Leik: (Desanimada) Shingeki no Kyojin no me pertenece, le pertenece a Isayama Hajime
(Aparecen Christa e Ymir en su forma Chibi)
Ymir: ¡Pam- pa- raaaaaam!
Christa: ¡Aquí estamos!
Ymir: Leik no quería que viniéramos a la presentación de este nuevo fic
Christa: Esta algo temerosa porque cree que no va a estar taaaan bien como "Torbellino de emociones"
Ymir: Pero quien mejor que ustedes para decidirlo, ¿no?
Leik: =w=U Seee… Así es como me anima este par
Ymir: Así que disfruten de esto. A continuación Christa dará una breve reseña
Christa: ¡Yo daré la reseñaaaa!... Ymir…
Ymir: ¿Qué ocurre?
Christa: ¿Qué es una reseña? n-nU
Ymir y Leik: (Se caen)
Leik: (En el suelo) Comenzamos -_-U
Capítulo 1: Pasado
Era una noche lluviosa. Como si la lluvia hubiera presagiado que sucedería algo. Los relámpagos hacían su acto de presencia entre los lujosos edificios sede de aquella famosa empresa. Adentrándonos en una de las oficinas principales, es donde inicia nuestra historia.
Todo parecía tranquilo en aquel ostentoso lugar, el cuarto era iluminado por apenas unas tenues luces, mientras que los relámpagos hacían contraste por momentos. La lluvia golpeaba a raudales los ventanales. Se podía observar una vieja estantería con libros un tanto gastados, desde enciclopedias de diversos temas, hasta algunas obras de estilo contemporáneo. Algunos muebles de piel, que daban a entender que era la oficina de un hombre de negocios. En el escritorio de aquel lugar se podía ver una computadora algo vieja, una foto con el vidrio que la protegía roto y en la que aparecían una pareja y un pequeño bebe, había también muchas cosas regadas, como si hubiera habido una pelea horas atrás, cualquiera hubiera pensado que se podría tratar de un asalto si no fuera porque no había señas de que fuera así o tal vez por el simple hecho de ser un edificio lujoso y tener tanta seguridad.
El lugar hubiera pasado por la oficina de un hombre desordenado y descuidado, pero tomando en cuenta que el sitio era por demás aparatoso, esa opción podía ser completamente descartada. Si prestábamos atención las cosas podrían resultar de otra manera, ya que en uno de los sofás que se encontraban en ese lugar había una pequeña niña durmiendo. Al parecer había estado llorando y de tanto llorar se había cansado quedándose totalmente dormida. Su diminuto cuerpo era cubierto por un saco negro. Su cabello rubio caía en su rostro ocultándolo.
La puerta se abrió lentamente dejando ver a un hombre de mediana estatura, ojos grandes y claros, estaba completamente empapado y serio. Fue hacia el escritorio y tomo la foto, quitando el vidrio roto para después ir al sillón donde se encontraba la niña y sentarse. Acaricio el cabello rubio de la pequeña, haciendo que esta se estremeciera y se encogiera bajo el saco. El hombre sonrió con pesadez. Se puso a ver la foto mientras su corazón se rompía de nuevo al recordar lo que había pasado horas atrás.
*Flashback*
El hombre se encontraba de pie al lado de uno de los ventanales mientras atendía una llamada, al parecer de suma importancia. Observaba el cielo; algunas nubes negras a lo lejos indicando que lo pronosticado en las noticias del clima por fin no habían tenido error. Su mirada era seria, quizás había algún problema con alguna de las corporaciones asociadas. Se dirigió hacia su escritorio, que en ese momento se encontraba ordenado. Se sentó mientras tomaba una pluma y anotaba algunos datos en un block y una agenda. Termino su llamada y se dejó caer de lleno en la silla mirando al techo. Había problemas financieros, cosa que no indicaba nada bueno. Iba a levantarse cuando el aparato interlocutor sonó.
"Señor Reiss, su esposa se encuentra en la sala de espera" - Era su secretaria. –"¿La hago pasar?" – Sonaba un tanto preocupada.
