El presente fic participa en el reto "El Arte de la Guerra" para el foro: "Yo Amo Hetalia, ¿y tú?"
Dicha historia no puede ser plasmada en un capítulo y será uno de los proyectos a largo plazo.
Personalmente me siento feliz en poder desarrollar un fic como éste.
Créditos en portada a sus autores.
Personajes que intervendrán en éste primer episodio:
Tariq Shariff (Irak ) (Personaje de Jinx Némesis / Courier)
Ernesto Fernández (2p España) (Caballero Mallku)
Seattle L. Jones (Native USA) (OC de Eagle Primecee)
El resto de los que se mencionan por ahora serán llamados por el país que representan.
Disfruten de la lectura, se aceptan sugerencias.
Los personajes de Hetalia Axis Power no me pertenecen.
LA HERMANDAD DEL DRAGÓN
Preludio
Era un día cualquiera para el portaaviones Hégira que se encontraba patrullando el Atlántico Sur como parte de los protocolos de seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La misión asignada correspondía en salvaguardar la integridad de los países e islas cercanas ante los conflictos ocasionados por los hermanos Jones quienes últimamente se han peleado con medio mundo.
En ésta ocasión, los militares conocidos como Los Cascos Azules, permanecían a una distancia considerable. Los aviones caza permanecían en la pista mientras algunos de ellos se deleitaban disfrutando de la tonalidad zafiro que el océano les regalaba. Sin embargo, uno de los uniformados permanecía con la vista enfocada en un guardapelo circular con acabados de filigrana.
-¡Shariff! – Se escuchó una voz potente que desconcentró al uniformado.
Ocultó el guardapelo en la camisa de su uniforme mientras algo se revolvía ocultándose debajo de la palestina que llevaba el susodicho mientras se dirigía a su superior presentándose con un saludo marcial.
-Coronel Shariff – Le habló un hombre cuyo uniforme estaba bordado cuatro estrellas indicando el rango que portaba. –Recibimos órdenes de ingresar al Golfo de Venezuela, liderará el equipo aéreo de reconocimiento, confío en usted.
Tariq Shariff asintió con la mirada.
-Permiso para hablar, señor. – Mencionó el militar mientras su superior asentía. - ¿Qué información hay de los incidentes ocurridos en los Golfos Pérsico y de Omán?
El superior dejó escapar un suspiro.
-De manera extra oficial, se envió a un segundo portaviones para auxiliar a las regiones afectadas pero, no sabemos nada de tus hermanos, Tariq. – Mencionó con voz neutra. – Por ahora debemos enfocarnos en la misión que nos han confiado y prometo que cuando esto termine, moveré mis influencias para transferirte.
-Que así sea.
Tariq se despidió de él con el ademán militar mientras reunía a sus compañeros de escuadrón para iniciar el despegue. Un grupo de cinco aviones empezó a hacer las maniobras correspondientes dentro del portaaviones cumpliendo con los protocolos para abandonar la embarcación.
Los aviones se habían alejado algunas millas cuando repentinamente, el cielo empezó a oscurecer.
-Aquí líder Alpha, solicitando permiso para ascender. – Se escuchó la voz del militar por la radio, cuando súbitamente, una explosión del otro lado del canal interrumpió la comunicación con los portaaviones, sin contar que una fuerte turbulencia se apoderó del grupo de reconocimiento.
-Señor, perdimos contacto con el Hégira y en mi radar aparece una nave a las diez en punto.
Tariq empezó a sudar frío y sin dudarlo ordenó a su escuadrón que hicieran maniobra evasiva.
-¡No disparen hasta tenerlo en un rango de ataque! – Ordenó el iraquí.
-¡¿Qué diablos es esa cosa?! – Se escuchó los gritos de terror de uno de los pilotos antes de perder contacto con él.
Una explosión potente hizo que los aviones tuviesen que descender.
Tariq estaba asignando las órdenes correspondientes cuando una nueva turbulencia le hizo perder el control de la aeronave y una nueva serie de explosiones adornaron el cielo oscuro.
Debajo de la palestina que llevaba se apreciaba a un escorpión que se aferraba fuertemente a su dueño. El iraquí logró controlar nuevamente el avión.
-Solo estamos tú y yo contra él. – Pronunció mientras en una maniobra valiente se elevó a mayor altitud y disparó un misil, logrando impactar en el blanco. – ¡Azrael (que así se llamaba la mascota) debemos salir de aquí!
