A/N: Hola, mis queridos terrícolas. El planeta Tierra os saluda con gran entusiasmo. He traído conmigo un regalito, un fic de otro mundo literalmente: Cosmic Love, de mi serie favorita Duelo Xiaolin, por supuesto. Este fic es una comedia romántica con unas variaciones ligeras del drama (con una buena sazón de misterio, ¿qué es un fic de AliceXS si no tiene misterio?) que nos tiene de protagonista a la queridísima Kimiko y a Raimundo como coprotagonista. Con la actuación antagónica de nuestro frijolito favorito: ¡Hannibal Roy Bean! (vamos a darle crédito para que se luzca, pobrecito Chase, dejémosle descansar como villano por un fic) y de Ashley, Jack va a jugar un papel de villano menor. Por supuesto vamos a tener con nosotros los demás personajes de la serie (sin ellos, yo no puedo hacer nada), ya se revelarán ante su debido tiempo. Una historia de un tierno y dulce amor que tiene su lugar en este maravilloso mundo. Admito que este fic no estaba en mis planes, salió así solo, a partir de unas canciones (la imaginación vuela cuando uno escucha canciones).
No me gustan las aventuras espaciales ni creo en los extraterrestre ni menos me gusta las comedias románticas por sus temas tan clichés, pero hago unas excepciones especiales con Duelo Xiaolin porque es Duelo Xiaolin. Siempre he querido hace un drama escolar pues que propiamente no he hecho uno, pero no se me había ocurrido nada bueno para empezarlo. Me inspiré a través de Corazón de Melón o Bombón, como lo quieran llamar (un juego) y I dream of Jeannie (una serie), por si encuentran similitudes si han visto cualquiera de los dos. Y Kimiko tiene nombre de alienígena (contrale sí, como los extraterrestre tienen nombre de terrícolas), pero descuiden después de lo cambia para pasar desapercibida. Lo que más me gusta de este capítulo son las conversaciones tan espontáneas entre Kimiko y Raimundo, ellos lo hicieron muy bien. Kimiko para el Oscar. En fin, hecha con todo el cariño para ustedes, mis malvaviscos asados, por favor disfruten del primer capítulo de este cósmico amor :)
Nuestra historia comienza situándonos en el espacio sideral, en un espacio abierto y oscuro, frío, pero no muy tenebroso. ¿Lo ves? Esos puntos titilantes que están ahí son estrellas que están a años luz de aquí, objetos astronómicos muy brillantes, algunos materiales que están flotando sin rumbo fijo, son posiblemente partículas que se desprendieron de los planetas en su formación hace millones de años y están circulando por ahí. Cuerpos celestes como asteroides, meteoros, cometas, estrellas y muchos más todos ellos forman partes del mágico universo. Amigos míos, esta es la Vía Láctea y a un extremo está el sistema solar, donde los nueve planetas describen una órbita alrededor del astro rey. En ese preciso instante explota algo, miren, allá a los lejos, propagándose como ondas que crecen y se desvanecen.
¿Qué es eso? ¡Es una genuina nave espacial color rojo! Una pequeña y veloz nave con alas curvas, de un diseño gracioso similar al de un tiburón parece que tiene aletas en la parte superior e inferior. Con una enorme pantalla (o ventana) verde al frente. Se dirige a velocidad turbo al sistema solar. Y más atrás de esta singular nave espacial, la persigue otra. Una mucho más grande, colores roja y negra, pero de un temible aspecto monstruoso. Dos pares de ventanas triangulares simulan dos ojos y la compuerta es una enorme sonrisa malévola. Las alas son anchas y largas. También con las mismas aletas de la pequeña nave. Debe pertenecer solo a un ser en la galaxia: Hannibal Roy Bean. El alienígena más depravado y poderoso, pero el más temido y respetado por todos en el cosmos (porque no tienen más alternativas). Nadie sabe con certeza cuál es su verdadera forma, solo se sabe que se esconde en su armadura pesada y metálica. Pero si ese es Hannibal... ¿quién pilotea la pequeña nave roja, por qué la persigue y cuál es el motivo? ¿quieren que lo averigüemos? Echemos un vistazo adentro de la nave.
Dentro de la nave, ensillada al volante, clavándole las uñas del terror y el desespero vemos a una pequeña extraterrestre con aspecto de una muchacha, de su cabeza sobresalen dos antenas delgadas, cabellos negros largos como alas de cuervo y hermosos ojos azules, la piel es nívea, las mejillas son sonrosadas y sus labios son rojos cual carmín. ¿Casi parece humana, eh? Solo existe una especie muy similar a la de los seres humanos, debe de ser una pyromaniana, que es el gentilicio de la gente de Pyromania. Un grande planeta rojo que está a años luz de aquí, su ubicación es desconocida, excepto por quienes la habitan obviamente.
