Tiempo de padre-hijo

Antes de que el host club abra sus puertas, Tamaki se sienta frente al piano. Da vuelta las páginas sobre el atril y comienza a tocar una melodía.

Pocos minutos después, Hikaru entra en la sala. Se sienta junto a él, sin mediar palabra, y se dispone a disfrutar de la música. Inconscientemente, inclina su cabeza hasta hacerla reposar en el hombro de su señor.

De vez en cuando, Tamaki bromea diciendo "la música calma a las fieras". Hikaru gruñe algo como "cállate, intento de Beethoven", y Tamaki obedece. Le gusta estar unos momentos en paz y tranquilidad, y prefiere no provocar una pelea (aunque luego se cobra muy bien el 'cumplido').

Cuando oyen pasos en el pasillo, se alejan del instrumento lo más rápido que pueden. Saludan (uno efusivo, el otro indiferente) a los demás anfitriones, y continúan con sus jornadas perfectamente normales.

Ni se les ocurriría faltar a la cita. No saben por qué, pero ese tiempo de 'padre-hijo' parece hacerles olvidar por un rato los pesares del día a día.

FIN