.-Será una competencia…¿Qué dices?

- Acepto el reto…-Le contesté y avanzamos a la caseta donde se arrendaban los botes.-Y son cisnes, no patos.

- Te ganaré-dije pedaleando a toda velocidad.

- ¡No!-Gritó Minho y se puso a pedalear más rápido, sin conseguir avanzar, solo rodar en el lugar.

- La técnica no está en la cantidad de pedaleos-Nos dijo una señora que iba con un niño, cerca de nosotros dos, en un bote de parejas.-si no en la fuerza que ustedes le ponen a cada uno de ellos.

Minho y yo nos miramos, y luego reímos.

- Además, no entiendo porque si ustedes siendo pareja eligen botes separados-dijo y nos sonrió. Me sonrojé nuevamente y mire a Minho.

- ¡Te voy a ganar!-Que bueno que no tocó el tema.

- Nooo!

Estuvimos así un buen rato, peleando, riendo y salpicándonos agua hasta que llegamos a la meta que habíamos puesto al principio de la carrera de "patos". Por supuesto que yo llegué primero.

- Te gané, te gané, te gané.-Infantilmente comencé a cantar en la celebración de mi gran éxito. Aquello molestó a Minho.

- Oh, es solo un juego de patos, ¡Por favor!

- Cisnes, y ¡Gané!-Le saqué la lengua y rodó sus ojos a otro lado, botando aire, molesto.

- Me voy de aquí-dijo Minho y empezó a avanzar con su bote.

- Oh…-dije mirándolo extrañada. Luego miré a mi alrededor y todo seguía igual que antes, nada diferente había pasado. Miré la hora. Eran las 14.00, a esa hora terminaba nuestro turno. ¿Lo sabía, Minho? Me paré del bote y comencé a gritar su nombre, agitando mis brazos en señal de atención-¡Minho ssii!...Hey, ¡MINHOO! ¡Hey!-volteó riendo.

- Atrápame.-dijo y empezó a pedalear, de seguro burlándose.

- ¡Oh, este niño!-Bufé. No iba seguirlo en su jueguito.- ¡Hey, Minho ssi! , ¡MINHO!-Traté de llamar su atención elevando la voz y moviendo los brazos, pero no había caso.

Me iba a sentar con el objetivo de seguirlo de una maldita vez para que se acabara todo esto, pero sin querer tropecé, perdí el equilibrio y todo se fue a negro tras entrar al agua.

Instalaciones de Elle girl Korea.

El Sr. Kang estaba sentado en uno de los sillones de la sala, visiblemente preocupado. Como no estarlo, si andaba por ahí una jovencita que debía estar a sus cuidados (quizás en que condiciones) y ahora eso mismo debería reportarlo a su jefa. De seguro eso iba a ser motivo de despido permanente, sin recomendación. ¡Demonios, él era editor de material para publicar no una niñera! Por culpa de una chiquilla loca y un taco automovilístico de media calle, tenía su trabajo y reputación pendiendo de un hilo. Park Han Na te podía hacer sufrir y destruir si se lo proponía (Y si le dabas razones, claro) , sin embargo a la vez ser una joven mujer muy humilde y amable con los demás. Era mujer de temer.
Eso era lo que le preocupaba más a Kang. La salud de la niñita esa, cuyo papel con su nombre había perdido del nerviosismo, le preocupaba lo más mínimo. Si estaba viva, excelente, una oportunidad de seguir en el negocio. Si no, el siguiente en morir sería él.

Al fin Han Na llegó a su oficina, eso hizo saltar a Kang de su lugar.

- Hola Kang, ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Cara?-La mujer tiró su bolso al escritorio y luego miró al asustado Kang. Al no recibir respuesta, reiteró la pregunta. - ¿KANG, DÓNDE-ESTÁ-CARA?

- No ... no la he visto.-Respondió tartamudeando.

- Pues ve a buscarla por el edificio.

- En todo el día.-continuó

Han Na se cubrió la frente con su mano, creyendo que se desmayaría. ¿Dónde rayos podía estar? Una muchacha, sola, en Seúl, la pobre de Terry. Tomó su cartera sin decir nada, y rápidamente llamó a la jovencita a su celular. Estaba fuera de servicio.

No tenía fuerzas para gritarle a Kang.

- ¿Y ahora qué hago?-Cayó sobre su silla. -¿Le habrá pasado algo?

- Si quieres yo…-dijo Kang

- TÚ CALLATE SI NO QUIERES PERDER TU EMPLEO.- Se equivocaba, le sobraban fuerzas para gritarle.

Entró la secretaria de recepción, con unas carpetas. Al ver el alboroto que había se lanzó al piso, arrepentida.

- Discúlpeme Park HanNa ssi, discúlpeme en verdad-dijo sumamente dolida-Ellos me dijeron que iba a ser una broma, pero se fueron y no sabemos donde están.

- ¿Ellos? ¿Quiénes son "ellos"?-dijo Han Na.

La secretaria levantó su cabeza. Oh no, eran…ellos.