Descendiendo de forma violenta llevó la aeronave fuera del rango de lo que hubiese causado tal desastre, sin embargo, una turbulencia de mayor impacto hizo que el caza perdiera el control, Tariq logró activar el asiento expulsor para escapar. Permanecía despierto, tratando de no perder la conciencia, observaba a lo lejos la silueta de una garra que atravesaba las nubes.
-¿Qué le dirás a tus ancestros, Tariq? – Se escuchó una voz que, por el sonido de que provenía tenía matices como si se tratase de alguien poseído por el demonio.
El iraquí se encontraba indefenso en aquel espacio aéreo.
-¡Un Shariff no se rinde jamás! – Gritó con orgullo mientras de su ropa sacaba una daga para defenderse.
-Entonces, ¡Muere, traidor!
Unos relámpagos hicieron su aparición iluminando las nubes y en el punto donde se encontraba descendiendo el piloto, un torbellino como representan en algunas pinturas a los huracanes que se forman en el mar había atrapado al uniformado y su mascota. Tariq soltó la daga y usó sus manos para evitar que el escorpión saliese despedido. Gritó al sentir que no tenía el control.
-¡TÚ! – Se escuchó nuevamente la voz demoniaca al ver que había perdido a su presa.
El iraquí perdió el conocimiento.
Capítulo 1: Los vencidos nunca olvidan, el planeta recuerda…
El planeta tierra, hogar de muchas especies en el que todas coexisten, escenarios de muchas batallas, legados materiales e inmateriales permanecen en pie durante el transcurso de los años. Testigo mudo ante las hecatombes y decisiones que determinan el camino de los pueblos, será nuevamente quien presencie en primera fila los hechos que a continuación se describen.
En los cuatros puntos cardinales del planeta se presentaron las tinieblas con su manto ocultando la luz del sol, a simple vista parecía que las nubes dejarían vaciar la lluvia sobre el suelo pero, lo que estaba por ocurrir no estaba previsto en ningún antecedente conocido: Francis, Alfred, Ludwig, Yao, Iván por mencionar a los líderes actuales gritaban aterrorizados, corrían por diversas direcciones tratando de escapar de la inmensa oscuridad.
-Help me! – gritaba Arthur desde su casa.
-¡Por favor no me lastimen! – exclamó Francis
-¡Deténganse! – Grito Yao.
Cada uno de ellos fue vencido por la oscuridad y desaparecían como si se tratara de un rapto como lo describen algunas creencias que será el Apocalipsis. Las personas desconocían el porqué del problema y el terror se apoderó de aquel sector cuando notaron la silueta de un ser monstruoso dibujarse en el cielo.
Se hizo una pausa ante aquel espectáculo sombrío.
El encuentro
En algún lugar sin conocer la ubicación geográfica, quienes habían sido raptados por la oscuridad despertaban y con dificultad lograban abrir los ojos. El primero en incorporarse fue Ludwig , cuál sería su sorpresa al encontrar a sus amigos las naciones reunidos en el mismo sitio.
-¡Veneciano, Kiku, Alfred, despierten! – les habló el alemán mientras sacudía a sus compañeros para que volvieran en sí.
Poco a poco reaccionaban y se preguntaban en dónde se encontraban.
-Creo que, estamos en un castillo pero adornado a la usanza de Arthur – mencionó un hombre de cabellos castaños cuya sonrisa dejaba ver un par de colmillos.
-Al menos conserva la calma Señor Tepes. – Dijo fríamente el alemán.
-Despierta al zorro hermano del cejudo, debemos saber a dónde conduce todo esto.
Ludwig obedeciendo sacudió a cierto escocés.
-¡Hey, ya estoy despierto! – mencionó histérico.
-Debemos explorar este sitio antes que la oscuridad regrese – mencionó Tepes.
Como es evidente que su captor empleó una habilidad desconocida para las naciones. No me he enfocado en describir a algunos protagonistas pero, iniciaré en hablar de él Señor Tepes quien representa a Rumania: En otras historias se ha mencionado a Ion, pero, originalmente deseaba que un personaje llamado Vladimir Lupei apareciera pero, no me dieron permiso de usarlo por cuestión de Copyright y demás. A veces me siento como Deadpool rompiendo la cuarta pared explicando y agregando mis fumadas. Pero volviendo a nuestra historia; Tepes poseía una piel nívea, su cabellera castaña estaba sujeta, dejando escapar un fleco que ocultaba su ojo diestro, vestía de forma casual en el momento del rapto.
