Los personajes de Miraculous Ladybug pertenecen a Thomas Astruc y producidos por Jeremy Zag y compañía.

La historia es un producto de mi cabecita sin fines de lucro. Espero que lo disfruten.

LA PEQUEÑA NATHALIE

PRÓLOGO

Algo que tal vez nunca se le hubiera pasado por la cabeza a Gabriel Agreste, era encontrarse allí sentado, como se hallaba en ese momento; suspiró por enésima vez en aquella hora, una simple hora que sentía como diez de ellas ¿Qué iba a saber que aquello acontecería? lo habría impedido si así pudiera

-FLASHBACK-

Una sesión de último momento ¡último momento! Gabriel Agreste a veces le sacaba canas verdes a la pobre secretaria, cuyo dolor de cabeza era aquel estresante itinerario que debía acomodar, y claro, arruinar las ilusiones del pobre chico cuyo día libre debía ser cancelado. Suspiró sonoramente y dejó caer los hombros con pesadumbres, tenía que dirigirse a la escuela del joven modelo, sacarlo de sus dos últimas horas de clase, llevarlo al lugar acordado y ocupar su tiempo en diversas actividades, cuyo padre no considero un poco, y las colocó como si nada, como si la vida ajetreada del muchacho tuviera que estar más ajetreada.

Cuando estuvo una vez frente al gran edificio, el Collége Françoise Dupont, respiró hondamente, bajó del auto con tableta en mano y acomodó su traje; cuando se dirigía decidida a subir aquellos escalones, un pequeño cuerpo chocó contra sus pies, evitando su objetivo inicial; miró a aquella criatura con un poco de dulzura y le ayudó a levantarse

-¡Oh por Dios! ¡Marianne!-gritó una mujer acercándose a ambas, por la forma en la que corría y veía a la chiquilla, se distinguía a leguas, que era su madre-Disculpe la intromisión señorita... ¡Marianne! por el amor de Dios, no me hagas preocupar-alegó entre dulce y fuerte la señora

-Lo siento mami-dijo con ternura, tomando con su manito el vuelo de su vestido

-Perdone señorita-se disculpó la mujer tomando la mano de la pequeña-Ya sabe cómo son los niños, 5 años y creen que pueden "devorarse" la vida-rió un tanto apenada

-Descuide, fue solo un pequeño accidente, son niños al fin de cuentas y es entendible, lo importante es que a la niña no le haya pasado nada-ambas mujeres miraron a la pequeña y ella negó con una sonrisa traviesa-Bien, si me disculpan, me retiro, permiso-declaró la azabache continuando su camino; sonrió cuando escuchó a sus espaldas un lo siento de la niña; recordaba con cariño su niñez, jugar con muñecas, dibujar y ser un "dolor de cabeza" para sus padres, cosas que normalmente hacían los niños y sobre todo, no preocupaciones, de ninguna especie ni índole, y en esa ocasión, cuyo trabajo se multiplicaba, y cuyo pesar proliferaba en la tristeza del chico cuando se enterase de sus nuevos deberes y la cancelación de sus planes previstos con sus amigos.

"Seria lindo volver a tener 5 años"

Pensó la mujer al ingresar a la edificación, y ahí, con una fuerte punzada sobre la cabeza, todo se había vuelto negro.

-INSTANTES ANTES DEL INCIDENTE-

-Te apuesto a que no eres capaz de llegar-insistió, picando levemente la mejilla de la chica

-¿Me estas retando?-preguntó la adolescente con voz áspera.

Todos los presentes estaban pendientes de aquella "charla" que tenían los más competitivos de la clase. Le chien Kim y Kubdel Alix, eran bien conocidos por todos como "némesis" a la hora de presentar alguna prueba física, aunque las pruebas eran más conocidas como "retos de supervivencia" y "cuál es el mejor". Eran retos comunes que entre ambos se daban casi todo el tiempo, y que provocaban en sus compañeros una cierta emoción.

