De nuevo yo, la loca que shippea BakuCamie desde una cueva en el under =) y veo que a algunos les gusta la ship. Si están aquí, leyendo esto y han leído mis anteriores historias, se los agradezco mucho y seguro que ya les respondí en MP.

GRACIAS MIL! por sus comentarios y el tiempo que se han tomado para conmigo y mis historias.

Ahora traigo un Multichapter un poco largo, okey no mucho. "Ni villano ni Heroe" es otro BakuCamie pero drama, angst y muerte de personajes. Sé que ya los mate una vez u_u en "Caja de juegos" pero no era mi intensión. Me gusta el drama... Además, esta historia contiene romance y DekuChaco otra de mis ships bonitas. Además de mucha reflexión y angustia de Katsuki.

Comencemos.

Resumen: Katsuki falló de nuevo otra prueba de supervivencia, pero esta vez, su compañera divide su vida entre el mundo de héroes y uno descocido. La culpa y la frustración lo hace retroceder, desconstruyéndose de nuevo.

Genero: Fantasía / Ciencia ficción / Romance / Drama / Angustia / Muerte de una persona / Amistad / Erótico

Parejas involucradas principales: BakuCamie - DekuChaco

Disclaimer: Ningún personaje me pertenece, todo es de su respectivo autor, excepto este la idea de este fic y el mismo.

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Tus malditos cuentos de hadas

Al terminar las clases, guardaron sus cosas y salieron a toda velocidad rumbo al hospital. Llegarían en veinte minutos más tardar. Iida no pudo acompañarlos, debía entregar un par de reportes de la clase. La hora de visita empezaba a las seis de la tarde. Uraraka estaba inquieta, corría delante de Izuku para llegar a la parada del autobús. Mencionó que debía pasar a comprar flores. Tenía esperanza de encontrar una florería a pesar de la hora. Durante el trayecto al hospital, encontraron un pequeño local donde Uraraka compró tres rosas rosas que envolvieron en un bonito papel celofán transparente.

El hospital estaba a escasos minutos. Uraraka se sofocaba un poco, miró el reloj con impaciencia. Seis con veinte. Ella siempre era puntual, estaba un par de minutos en la habitación y después regresaba a los dormitorios. Izuku la acompañaba porque se sentía culpable, con ella y con la persona internada. Se sentía impotente porque, al igual que con Kacchan, no pudo hacer nada para evitarlo. También estaba agradecido, porque gracias a esa persona, Uraraka estaba con vida, a salvo. Sonriendo para él.

Ella en cambio, estaba siempre recriminándose. "Yo debería estar ahí, en esa cama, inconsciente y no ella" decía cuando se deprimía a solas o frente a la habitación del hospital. Intentaba ser fuerte, ser valiente, admirar a su heroína, pero no podía. Era débil, era una hojita de papel flotando en el cielo dispuesta a caer donde sea para no seguir sin rumbo.

Compromiso moral y remordimientos de conciencia, se mezclaban en el cuerpo de Uraraka y era arrastrada cada tercer día al hospital. Deseando que, en una de esas visitas, ella abriera sus ojos soñadores, abrazarla, agradecerle y pensar en una forma de devolver el favor.

Uraraka Ochaco tenía una heroína que parecía una princesa postrada en una cama de medicina interna del hospital central. Era un cliché, pero no había otra forma de describirla. Estaba ahí, inmóvil, tibia, su respiración se apoyaba de un tubo haciendo que fuese pausada. La maquinita del cardiograma hacia sonidos musicales que indicaban que ella seguía aquí, aunque su mente y conciencia anduvieran en una dimensión diferente.