El resto de las naciones se incorporaba con lentitud y cada uno lograba avanzar en medio de la penumbra cuando repentinamente, por medio de un chasquido se iluminó el recinto por completo dejando al descubierto que estaban en un salón en donde la tradición monárquica los súbditos del rey presenciaban alguna audiencia.
Todos se pusieron a la defensiva notando que, los lugares ocupados por el rey y la reina estaban vacíos.
-¿Qué significa todo esto? – Preguntó Arthur.
-¡Significa que serán enjuiciados por los reyes! – se escuchó la voz de una mujer quien aparecía caminando a espaldas de ellos, su vestuario era una armadura al estilo de una serie protagonizada por Pegaso, con la salvedad que ella portaba una tiara que en el centro tenía la imagen de un cráneo y en el cinturón lo adornaba una cabeza de un león negro en oro y diamante.
-¡Etiopía! – Dijeron al unísono las naciones.
-¡Silencio! – gritó con voz potente dejando ver tras ella imágenes como si se trataran de fantasmas aunque más bien, eran las siluetas moribundas de personas, víctimas de la desnutrición. Los primeros en percibir aquellas siluetas fueron Lukas, Nora, Arthur y Olivia quienes mostraron un semblante pálido por la impresión.
-¡¿Qué les ocurre?! – Preguntó Yao cuando repentinamente sintió varios golpes en su cuerpo. Un segundo guerrero apareció portando una armadura en color marrón, portaba un casco con la silueta de un Mastín Tibetano.
-¿Tíbet? – preguntó confundido el asiático.
-El mismo a quien le has maltratado su hogar y su gente, sin concederle su libertad.
Los hermanos Jones se empezaron a reír al ver como Yao recibía los golpes.
-¡ALFRED, EMILY! – Gritaron las naciones al unísono.
-Descuiden, ¡No olvidamos a los asesinos! – Se escucharon dos voces al unísono y como si se tratara de una tormenta de arena, atacaron en forma sincronizada proyectando de forma violenta a los hermanos americanos.
Alfred y Emily recibieron ayuda de Mathew y Arthur para levantarse mientras se distinguía a los dos agresores: Un hombre y una mujer portando armaduras similares a sus compañeros, el hombre poseía en el cinturón como en el casco asemejándose a una flor de tulipán que aparece en la bandera de Irán mientras que la mujer portaba una tiara en forma de espigas de trigo y su cinturón tenía el emblema de una mezquita. Sin embargo, aquella mujer continuó el ataque y su mirada se enfocó al ruso; golpeó a Iván sin importarle nada.
-¡Es suficiente! – Se escuchó una voz femenina ordenando que ella se detuviera.
Como podían, los presentes observaban a sus captores.
-Afganistán, Siria, Irán… - Se escuchó la voz de Kiku quien los observaba con detenimiento notando que todos ellos estaban con cicatrices y heridas que habían marcado su cuerpo de forma permanente.
-¿Brasil? – Cuestionó Paulo al notar la presencia de un joven que observaba a todos.
-Ellos son algunos guerreros que se han unido a nuestra causa. – Se escuchó nuevamente la voz femenina.
En esta ocasión, los guerreros con armadura dejaron espacio para que una pareja se incorporara, pero a diferencia de sus compañeros, ellos portaban armaduras negras donde no se podía distinguir el animal o algún símbolo que los identificará.
Arthur mostró un semblante pálido al verlos, mientras el escocés observaba atónito a las últimas personas que aparecían en la sala.
-¡¿Quién les hizo eso?! – Gritó con sentimiento.
-¡Por favor, zorrito no nos hagas reír! – Respondió el hombre con sarcasmo.
Los presentes murmuraban y observaban con incredulidad lo que estaba sucediendo, conocían a la pareja, porque de una u otra manera habían convivido con ellos.
-Ustedes han sido responsables de todos los males de éste mundo. – Habló la mujer en un tono calmado mirandoles despectivamente. – Han asesinado en el nombre de Dios, esclavizado en el nombre del rey, destruyendo la propia naturaleza por el bien del progreso, haciendo guerras por petróleo… la tierra está enferma y nosotros la salvaremos.
Repentinamente varias voces aterrorizadas llegaban a la habitación, gritaban pidiendo ayuda, querían escapar.