-Según mis cálculos, es un 50 % de probabilidad de que alguno de los dos gane-comentó Max Kanté acomodando un poco sus gafas, el dictamen estaba hecho, la emoción empezaba a colarse en todos los presentes, y la sonrisa de ambos competidores se ensanchó.

-Es una apuesta-aseguró Kim, con balón en mano, competidora y espectadores siguiéndole los talones. Todos se reunieron a las afueras del patio, aprovechando la hora libre que se les había dado por cuestión de una reunión de último momento entre los maestros.

Se ubicaron en uno de los pasillos, que daban vista frente a la canasta de baloncesto; el reto era simple, tratar de encestar el balón desde aquella distancia, y aunque todos sabían que era casi imposible, eso no lo hacía menos interesante de observar.

La primera en tratar de encestar era Alix, tomando distancia entre sus compañeros, y con unos cuantos redobles corrió y lanzo, provocando el asombro de casi todos los presentes; pues Kim, confiado, desmeritaba la distancia del tiro de la chica, que había alcanzado un considerable apartamiento entre el arco y el balón, pues este había logrado tocar la malla de la cesta.

-Supera esa Le Chien-dijo Alix confiada, cruzándose de brazos

-Eso lo veremos Kubdel-y haciendo lo mismo que la chica, tomó distancia entre sus compañeros, hizo redobles con el balón, corrió y lanzó, asombrando a todos; pues con toda su fuerza arrojó el balón tocando el borde del tablero, pues este lo sobrepaso, impresionándolos aún más, debido a que el balón no había dado en el blanco, pero si le había caído a alguien.

-¡Nathalie!-gritó el joven rubio corriendo hacia la susodicha, seguido de sus otros compañeros ¿ahora qué?

-FIN FLASHBACK-

Suspiró, de nuevo, miraba el reloj cada tanto con un poco de recelo, deseaba urgente que salieran de aquella sala y le dijeran que diablos estaba pasando, por qué tanta la demora ¡No era una cirugía por el amor de Dios! era una simple revisión ¿no era para tanto? ¿Verdad?

Se sentó nuevamente en la silla, cada tanto se levantaba y daba vueltas de un lado a otro, otro tanto lo dedicaba a sentarse, desordenar levemente su cabello y refunfuñar cada vez que miraba su reloj de mano

-Padre... -el llamado de su hijo le hizo levantar la mirada, el chico podría decirse que se veía igual al hombre frente a él; ansioso por saber el dictamen del médico, pues la espera, aunque apenas hayan transcurrido una hora con quince minutos, era demasiado eterna para los Agreste

-Mira padre, te he traído café-dijo el chico tratando de distraer a su agobiado padre, y claro, tratando de buscar con quién distraerse.

No desmeritaba las llamadas constantes de Nino y de los chicos, mostrando su apoyo y tratando de saber el estado de la secretaria, pero eso no era igual como el consuelo mutuo que se podían dar dos personas, cuando se trataba de alguien que consideraban especial e importante para ellos.

-FLASHBACK-

El grito de Adrien Agreste había alertado a media escuela, y a los maestros que salieron de sus respectivas aulas para poder saber el motivo de aquel escándalo, los primeros en acercarse a los chicos de la clase del modelo, fueron el director Damocles y la señorita Bustier, que vieron con horror como el joven modelo llamaba al cuerpo inerte de la mujer. Se acercaron tratando de ayudar, alejando a los jóvenes entrometidos, dando espacio al cuerpo de la fémina, y tratando de calmar al modelo y a sus compañeros, cuyo estado, los hacía sospechar que ellos estaban involucrados en el incidente.

No tuvieron que esperar mucho a la ambulancia, pues, gracias a la intervención rápida de Alya, logró llamar en el momento que vio la situación en la que yacía la dama.