"Ella siempre ha sido distraída. Su mente tropieza y se enreda, como sus pies y por es suele caer" "Normalmente vive en la luna, cuando aterriza descubre que se ha perdido las clases más importantes" "Aun así es una de las mejores estudiantes, creo que ella es del tipo de personas que no necesita memorizar, sólo entender y entonces, es de las mejores de su clase" "Le gusta jugar con el teléfono móvil e irse de compras toda la tarde" "A soportado tanto… las burlas y humillaciones sobre su cuerpo desnudo en la primera fase de las licencias" "¿Fuerte? No, pero es hábil… jamás la he visto destruida… Ha de ser porque, como dije, no vive en este planeta" Una mañana se quedó dormida en casa y llegó a medio día a la escuela, contó a todos que tuvo un viaje astral" "Sí, está un poco chiflada, pero eso la hace especial… nunca la he visto de mal humor" "Le gusta hacer amigos porque no puede tener novio… pero creo que le gusta alguien" Dijeron sus compañeros, Shishikura e Inasa. Siempre que Uraraka escuchaba algo sobre la vida de Camie Utsushimi apretaba sus manos sobre la tela de la falda del uniforme y contenía su llanto.

Aterrada.

Le arrebataron la vida a una muchacha tan bonita y divertida. ¿Por qué? Sólo tenía diecisiete años. Deprimida regresaba al dormitorio. Por eso Izuku e Iida la acompañaban. Siempre se llevaba un poco del "coma" con ella.

Finalmente, llegaron a las seis con cuarenta. Las enfermeras y recepcionistas, conocían a los jovencitos. Les daban el pase de entrada. Sólo dos veces encontraron a la madre de Utsushimi, pero regularmente llegaba después de las ocho de la noche. Otras veces a sus compañeros, pero no era frecuente durante estas dos semanas, ellos estaban en clase y llegaban los fines de semana.

El médico internista que atendía a Camie, les informó sobre su estado antes de marcharse. Asombrado porque una niña tan joven estuviera en ese estado y porque siempre tenía visitas.

Medicina Interna estaba en el tercer piso, Utsushimi dormía en la habitación trescientos tres. Uraraka siempre entraba nerviosa y emocionada, con la esperanza que le notificaran que despertó.

La primavera debería abrir sus ojos otra vez, como los pétalos que se abren.

Su habitación olía a manzanilla con violetas. Las cortinas de la ventana estaban cerradas y la luz suave iluminaba el rostro de la doncella. Dormida, como si tuviera un hermoso sueño. "Camie solía decir que en los sueños teníamos otra vida" dijo Shishikura la primera vez que la vieron después de la intervención quirúrgica. Y eso parecía, porque ella no estaba sufriendo, su piel aún tenía ese brillo coqueto que la caracterizaba.

La jovencita que hacia todo flotar, buscó donde acomodar sus rosas. Porque la habitación estaba inundada de arreglos florales, globos, carteles de buenos deseos. Encontró un florero lila y antes de tomarlo una enfermera la detuvo.

― Disculpe, señorita, ese florero, está ocupado― la enfermera entró con un ramo de gardenias y las colocó en el florero.

― Lo siento― se limitó a decir Uraraka avergonzada.

― Esta bien, no te preocupes, sólo fui a quitar las que estaban marchitas. Estas flores tienen el mismo tiempo que ella en el hospital. Las he cuidado mucho…

Ambos niños se miraron con la interrogante.

― ¿Dos semanas? ― preguntó Izuku.

― Las trajo su novio ― aquella confesión, helo a los dos muchachos. ¿Novio? No sabían nada de eso y al parecer tampoco sus compañeros, de lo contrario lo hubieran mencionado ― le dije que cuidaría de ella y de sus flores. Lo vi tan desesperado… pobre muchacho ― la mujer acomodó algunos objetos en la mesa ― cada vez que viene no habla, sólo se queda sentado, mirándola, luego observa la ciudad desde la ventana, parece que quiere llorar, pero no lo hace. Me causa pena la situación. Ella tan joven…

Antes de despedirse la enfermera hizo un par de recomendaciones, luego cerró la puerta tras de sí. Dejo a los muchachos confundidos y con pre ataque de risa. Sobre todo, Uraraka que le pareció divertida la situación.

― ¿Camie tiene novio? ― se preguntó.

― ¿Quién será? ― añadió Izuku ― Debemos preguntar a Inasa. Porque puede que la enfermera se haya confundido.

― Ahora que lo mencionó… puede ser verdad, Deku. Esas flores están desde que ella fue internada. Nunca puse atención, pudo haberlas dejado cualquiera de su familia.

