Un gesto tan frío
Para qué negarlo, hacía frío. Era el verano más húmedo y frío que recordaba en años; pese a estar en pleno agosto estaba lloviendo y se encontraba bastante mojado. Había quedado con unos amigos en el parque, en su rincón favorito: una pequeña plazoleta rodeada de pequeños canales y cubierta de arboles, era un lugar bucólico y muy íntimo. Tristemente sonrió para sí y agilizó el paso, minutos más tarde la lluvia dio paso al sol y, con éste a que la fina camisa que llevaba pronto fuera más una carga que una necesidad, como todo. Abrió la verja que daba lugar al cercado bosquecillo y corrió.
Todos estaban allí gritándole por su tardanza, entre los gritos oyó un "Cómo se te nota que eres medio español" por lo que se ofendió y replicó alegando que él jamás llegaba tarde y que, por una vez se lo podía permitir.
-Dejando de lado a mi querido y nada oportuno Thómas ¿porqué no vamos a la bolera, que allí no hace frío? – Coraline, su mejor amiga le vio triste y, con una mirada le preguntó que qué le pasaba, no era usual en él estar triste- Luego te cuento… un marrón que no veas.
Todos lo notaron, él siempre era el alma de la fiesta y su hermoso rostro siempre estaba cubierto por una sonrisa… Durante la cena su novia le preguntó, respaldada por el resto de compañeros, era muy evidente que algo iba mal y aunque no lo preguntó temía algo malo.
-¿Francis, que ocurre? Estás… no sé deprimido o algo así, se te nota en la cara, mon amour… ¿qué ocurre?-de pronto se sintió terriblemente observado y nervioso apartó la mirada- ¿qué ocurre?
-Eeem bueno… Marie yo… pues que yo- su voz se cortó ¿cómo iba a decirles algo así, cuando ni él mismo lo había aceptado? ni sabía cómo decirlo- bueno… sabéis que mi madre vive en Barcelona ¿verdad?-asintieron, aunque no sabían a qué venía aquello- bueno pues a principios del verano mi madre me comentó si quería irme a Barcelona con ella a vivir y hacer el bachillerato allí por supuesto le dije que no quería vivir en Barcelona y no se lo tomó mal y lo dejé correr.
-¿Qué tiene eso que ver con tu cara?- preguntó Thómas- eso no dice nada.
- Si le dejas acabar, quizás sabremos qué le pasa. Tío tienes la sensibilidad de un ladrillo.
-Oye zanahoria andante a mi me dejas hablar y…
- ¡Thómas! Julie tiene razón déjame acabar y sabrás de qué va la cosa. Bien hace unas semanas mi padre me lo comentó durante la cena y me dijo que mi madre me echaba mucho de menos y que podría irme con ella una temporada y no, le dije que no así que Coraline querida no me mires así- era terrible la mirada que la rubia le había echado, como ese dicho que decía Si las miradas mataran…- Bien pues ayer mi padre me dijo que en cuatro días me voy a España a vivir con mi madre.
Se oyó un grito en la sala, indignados sus amigos empezaron a acosarle con cientos y cientos de preguntas ¿cómo?, ¿porqué? ¿cuánto tiempo? Y muchas más. Pero Marie no, ella estaba quieta, mirando al suelo intentado contener las lágrimas sin demasiado éxito. Intentando desagraviar la noticia prosiguió con su discurso.
-Seguramente ha sido Christelle que le ha comido la cabeza con eso de que no tienen ni tiempo ni espacio para ellos dos, que con un adolescente no pueden disfrutar juntos y todo eso…oh venga, sabéis cómo es mi madrastra- no parecía haber hecho efecto- será sólo por un tiempo.
La indignación siguió un rato hasta que Coraline los calmó con unos de sus breves pero intensos discursos.
-A ver gente, que se va a Barcelona no a la China, que seguirá viniendo a vernos y seguiremos en contacto; sí no será lo mismo pero somos amigos y esto no lo ha decidido él, así que no lo hagáis más difícil –todos asintieron como niños pequeños- Francis siempre nos ha apoyado cuando ha pasado cualquier cosa, fuese lo que fuese y bueno, joder por algo existe Facebook – le miró imperante y daba un poco de miedo, por no decir mucho- porque amigo mío te conectarás ¿verdad?
