Pᴜᴍᴘᴇᴅ Uᴘ ᴋɪᴄᴋs
—All the other kids with the pumped up kicks
You better run, better run outrun my gun—
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A Yuugo no le gusta Norman.
—Y es que la misma frase le queda corta.
Decir que le excrementa, que le asquea su misma presencia, que lo aborrece tanto como aborrece a los demonios serían conceptos más acertados.
— ¿No crees que estás exagerando? — dice Lucas y Yuugo lo manda al diablo ¿Se suponía que era un adulto? Por dios, incluso para su edad. Lo que pasa es que ha sido engañado por esas sonrisas deslumbrantes e inocencia inmaculada de ese bastardo egocéntrico, tiene a todos comiendo de su palma.
Y no, no es la paranoia la que habla por él. Está casi seguro de eso —
Ahora bien, ese no era el problema — el problema era la gente que se dejaba enredar por esa dulzura fingida, el problema eran las personas con quien convive , el problema era Emma y Ray quienes lo defendían como a su propia vida, el problema era que ambos parecían felices con él, el problema era que ese bastardo también.
El problema era él quien no podía aceptar la realidad y sospechaba de cada gesto que hacia el albino.—
Entonces sí, Norman era el problema.
Pero no su prioridad. Al menos no por el momento.
Ya tendría tiempo después para poder armar un plan y así hacer que ese bastardo muriese mas por el momento, se conformaría con molestarlo un poco; piensa para sí mismo cuando nota esa mirada azulina perforar sin escrúpulos su rostro, analizando cada parte de su alma.
Chasquea la lengua cuando se aproxima a él con una sonrisa de plástico adornar su cara.
— ¿Qué es lo que quieres? — gruñe aun sosteniendo la pistola en sus manos que hace ratos pulía con tanta insistencia.
— Oh... Solo quería pasarle un recado de Emma, lo está buscando para la cena y me he tomado la molestia de ayudarle en la tarea.
— ¿Y se supone que debo agradecerte? Dile a cabeza de antena que iré cuando me de ganas. Ahora lárgate.
Y el planea terminar cualquier tipo de contacto con ese mocoso pero el albino parece no entender su indirecta —aunque más que indirecta ya ha puesto un letrero de "vete de aquí"—.
— Dígame Señor Yuugo ¿Es muy bueno con la pistola? Lo he visto allá afuera un par de veces y me genera intriga-
— Escúchame bien mocoso — dice y la pistola que antes pulía apunta discretamente a algún lugar del abdomen de Norman — me interesa muy poco lo que te guste o quieras ¿Que esperabas con adularme de esa forma?
El adolescente parece turbado por unos instantes ante la amenaza del arma pero aun así le mira de nuevo con esos ojos zafiros brillando en un reto disimulado.
— Bueno, me ha atrapado — y levanta las manos aun sonriendo y Yuugo aprieta la mandíbula molesto ante la espontaneidad — esperaba que me enseñara usarla.
La primera reacción de Yuugo es reírse, deja que de su garganta para poder soltar carcajadas altos y estruendosas burlándose de la ingenuidad del escuincle.
— Oh por supuesto ¿Donde debo apuntarme? — dice y el sarcasmo es vil veneno temblando en su lengua — ¿Acaso podrías siquiera tener tiempo para estas cosas? Un mocoso engreído como tú que se la pasa el día completo detrás de un escritorio no sobreviviría ni diez minutos allá afuera.
— Oh, pero si ya he estado afuera — la sonrisa jamás abandona la cara del peliblanco y Yuugo lo tiene que tomar por el cuello de la camisa para acercarlo suficiente a él.
— ¿En serio? ¿Y qué hiciste aparte de ver cómo el trabajo sucio lo hacían esos que tienes por secuaces? No has hecho nada más que asumir un puesto demasiado grande mocoso, todavía eres un niño sin saber del mundo que te rodea...así que no me vengas con esas sonrisas estúpidas de mimado.
Lo suelta y lo ve trastabillar hasta caerse de brunces al suelo, resopla algunas maldiciones antes de irse a paso veloz por el pasillo directo a la cocina.