"¿No sabes porque asunto viene?... ¿Dinero quizá? - Pregunto tajantemente, dando un suspiro. Se tranquilizó. La secretaria no tenía la culpa de lo que estaba pasando con los negocios y tampoco de lo que pasara en su vida personal.
"No señor, dice que se trata de algo urgente" – Por unos segundos se quedó dubitativo, para después contestar un simple "Hazla pasar"
Dicho y hecho, unos minutos después entro una mujer alta y delgada de cabellera rubia y unos hermosos ojos azules. En una mano llevaba una maleta mientras de la otra llevaba a una pequeña niña como de unos cinco, quizás seis años, la niña llevaba lágrimas en los ojos, bien podría decirse que la llevaba como si estuviera siendo forzada a estar en ese lugar. Al verlas entrar el hombre se levantó del asiento acomodándose su saco, no pudo evitar extrañarse al ver a la mujer llevando a la niña, y mucho más por la maleta. Había pensado que ella estaba sola, porque su secretaria no le dijo nada de la pequeña.
"Carol… ¿Qué es lo que pasa? ¿Cuál es la urgencia?" – Pregunto preocupado al ver a la pequeña llorando – "¿Porque está llorando Christa?"
"Estoy harta Rhodes, ya no soporto esta vida que nos estas dando" - Sentó a la niña en uno de los sillones, dejo su bolso y la maleta para después dirigirse directamente a él con un poco de agresividad.
"Sabes que no puedes estar aquí, estoy demasiado ocupado – La mujer bufo, haciéndolo exaltar - ¡Debes entender que puedo perder la empresa!
"¡Y debes entender que puedes perder a tu familia!" – le dijo secamente la mujer
"¡Si no trabajara como lo hago no tendrían la vida de lujo que llevan hasta ahora!" – Trato de defenderse pero seguía sin entender de qué iba todo ese teatro - "Tienes que irte"
"Es injusto. Rhodes… Por mí no habría problema que te mataras trabajando, que no llegues en las noches a casa, que hagas lo que quieras… pero… ¿Qué hay de Christa? Ella no tiene culpa de nada. ¡Ella está creciendo con un padre que parece que carece de sentimientos!
"¡Yo veo por Christa y me preocupo! ¿Acaso le hace falta algo? – Reprocho a sabiendas de la respuesta
"Le falta lo más importante en una familia. Amor… El amor de un padre que se preocupe por ella y no por su desdichada empresa. Me es tan difícil todo esto Rhodes…" – Dijo con un hilo de voz
"¿Qué quieres decir?" – Se acercó a ella - ¿Qué se te hace difícil?"
"¡Hablo de que tu deberías dedicarle tiempo a tu hija! – Le dijo subiendo el volumen de su voz y haciendo que el hombre diera un paso atrás.
"Carol, las cosas no funcionan así. ¡Ni siquiera tengo tiempo de nada con todo el trabajo aquí en la empresa! ¿Cómo esperas que pueda dedicarle tiempo?"
"¡Es tu hija por el amor de Dios! ¿Te importa más tu estúpido trabajo? – Le grito amenazadoramente mientras se dirigía a su escritorio - ¡Al diablo tu trabajo!" – y diciendo eso tiro todo lo que se encontraba en él.
"¿Que estás haciendo? – La sujeto por los hombros y se dio cuenta que la mujer estaba llorando, luego observo a la pequeña rubia, ella solo se tapaba los oídos y tenía los ojos apretados, no era la primera vez que los oía discutir de ese modo. Trato de tranquilizarse y tomar el control de la situación "- ¿De qué se trata todo esto?
Observo como la mujer se llevaba una mano a la boca y comenzaba a llorar, ella se abrazaba, tratando de calmarse para poder decir aquellas palabras que tiempo atrás el orgullo no le hubiera dejado decir. Tomo aire y se tranquilizó totalmente decidida.