-¡Por favor, no lo hagan! – Intervino Tepes – ¡Recuerden quiénes son!
-¡Lleven a los prisioneros al lugar de castigo en donde habrá llanto y el rechinar de dientes! – Ordenó el hombre sin escuchar la súplica de aquellas personas.
Todos se rehusaban conforme a sus fuerzas para evitar ser llevados como reos de muerte, pero no fue suficiente.
-¡Llegó la hora en que los vencidos y los pobres recuperen lo que les fue robado! – Expresó con alegría aquella mujer de armadura negra. - ¡El planeta pide justicia y reparar los daños!
Con voces de júbilo apoyaban a su líder y la oscuridad continuaba avanzando sin que nada pudiera contenerla.
El valor de Seattle
A muchos kilómetros de distancia, en las regiones boscosas de Minnesota se encontraba reunida la comunidad Sioux alrededor de una fogata para escuchar a los ancianos sobre lo que observaban en la naturaleza y recordar cuando ellos eran los dueños de la tierra. Portaban su vestimenta tradicional y algunos de ellos conservaban la usanza de tener la cabellera larga.
Los más pequeños permanecían en el lugar de privilegio observando al tótem del águila, del oso y el lobo tallado en madera. Parecía que el tiempo se hubiese detenido y el relato que aquellos ancianos narraban cobraba vida y en medio de la fogata podía distinguirse imágenes de bisontes y Mustang corriendo por el campo mientras un grupo de guerreros partía para la caza, sin embargo aquel momento de misticismo se vio interrumpido por la oscuridad.
El jefe de la tribu había dado la orden que volvieran a sus tipis mientras que los ancianos empezaban a debatir en su lengua nativa lo que estaba sucediendo. De una u otra manera observaban sus alrededores, percibiendo que la naturaleza estaba inquieta ante lo que sucedía. Sin embargo, un joven de tez rojiza vestido como guerrero Dakota permanecía al lado mientras que en su hombro posaba un águila real quien con su sonido alertaba que algo no andaba bien.
Repentinamente, los lobos empezaron a aullar a lo lejos como si algo los hubiese aterrorizado, las aves emprendieron el vuelo totalmente despavoridas como si tratasen de escapar de algo. El jefe ordenó que encendieran las antorchas para mantener iluminado a la aldea, mientras que un hombre mayor cuya vestimenta indicaba que se trataba de un Chamán empezaba a formular conjuros alrededor del fuego.
-Gran Jefe – Se acercó el joven guerrero – Nuestros ancestros lo predijeron, llegó el momento de luchar.
Aquel hombre cuya mirada serena se enfocó en el joven guerrero.
-Seattle, recuerda las enseñanzas de nuestros ancestros, pase lo que pase mantén la sabiduría aunque la oscuridad intente apagar tu luz.
De entre su ropaje, el Jefe sacó un medallón construido en madera donde aparecía una réplica en pequeño del tótem de la tribu, colocándoselo en el cuello de Seattle.
-El águila y tú deben ser uno al pelear. – Le mencionó con voz serena. – Escucha tu instinto.
La conversación se ve interrumpida cuando el chamán emitió un grito de alerta en donde había percibido la presencia del enemigo. Seattle junto con su águila salió dispuesto a luchar junto con los guerreros que quedaban para enfrentarse a lo que vendría.
Conforme avanzaba el tiempo, se observó que un hombre de armadura dorada dejaba ver algunas plumas y un casco estilizado simulando a un cóndor. Quien portaba la armadura poseía la tez blanca, de cabello lacio castaño con un rulo de lado izquierdo, poseía una barba de candado castaño y su mirada ámbar se enfocaba en el pueblo Sioux. Detrás de él había hombres que estaban armados con escudos y espadas como si fuese la época de los gladiadores romanos cuya apariencia daba la impresión que se trataran de guerreros zombi.
-Mi nombre es Ernesto Fernández, caballero Mallku. – Mencionó el guerrero – Soy uno de los emisarios de la Nueva Potencia del Eje, mi misión es decirles que todo lo que los hermanos Kirkland y Jones les arrebataron podrán poseerlos de nuevo, siendo verdugos de aquellos que los exterminaron y poder erradicar para siempre la presencia blanca de su país, siempre y cuando rindan pleitesía a quienes represento.
Los ancianos se quedaron viendo entre sí escuchando aquella petición.