Eso le ha mejorado el humor, tan solo un poco una pequeña parte de él reprocha sus acciones pero la ignora. Ese niño no le agrada, para nada.
Le odia, tanto como odia ese jodido sistema que ha dictaminado su valor en códigos para el consumo de seres grotescos con ansias de devorar carne humana, como odio a su madre cuando se dio cuenta que solo era otro peón que les hacía creer que los amaba.
Lo odia.
Y cada día, quizás un poco más.
Cuando de la nada llega y roba la atención de cabeza de antena con un mar de sonrisas, lo odia aún más cuando Ray lo llama para cualquier cosa que tengan que hacer.
Pero al mismo tiempo disfruta su rictus de inconformidad cuando cambia de planes —planes que incluyen una cacería fuera del refugio, planes que incluyen a Emma y Ray salir con él al exterior — y se regocija cuando aquellos orbes color cielo se oscurecen con un sentimiento tan negativo como él mismo. O cuando comienza hablar sobre los posibles candidatos que podrían cortejar a la pelirroja —porque no es ciego, el sabe, sabe sobre esa atracción que el albino tiene para con Emma así como también sabe que no es el único— y le encanta jugar son las muecas de repulsión que generan en el rostro pálido de Norman.
Es divertido ver como esa expresión tan encantadora se resquebraja bajo el peso de sus palabras y ¡oh! bendito sean Oliver y Ray, un mundo de posibilidades para Emma.
— ¿Quieres dejar de hacer eso? — Lucas dispara y la bala da a solo dos centímetros del blanco de madera que han puesto en algún lugar del refugio solo para entrenar, bastante bien para un hombre que ha perdido un brazo.
— ¿Que cosa? — dice el mayor cargando su pistola.
— De molestarlo, no te ha hecho nada. Es un niño, por dios Yuugo.
—Un niño cuyo su único error fue nacer — suelta sin pelos en la lengua aunque igual Lucas no emite respuesta mas solo lo mira seriamente.
— No me agrada, deberías sentirte halagado, no te estoy haciendo nada a ti— sonrie y Lucas baja la pistola al tiempo que suspira.
— ¿Que es lo que tienes encontra de él? ¿Que ha hecho mal?
— No deberia sorprenderme de que lo estés defendiendo Lucas pero no puedo evitar la decepción que siento hacia ti en estos momentos.
— ¿Ahora soy yo?
— Si, tú y todos estos mocosos que alaban el suelo por donde pasa ¿No te das cuenta? Es un egocéntrico de mierda y yo odio a ese tipo de personas.
— Polos iguales se repelen — canturreo Lucas dejandose caer en la hierba, y Yuugo le dedica una mirada asesina proponiéndose a jalar el gatillo hasta que escucha la voz de Emma perforar el silencio.
Se voltea resuelto a callarla, mas su primera reacción es morderse la lengua al ver al nuevo Minerva andar con Ray y la pelirroja.
Una cosa era molestarlo indirectamente, pero otra muy distinta era provocar una pelea en publico con eso tres.
— Hablando del rey de Roma — profiere lucas desde el suelo mostrándole una sonrisa burlona que Yuugo quiere borrar a punta de golpes.
— Estupido trio de niños engreídos, esos dos mediocres no hubiesen sabido apañárselas sin mi ayuda...maldición.
— Así que ese es tu problema con Norman ¿He? — pica el castaño mirándolo aun desde el suelo.
— ¿Que coño quieres?
— Estas celoso, simplemente no te convences a ti mismo de que Emma y Ray esten prestando atención a otro.
— Cierra la boca Lucas, el aire de aquí te debe estar afectando — Mas su compañero solo se encoje de hombros y se levanta con esa sonrisa que tanto odia para verlo marcharse rumbo hacia Nigel.
Celoso ¡Ja! Ya quisieran verlo así, él jamás fue celoso y no empezaría con ese niño mimado.