"Me voy Rhodes, me voy y tienes que hacerte cargo de Christa" – Se quedó de piedra, mientras la mujer se dirigía al sillón tomaba su bolso y abrazaba fuerte a la pequeña diciéndole que fuera una buena chica, que todo estaría bien.
"¿De que estas hablando?" – Logro articular después de tal shock – "¿Cómo que no puedes cuidarla? ¡Es tu hija!"
"¡Y también tuya! ¡Lo menos que puedes hacer por ella es educarla y cuidarla bien!" - Y diciendo eso se marchó azotando la puerta tras de sí.
La oficina se quedó en silencio por unos momentos, hasta que solo se empezaron a escuchar los sollozos de la pequeña niña haciendo que Rhodes volviera en sí. ¿Cómo se suponía que calmara a la pequeña? De pronto sintió como si le arrojaran un balde de agua fría. ¿Cuándo había sido la última vez que paso tiempo con su hija? Ni siquiera recordaba que ella fuera tan pequeña para la edad que tenía. Miro por la ventana al escuchar que unas gotas de llovía comenzaban a golpearla. Suspiro mientras se llevaba una mano a la nuca. ¿Que se supone que debía hacer? Camino lentamente y recogió la foto que había tirado su esposa momentos antes y la coloco en el escritorio nuevamente. Después se dirigió al sillón donde se encontraba Christa, se sentó a su lado y la miro. La pequeña seguía sollozando. El hombre le abrazo por el hombro y la niña se soltó a llorar abrazándolo fuerte.
"Mamá no me quiere…" –Susurro. Rhodes la escucho haciendo que su corazón se rompiera. Él no tenía la culpa o tal vez un poco pero ¿porque castigarlos de esa forma?
"Claro que te quiere Christa, no digas esas cosas. Ella volverá." – Le decía mientras le limpiaba las lágrimas – "Ya no llores pequeña"
Después de decir eso estuvieron un par de horas así. Christa se había quedado completamente dormida en el regazo de su padre. En su pequeña carita había marcas de las lágrimas que había llorado. La lluvia había comenzado de manera estruendosa una hora antes, el hombre miraba al techo mientras acariciaba el cabello rubio de la niña, estaba perdido en sus pensamientos, quizás incluso se podría decir que no pensaba en nada. El teléfono sonando lo saco de sus pensamientos. Se levantó del sillón acomodando a Christa para que siguiera durmiendo. Se dirigió a su escritorio tomo el móvil y vio el número del que le hablaban, "número no registrado". Quizás era su esposa que le hablaba de algún número público para decirle que había cometido un error, que estaba arrepentida de las cosas que había dicho o tal vez solo le hablaba para que fuera por ella porque se había quedado sin gasolina en el camino. Pero cuando contesto jamás hubiera imagino que su vida daría un vuelco de 360 grados.
Llamaban de un hospital. Su esposa había tenido un accidente. Había muerto y solo le hablaban para que fuera a identificar el cuerpo. Cuando escucho la noticia su corazón se detuvo por un momento. Si era un sueño o una pesadilla, esperaba despertar pronto. Debía ser una broma, no podía estar pasando realmente. Colgó. Volvió su mirada a Christa… ¿Qué le diría? Su madre había muerto y solo estaba él para cuidar de ella. Él. ¿Cómo cuidaría de ella cuando apenas si tenía tiempo de respirar? Giro la cabeza para despejar su mente, pensaría en eso luego. Se quitó su saco y lo puso sobre el diminuto cuerpo de la niña para cubrirla. Descubrió la frente de la pequeña haciendo a un lado su cabello y le dio beso. No quería despertarla. No para darle esa noticia. No para hacerla sufrir más de lo que ya estaba sufriendo. Tomo su abrigo y se dirigió a la puerta no sin antes echar una mirada a la pequeña. Salió del lugar cerrando la puerta tras de sí.