Me asusté mucho al caerme al agua, por lo cual comencé a agitar mis brazos y buscar como poder afirmarme del bote como única forma de salvación, pero estaba muy lejos y sin saber nadar poco podía hacer. Solo recibía agua y me iba hundiendo más, cada vez más. Aquellos segundos, minutos, no tengo idea, pero parecían un siglo. Escuchaba voces, pero de a poco nada más.

Sentí que alguien me tomó. He muerto tal vez. Dicen que pasan las cosas buenas que uno quiere que pase. Además todo se sentía tan difuso, como estar a punto de quedarse dormida.
Alguien desabrochó mi chaqueta, maldito pervertido, de todos modos no tengo fuerza de defensa. ¿Qué es esto? Tierra firme...oh, ¿Cuándo rayos llegué aquí? A los segundos sentí unas temerosas e inseguras manos sobre mi pecho ejerciendo presión. Iba a toser, pero sentí sus labios posándose sobre los míos para darme aire, dos presiones de nuevo y me incorporé, tosiendo y botando agua, despertando de una vez, respirando el precioso aire y recuperando la memoria de lo ocurrido.

- Oh, me...me caí-dije y miré a Minho que estaba agachado al lado mío, empapado igual que yo.

- ¡EL CHICO DE SHINee SALVÓ A UNA FAN!-Gritó un hombre emocionado y miré a nuestro alrededor que hasta ese entonces había permanecido bastante silencioso, pero estaba rodeada de gente.
Miré a Minho desconcertada, mientras elogios a su persona iban y venían.

- ¿Te encuentras bien? ¿No quieres ir al hospital?

- Estoy…-escuché un "Aww, mi oppa la besó, pero ¡Que envidia siento!" de una fan que debía estar por ahí- Estoy bien. Gracias.

Minho me sonrió y parecía como si los rayos de sol se hubiesen mezclado con su cabello y su sonrisa. Me sentía como en una cámara lenta. Sí, debo estar muerta.

Estábamos comiendo hamburguesas en un restaurant. Eran eso de las 15.00 hrs, la verdad no teníamos idea porque mi reloj se descompuso y nuestros celulares estaban arruinados. Minho había insistido en llevarme al hospital pero me negué rotundamente. No soportaba la idea de que mi único día en Seúl fuese arruinado por mi torpeza y mi mala suerte.

- Ahsh, mi ropa quedó horrible-dijo Minho mirando su abrigo.

Revisé mi bolso y el dinero que tenía estaba estropeado por el agua. De no ser así, iríamos a reponer esa ropa que se le descompuso por mi culpa.

- Esto es realmente deprimente en verdad-dije suspirando y miré a otro lado. Una persona estaba pagando con tarjeta de crédito. -¡ESO ES!-dije y Minho me miró-¡TARJETA!

- ¿Eh?

- Ahhhsh, ¿¡A…A DÓNDE ME LLEVAS!?-dijo Minho mientras era empujado por mí hacia el interior de una tienda de ropa.

Una vez allí, tome toda la ropa que se veía bonita y que le podía pagar. Mientras era seguida por él, que sacaba las prendas que no le gustaban del todo. Es fácil de convencer una vez que te determinas a no dar tu brazo a torcer.

- Cara ssi, no sé si esto funcione-dijo Minho dentro del vestidor.

- Ay, sal ya. No te estoy pidiendo que me modeles-dije

Minho salió con una teñida totalmente intelectual, pero se veía adorablemente dulce.

- ¿Te gusta?-Le pregunté. A mí me encantaba, pero no era yo la que la usaría. "Pero vas a mirarla" Cállate consciencia.

- ¿Cuál es el objetivo de...?

- Quiero compensarte. Por haberme ayudado hoy. Fuiste tan…

- Cara ssi-dijo Minho-¿No crees que lusco como un niño así?

Luego de un par de pruebas a Minho, salió. Llevaba una chaqueta negra, que tenía mezclas de cuero y tela en distintas partes, abajo una polera café y unos jeans. Se veía realmente bien, era como si esa ropa fuese justa y exclusivamente para él. Además de que el desgraciado me miró fijamente, pues sabía que encontraba que se veía bien. Luego empezó a modelar frente a mí.

- Ah, te dije que no era necesario modelar-Me fui de ahí, avergonzada. Minho fue a cambiarse la ropa para luego pagarla y volversela a poner. Políticas que no funcionan en estos momentos.

Salimos de la tienda. Dios mío no puedo creer que esa ropa fuera tan cara, me gasté casi todo mi dinero en ello. Pero se veía que era de buena calidad, ojalá le sirva y no sea poco para él. Más que mal me salvó la vida, y le debía ese favor.

- Que lindas terminaciones tiene-Me acerqué a Minho para ver la solapa de la chaqueta.

Este de inmediato se corrió y me miró algo asustado. Lo quedé mirando. Olvidé por completo la diferencia de cultura y ese leve pero notorio alejamiento de su parte me hizo incomodar. Es distinto a Londres, en este minuto que fuese como allá, pero perdería su esencia y no sería especial.

- Está linda.-dije evitando comentarios.