Las Minifaldas
Año 1965
En la calle principal de la concurrida ciudad a la que se acababan de mudar tres mujeres paseaban entre los escaparates de la multitud de tiendas que había en aquel lugar. Alice, Rosalie y Esme iban cargadas de bolsas cualquiera que las viera diría que no tienen más ropa que la puesta, pero más bien era todo lo contrario. Alice había declarado esa mañana que necesitaban un cambio radical en su armario, que se habían quedado anticuados y que ya no vestían acorde a las modas de esos días.
Obedeciendo a sus deseos, las mujeres del clan se resignaron y la acompañaron hacer sus compras. Era mejor de esa manera, si no podían acabar llevando ropas demasiado exageradas para sus anticuados gustos.
El día hasta ahora había marchado bastante bien, Alice les había hecho comprar un montón de ropa que de ir solas nunca se la hubiesen probado y tenían que darle la razón Alice tenía un gusto por la moda exquisito.
—¿Qué es eso? —Las tres mujeres se encontraban en frente de un gran ventanal donde los maniquíes llevaban las ropas que dicha tienda vendía. Alice abrió los ojos desorbitados cuando vio tales prendas.
—Alice, por favor. Es obvio lo que es. Es ropa intima femenina—Esme, como mujer criada en el siglo diecinueve, dijo en voz baja a la vez que miraba a su alrededor por si alguien las había visto allí paradas.
Alice no muy convencida continuó mirando las ropas y señalo a uno de los carteles que estaban colgados dentro.
—No Esme, mira. Es ropa como la que llevamos ahora mismo. ¡Pero súper bonita! ¡Entremos! —Alice, ante la no intención de las chicas, las arrastró hacia dentro.
—Alice, estamos llamando la atención— Rosalie al igual que Esme miró hacia los lados esperando no encontrarse con nadie. —Y eso es lo que no queremos.
Alice había eones que había obviado sus comentarios y se fue directa a lugar donde estaban aquellas prendas tan curiosas.
—Bienvenue a la Boutique Elise— El encargado de la tienda se acercó a ellas. Era un hombre alto que iba vestido con un impoluto traje con corbata. —¿En qué puedo ayudarlas? —El hombre se dirigió a ellas con un marcado acento francés.
—Pues mira, me quiero probar esta— Alice comenzó a señalar una prendas tras otra —Y ellas se van a probar estas. —El encargado llevó entre sus brazos los montones de ropas que Alice había seleccionado.
—Alice yo no me pienso probar eso— Rosalie miraba incrédula a la pequeña prenda.
—Deben de ser hasta ilegales— Esme mostró su preocupación.
—Damas, no se preocupen. Es la nueva moda que nos llega de París.
—¡París! Esme. A ti te encanta París— Dijo Alice tirando de ellas hacia el probador. —Yo me voy a probar la roja, Rosalie tú la negra y Esme la verde.
—Alice no— Rosalie se cruzó de brazos.
—Por fi Rosie. Además a Emmett le va a encantar. —Ante tal comentario Rosalie tomo la prenda negra y se metió en uno de los probadores.
Alice se quedó mirando a Esme haciendo un puchero para que hiciese lo que quería. A lo que Esme se negó repetidas veces, Alice derrotada se metió en otro de los probadores. Al cabo de unos minutos ambas salieron.
—Eso…eso…— Esme las miró sorprendidas cuando las vio salir.
—Eso son minifaldas, señora— El encargado de la tienda le señaló. —Están ustedes fabulosas— Dijo ahora dirigiéndose hacia Rosalie y Alice.
—Pues… la verdad… es que no está nada mal— Dijo Rosalie mientras giraba sobre sí misma para mirarse en el espero.
—Te lo dije Rosie. —Alice dio unas palmaditas orgullosa de su descubrimiento. —Esme ahora te toca a ti.
Esme volvió a negar repetidamente con la cabeza. Se había acercado para ver el largo exacto de las faldas y arrugaba la frente cuando vio que quedaban dos palmos por encima de las rodillas.
—Alice, en mi época enseñar los tobillos ya era considerado algo obsceno. —Dijo acercándose a ella para que el encargado no la escuchase.
—Pero ya no estamos en esa época. Esto refleja la liberación de la mujer y quién mejor que tu para ser reflejo de ello— A Esme palabras parecieron hacerle cambiar de opinión porque finalmente acabó probándose la minifalda verde.
Unos minutos más tarde las tres salían de la tienda con las minifaldas ya puestas. Cuando llegaron a casa con el primero de los chicos que se encontraron fue Emmett, el cual al verlas se tapó los ojos con las manos.
—¿Qué hacéis así por la calle? Mi mujer, mi hermana y mi madre desnudas.
—¡Emmett! —Alice corrió a quitarle las manos de los ojos. —No estamos desnudas, es lo que se lleva ahora. ¡Abre los ojos! —Dijo al ver que a pesar de quitarse las manos de los ojos, estos aún los mantenía cerrados. —Es lo que se lleva en París.
A modo de enseñárselo Rosalie dio una vuelta sobre sí misma.
—¡Oh la la! —Creo que los sesenta me están empezando a gustar.
Ante la conmoción causada en la entrada de la casa, Jasper y Edward se acercaron a ellos.
—¡Jasper! ¿Te gusta mi minifalda? —Jasper asintió sin decir mucho más, estaba más preocupado por el olor a humano que las chicas aún desprendían. Alice se acercó a él y le dio un beso.
Las dos parejas se fueron y finalmente solo quedaban Edward y Esme.
—Carlisle se va a quedar alucinado cuanto te vea. —Dijo ayudándola con las bolsas. —Creo que esta noche me iré en cuanto venga. Quiero estar al menos a más de doscientos kilómetros cuando estéis todos en casa. —Bromeó.
—Es todo culpa de tu hermana.
—Más bien es culpa de los sesenta.
Aún había muchas cosas en las que los Cullen debían adaptarse, ellos estaban congelados pero el resto del mundo no y si no querían llamar la atención había que adquirir estas nuevas modas.
