DANGANRONPA: MONORI SERIES
Advertencia: Este fanfic se ubica en el mismo universo que Danganronpa, tanto del juego como del anime, pero no va a seguir la misma trama, no os preocupéis NO SPOILERS. Para el nuevo argumento ha sido necesario introducir algunos Ocs.
Rating: M por escenas de violencia y Gore en el futuro. Puede que algo de lemon.
Disclaimer: Danganronpa no nos pertenece, tampoco sus personajes (solo los Ocs y la historia).
Resumen: 16 jóvenes son escogidos por un pequeño oso de peluche para unirse a la prestigiosa Academia Kibougamine. A partir de entonces lucharan por sobrevivir mientras "matan o mueren" con la ayuda de un misterioso gato…
Hola! Bienvenidos a nuestro primer fanfic producto de nuestra adicción a Danganronpa. Esperamos que les guste, las parejas serán:
-Junko/Celes
-(Fem.) Oc/Kyoko
-Mondo/Ishimaru
-Touko/Byakuya/Naegi
Y algunas mas….
-PRÓLOGO-
Las luces brillantes de las máquinas tragaperras, el olor del humo del tabaco y el whisky caro, el sonido de la bola sobre la ruleta…Sonrió, se encontraba en su hábitat natural .Volvió a mirar sus cartas y, sin que nadie se diese cuenta, sacó el as bajo su manga.
- Escalera real de color - dijo, echándolas sobre la mesa con desinterés, ante la atónita mirada de sus contrincantes. Una enorme montaña de fichas fue arrastrada por el crupier hasta ella. Mientras este las cargaba hasta el mostrador donde conseguiría su dinero, le dijo, con voz suave, "Por transferencia, por favor. Ya sabes el número."
El chico asintió, adelantándose al ver como el director y propietario del casino se acercaba a la chica gótica.
- Celestia, querida.-comenzó el hombre, algo entrado en años. Vestía un esmoquin blanco que le ayudaba a camuflar su prominente barriga, y llevaba pulcramente arreglado el fino bigote, y se encontraba fumando un puro- ¿Otra vez aquí?- NO parecía enfadado ni molesto, contrariamente a lo que expresaban sus palabras.
-Si, sabes que no podría aguantar un solo día sin robarte dinero-respondió ella con un tinte divertido en la voz.-Me lo pones demasiado fácil, Matsuda.
El hombre rió demasiado ante estas palabras. Cuando cesó su ataque de risa, le dirigió una mirada cómplice.
- No esperaba otra cosa-Añadió cogiendo la tarjeta que el crupier le tendía- He visto que hoy la noche se te ha dado especialmente bien- La felicitó- Entrégale su parte- Ordeno al chico que llevaba un maletín ya preparado en sus manos.
Celestia lo tomó y lo abrió allí mismo contando mentalmente los montones de billetes. Este acto provocó una sonora carcajada en el hombre al que, lejos de desagradarle el gesto, pareció complacerle aún más. Sabía que había hecho bien en aliarse con la chica. Ella y su extraordinario talento para el juego le habían hecho ganar más que el propio casino.
Unos minutos más tarde, Celestia ya se encontraba en el asiento trasero del Rolls Royce, de camino "a casa". Se distrajo mirando por la ventanilla. Volviendo a mirar hacia dentro, se fió en el maletín en el que reposaban los fajos de billetes ganados en la apuesta de hoy que no le interesaban en absoluto en ese momento. Su mente vagaba hasta la carta que descansaba encima de su escritorio, un misterioso sobre que de la prestigiosa academia Kibougamine que aún no había podido leer
El chófer se detuvo frente a la verja de una enorme mansión, ubicada en uno de los barrios mas ricos de la ciudad.
- Seguiré a pie –Le ordenó que parase y se bajó del coche, sin olvidar el maletín. Sin una palabra de agradecimiento, comenzó a caminar. La fuerza no era una de su habilidad más destacable, pero estaba acostumbrada a cargar con aquellos maletines. Suspiró, le quedaba un kilómetro y medio para llegar a su verdadero destino, un humilde apartamento de las afueras, que compartía con su padre.