Con acompañamiento de la señorita Bustier dentro de la ambulancia, y pisándoles los talones el Gorila y Adrien desde el auto, el aludido se dio a la tarea de llamar a su padre y contarle la situación. Expulsó el poco aire que tenía, con los nervios de punta y esperando a que contestara, al oír respuesta al otro lado de la línea, le provocó un poco de nervios, pues en su estado, lo que menos quería era preocupar a su padre por medio de video llamada

-Eh...Padre...-la voz de Adrien se escuchaba entrecortada

-Adrien ¿dónde diablos están Nathalie y tú? me acabaron de llamar, avisando que todavía no han aparecido para realizar la sesión de fotos que se programó-dijo un tanto furioso el hombre a través del teléfono

-Padre no creo que podamos...-

-Adrien-interrumpió el hombre-Dense prisa, esa sesión de fotos es muy importante para la empresa y...-

-Padre...-intentó hablar el chico, pero nuevamente lo interrumpe el diseñador

-No interrumpas Adrien, sabes lo que te he dicho respecto a interrumpir...-

-¡Nathalie esta grave en el hospital!-gritó el modelo dejando mudo a su padre, pues no se escuchaba sonido alguno a través de la línea-¿Padre?-

-¿Cómo que está en el hospital? ¿Qué paso? ¿Dónde sucedió? ¿Tu estas bien?-

-Padre... yo estoy bien, pero no sé Nathalie... la vi muy mal, por favor solo ven-rogó el chico

-¿Qué hospital?-preguntó

-Saint-Louis-

-Ya estoy yendo para allá-declaró el hombre colgando el teléfono

-FIN FLASHBACK-

Miró a su padre de soslayo, ambos no habían tomado mucho de aquel líquido espeso que tenían en mano, estaban demasiado preocupados por saber el estado de Nathalie como para querer tomar o comer algo, pero lo hacían para no preocupar al otro, y para disipar aquellos nervios que en ellos se instalaban.

-¿Familiares de Nathalie Sancoeur?-al oír el llamado del doctor los hombres se dirigieron hacia el señor de bata blanca

-¿Cómo se encuentra doctor?-preguntó el mayor con voz preocupada

-Pues físicamente, la señorita no presenta más que uno que otro moretón provocado por el golpe, pero mentalmente...-miro al modelo y al diseñador intercaladamente

-¿Qué? ¿Qué tiene?-insistió el chico, el doctor los miró y suspiró, cerrando la tabla con el informe de la mujer

-Quiero que tomen esto con calma, puede ser un tanto duro para ambos, y hasta ahora desconocemos el motivo de su estado, pero podemos darle un tratamiento, tratar de que se recupere, y logre volver algún día a su "vida cotidiana"-los hombres empezaron a preocuparse ¿tratamiento? ¿No saben que tiene? esas eran algunas preguntas que se pasaban por la cabeza de los Agreste, pero, al ver que el doctor los llamaba con la mano, invitándolos a entrar a la sala, fue cuando cayeron en cuenta a lo que se refería

-Hola pequeñita, mira, han venido a verte-dijo el doctor con total ternura como si tratase con un pequeño niño.

Allí sentada, con el cabello suelto, sin zapatos ni anteojos, se hallaba Nathalie Sancoeur, sacudiendo los pies de arriba abajo meciéndolos

-Hola-saludó tímidamente con la mano, llamando la atención de los Agreste

-Dime pequeñita, cómo te llamas y cuántos años tienes-dijo el doctor dando paso a padre e hijo

-Soy Nathalie y tengo 5 años-dijo risueña la mujer, provocando preocupación al médico, no por el hecho del comportamiento de la mujer, sino a lo lívidos que se pusieron los Agreste.

Esto se ponía interesante.

Hola mis queridísimos lectores que se han tomado la molestia de leer esta ocurrente historia, pido mil disculpas pues hace tiempo que no escribo una historia y me encuentro un tanto oxidada.

Esta idea se me pasó por la cabeza hace unas cuantas semanas, y después de leer y releer, decidí de una vez por todas subirla, esperando a que la disfruten.

No olviden dejar sus comentarios, opiniones e ideas, como hace tiempos que no escribo se me hace importante sus comentarios, y como también es mi primer fic sobre esta serie, quiero toda su sinceridad respecto al capítulo.

Les desea lo mejor: Alma de Titán.