En este planeta habita una civilización de alienígenas avanzados muy tecnológicamente, su gente comparte unos rasgos similares con los llamados terrícolas (nosotros), descontando por unas mínimas diferencias que las hacen desiguales a los humanos. Una sería las antenas que esta adorable criatura del universo tiene en la cabeza o a no ser que nosotros hemos desarrollado también antenas en la cabeza y no me haya dado cuenta. Pyromania, también es conocido como el Planeta de Fuego para que los que no saben. Seguimos pues, ésta linda extraterrestre recibe el nombre de Kim-U. Y esta es su historia.
Cosmic Love
1º
La chica de la nave espacial
Kim-U se va hacia adelante, golpeando su pecho contra el volante, sacándole todo el aire, cuando la monstruosa nave de Hannibal dispara tres armas láser de rápida rotación. Kim-U desvía con éxito dos rayos láseres moviéndose en zigzag, pero uno alcanza los propulsores de la nave, que es cuando se golpea. Se escuchó el sonido de una alarma. La cápsula ovoide que es donde la heroína pilotea, comienza a parpadear una luz roja al compás de la alarma.
-Maldición.
Kim-U revisa cuál es el problema rápidamente, uno de los propulsores está deteriorado por culpa de un rayo láser. Ya no podía ir tan rápido como antes. La velocidad turbo iba cada vez más descendiendo. La nave quizás se paralice en cualquier minuto. Hannibal está más cerca según el radar de navegación. El corazón de la joven alien (si es que tiene) se aceleró a sabiendas de lo que pasaría si llegaba a atraparla, sería llevada de regreso a su planeta donde viviría su vida infelizmente. ¡No, no podía dejar que eso pasara! Hannibal atacó una vez más, no iba a tardar en alcanzarla. Míseramente la defensa de la nave estaba equipada hacia delante de ella, tendría que darse la vuelta, pero el equipo no tenía oportunidad contra su nave. Él tenía a su disposición todas las armas más poderosas y más monstruosas de toda la galaxia con lo mejor de lo mejor de la tecnología extraterrestre. Él podría destruir la nave con presionar un dedo, pero no lo había hecho. La nave no aguantaría mucho. Tendría que estacionarse en un planeta y repararlo ella misma, en el compartimiento tenía un estuche de herramientas, pero Kim-U nunca antes había reparado un vehículo ni menos conocía de herramientas. Estaba perdida, pero no se daba por vencida, tenía la otra (y única) alternativa de librar la cápsula ovoide donde estaba ella y huir... ¿pero a dónde? Hannibal atacó otra vez. ¡La nave se iba a estrellar! Justamente en su persecución pasaba entre dos planetas uno rojo como Pyromania y el otro azul con algunas partes de color marrón.
-Eres mía, Kim –sonrió Hannibal, llevándose las manos tras la espalda-. Acelera –ordenó a la nave.
Kim-U golpeó el puño contra el enorme botón rojo para expulsar la cápsula de la nave sin que Hannibal se diera cuenta.
-Activada expulsión de cápsula.
La cápsula fue expulsada de la nave y se fue contra el planeta azul a toda velocidad. Kim-U tenía miedo, se aferró de los brazos de la tierra hasta enterrar las uñas y cerró los ojos con todas sus fuerzas, esperando que todo el peligro pasara. La cápsula atravesó la exosfera, la termosfera, la mesosfera, la estratosfera y la troposfera, toda esa broma. Kim-U se abrazó a sí misma. Cuando la nave de Hannibal llegó, se llevó un chasco tremendísimo, ni la nave ni Kim-U estaban. No había señales de ella ni sabe a dónde pudo haber ido. Hannibal soltó un rugido. La nave iba detrás de la cápsula. Después de atravesar las capas de la atmósfera, fue precipitando hacia mar abierto.