Los ve platicar a los tres juntándose con Gillian y Nigel en la parte opuesta, Yuugo frunce las cejas molesto y es Ray el primero en darse cuenta de su ubicación seguido de Emma y por último, el maldito castrosos de pelo blanco quienes lo saludan normalmente pero es Ray quien se aproxima hacia donde está.
— Es raro verlo aquí.
— Caminos de la vida niño. No quiero oxidarme. ¿Que hacen ustedes aquí?
— Emma quería enseñarle a Norman a manejar armas.
— Como si ese niño bastardo pudiera.
Ray no emite respuesta alguna pero por el rabillo del ojo puede ver como frunce las cejas incrédulo del nuevo apodo que ha adquirido su amigo.
— No se como puedes dejar que ese mocoso este tan cerca de Emma.
— ¿Porqué somos amigos? — pregunta como si no fuera obvio y Yuugo pone los ojos en blanco apuntando de nuevo su pistola a la marioneta de demonio.
— A este paso vas terminar siendo el padrino de sus hijos ¿No te molesta que siempre esten coqueteando?
Ray ahora si lo ve con escepticismo y Yuugo corresponde su mirada molesto.
— ¿Por qué debería?— el pelinegro chasquea la lengua tomando a Ray por los hombros y sacudiendolo.
— Porque a ti te gusta Emma ¿Vas a dejar que ese maricon te la quite?
— Yo creo que estas malentendiendo todo — el contesta frenando las sacudidas.
— ¿Es que no te molesta ni un poco? — pregunta sin saber cómo es que él parece tan tranquilo con el tema.
— Si me molesta, me molesta que estés metiendo tus narices en temas que no son de importancia ni de tu incumbencia — la voz de Ray en tono de hielo al que no está tan acostumbrado — ahora cálmate.
Yuugo es de mecha corta, de hecho no hay que hacer mucho para hacerlo enojar, bastaba con seguir respirando para que el soltara ese interminable repertorio de maldiciones que bien se tenía guardado y no hay excepción alguna, ni siquiera para quien considera su hijo.
Por eso no se sorprende cuando Yuugo aprieta sus dientes y lo toma de las solapas de su chaqueta levantándolo unos cuantos centímetros del suelo.
— A ver mocoso de mierda ¿A quien le dices que se calme? ¿Me ves cola de perro para hacer lo que tu digas? Respóndeme hijo de pu-
Hay un estruendo que hace eco incluso entre las ramas de los árboles, de repente todo el bullicio se ha apagado y no hay ruido alguno que lo saque de su estupefacción; la larga lista de palabras que iba a soltar perecen en su lengua. Sólo hasta que Ray toma con sus propias manos las de él y se suelta de su agarre es consciente de lo que acaba de pasar.
— ¡¿Están bien?! — escucha un grito, y a él le cuesta trabajo reconocer la voz de antena aproximarse donde esta.
— No ha pasado nada —. calma Ray para alivio de la pelirroja que suelta una sonrisa mortificada y mira hacia atrás haciéndole señas a Norman. Él no reacciona, al menos no de inmediato si no hasta que ve ese maldito acercarse con una mueca de dolor mezclada con pánico.
— ¡¿Pero que coño pasa contigo estúpido?! — suelta Yuugo caminando furiosamente hacia Norman, el albino se encoge en su lugar evitando su mirada.
— ¡Fue un error! — defiende Emma empujándolo lejos — Estábamos practicando y se le resbalo el dedo.
— ¡¿Me quieres joder?! ¡¿A quien putas se le resbala el dedo? ¡Al menos inventa una mejor excusa y no esas porquerías! — profiere Yuugo todavía amenazando con destrozarle el cuello a Norman.
— Muy bien suficiente, estás portándote como un niño — le dice Lucas quien ha aparecido tomando uno de sus hombros y volteándolo hacia él.
— ¿No visto como trató de volarme la cabeza?
— ¡Eso no es cierto! ¡Fue un accidente! — grita Emma nerviosa y encolerizada hacia Yuugo
— ¡Tu accidente casi me cuesta la vida!
— ¡No te ha pasado nada!