Celestia Ludenberg, como se hacía llamar, había sido criada entre cartas de póker, dados y apuestas. Su padre había sido uno de los mejores jugadores internacionales, amasando en su día una cuantiosa fortuna que ahora quedaba reducida a un montón de deudas y una ludopatía.
El abandono de su madre resultó un duro golpe para ambos, aunque la joven recibía alguna que otra carta suya desde diferentes lugares del mundo. Ahora era ella quien debía asumir todas las responsabilidades a las que su padre daba la espalda cobardemente.
Dejó de un lado aquellos pensamientos al tiempo que la cerradura. Se quitó los zapatos y caminó, procurando hacer el menor ruido posible, hasta su habitación. Colocó el maletín sobre la mesa y cogió la carta, abriéndola sin mostrar mucho interés en el sobre
Celestia Ludenberg, ha sido seleccionada para ingresar en la prestigiosa academia Kibougamine como la "Super Duper High School High Roller". Preséntese el día 16 de septiembre a las 8h para dar comienzo a la ceremonia de bienvenida, donde se le dará las demás instrucciones. Además le adjuntamos un folleto sobre nuestra secundaria.
Volvió su vista al sobre para descubrir el panfleto. Lo cogió, desconcertada por la escueta carta y lo desdobló para comenzar a leerlo
Felicidades por ingresar, ha comenzado un nuevo periodo. Un nuevo inicio. Este lugar se convertirá en su nuevo mundo. Como ya le habrán informado por cartas, la ceremonia inicial comenzará a las 8h. Esperamos, disfrute de su estancia
Era lo único que decía, el restos eran imágenes y dibujos un tanto mal hechos. Parecían obra de un niño de 5 años.
Dejó los papeles sin saber como reaccionar y se dirigió al baño para darse una merecida ducha, mientras trataba de procesar la extraña carta que le provocaba ese inquietante presentimiento. "Sin embargo", pensó desnudándose y doblando cuidadosamente la ropa" es una muy buena oportunidad".
El agua caliente relajó sus músculos y ayudó a aclarar sus pensamientos. Volvió a la habitación con tan solo una toalla cubriendo su cuerpo y la larga melena negra cayendo por su espalda y por debajo de su cintura, aún húmeda. Sostuvo la carta entre sus manos una vez más y una sonrisa se dibujó en sus labios. Celestia Ludenberg nunca dejaba escapar una oportunidad.
….
No podía más. Llevaba toda la noche sin dormir, ocupada investigando todos los "Super Duper High Schoolers" que pudo encontrar y que, si aceptaba la invitación tirada sobre su cama, serian sus futuros compañeros. Una modelo, un jugador de baseball, una nadadora olímpica, un otaku… Todos eran personas que destacaban especialmente en un ámbito y que poseían un futuro brillante y prometedor.
Una academia de élite para alumnos de élite.
Aún así, tenía un presentimiento, y no era bueno. Había leído varias veces tanto la carta como el panfleto, pero aparte de su brevedad, no presentaban ninguna otra rareza.
Se aparto de la pantalla del ordenador con los ojos enrojecidos y dio un sorbo a su café capuchino, el responsable de que hubiera aguantado todo aquel tiempo despierta.
Bajo a la cocina y tomo una manzana del frutero sobre la encimera. Reviso sus notas. Un total de dieciséis alumnos, contándola a ella, habían recibido invitaciones a la Academia Kibougamine. Ninguno aparentemente relacionado con los otros.
Se dio cuenta de que quizás se estaba comportando con una paranoica, al fin y al cabo, era una simple academia de secundaria ¿no?
Subió a su habitación de nuevo con intención de irse a dormir. En ello se encontraba cuando se fijó en la imagen de la academia que le ofrecía la pantalla del ordenador.
Se trataba de un complejo de edificios que superaba la altura de los alrededores, de aspecto sobrio e imponente. Se decía que de ella salían los mejores profesionales de Japón. Deportes, arte, espectáculo,… Quizá debería dejar de pensárselo tanto y aceptar, como habían hecho los demás. De cualquier forma, no era el momento de pensar en ello; en esos momentos lo único que deseaba era dormir. Aunque ella, Kyoko Kirigiri, estaba segura de que esa noche tampoco podría dormir bien. Demasiadas preguntas; preguntas que estaba decidida a contestar.