Justamente en ese mismo día, un joven había escogido ese día para surfear. ¿Cómo no escogerlo? Era un día soleado, había mucha brisa, el sol estaba radiante, las olas se mecían contra la arena. Un día hermoso. Así que tempranamente salió de su casa, sacó su tabla de surf y fue directamente a la playa. Enterró la tabla en la arena y respiró aire fresco hondamente. Era un joven de piel morena clara, cabello castaño oscuro despeinado y alborotado, los ojos verdes pícaros y brillantes, llevaba sandalias, pescadores color marrón, una camisa azul claro con estampados de palmeras blancas incluía una solapa con abotonadura que estaba abierta a la mitad por lo que su pecho desnudo sentía calor sin mangas (era un estilo más desgarrado), un medallón amarillo en forma de espiral guinda sobre el pecho, ancho de espaldas y hombros, fornido, sus músculos eran fuertes aunque no voluminosos, lo suficiente para desmayar a cualquier chica...
-Sí señor, hoy es el día en que montaré la ola perfecta. ¡A surfear! –el muchacho se quitó la camisa, se puso su bañador, cogió su tabla de surf llevándola a cuesta de su cabeza, se lanzó al mar. Se acostó sobre la tabla y comenzó a bracear apenas divisó de una ola venirse hacia la playa. Sin embargo mientras el joven iba hacia la ola algo titiló en el cielo, tapando el sol brevemente. Escudriñó con la mirada, extrañado. De repente, vio una cápsula y más atrás una nave espacial roja. El chico dejó escapar un grito, trató de regresarse a la orilla, pero la nave se golpeó contra el mar. El agua amortiguó la caída por lo que la nave se mantuvo a flote. Una enorme ola se dibujó en el mar. El muchacho terminó por hundirse con su tabla de surf, afortunadamente sabía nadar por lo que braceó y pataleó hasta subir a la superficie. Tosió el agua salada.
-¡Wow, ¿pero qué fue eso?!... –se dio la vuelta y miró la nave espacial, abrió los ojos como platos-. Creo que me entró agua en los ojos.
Curioso, el terrícola nadó hasta la nave. Dejó su tabla a un lado y poniendo las manos sobre la nave, se impulsó hacia arriba. Le echó un vistazo de cerca. Soltó un silbido.
-De lujo, me pregunto dónde habrá salido, tiene un aspecto de una de esas naves espaciales que salen en las pelis de Star Wars y eso. Seguramente están filmando una película por aquí si es así es muy extraño ya que no vi cámaras ni nada, cuando llegué esto estaba solo. Pero si es una nave espacial, ¿no debería tener una cápsula o algo así? No parece completa, le falta una parte... –el chico hizo memoria y recordó que también algo había caído al mar con el mar, pero no flotó, en su lugar precipitó al fondo. Quizá si tenía suerte pudiera verlo.
El joven se lanzó en un clavado al mar, tragando una bocanada de aire. Braceó hasta más abajo y vio que la cápsula se encalló en un arrecife de coral. Se acercó más para echarle un vistazo de cerca, percibió que adentro de la cápsula había algo ahí. Pegó su cara contra ella y solo porque estaba bajo el agua no profirió una exclamación de sorpresa cuando vio a una chica dentro, estaba inconsciente. Debía de sacarla de allí o podría morir. El agua se filtraba por varios agujeros. Con todas sus fuerzas, trató de subir la cápsula a la superficie, pero la movió unos centímetros. Imposible, sacaría mejor a la chica. Abrió la cápsula alzándola con todas sus fuerzas. Tomó a la chica entre sus brazos y nadó devuelta a la superficie. Tragó otra bocanada de aire. La llevó a las orillas de la playa rápidamente. Temió por la vida de la chica, permaneció bastante tiempo en el agua. Trató de sacarle el agua poniendo sus manos sobre su pecho y apretó con fuerza. Escupió agua. Miró a la chica.
-Oye, chica, estás a salvo. Ya puedes abrir los ojos. ¿Estás bien? ¿puedes oírme?
Esa chica es Kim-U, eso es obvio, cuando oyó aquella voz tan angelical pareció volver en sí y apenas volteó y al encontrarse con aquel par de ojos verdes. Kim-U sintió como algo muy adentro de ella se estremecía ligeramente, nunca había experimentado aquella sensación, el rubor corrió a sus mejillas coloreándolas de un tenue rosa cuando recorrió la mirada a su extraño salvador. Reconociéndolo como la criatura más hermosa que había visto en toda su vida. Sus ojos, su cabello, su sonrisa, su cuerpo, él era hermoso simplemente. Y ¡le había salvado la vida! Lo que lo hacía ver más noble. Kim-U pareció aturdida, su padre le había dicho que los terrestres eran las peores criaturas creadas en el universo por lo que se había imaginado que eran feas y malvadas criaturas, pero él no era horrible ni malvado. Todo lo contrario. Al ver que no le respondía, el chico le repitió la misma pregunta: ¿Estás bien, chica de las antenas? –sí, se dio cuenta que tiene antenitas.