-¿Acaso lo dudas?- dijo con exagerada indignación, odiaba el dichoso Facebook- Uh encima ¿cómo queréis que aguante yo sin saber de vosotros, que voy a estar rodeado de cutres y fantasmas?- sus amigo rieron ante el comentario- Además por las vacaciones vendré así que cada dos o tres meses me tendréis aquí.
Eso pareció tranquilizarlos pero no a Marie; al final de la noche se despidieron entre risas y promesas de seguir viéndose. Mientras acompañaba a su chica a casa el rubio intentó quitar tierra al asunto con un te quiero, pero no valió.
-No quiero que te vayas, Francis por favor quédate.-le miró suplicante- no me dejes.
Habían llegado a la casa de la joven y él la abrazó, cálido, cariñoso y sincero.
-No lo haré, son sólo dos años y seguiré viniendo, te quiero y lo eres todo para mí; ¿Quién podría sino tú enamorarme de la forma que lo hiciste? Hay cosas demasiado fuertes como para dejarlas correr. No quiero querer a nadie que no seas tú. Además el español es tan poco sexy… no resulta nada interesante. – Le hizo reír y ella le besó suave- ¿De veras crees que voy a liarme con una española teniéndote a ti aquí?
Fundidos en un abrazo Marie le besó y le sugirió que subieran a su cuarto, sus padres no estaban, le siguió a través de la oscura casa hasta llegar a su destino.
Ella siempre había sido tímida y la verdad es que al principio no la quería de verdad; no fue hasta la primera vez que se acostaron, seis mese atrás, cuando Francis se dio cuenta que tenía ante el a la chica más explosiva del mundo, ¿Cómo podía ser que una chica tan retraída como ella pudiera ser tan fiera? Segura había hecho los movimientos precisos y él ya había caído en su hechizo.
Le quitó la blusa y seguidamente el sujetador dejando libres sus hermosos pechos que, por un momento se quedaron botando; mientras él estaba embobado mirando aquellas bellezas Marie se deshizo de la camisa negra del rubio y, posteriormente, de sus pantalones dejándolo tan sólo con los calzoncillos que por cierto ya denotaban la excitación del joven; de pronto Francis recobró el sentido y cargó a su chica hasta la cama dónde de un tirón le quitó falda y interiores llevando pues la mano a su intimidad, allí empezó a masajear, dejándola húmeda y ansiosa. Sonrió pérfido, cómo le gustaba torturarla, verla gemir y oírle susurrar su nombre ente jadeo y jadeo hasta que con un grito Marie le hizo reaccionar.
-¡Hazlo ya, merde!- La rubia estaba más que lista- Francis no aguanto más…
Cogió un condón de su cartera y, de una estocada le penetró, duro y fuerte, incesante y a la vez dulce. No le concedía ni un respiro; ni lo haría hasta que la sintiera llegar al orgasmo. Sí. Tras esto el rubio salió de su interior y se echó a su lado. Intentando recuperar la respiración, tiró la goma lejos de ellos y la abrazó.
La amaba, sin duda, pero a veces se sentía incompleto a su lado, con ella disfrutaba del sexo, echaban unos polvos increíbles pero era eso, un polvo. No hacer el amor, ella no le prestaba mucha atención al placer de su compañero, más bien se dejaba hacer. Pero joder, le gustaba sentirse un dios del sexo.
Hermoso y radiante cual Apolo le miró sonriendo y le dio un beso en la frente a su Venus particular.
-Lo echaré de menos esto, cuando te vayas; eres increíblemente bueno- le besó y se acostó sobre su pecho- buenas noches mi vida.
"¿Ya está?" Pensó Francis, ¿ese era su polvo de despedida? Joder no es que hubiera estado mal pero unos mimos, unas caricias, otra ronda… Que fría era cuando quería, coño. Miró el reloj de la mesita de noche de Marie; faltaba poco menos de dos días para que estuviera en España, empezando una nueva vida… sin conocer a nadie y completamente solo. Menos mal que seguiría hablando con sus amigos, aún con todos estos pensamientos en mente lo último que pensó antes de irse a dormir fue que todavía no se había preparado la maleta y ojalá que en Barcelona no hiciera el asco de tiempo que en Amiens, porque de verdad, que asco de clima, el norteño.
Ok. Aquí sólo es Francis y su vida en Francia (valga la redundancia) en los siguientes capítulos irán apareciendo el resto de personajes, algunos hetalianos, otros no.
Por favor comentad y darme vuestra opiniones, aunque este cap es flojillo conforme la historia avance será más intenso y más todo.