Cerró los ojos dejándose caer sobre las sábanas, dándose cuenta de que la lámpara aún seguía encendida, pero sin ganas de levantarse. Su reticencia a dormir era causada por las pesadillas que, aunque no diarias, solían asaltarla muy a menudo. Todas giraban en torno a la muerte de su madre, seis años atrás, cuando fue condenada a la silla eléctrica por la serie de asesinatos que cometió.
¿Por qué no había podido pararla? ¿Por qué no se había dad cuenta de lo que su madre había estado haciendo todo esos años? La investigación era su vida, llevaba metida en el mundo de los detectives desde aquel momento, en el que se prometió jamás volver a dejarse engañar. Sin embargo, no podía evitar que los rostros desencajados que dejaba su madre tras de sí, la acosaran en sus pesadillas, como un permanente recuerdo de lo tonta que había sido.
Se giró para quedar de costado sobre la cama y trató de reprimir aquellos dolorosos recuerdos mientras se abrazaba a la almohada.
…...
Frente a la puerta de la enorme academia distinguió a una joven de pelo largo, de un extraño color que variaba entre el blanco y el lila, con un flequillo recto que no llegaba a tapar sus enormes e inquisitivos ojos violetas. De estatura alta y complexión delgada, vestía con una camisa blanca y una corbata rojo apagado. Llevaba una falda morada y botas altas del mismo color. Su atuendo lo complementaban una gabardina púrpura de mangas anchas y unos guantes adornados con tachuelas. Parecía estar ensimismada con algo escrito en su block de notas. Celestia se preguntó si era una de sus nuevas compañeras; una de las que no había podido encontrar información. La rodeaba un halo de misterio que obligaba a fijarse en su persona. Dio un paso hacia ella dudando de si debía presentarse o esperar a que estuvieran todos juntos en la ceremonia de bienvenida. Rápidamente, se decidió por su primera opción.
- Buenos días - le dijo a la joven con su ya tan ensayada sonrisa artificial.
Kyoko se giró. Delante de ella se encontraba la mismísima Celestia Ludenberg, una de las mejores jugadoras y mayores apostadoras del país. Tenía el pelo negro azabache, recogido en dos coletas que presentaban complicados bucles. Su cara pálida estaba enmarcada por dos mechones de cabello y un flequillo recto acabado en punta. Destacaban sus finos rasgos y sus ojos rojo bermellón. Unos centímetros mas baja que ella misma, poseía un físico esbelto que pasaba desapercibido debido a su atuendo gótico, que consistía en una camisa blanca y corbata granate, además de una falda con vuelo y encaje blanco, y una chaqueta ajustada, también negra. Calzaba unos calcetines negros con el mismo encaje y unos zapatos rojos de tacón bajo.
Después de su escrutinio, la miró a los ojos sin contestar.
Celes no borró la sonrisa de su cara cuando la otra joven la ignoró, aunque una leve molestia empezaba a hacer mella en su permanente cara de póker. No soportaba ser ignorada.
- Soy…-decidió presentarse en ese momento.
- Celestia Ludenberg, la" Super Duper High School High Roller"-Contestó perdida entre las páginas de su libreta. A Celestia se le crispó el gesto. Tuvo que forzar los músculos de sus mejillas para mantener su sonrisa. Kyoko volvió
Su vista hacia ella.
- He oído hablar de ti- dijo como si eso la disculpara- Mi nombre es Kyoko Kirigiri- correspondió a su presentación y, sin una palabra más, camino hacia el interior de la escuela, que esperaba a sus nuevos alumnos con la enorme verja de entrada abierta de par en par. Celestia, molesta, la siguió.
Sobre la torre del reloj de la Academia Kibougamine, un gato rosa las observó entrar, seguidas más tarde por otros catorce jóvenes. Quedaban 20 minutos para las 8.
El gato sonrió y desenvolvió una tableta de chocolate con gesto goloso.
Segundos después el gato negro había desaparecido.
…
NOTA DE LAS AUTORAS:
¡Hola! Yo soy la otra mitad del fanfic y espero que os guste
-ESPERAMOS que os guste ( la mira mal)
-Snif! Lo siento…Por cierto Monori quiere reviews (y si le dais chocolate mejor)
-Se aceptan todo tipo de comentarios y sugerencias¡