Kim-U ladeó la cabeza. No lo entendía. No hablaban el mismo idioma.
-¿Qué pasa? ¿no puedes hablar? ¿qué tienes?
Kim-U arqueó una ceja, ¿cómo podía comunicarse con él si no podía entenderlo? Ni él se había dado cuenta.
-¿Es que no me entiend...? –Kim-U estampó sus labios en los del chico, lanzándose sobre él de sopetón. Éste puso los ojos desorbitados. Sus labios eran calientes y dulces. Él rompió el beso estupefacto, Kim-U no descolgó sus manos de sus hombros, estaba ruborizada, pero al mismo tiempo sonreía encantada-. ¡Wow, pequeña, ¿qué estás haciendo?!
-¿Qué pasó? ¿no te gustó?
-No es que... ¡¿entonces sí podías entenderme?!
-Originalmente no –Kim-U bajó la cabeza, abochornada, jugando con sus dedos-, esa fue la única forma que tenía para poder hablar tu idioma, lo lamento. Te quiero dar las gracias por ayudarme, terrícola, de no haber sido por ti me hubiera muerto –Kim-U tomó su cabello y lo exprimió-, para la gente de Pyromania el agua es perniciosa porque le hace mal a nuestro poder del fuego, debemos estar siempre calientes y evitar toda la humedad posible. Tuve la suerte que estuvieras aquí para salvarme la vida. Lo que pasa es que mi nave se averió camino hacia aquí y no tuve más remedio que aterrizar... –Kim-U se levantó. Él también.
-¡¿Q-qué?! –el muchacho se levantó, riéndose de la incredulidad- ¡¿de qué estás hablando?! ¿Pyromania, poder del fuego, nave, me besaste para entender mi idioma, "terrícola"?
-Sí, sí, así le decimos a la gente que vive en la Tierra.
-Ya va, es que... es que no puedo creerlo –se llevó los dedos al puente de la nariz y la miró con una mueca- de veras te golpeaste muy fuerte la cabeza, chiquita –comentó él, cruzando los brazos-. ¿Crees necesitar un doctor?
-¿Un doctor?... Yo no... Pero lo que te estoy diciendo es cierto, estaba en mi nave cruzando por el espacio y sufrí un accidente, choqué contra la Tierra y mi nave se hundió, entonces tú viniste, me salvaste de morir ahogada. O quizá... –Kim-U puso los ojos en blanco, tal vez las antenas no lo hacía tan obvio- no fui muy clara, lo siento, yo soy una extraterrestre. Creí que te diste cuenta cuando viste mis antenitas.
-Muy divertido, eres graciosa, en serio casi te la creí. Pero ya en serio, cuéntame que pasó.
-¡Te estoy diciendo la verdad, en serio soy una extraterrestre! Estas antenas son reales y yo puedo producir fuego –exclamó frustrada-. Te daría una demostración de mis poderes para que me creyeras, pero por culpa del agua estoy empapada por lo que no puedo hacer nada con fuego, tendrás que confiar en mi palabra. ¿No te parece un poco extraño que una nave espacial cayera justo en tu playa y yo tenga antenitas?
-Sabes, hay muchos bromistas por aquí que les encanta hacer ese tipo de bromas, una vez me hicieron creer que en esta playa habitaban las sirenas y desde ese día ya no me ando con cuentos fantásticos, ¿y estas antenas de dónde la sacaste, de la tienda de disfraces...?
-¡No me las toques, podrías lastimarme! –aulló Kim-U, retrocediendo-. Nada es un cuento, eso es realmente una nave espacial, yo soy una extraterrestre y soy real también, lo que te dije es cierto, ¿qué necesitas para creerme?... -de inmediato que empezó a sentirse un poco acongojada, el cabello de Kim-U comenzó a saturarse de un color más claro y verdoso. La quijada del muchacho cayó al piso al observar como lentamente el cabello negro de la chica se ponía color verde-. ¡Tú cabello es verde, ¿cómo lo hiciste?!
-Oh, eso me sucede cuando presento cambio de emociones repentinamente. El color verde es porque expresa preocupación, de no ser por la humedad lo hubieras visto cambiar a rosa, ya que sucede cada vez que me sonrojo, a mí papá le parece que es el color más bonito que me queda aparte del negro. Las otras mujeres en mi planeta también poseen esta cualidad, ¿no tendrás algo con lo que me pueda secar si no es mucha molestia?