-Escucha con atención caballero – Dijo el Jefe – Quien te haya dado esa armadura ha corrompido la esencia del espíritu que Mallku representa para los pueblo nativos. Dile a tu jefe que el pueblo Sioux no rendirá tributo a alguien que amenaza la paz.
-¡Eres un estúpido, anciano! – Expresó con desdén mientras levantaba la diestra dando la órden de atacar.
El pueblo Sioux armado con hachas, lanzas y rifles enfrentó a los guerreros zombi, sin embargo, Mallku se abría paso con facilidad para matar al líder Sioux, empuñó la diestra.
-¡Cóndor, vuela! – Gritó el guerrero generando una ráfaga de aire cuyo efecto parecía que un cóndor en posición de ataque buscara impactar en el corazón del anciano.
Repentinamente, aquel ataque fue bloqueado por Seattle quien se interpuso recibiendo el golpe que lo derribó.
El guerrero notó que Seattle se levantaba.
-¡No tienes una armadura y aunque puedas bloquear mi ataque, no podrás ganar! – Gritó Ernesto mientras intentaba nuevamente atacar.
"El águila y tú deben ser uno al pelear"
La voz del jefe estaba en la mente de Seattle y el águila quien estaba a una cierta distancia voló en picada hacia el guerrero Dakota. Repentinamente, el medallón que colgaba en el pecho del nativo se iluminó lo que hizo que el ataque se detuviera por un instante. El resplandor fue tal que iluminó el cuerpo de Seattle.
Una especie de armadura había surgido que cubrió las piernas del guerrero imitando el color del águila real, los guantes (o puños de pelea) habían adoptado garras y las hombreras imitaban a un oso y a un lobo, el cinto que llevaba en la frente adquirió una tonalidad café haciendo que el tejido destacara y la pluma que adornaba la cabellera de Seattle brillaba con intensidad.
Los presentes quedaron sorprendidos al notar la transformación del joven.
-Entonces… él no nos mentía. – Dijo Ernesto al contemplar la transformación. – Los guerreros que viven en armonía con la naturaleza y las enseñanzas de los ancestros… ¡La Hermandad del Dragón!
Seattle quedó sorprendido de lo que había sucedido y sin embargo observó a su rival.
-Mi nombre es Seattle L. Jones, mis amigos me llaman Native USA, pero para ti, Pertenezco a la Hermandad del Dragón. ¡Si quieres vivir, márchate en éste instante!
Los enemigos tomaron como un saludo desafiante y se empeñaron a derrotar a Seattle, pero él, cerrando sus ojos, guiándose de los espíritus que le protegían, visualizó como atacarían y extendiendo sus manos como si diera un gran aplauso generó una corriente de aire poderosa que hizo volar por los aires a sus enemigos, reduciéndolos en polvo.
-¡Esto es imposible! – Expresó Ernesto al observar aquella escena - ¡Un guerrero inferior no es digno de enfrentarme!
Corrió hacia su rival empuñando la diestra mientras Seattle hacia lo mismo provocando un choque violento, ambos guerreros se atacaban directamente, variando con puños y patadas, esquivándose mutuamente. Todos observaban la pelea pensando en que el destino de la nación Sioux pendía de ello.
-¡Cóndor, Vuela!
Seattle había visto el ataque y empleó sus garras en un movimiento que sirvió para cortar la ráfaga de viento y que hirió el costado de Ernesto haciéndolo caer. Su enemigo trataba de levantarse pero la oscuridad envolvió al guerrero rescatándolo de aquella batalla.
La comunidad Sioux había ganado y la oscuridad se disipó permitiendo observar las estrellas. Aquel enemigo no logró doblegar a los Native, sin embargo, aunque podrían celebrar esa pequeña victoria, de forma inminente habían decidido entrar en una guerra que, probablemente, ellos no habían buscado, pero que debían aceptar para salvar al mundo.
El Gran Jefe ordenó al chamán que enviara mensaje a todas las naciones que compartían un lazo ancestral como aquellos de mente abierta en donde se informara que la Hermandad del Dragón debía reunirse para combatir al enemigo que con la oscuridad, empezaba a controlar el planeta.
En el próximo capítulo
-¡Y ahora qué habrá hecho el pinche gringo!
Se escuchó la voz de una mujer que desde su casa observaba el cielo mientras acariciaba a una serpiente que deslizaba por su cuerpo.
Gracias por leer
Eagle.
