Infancia tierna y cruel

capítulo: Uno

La primera vez que lo vi fue en la selección. Apenas me había dado cuenta de su presencia, estaba demasiado ocupado viendo con curiosidad a aquél profesor que me devolvía la mirada de una manera bastante sospechosa. El sombrero empezó a cantar, y oí que alguien detrás de mi ahogaba risas, cada vez más frecuentes y menos disimuladas. Me di la vuelta y vi a un chico de pelo negro, partiéndose de la risa. Me ponía nervioso, así que le di una patada para que se callara. Al parecer no le gustó mucho mi intervención, porque me dirigió una mirada ofendida y se retiró para ser seleccionado. Siguió riendo mientras traía el sombrero puesto, parecía bastante idiota. Al final se fue a la mesa de los Gryffindor, y su risa calló por fin.

Empecé a observar a el resto de mis compañeros de primer año, casi todos más altos que yo, pero también más brutos, si bien no me equivoco. Vi a un chico de pelo dorado que me llamó la atención, tenía una mirada que pedía auxilio a toda costa. Acudió al sombrero con el nombre de Lupin, Remus. También estaba una niña pelirroja, con cara de "yo-soy-muy-responsable", dos de esas que no paran de cuchichear, llegan a ser populares y se casan con un marido rico para sobrevivir, un flacucho que no paraba de estornudar, una gordita chaparrita y feita... nada interesante. De entre la multitud de alumnos sentados en las mesas, expectantes, también distinguí a Lucius Malfoy, de tercer año, a un Weasley, de segundo año, a Minerva McGonagall, de séptimo año.

-Snape, Severus.

Caminé hacia el sombrero, y sentí todas las miradas sobre mi. Nada agradables, por cierto. Me senté en el banco, y me puse el sombrero. Después de varios segundos, se decidió por Slytherin. Me senté en la mesa correspondiente, y volví a apoyar mi mirada en aquél profesor. Era sin duda muy guapo.