-Eh, sí, claro –el chico retrocedió sin quitar sus ojos de la chica, incierto si creerle o no, esta sería una broma mucho más creíble que de las sirenas, tomó su mochila y sacó una toalla, se la entregó. Kim-U tomó la toalla entre las manos sin saber exactamente qué hacer con eso, le dio diferentes vueltas, examinándola con suma curiosidad.
-¿Y cómo se usa?
El muchacho agarró la toalla y le secó la cabeza, le restregó el cuero cabelludo con cierta delicadeza por no estropear sus antenas. Luego le dejó la toalla sobre sus hombros para que ella siguiera secándose, entonces las antenitas de la cabeza de la extraterrestre se movieron por sí solas, secándose los restos de humedad. El terrícola estaba más impactado que nunca.
-¡Guau, eso fue increíble!...
-Y hay más –Kim-U se concentró, cerrando los ojos con fuerza mientras se esforzaba para que su cabello se prendiera en llama, apena una flemita de fuego apareció en la coronilla. El chico se fue para atrás de la impresión, tropezando contra una rama, se desplomó al suelo-. ¡Ten cuidado, ¿te lesionaste muy serio?! –preguntó alarmada, tumbándose al suelo con él.
-No, estoy bien.
-¡¿Ahora me crees?! –preguntó sonriente.
-¡Oh Dios, eres una alienígena de verdad! ¡¿a qué has venido?! Mira, nosotros los terrestres tenemos muchos problemas contra nosotros, como para querer enemigos intergalácticos así que te agradecería enormemente que le dijeras a tu gente que ni se les pase por la cabeza ir a conquistar este planeta porque no es buena idea. Queremos algo de paz, de la que queda...
-Oh, pero yo no vine en son de guerra, de hecho nadie sabe que estoy aquí, vine sola. Ni los extraterrestres son como ustedes los pintan, nosotros no queremos conquistar planetas ni nada, queremos una vida pacífica y feliz, ¡ustedes son los que se las pasan enviando naves y cohetes por el espacio allanando nuestros hogares! –chilló Kim-U, su cabello se coloreó de un intenso rojo sangre inmediatamente.
-¡¿Qué?! Eso no es verdad.
-Claro que es verdad, mi papá me lo dijo, él no me mentiría con una cosa así.
-¿Entonces qué quieres si no vienes a conquistar nuestro planeta?
-Refugiarme.
-¿A qué te refieres con eso?
-Mira, un extraterrestre muy malvado me persigue y estoy escapándome, en la persecución mi nave sufrió unos daños, bueno tú ya viste... Así que estaré estancada aquí por un tiempo, pensaba en esconderme aquí mientras tanto veo como reparar mi nave, pero yo no conozco a nadie en este lugar, estoy sola, en cambio, tú pareces un hombre tan dulce, tan bueno, tan galante, tan atento y tan amable que me pareces digno de guardar mi secreto y ayudarme…
-¿Ayudarte?
-Sí, tú ya sabes, podrías ser como mi guía y decirme que tendría que hacer o qué decir para poder esconderme y aparentar ante todos como humana, ayudarme a adaptar mi vida como humana. No tengo comida, vestimenta ni una casa, estoy indefensa, ¿tú no dejarías que una pobre y linda extraterrestre como yo se quedara desamparada en este lugar, verdad que no?
-No lo sé, me podrías generar problemas… –dijo él, rascándose la cabeza. Kim-U ya había bajado las antenitas y puesto la cara de perrito.
-No te causaré problemas, te lo prometo, seré una buena extraterrestre. Por favor, te voy a compensar con lo que tú quieras, pero necesito que me ayudes, no puedo hacerlo sola, ¿lo harás? Te lo ruego –Kim-U se puso de rodillas y entrelazó los dedos, como rezando. Dudó, las historias que tendría que inventar, la responsabilidad que tenía que llevar a cuesta de su espalda, las explicaciones que tendría que dar, pero la linda extraterrestre le había agradado desde un principio y vaya que sí era hermosa. No lo negó. Suspiró.
-Está bien, yo te voy a ayudar –las antenas de Kim-U se levantaron rápidamente, su cabello cambió a un tono amarillo y se lanzó sobre el muchacho, besándolo en las mejillas, la nariz y la frente (toda la cara) centenares de veces.
-¡Oh, gracias, muchísimas gracias, gracias, de verdad muchas gracias! ¡te prometo con una mano al corazón, como ustedes los terrícolas dicen, que no te voy a fallar! ¡eres el humano más maravilloso y hermoso que he conocido en toda mi vida! –se zafó de ella.
