— Tienes las mejillas sonrojadas —Comento Mabel llegando junto a él, luego de que Dipper estuviera afuera.

— N-no ten... —Pero antes de que pudiera negarlo, su hermana estaba con sus dedos índices apretando sus mejillas.

— Sí que las tienes.

— Ya déjalo —Le dijo tomando sus muñecas para que detenga su acción— ¡Es el calor! ¡El calor! ¡Hace mucho calor! —Repuso comenzando a ventilarse con su propia gorra.

Ella entrecerró los ojos y rió.

— No es el, es ella.

— ¿Qué? —Pregunto pasmado mientras sus mejillas se volvían más rojas.

— Y yo sé quién es... —Y añadiéndole un poco de misterio se quedó callada unos segundos solo mirándolo como cambiaba sus tonalidades de rojo por una más fuerte— Empieza por P y termina en acifica —Acompañando lo dicho por enormes gestos en la mano y una gran sonrisa en su cara.

Ante esa declaración Dipper se quedó inmóvil en el lugar mientras su cuerpo se volvía rojo y caliente como un horno, preguntándose como lo supo.

— Lo sabía, lo sabía —Repitió dando saltitos en el lugar— A mí no me engañas, Dip.

Ante eso suspiro y asintió. Porque Dipper no podía engañar a Mabel como también es cierto que no podía engañarse a sí mismo con el hecho de que Pacifica Northwest, le gusta.