― Hubiéramos preguntado cómo era ese "novio" misterioso ― Izuku sacó su libreta, listo para anotar todos los detalles de Camie.

Uraraka sonrió al ver a su amigo con la misma dedicación que cuando lo conoció. Amaba esa inocencia y dulzura en su mirada. Era tan precioso que cualquier cosa que hiciera era como una travesura, un juego. Buscó un vaso desechable para colocar sus rosas. Luego las colocó en un espacio sobre el pequeño tocador, aun lado de un par de globos. Después tomó asiento frente a ella. Izuku se acercó a la ventana. La vista desde ese punto era sin duda muy buena, el atardecer ya se había esfumado y el alumbrado público adornó la noche. Las gardenias perfumaban todavía el ambiente, quien sea que las haya traído debió hacerlo con demasiado cariño porque seguían vivas. Era una pena que Camie no pudiera ver todo el afecto que el mundo, al que no pertenecía, sentía por ella.

― Deku-kun― llamó Uraraka. Él la miró, esperaba que no fuera otro drama, a veces no sabía cómo lidiar con los suyos propios y ahora los de su amiga… ¿Dónde estaba Iida? ― creo saber quién es el misterioso muchacho.

― ¿Quién? ― preguntó amablemente.

― Alguien que está igual de destrozado y arrepentido que yo.

Él atolondrado pecoso no respondió. Clavó la mirada en la ciudad que se despejaba ante sus ojos. Al igual que ella, tuvo el mismo presentimiento, esperó que ella hablase.

― Desde que sucedió esto… me odia más que antes ― observó Ochaco ― no lo culpo. Tal vez en su lugar yo hubiese hecho lo mismo. Siempre que me mira, creo que desea que muera o que tome el lugar de Camie. Es frustrante.

― P-pero, Uraraka, él siempre quiere que todos muermos― y ella rió bajito por la afirmación ― N-no digas eso, Uraraka. Si, estuvieras ahí, yo estaría triste, Iida también, las chicas… todos.

Ahí estaba de nuevo, ese sentimiento de culpabilidad en ella que no entendía porque sentía. Comprendió que se sintiera inútil y vencida al no poder defenderse y entonces… Izuku quería decirle que a su a su heroína no le gustaría que se sintiera así. Debía vivir. Había esperanza para ella. Camie estaba en recuperación, pronto abriría los ojos y la abrazaría. Eso quería decirle, pero no sabía cómo expresarse.

Porque si se lo pedían, ella sin dudar, cambiaría su lugar con Camie.

No quiso discutir o hacerle entender su punto de vista, los sentimientos de una mujer estaban muy lejos de ser entendidos por Izuku, por ahora. Era demasiado pequeño y noble para darse cuenta de lo que ocurría. Le costaba adaptarse a su entorno que maduraba, cambiaba, se transformaba y se destruía. Disolviendo todos los buenos sentimientos que alguna vez albergara en niños buenos.

― Él nos odia mucho más ahora― susurró la niña.

Izuku se preguntó si eso era posible, odiar más, que nivel de sentimiento era ese. ¿Puede un ser humano sentir tal desprecio por otro? Dicen que el odio y el amor son exactamente lo mismo, la intensidad es similar, el nivel de obsesión, enfermedad y dolor es un reflejo de sí mismo. Izuku estaba acostumbrado a su desprecio y el odio, pero ella no. Ella apenas estaba sintiendo una leve punzada, cuando sufriera por la bala del cañón, entonces, sangraría, como lo hace él.

¿En qué lio te metiste, Uraraka? Pensó Izuku cuando la vio llorar con la cabeza en las sabanas de la cama. Camie continuaba tranquila, esperándose a sí misma.

Una escena que no quiso recordar, porque le dolía ver a Uraraka llorar sin control. Le dolía la garganta y quería hacer algo para detener su llanto. ¡Por favor, Camie despierta! ¡No sé qué hacer! Cada vez que Uraraka lloraba o experimentaba el sufrimiento, él podía sentirlo en cada parte de su cuerpo. Fluía el mismo pesar por sus venas. Y Camie seguía dormida, contando ovejas o quizá estaba viviendo su otra vida y esta nada más fue un escape.