*Fin del flashback*
Había regresado del hospital, se encontraba perturbado. Las cosas habían resultado diferentes a las que esperaba. El cuerpo había resultado ser el de su esposa. Observo por unos momentos la foto, su vista se había comenzado a nublar. Dejo la foto a un lado y se llevó la mano a su corazón mientras que con la otra acariciaba la cabeza de la pequeña, la miro y se dio cuenta de que la pequeña estaba llorando. Miro al techo nuevamente. No pudo más. Las lágrimas comenzaros a salir.
= o = o = o = o = o = o = o = o = o = o = Unas horas antes en otro lugar = o = o = o = o = o = o = o = o = o = o =
Un par de ambulancias rodeaban un auto que ya hacía volcado en un carril de la carretera. Algunos paramédicos y otras personas se encontraban tratando de sacar a quien se encontraba dentro. Aquel accidente había provocado un embotellamiento. Debido a esto muchos autos transitaban lentamente por un lado, más por tener cuidado era solo para curiosear lo que había pasado. En uno de esos autos se observaba en la parte de atrás a una pequeña niña castaña con unas lindas pecas. Tendría unos ocho años. Miraba un poco desconcertada desde su ventana aquella escena, aun así su mirada era seria por lo que estaba pasando fuera del auto.
En cuanto pasaron por el lugar la niña pudo observar como algunos paramédicos sacaban a una mujer del automóvil, quizás era la persona que iba al volante. La mujer era rubia y muy hermosa, quizás de unos 30 años, eso pensó. Cuando perdió de vista el cuadro tan drástico se volvió a acomodar en el asiento mientras volvía a su realidad.
No estaba segura, pero era probable que algún niño en algún lugar hubiera perdido a su mamá… como ella. Con la diferencia de que ella pasaría el resto de su infancia sola. Deseaba con todas las fuerzas que aquel niño no pasara por lo mismo que ella, y que tuviera a su padre para poder cuidarlo. Aunque tal vez no era tan buena como para desearlo de todo corazón.
A pesar de su corta edad se podía ver que era muy astuta. Tras perder a sus padres, había quedado bajo custodia de un conocido de ambos, el señor Auruo Brossard, solo hasta que se supiera si la pequeña tenía parientes consanguíneos. Había vivido con él por cuatro años. No era que se sintiera orgullosa de eso. Pero al parecer después de cuatro años, habían dado con unos parientes lejanos. Sabía que Auruo era una buena persona y agradecía que hubiera sido él quien la educara por esos cuatro años y es que ¿saben?, no cualquiera hubiera aceptado cuidar a una niña que apenas si conocía. Realmente le alegraba que él hubiera estado ese tiempo para ella. Ahora, él se estaba encargando de llevarla a donde su supuesta familia la estaría esperando.
A estas alturas no se sentía triste por la muerte de sus padres, incluso podría decir que había olvidado sus caras.
Volvió a mirar por la ventana dejando que el paisaje despejara su mente. El auto acelero no sabía cuánto faltaba para llegar a su destino y no estaba segura de querer llegar. De pronto la voz de Auruo la distrajo.
"Ymir" – Llamo su atención – "aún faltan un par de horas para llegar a nuestro destino. ¿Por qué no intentas dormir?" – Pregunto de manera amable. Le era difícil manejar sabiendo por lo que estaba pasando la pequeña. Tal vez estuviera pensando que la iba a botar como papel usado. Pero sonrió al pensarlo. Probablemente ESO era lo que Ymir estaba pensando. - "¿Sabes? La persona que te cuidara al parecer es media hermana de tu madre" – Decía mientras la miraba por el retrovisor, pero la pequeña solo desvió su mirada a la ventana - "Ella y su esposo tienen un hijo como de tu edad. No es necesario que lo trates bien o por lo menos no te fuerces. Después de todo te hará compañía, ¿no crees?" - Al no ver respuesta de la pequeña, no pudo más que torcer la boca con preocupación. - "Oye, tengo algo para ti" - abrió la guantera del coche buscando algo, a Ymir le dio un poco de curiosidad que hasta estuvo a punto de asomarse para ver que tanto buscaba, pero no le dio tiempo, ya que él le estaba extendiendo una caja envuelta en papel regalo. Ymir dudo unos segundos en tomarla - "Es para ti, tómalo" - miro el obsequio y después se dio cuenta de que Auruo llevaba la vista en la carretera. Ymir tomo el regalo y lo puso sobre la pequeña maleta que se encontraba a su lado.