— ¡¿A si que quieres que me pase algo?!
— ¡Yo no dije eso!
— ¡Callense los dos! — interfiere Ray con una mueca de fastidio en su rostro, docena de ojos viendo la escena unos con curiosidad y otros con diversión. Ray apunta hacia Norman quien se ha quedado mudo y pálido.
— Hay que llevarlo a la enfermería — dictamina y Emma es la primera en acercarse a su amigo.
— ¡Por favor! ¿Lo van a llevar a la enfermería por algo como eso?
— No voy a pelear contigo ahora Yuugo — dice Emma a la par de Norman y ahora ambos caminan por el sendero hacia la casa dejando al mayor atrás.
— Tranquilo, seguro hay cura — Ray camina por delante de él siguiendo al dúo.
— ¿Para el susto?
— Para tu paranoia
Yuugo aprieta aún más la mandíbula debatiéndose entre disparar su arma o ir él mismo por ese mocoso y sacudirlo hasta el cansancio.
— Malditos mocosos de mierda ¡Ya verán cuando se les presente el caso, yo no estaré ahí para salvarles el culo! ¡¿Me oyeron?! — grita rojo como tomate antes los muchos ojos que ahora lo miran con espanto pero ninguno del trió lo voltea a ver
— ¿Por que mierda no dices algo? —reclama a Lucas al ver que este no le está prestando atención.
— Estaba pensando…¿Norman realmente necesita clases para manejar armas?
— ¿Ha? — reclama todavía rabioso y mira hacia el punto donde Lucas apunta con su dedo índice.
Yuugo no estaba siendo paranoico y muchos menos estaba loco, frente a él estaba la prueba inminente de lo que pudo ser un homicidio. El disparo que había hecho Norman no había sido un accidente…Justo en el centro de aquella silueta marcada por circunferencia en negro, había un agujero, en lo que se suponía era el núcleo del demonio.
—Incluso estando a diez metros de él, incluso teniendo en cuenta que sacudía a Ray, el cabrón había jalado el gatillo—
— Lo mato…¡Te juro que lo mato!
...
Norman dejó caer la sabana en los hombros de una dormida Emma mientras le quitaba el libro que traía en manos. Le acarició la cabellera tiernamente despojando de su rostro unos cuantos mechones.
— Supongo que hasta ella se aburre de leer— Dijo Ray tocando la mejilla de la pelirroja.
— Sinceramente yo también me fastidio — Norman se apartó de la chica dejándose recargar sobre la base del escritorio.
— ¿Quien no? — ambos compartieron un mirada cómplice antes de que Ray se acercara a Norman examinando la mano vendada del albino, primero analizando cuidadosamente la palma tratando de ver algo más allá de las vendas para después soltarla de golpe.
— Realmente no necesitas eso ¿Verdad? — Ray miró intensamente hacia los ojos de Norman.
— ¿Como sabes que no? — le siguió Norman sonriendo tiernamente.
— Por qué tú no eres zurdo.
Norman dejó que una pequeña carcajada saliera de su boca al tiempo que Ray apoyaba sus manos alrededor de él.
— Y yo que pensé que había jugado bien.
— Lo que pasó allá no fue un accidente ¿cierto? Es más…ni siquiera necesitas clases.
Ray tomó de la barbilla a Norman y este suspiro cansinamente mientras pasaba sus brazos alrededor de la cintura del pelinegro.
— Sólo sé que no me gusta que se metan con mis amigos.
— ¿Sólo eso? — respondió el pelinegro con una ceja alzada.
— Tampoco me gusta que les busquen pareja cuando ya tienen una.
Y Ray sonrió torcidamente mientras acortaba la distancia entre ambos.
— Y mucho menos — profirio cuando ambas respiraciones quedaron suspendidas en el aire — me gusta Yuugo.
Porque si bien Yuugo odiaba a Norman, Norman igual odiaba a Yuugo.
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Tenia que hacerlo o si no explotaba :v/Primera aportación para este bonito fandom.Comentarios, abucheos, ya saben un review no es mucho..—Zeth