Sus piernas tiritaron, las obligó a llegar hasta la niña de la cero gravedad. Sus manos tampoco estaban coordinándose con su cerebro, quería tocar su espalda, hacer esos suaves movimientos que hacia su madre cuando él lloraba. Acariciar su cabello castaño. "Ya, ya pasará" pero era torpe. Con su mano temblorosa consiguió tocar el hombro de la niña. Ella brincó ante el contacto y como una reacción en cadena, se lanzó a sus brazos y lloró más fuerte, más profundo.

Sentir su cuerpo tan cerca, lo hizo temblar aún más, sus nervios estallarían en cualquier momento, su piel estaba ardiendo y roja, el corazón quiso escaparse, caer y rodar por el suelo. Su mente estaba y no estaba porque el llanto de Uraraka lo regresaba a la tierra. Olía muy bien y se aferraba a su cuerpo. Sus manos se movieron solas y la abrazó. Ella empapó el saco del uniforme con sus lágrimas.

Balbuceó algo que no entendió. Poco a poco mientras acariciaba su mata castaña, ella se tranquilizaba. Como si calmara un cachorro herido y asustado. Izuku no quería dejarla ir, quería retenerla por toda la vida junto a él y tampoco sabía muy bien por qué. Todo este asunto de Camie en el hospital, Uraraka culpable, la sangre, el remordimiento, el odio… los ojos de Kacchan hirviendo. Quemándolos, llenos de furia, desesperanza, miedo y odio mucho odio.

No lo entendía. Sólo tenía dieciséis años.

Poco a poco las lágrimas de Uraraka se detenían, se hacían cada vez más débiles hasta apartar su rostro del pecho del nerd de la clase. Se miraron. Los ojos hinchados de Uraraka brillaban y buscaban en las esmeraldas frente a ella un camino, una salida de emergencia. Él estaba despavorido, con las mejillas rojas, quebrándose el cerebro por no saber qué hacer. No reaccionaba.

― ¿Y-ya te sientes mejor? ― preguntó con dificultad.

Finalmente, la muchacha se separó y buscó un pañuelo en la mesa a un costado de Camie y limpió sus ojos. Izuku quería que alguien entrara, nada más para destruir esa tensión, ese momento complicado que no sabía cómo llamarlo. También quiso seguir abrazándola, guardándola entre sus brazos, aspirando su perfume. No se entendía.

― Soy patética ― dijo fríamente, miró el rostro de Camie ― vuelve, porque en las noches no puedo dormir. Estoy asustada.

Deku compartía el sentimiento, desde el incidente todos estaban igual, con miedo, incertidumbre, ¿quién es el traidor? ¿por qué? Cuando vendrían por él otra vez. Un montón de teorías e ideas llegaron a su mente, muchas de ellas infundadas por Todoroki quien se empeñó desde aquella vez, a desenredar el nudo. Confabulaciones tristes que apuntaban a él.

"Te quieren muerto, Midoriya"

Sin embargo, Uraraka no hablaba de ese miedo colectivo.

― Será mejor irnos, Deku-kun, pronto serán las siete, debemos volver.

El muchacho asintió, esa fue la condición que dio Aizawa para poder visitar a Camie, tres veces a la semana y volver a las siete. No le interesaba excusas de tránsito, de deberes terminados tarde, quería que cumplieran sus reglas.

La jovencita tomó la mano tibia y pálida de Camie entre las suyas.

― Regresa… te estamos esperando. Por favor, ven ― imploró como si de ello dependiera su vida, como si Camie fuese a aliviar todos sus problemas, ella podía traerle la paz y la salvación. Eso parecía, Izuku observó esa devoción como si la niña en la cama fuese una santa, una diosa― … porque tengo mucho miedo.

Y ese terror en las palabras de Uraraka, lo conocía. Tragó saliva. Ella hablaba de un miedo a lo desconocido, de esa vorágine de cólera que se ciñó sobre ella, era la misma que él sintió desde los seis años. Una especie de lava persiguiendo sus pasos. Sentir la muerte de cerca…

El diablo los persigue.