-Sí, sobretodo maravilloso y hermoso, más bien idiota –gruñó-. Espérame un momento que tengo que irme a cambiar… –dijo colgándose la mochila de un brazo y cargando la tabla de surf con un brazo.
-Oh por cierto, no nos hemos presentado. Me llamo Kim-U, pero me puedes decir Kim.
-¿Kim-U? ¿qué clase de nombre es ese?... –preguntó arqueando una ceja, extrañado-. Dime Rai.
-¿Rai? Ese nombre sí que es extraño.
-En realidad mi nombre verdadero es Raimundo, pero todos mis amigos me dicen Rai pues que ese es el diminutivo.
-¡¿Entonces somos amigos?!
-Wow, peinados locos, no te pases, somos lo que podríamos llamarnos amigos por interés.
-¿Amigos por interés? Bueno, está bien –sonrió, llevándose las manos a la espalda.
Raimundo, ahora que por fin sabemos el nombre de este chico, regresó poco después con su playa azul, sus pescadores y sus sandalias, su apariencia típica. Raimundo le pidió a Kim-U que lo siguiera, irían a su casa mientras pensaba que hacer con ella y sus problemas. Kim-U estaba encantada de conocer a su casa. A Raimundo no le fue extraño notar que la chica de otro planeta estuviera encantada con él y no tuviera ningún temor en expresar su simpatía, o estaba muy agradecida que la salvara y la estuviese ayudando o estaba muy enamorada. La verdad él quiso pensar que era la primera opción. Pero para su mala suerte, es la segunda.
Kim-U estaba perdidamente enamorada de Raimundo, aunque lo encontrara divertido, no le dijo ninguna mentira cuando confesó que le parecía hermoso y maravilloso, aparte de ver al joven bastante atractivo, el hecho de quererla ayudar y haberla salvado era en su planeta un intento de galantería, pese de que sabía bien que no fue precisamente con esas intenciones, estaba consciente del acto de valentía, la buena voluntad y la nobleza que tomó Raimundo en haberla rescatado de un peligro mortal para ella y ayudado en una difícil situación. Vio que tenía un corazón honesto. Nunca antes nadie se había mostrado así con ella. Raimundo era diferente, que era lo que más le atraía de él. Cuando un extraterrestre encuentra el amor, se enamora y entrega su corazón a alguien, es irreversible, ¿qué si le estoy queriendo decir que los alienígenas solo se pueden enamorar una vez en su vida? Sí, les estoy diciendo eso.
Los dos caminaron juntos a casa de Raimundo, Kim-U iba detrás de él. Le dijo que su casa no quedaba muy lejos de la playa y llegarían rápidamente. Raimundo echó un vistazo a sus ropas. La verdad que sería un poco extraño que llegara a casa al lado de una chica con una apariencia estrafalaria: Kim-U tenía una minifalda color lila, pero debajo tenía unas medias pantis de color verde, unos botines lilas con algunos detalles remarcados de un púrpura, una blusa sin mangas lila y unos brazaletes plateados. Había oído de tipos estrambóticos, pero esto era ridículo. Sería difícil de explicar, ¿qué más difícil de explicar todavía? Sus antenas.
Raimundo le refirió que era miembro de una familia muy numerosa, era el hermano mayor de una familia compuesta de 8 hermanos. Él era el tercer hermano, los dos primeros habían hecho su vida independientemente. Pero a estas horas de la tarde, tenía la casa para él solo. Sus padres trabajaban y sus hermanos seguramente estaban haciendo de las suyas con sus amigos. Kim-U le pareció muy simpática la casa de la familia Pedrosa, así era su apellido, una casa doble, no muy amplia, de adobe y enormes ventanales al frente y una puerta. La casa de los terrícolas era muy bonita.
-No me considero un experto en aparentar ser humano, pero tampoco soy un asco, así que te puedo ayudar. Lo que sí no sé qué hacer exactamente es cuando te vean con tus antenas. Te podría dar un sombrero, pero...
-¿Mis antenitas te preocupan? –inquirió-. Bueno, no es normal si quiero fingir ser normal, pero no te preocupes las puedo ocultar, mira –Kim-U bajó la cabeza, sus antenas se pararon rectamente y se metieron en su cabeza sin mayor dificultad. Raimundo puso una mueca- ¿lo ves? –Kim-U volvió a sacar sus antenas.
-Lindo, ¿qué pasará con tu poder del fuego?
-No te angusties, me controlaré. Sé que puedo.
-¿Y qué pasará cuando tu cabello cambie de color drásticamente frente a alguien?
