Las aventuras de Zeke el programador y Eren el indigente.

Finalmente, Zeke estaba de vacaciones después de tantos meses metido en esa oficina sofocante en su casa algo desordenada por la cantidad de libros, partes de computadoras, colillas de cigarros y una que otra caja de ramen. El rubio de cabellera ondulada, había pensado en viajar en un inicio a una de las montañas más famosas de Marley, cambiando de opinión una vez pudo recibir una carta de su hermano menor desde el país vecino de nombre Paraíso en donde el chico vivía con su padre, madre y gatos. El hermano menor del programador le había mencionado en dicho papel, lo triste que estaba después de haber terminado la relación con su primera novia de nombre Annie; y de lo confundido que estaba acerca de si debía aceptar la propuesta de la chica asiática a quien sus padres habían adoptado desde la muerte de sus padres en un accidente de tren. Mujer a quien siempre había visto como una hermana fastidiosa durante su tiempo de infancia y pre adolescencia. Sentimientos que fueron cambiando después de reencontrarse después de una separación de seis años cuando ella se fue a vivir con su primo lejano una vez él contrajera nupcias, y se fuera a vivir a la capital de nombre Sina.

En dicha carta, Eren también le pedía permiso para visitarlo durante el par de meses de vacaciones antes de regresar nuevamente a la universidad en donde estudiaba sociología. Oferta que no deseaba dejar pasar su hermano mayor, al sentir que por primera vez; podría ser ese hermano mayor que tanto deseaba haber sido. Deseo que no había podido cumplir, ante la negativa de su madre Dina en viajar hacia Paraíso para convivir con su pequeño hermano y ver ahí, a su padre. Viviendo la experiencia de ser hermano mayor únicamente a través de cartas y nada más.

El anuncio de Eren indicaba que su llegada era para las nueve de la noche. Horario extraño para el joven de veinte años, mas nada inusual para el rubio; quien, al ser programador solía desvelarse con frecuencia. Carta en la cual también se especificaba la estación de tren de Marley a la que llegaría y que para alegría del rubio, era la estación recientemente renovada seis meses atrás desde que Eren Kruger tomó la presidencia del país, y desde que los Tybur decidieron ayudar financieramente al país que tanto amaban. Auge económico y estructural que incrementaba el turismo en dicha nación.

-Hermano -indicó una voz gruesa y rasposa, haciendo que Zeke buscase con urgencia a quien le llamó de esa manera muy cerca de su persona – Zeke aquí estoy -. Insistió, meneando su mano ante la emoción de ver al rubio.

Caminando en dirección de ese chico a quien creyó identificar, Zeke no pudo evitar notar el cambio físico de ese chico a quien recordaba como joven con cabellera corta y ojos saltones a sus dieciséis. Apariencia totalmente diferente, si le agregaba una cabellera larga, algo de barba y una ropa algo andrajosa para su gusto.

-Vaya... -murmuró, caminando rápidamente en dirección al chico que estaba siendo observado por los policías de la estación de manera esquiva.

-Zeke, que bueno que pudiste leer la carta.

-Existen celulares, Eren. ¿Acaso eso no existe en Paraíso? -preguntó algo cansado al sentir que sus desvelos le estaban pasando la factura.

-Sabes muy bien que el gobierno de Marley no permite llamadas internacionales.

-Por cierto… -mencionó algo preocupado -. ¿Qué significa esa apariencia de indigente?

-Sólo es mi look universitario -. Indicó en un tono extremadamente relajado.

-Universitarios... -maquinó, recordando su época de universidad; y lo duro que la pasó en Libero al ser un régimen sumamente estricto -. Ni modo… ¿Maletas?

-Dice que debo ir por ellas, mas no sé dónde... -mirando a todos lados con el boleto en mano. Confundido, al no saber dónde ir por sus maletas.

-Vamos, luego comeremos una hamburguesa...

-Soy vegetariano, Zeke -indicó, acomodando un mechón de cabellos detrás de su oreja.

-Dios… -murmuró.

Una ceja se levantó en el rostro del rubio, al entender que ese chico amante de la carne que recordaba había desaparecido.

-Come una con torta de soya y ya -. Respondió algo fastidiado, empujando a su hermano hacia adelante sin saber si era la dirección correcta.

-Entiendo... -mirando el boleto donde indicaba de donde saldría sus maletas -. Puerta 2B, por cierto.

-Vamos, que tengo hambre y no quiero que mi novia me fastidie hoy.

-¿Tienes novia? -preguntó curioso -Pensé que sólo te la pasabas en ese cuarto masturbándote.

-Aunque no lo parezca, salgo… -murmuró, empujando al chico en dirección a la puerta 2B.

Caminando junto con su hermano en dirección a la puerta 2B, Zeke pudo ver a una de las chicas quien había sido compañera de clase en la universidad en esa misma compuerta.

-Eren -indicó, acomodando sus anteojos -, ¿no es esa Frida?

-La reina no andaría como si nada en Marley -respondió incrédulo -. Hablamos de la reina.

-Quizá quiso escapar del idiota de su esposo -. Inquirió.

-Con que aún odias a Levi... -murmuró, mirando el boleto y la compuerta para ver si realmente coincidían.

-No se la merece... -gruñó, tomando la maleta antes que su hermano menor -. Hamburguesa, bebida y luego a dormir. ¿Entendido?

-¿Acaso eres mi padre? -preguntó, sonriendo de manera tímida.

-No me hago más joven, Eren. Si me paso de la hora de dormir, muero al día siguiente -caminando con rapidez para no ser visto por esa joven.

Dándole las maletas a su hermano menor, Zeke decidió caminar lo más rápido posible hacia la salida, decidiendo dejar el saludo para su ex para otro día.

-Necesito un trago… -murmuró, sintiéndose miserable al recordar que estaba peleado con su novia actual, que había visto a la mujer que había considerado la única; y que ahora tenía que buscar un lugar donde vendieran hamburguesas vegetarianas -. Me lleva…


Gracias por leer.