"Gracias, tío Auruo" – le dijo con una media sonrisa – "Gracias por todo lo que has hecho por mi"
"Sabes que es lo menos que puedo hacer. ¿No lo vas a abrir?" – trato de animarla
"Después" – Respondió la pequeña mirando por la ventana. No trato de insistir, solo le respondió un "de acuerdo" y así siguieron su viaje sin cruzar palabra alguna, si lo que Auruo sabía de ante mano era que Ymir odiaba las despedidas. Por fin llegaron a aquella ciudad, Ymir se había quedado dormida por lo que Auruo la despertó. Cuando logro enfocar se dio cuenta de que en la puerta ya estaba la pareja que a partir de ese momento seria su familia, y en el pórtico se encontraba un niño como de su edad con unas pecas iguales a las de ella. Sonrió. Bajo del auto como si no tuviera otra opción y camino al lado de Auruo, hasta llegar con la pareja. Noto que la mujer se llevaba una mano a la boca y empezaba a llorar, para después abrazarla. ¿Cómo se supone que debía actuar respecto a eso? Tenía tiempo que no recibía una muestra de afecto como esa. La mujer había empezado a mojar su hombro con sus lágrimas, mientras que de reojo pudo ver al niño que la saludaba tímidamente con una mano, ella hizo lo mismo con una ceja levantada.
"Nosotros nos haremos cargo de ella señor Brossard" – Le decía el hombre a Auruo mientras le estrechaba la mano – "Muchas gracias por sus atenciones y cuidados para con ella"
"Descuide señor Bodt y por favor, se las encargo muchísimo. Ymir, ven aquí" – la mujer dejo de abrazar a la pequeña mientras que el hombre metía la maleta a la casa y el niño lo seguía, Ymir había tomado el obsequio que antes le había dado Auruo y se dirigió hacia él - "Te extrañare pequeña. Pórtate bien con tu familia ¿de acuerdo? Si te sientes mal no dudes en llamarme. El obsequio es para cuando quietas desaparecer por un rato del mundo" – Le dijo guiñándole el ojo mientras simulaba ponerse unos audífonos, Ymir sonrió sabiendo que se trataba de algún aparato para escuchar música - "Cuídate pequeña" – le puso una mano sobre su cabeza pero ella lo abrazo y Auruo hizo lo mismo.
"Muchas gracias tío Auruo. Enserio, gracias" – Y así vio como el hombre se subía a su auto y se alejaba. –"¡Nos veremos pronto!" – Gritaba mientras agitaba su mano en el aire para despedirlo. Se quedó con una mano alzada despidiéndolo mientras el auto se perdía a la distancia. Con la otra apretaba el regalo que su amigo le había dado. La mujer la alcanzo, le puso una mano en su hombro para después decirle que era momento de entrar a la casa o se resfriaría. Ymir solo asintió entrando a su nuevo hogar. Tenía un poco de miedo, pero esperaba que las cosas salieran bien a partir de ese momento.
Leik: Bueno, creo que la parte "traumática" es la publicación de un nuevo fic,
Christa: Pero no debería ser así… ¿Verdad Ymir?... ¿Qué tienes? O_o
Ymir: ¡El tarado de Auruo me boto como papel usado! ;_;
Christa: (la abraza) ¡Claro que no! él te llevo con tu familia
Ymir: ¬¬U Es un fic, yo no tengo familia
Leik: =_=… ok espero que esto no los traume a ustedes también
Christa: Leik anda con el ánimo un tanto por los suelos así que no se espanten
Ymir: Esperemos que este fic sea aceptado y ya no digo más porque luego me regañan ¬-¬
Leik: ¬-¬U
Christa: n-nU ¡Gracias por leer!