-Me trataré de controlar.
-No lo creo, por cómo te comportaste en la playa, lo dudo. Tendrás que usar una peluca.
-¿Peluca? ¿qué es eso?
-Es cabello fabricado sintéticamente, lo usan las mujeres y algunos hombres. Buscaremos una bonita peluca pelinegra y ya veremos cómo te queda, eso sí, tenemos qué pensar que ropa te pondrás...
-¿Mi ropa no está bien?
-No lo tomes personal, pero tu ropa aquí no cuadraría muy bien que digamos. Te tienes que vestir como terrestre. ¡Ah, también debemos buscar un lugar dónde te quedarás!
-¿No me puedo quedar contigo?
-Si puedes, pero mis padres harían preguntas si te quedas mucho tiempo y sería sospechoso además porque podrían pensar que tú y yo... –Raimundo hizo una seña con las manos, Kim-U ladeó la cabeza- ¿entiendes? No te puedes quedar, si esta casa fuera para mí solo, tal vez lo consentiría, pero no soy el único que vive aquí. Y tu nombre eso debes de cambiarlo.
-¿Por qué? Me gusta mucho mi nombre.
-Sí, es bonito, pero no es un nombre terrícola. Podrías pasar por asiática ya que tienes las facciones de una, pero necesitas un apellido para pasar desapercibida.
-¿Un apellido? ¿pero qué nombre debería escoger?
-No lo sé, puedes optar por uno que te guste –dijo Raimundo, abriendo la puerta-. Muy bien adelante –hizo un ademán. Kim-U entró a la casa, dio un par de vueltas mientras examinaba bien, parecía emocionada, saltaba de un lado a otro. La casa de Pedrosa era desordenada, todo estaba hecho un desastre, las cosas regadas por aquí, la caja de pizza por allá abierta en un sofá, las revistas amontonadas, lo más llamativo era la vista de la playa que daban los ventanales al frente. Raimundo se disculpó por el desorden. "Es humilde, pero es mi casa".
-¡Es preciosa, me encantaría vivir aquí! –admitió mientras sus antenitas bailaban.
-Pero no puedes, a ver qué haremos con tu ropa...
-¿Y cómo sabré vestirme?
-No sé, encuentra a alguien que viste bien y cópiale.
-Oh... ¡¿dónde está tus aposentos?!
-¿Mis aposentos?, ¿de qué siglo eres? –se echó a reír-. Así no hablamos aquí, mi cuarto está arriba, veamos, eres bajita, creo que a mi hermana Rosario no se molestará si te presta algo de tu ropa mientras veo como resolvemos. Tú ve mientras tanto que nombre te vas a poner.
La extraterrestre decidió subir arriba, saltando alegremente los escalones. Asomó la cabeza por cada una de las habitaciones. Todas estaban personalizadas por cómo eran los hermanos y algunas eran literas, era un total de cuatro habitaciones. Una donde estaban los padres de Raimundo, la otra era de Raimundo y sus hermanos, otra era donde dormían sus hermanas y otra parecía el cuarto de una bebé. La cuna estaba vacía. Seguramente era la hermana más pequeña de la familia de Raimundo. Kim-U echó un vistazo al cuarto de Raimundo, habían varias tablas de surf apiladas a un lado, una computadora ni tan moderna ni tan vieja cerca de una ventana donde entraba una brisa fresca, afiches del equipo de Brasil, otras de playas, una pera de boxeo colgada del techo (las vendas sobre las mesillas), debajo de una de las almohadas encontró una revista donde aparecían mujeres con unas poses muy prometedores y semidesnudas. ¿Cuánto apostamos a qué pertenecía a Rai?
Kim-U ojeó la revista y luego la dejó en su lugar, descubriendo otra cosa en su lugar. Un adorable oso de peluche*. Se rió ante la forma graciosa de su peluche. Lo volvió a dejar en donde lo encontró. Las camas estaban desordenadas (los cojines tiradas a un lado y las sábanas en el piso), Kim-U se tomó la molestia de ordenarlas. Casi tropezó con un balón de futbol. Kim-U lo cogió, le echó un vistazo y lo puso sobre la cama. Saltó hacia el armario y lo abrió. Las ropas grandes debían pertenecer a Raimundo si era el único hermano mayor de la familia que vivía ahí. Debo encontrar a alguien que vista bien y copiarle, pensó Kim-U, él viste muy bien...