Quiso decirle que estaría bien, que la cuidaría, que nada malo sucedería, pero no pudo… sabía que era mentira, porque él tampoco estaba a salvo.

Antes de salir del hospital, el medico de Camie les informó sobre su estado, no hubo cambios significativos, pero parecía que las visitas le sentaban bien porque siempre que terminaban, sus signos vitales subían un poco. Felicidad, dijo.

― Doctor, puedo hacerle una pregunta― se atrevió Ochako. Izuku adivinó el rumbo de la conservación.

― Creo que ya es un poco tarde― intentó detenerla, sin éxito.

― Claro, dime― el médico esperó de pie, con las manos en sus bolsillos.

― Hay, hay un muchacho que visita a Camie, nos comentó una enfermera… yo, yo quisiera saber, ¿cuándo viene él?

Asombrado por la pregunta, Izuku comprendió que ya no había dudas, sólo certezas de su identidad. El médico meditó un momento mirando al techo, buscando entre sus recuerdos.

― Sí, lo recuerdo. Pues horario especifico ni día, generalmente llega después de ustedes. ¿Lo conocen? Va en su misma escuela.

Una risita nerviosa se apoderó de Izuku. Uraraka estaba helada y mantuvo la calma. Como de costumbre se dirigió amable, ocultando todas las emociones que pasaban en ella. Tuvo un mal presentimiento. Dio las gracias al médico y tomó a Izuku de la mano y salieron a prisa del hospital. No preguntó, la siguió, tenía el mismo sentimiento abrumador. Al estar afuera, corrieron, corrieron lo más rápido que sus piernas podían. Como si los persiguiera un demonio, huían de un desastre natural, escapaban de algo que nunca han visto.

Una vez en la parada del autobús, descansaron. Jadeaban y sudaban un poco. Uraraka se dejó caer en la banca, miró al cielo.

― Por poco ― murmuró. Miró a Deku quien estaba recargado en el soporte de la parada del bus ― perdóname… no.

― Fue lo mejor― respondió inquieto.

Nunca pensó que ella compartiría el mismo terror nocturno, que abrazaría sus mismos demonios, que tuviera que enfrentarse a un hoyo negro. Quiso abrazarla y pedirle disculpas por arrastrarla. Si no hubiera sido por su existencia, ella no se hubiera arriesgado y Camie no estaría en el hospital… lo demás sólo fue una reacción en cadena que estaba explotando despacio.

― La próxima vez, lleguemos más temprano― aseguró la niña― y sin Iida no vengamos.

El amigo de los motores les daba confianza y seguridad. Protegidos por una armadura gigante, por un oso negro, por un arsenal de armas. Era una barrera de protección y contención.

Durante el camino de regreso a los dormitorios, no hablaron. Ninguno quiso demostrar el terror que fue incrementándose cada día desde hace dos semanas. Mencionar el nombre de su fantasma, sobraba. Hubo una conexión implícita en ese momento. Los dos tenían en la mente su nombre, su aspecto. La pesadilla que cobraba vida y se hacía presente de día, de noche, por la mañana, en las clases, en el comedor.

Los perseguía, con la sensación de destruirlos de la manera más grotesca posible.

Era el odio que se manifestaba en el cuerpo de un hombre.

Izuku no quiso imaginar lo que hubiera sucedido si él los encontraba en el hospital o si sabía de sus visitas frecuentes. Se supone que era un permiso especial que otorgó el profesor Aizawa por todos los problemas causados y porque Uraraka se sentía mal. Se supone que ellos no debían acercarse a ella.

Él los odiaba.

La niña temerosa, tomó la mano de Izuku y la apretó fuerte. Estaban a unos minutos de llegar a la escuela. Ninguno de los dos estaba seguro si él estaba o se había ido. Una vez frente a la entrada del edificio de sus dormitorios, titubearon. Paralizados. ¿Desde cuándo su hogar era una casa embrujada?

