N/a: Y cuando la fecha límite de entrega se está por cumplir, es ahí cuando llego yo. Seh, tarde pero seguro (?). Y no, no es otro fic sobre FNaF, aunque por momentos tuve la tentación de escribir el drabble para ese fandom, pero meh. Simplemente quise probar con otro fandom que no fuera al que estoy acostumbrada a escribir. Así que aquí me tienen, arrojándome al abismo de un fandom casi totalmente nuevo para mí (?).

Disclaimer: Bendy and the Ink Machine pertenece a theMeatly Games. El actual fanfic participa en el reto temático de Abril-Mayo: ¡No tan muerto! para el foro Anteiku.

Cantidad de palabras empleadas: 506.

Rated: T (por si las moscas).

Género: Drama, horror.

OoOoOoOoOoOoOoOo

Llevaba tiempo parado frente a aquella especie de camilla que se alzaba delante suyo. Su único amigo, Boris, se hallaba sobre esta, atado de manos y pies sin ningún atisbo de vida.

Contempló con un nudo en la garganta aquel mutilamiento que tenía el lobo en medio de su estómago, negando amargamente con la cabeza repetidas veces.

—Oh, Boris, ¿qué han hecho contigo?

En esos momentos, sólo una pregunta rondaba en su mente.

¿Por qué?

Aún no podía comprender cómo es que su creador los había traído a la vida; según el sujeto, ellos estaban vivos gracias a una maquina que él había adquirido para sus proyectos, además de unos cuantos "sacrificios", algo que Bendy mismo no comprendía.

El primero en hacer cobrar vida había sido a Boris, el cual según Joey era una pieza fundamental para así asegurarse que Bendy fuera el siguiente, y así lo haría con el resto de personajes.

Claro que en ningún momento, el tipo jamás había mencionado de qué manera los traería al mundo real.

El pequeño demonio cerró sus puños con fuerza, totalmente impotente ante aquel supuesto sacrificio que había tenido que sufrir su mejor amigo en manos de su creador.

Jamás había imaginado que su propio "padre", por así decirlo, fuera capaz de hacerles daño, y solo para sus ambiciones.

"El creador nos ha mentido..."

Volvió a mirar a su querido compañero con tristeza para luego fruncir el entrecejo con furia.

Giró sobre sus propios talones, saliendo de la habitación dando firmes pasos por aquellos pasillos que conformaban el estudio de Sillyvision mientras las lágrimas de tinta amenazaban por salir de sus ojos. Y es que realmente, el ver a Boris prácticamente sin vida allí, había sido una imagen que le daba mucha impotencia.

En ningún momento le extrañó que no hubiese un alma humana deambulando por allí, pues era de madrugada y el edificio estaba cerrado; salvo por el guardia que vigilaba de noche, sin embargo, no lo consideraba un peligro para el plan que ya tenía ideado en su mente, pues ya sabía de qué manera evitarlo y no ser visto.

Pasó el dorso de su mano enguantada sobre sus ojos, limpiando las lágrimas traviesas que se habían escapado, y caminó con decisión hasta llegar al cuarto donde Drew tenía la maquina de tinta. Ni siquiera se había dado la molestia de revisar en el otro cuarto si seguían los objetos que habían dado los trabajadores del estudio como ofrenda para encender dicha máquina en los pedestales, solo bastó con ponerla en marcha para darse cuenta de que seguían en su sitio.

La primera fase de su plan era un hecho. Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro; muy pronto, aquel humano en el cual había creído alguna vez se enteraría de con quiénes se había metido.

Si, se arrepentiría de haberles engañado. Joey Drew y todos aquellos que trabajaban para él lo pagarían con sus almas.

Muy pronto, el demonio de tinta nacería, y junto con él la maldición para aquel estudio de animación.