-Kim-U, mira, ponte... ¡¿PERO QUÉ TRAES AHÍ?!... –exclamó Raimundo cuando Kim-U salió de su cuarto vistiendo una camisa blanca con algunos estampados verdes y naranjas*, SOLO tenía la camisa puesta. Como Kim-U es pequeña, Raimundo es más alto, por lo que su camisa afortunadamente le llegó un poco más debajo de la cintura. Raimundo se volteó rápidamente, su cara se tildó rojo.
-¡Mira, ¿qué tal?! ¡¿te gusta?! –sonrió de oreja a oreja.
-¿Por qué traes puesta mi camisa de la suerte?
-Tú dijiste que tenía que encontrar a alguien que vistiera bien y tú viste muy bien.
-No, me quise referir a eso, Kim... Kim, quiero que te quites mi camisa de la suerte –Kim-U parecía contrariada, a punto de sacarse la camisa por arriba. Raimundo le gritó-: ¡¿Espera, tienes ropa interior abajo?!
-¿Qué es ropa interior?
-¡Mejor no te la quites, Kim! Mira, toma esto, enciérrate en mi cuarto o donde quieras y no salgas hasta que te hayas cambiado de ropa.
-Está bien, de acuerdo, si eso quieres –dijo con voz apagada, bajando sus antenitas. ¿Lo habré hecho enojar? No fue mi intención, creí que se pondría feliz si veía que pienso que su ropa es bonita, pensó Kim-U encerrándose en el cuarto. Se sacó por arriba de la cabeza la camisa de Raimundo, la abrazó con fuerza, la colocó de nuevo en donde la encontró y se vistió con la ropa que le había dado Raimundo. Era una camiseta de tirantes Bienvenue, un pantalón cortos de la misma marca, zapatillas newplayer con un corazón rojo de adorno. Se miró en el cristal de la ventana para ver como quedaba. Era un conjunto muy bonito. Kim-U salió.
-Listo, ya me cambié, puedes mirar. Lamento si te hice que te enojaras.
-No estoy enojado, solo es... Aj, ¿ya pensaste que nombre te gustaría ponerte?
-No, no lo pensé. Hay tantos nombres terrícolas, no sé cuál escoger –dijo Kim-U-. Tu casa es muy bonita, me agrada mucho, ¿ya te lo dije? –comentó mientras paseaba por el cuarto de las hermanas de Raimundo, y miraba una laptop sobre un cojín con forma de corazón, estaba aún encendida había una página de internet en ella-. ¿Quién es Kimiko-Dae Krumm? ¿y qué artefacto mágico es este?
-Eso es una laptop, es una computadora portátil, en mi opinión una de las mejores máquinas que el hombre ha inventado. Mis hermanos y yo nos quedamos con la computadora y ellas se quedaron con la laptop. Y Kimiko-Dae Krumm, es una tenista muy famosa, mi hermana Rosario le gusta el tenis y ella es su deportista favorita.
-¿Qué es deportista?
-Gente que practica algún deporte, que consagra su vida a un deporte, yo lo haría por el surf o por el futbol. Si la dejaron prendida es que salieron a comprar chucherías o que se yo, ella es de las que le gustaría conservar su figura y no come postres, tan deliciosos que son.
Kim-U, por suma curiosidad, comenzó a teclear en la nada. Acercó su mano, tanteando la parte inferior del teclado, cuando el cursor se movió. Decidió comprobar su teoría, tocó otra vez haciendo que el cursor se moviera, siguió desplazando divertida el mouse. Pronto abrió otra pestaña de la misma página de internet. La pestaña estaba en YouTube, un vídeo estaba menos de la mitad, cargándose todavía. Era de un capítulo de un anime llamado Another por lo que leyó en el subjet. Leyendo en los subtítulos de abajo pudo entender la imagen en estado congelada.
-Rai, ya sé cómo me voy a llamar...
-¿Ah sí, cómo?
-¡Kimiko Tohomiko!
*La camisa de Raimundo de la segunda y tercera temporada para Duelo Xiaolin, si no se acuerdan no sé cómo se pueden llamar fans de Duelo Xiaolin.
*El osito de peluche de Raimundo, de la serie original, Ninja Fred. Si no saben eso sobre él, no sé qué derecho tienen para ser fans de Raimundo.
¿Bastante lindo todo, no les parece? Me reí bastante con la camisa de la suerte de Raimundo. Y no digan más sobre el beso, ya sé que dirán, que les recordará a los Teen Titans y todas esas cuestiones. Espero que este primer capítulo haya sido de su agrado. No olviden que comentar es la mejor manera de pedir. ¡Nos leemos en la semana que viene! ;)