Maldita enfermera que llenó de suspenso a dos muchachos, de por sí, ya llenos de maldiciones. Ella lanzó un hechizó más doloroso sobre sus mentes. "Que no este, que no este" repitió en su cabeza Uraraka, porque entonces… ¿qué iban a decir? Salir con Iida les ayudaba a la coartada, pero esta vez…

― Uraraka… ya basta, entremos de una vez― Izuku se adelantó y abrió la puerta― vamos.

En la sala común estaba Momo y Todoroki de nuevo viendo videos conspiranoicos en el celular y parecían muy concentrados. Jiro y Hagakure discutían con Kaminari y Sero por las características de un celular. Iida no estaba y eso lo hacía mucho más aterrador. Kirishima comía en la mesa con Mina y Sato. Entraron lentamente. Hasta que pasos tras de ellos los hicieron gritar y protegerse instantáneamente la cabeza.

― No me golpees― soltó Midoriya.

Tsuyu río divertida, Tokoyami miró confundido a ambos muchachos frente a él. Ambos regresaban de haber dado un paseo en las jardineras.

― ¿Qué les pasa? ― preguntó el cuervo ― lucen como si hubieran salido del infierno.

"Apenas entramos" pensó Uraraka.

―Fuimos a la biblioteca y leímos un libro de terror… ― mintió con habilidad Izuku.

― ¿Cuál?, debe ser muy bueno para haberlos dejado tan consternados.

― El libro se llama como yo― oyeron la voz seca de Bakugo que había salido de su habitación, llevaba su pijama y buscó algo en el refrigerador.

Nadie respondió, el ambiente cambió completamente. Desde aquel día, cualquier sitio donde estuviera la explosión con piernas, se convertía en un campo minado, en la línea de fuego, en una habitación sin escape. Kirishima saludó a su amigo con la mayor naturalidad posible, intentó disminuir la tensión. Desde el accidente había que tratarlo con pinzas de algodón, no se fuera a romper y destruir todo, otra vez. Uraraka agachó la cabeza y caminó rápidamente al elevador que la llevaría a su habitación. Deseó ser Hagakure para escapar con calma. No quería que le hablara, que la mirara. El aire se hacía toxico sólo por respirarlo en la misma habitación que él.

― ¿Dónde estaban? ― preguntó Mineta justo cuando Izuku paso a su lado, seguido de la niña flotante.

― En la biblioteca― repitió Tsuyu, notó la inestabilidad del ambiente.

El elevador llegó y una vez dentro. Uraraka comenzó a temblar y mover sus piernas inquietas. La mirada de Bakugo le quitó un pedazo de su alma. Izuku tuvo pena de ella. Pobre criatura, sobrevivirás, ya verás, lo hice yo o eso creyó. Pudiera ser que Katsuki tuviera el alma de Deku y por eso era fácil superarlo. Ella no. Apenas apreciaba como carcomía su estabilidad emocional, como devoraba lentamente su tranquilidad y la culpa crecía como una nube gris.

― Voy a cuidarte― dijo Deku antes de separarse― te lo juro.

Ella le dio una sonrisa forzada y amable, luego desapareció en el pasillo.

Todoroki y Momo continuaron con su investigación al ver que todo estaba igual que siempre. Kaminari gritó a Jiro "No compraré ese celular sólo porque dices que es mejor que el mío" y todo se movió como las manecillas de un reloj descompuesto.

― Amigo, ¿Qué bueno que saliste de tu cueva? ― observó Kirishima contento y es que Bakugo había dejado de socializar aún más y vivía encerrado en su habitación. Se había vuelto mucho más arisco y asocial.

― Sólo vine por botellas de agua―respondió cansado.

Y lo estaba, las bolsas bajo sus ojos demostraban la falta de sueño, estaba demacrado y su piel pálida por falta de sol. Más insoportable si eso se podía y fastidiado. Su andar era pausado y torpe. Lo miraron alejarse a su habitación.

Daba lastima y eso enfurecía más al joven.

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Notas:

Habrá capítulos super cortos como los POVs de Camie y Bakugo o el de Kirishima más adelante.

Gracias por leer y la paciencia. Espero que les haya gustado. Tengo este fic completamente terminado así que espero subirlo cada semana de acuerdo a los sucesos en comentarios, visitas y demás.