Love Promises
-¿Sasuke? – oigo como se acerca a mí.
-¿Si? – respondo con tono cortante.
Su mirada fría me hace sentir un profundo dolor en el pecho.
Ya no es la misma Sakura de antes.
Ya no me sonríe, toda su atención ya no me pertenece.
-¿Has visto a Naruto? – me pregunta.
Sacudo la cabeza, hipnotizado por sus ojitos jades que ya no se posan nunca en mí.
-Ah, bueno, nos vemos luego. – me deja embobado mirando su espalda.
Busco algo para retenerla, no quiero que se vaya.
-¿Qué ha pasado? – pregunto antes de que vuelva a irse de mi lado.
-Nada – se vuelve a mi – solo debo decirle algo – sus mejillas se tiñen de un suave color rosa.
Sus mejillas encendidas me recuerdan el tiempo en que ese sonrojo se debía a mí, y no a ese chico.
-Ah – no soporto ver como ahora su amor le pertenece a otro.
Por doloroso que sea, prefiero que este lejos a que este cerca pensando en otro.
Veo como se aleja en busca de aquel a quien ahora le pertenece su corazón.
El corazón se me encoje mientras recuerdo que ya no me quiere.
Ese sentimiento de pérdida me inunda. El que siempre está presente.
El que por las noches no me deja dormir, que por los días no me deja concentrarme…
No en otra cosa que no sean sus ojos verdes jade, su pelo rosa y sedoso al viento, sus suaves labios que debían de estar besando los míos…
Sacudo la cabeza tratando de sacarme esa idea.
Ella ya no es mía…
Corrección, nunca fue mía, pero ahora menos que nunca me pertenecerá.
¿Qué era lo que tenía en la cabeza al dejarla ir?
Seguramente estaba loco, loco y muy ciego.
Y ahora, que ya es muy tarde y no hay vuelta atrás, he podido, al fin, ver la realidad.
Arrastrando mis pies por la hierba mojada, camino de vuelta a casa.
Una casa vacía, sin el perfume de Sakura, sin la alegría que emana…
Vacía, igual que mi corazón, igual que mi vida desde que ya no posa su mirada en mí, desde que ya no importa mi presencia.
Me tiro en mi cama, pero no consigo dormir.
¿Estará ella ahora en la cama de él? ¿Será la primera vez que a estas horas de la noche se encuentran juntos o ya había pasado?
Cierro mis ojos para no pensar en ello, pero lo único que consigo es volver a ver su carita a través de mis parpados.
No puedo seguir así, mi corazón se hace añicos de solo pensar en ella.
¿Y si la fuera a buscar? ¿Qué encontraría? ¿A ella despidiéndose de él? ¿O encontraría la casa vacía? ¿O a ambos en ella?
Ya no sabía que era peor…
Me acerque a la ventana, no sabía qué hacer, pero no podría quedarme haciendo nada sabiendo que podrían estar juntos ahora mismo.
La suave brisa de la noche me daba en la cara, fría más que fresca, fría como las miradas que me dirigía, fría como el tono que usaba con migo.
Volví a calzarme y sin pensarlo dos veces salté por la ventana a la noche.
Una vocecilla en mi mente me decía que mejor no ir, pero no le hice caso y en absoluto silencio me acerque a su casa.
La oscuridad me envolvía, y por muy agudo que fuera mi sentido de la vista, al estar cerca de la casa, no pude distinguir más que la puerta, debía acercarme, pero no quería arriesgarme a que me vieran.
Me pregunte nuevamente si ambos estarían ahí dentro, o en la casa de Naruto, pero ya no me quedaban esperanzas de encontrarla sola, eso por seguro.
Mientras soñaba despierto con mi bella pelirosa, la puerta de la entrada se abrió y la luz del pasillo ilumino la noche.
Eran ellos, ella tomada de la mano de él.
Él acariciándole su suave cabello.
Ella sonriéndole tímidamente mientras se soltaba y lo rodeaba con los brazos.
Naruto tomó entre sus manos esa carita suya y sin pensárselo estampo sus labios en los de ella.
El corazón se me partió mientras veía como ella le respondía rodeando su cuello con sus finos brazos.
Me levante de entre los arbustos y dando un paso atrás, jure escuchar como algo en mi se trisaba.
Se soltaron y mientras él se volvía para, al fin, irse, ella le tomo la muñeca como si no quisiera dejarlo ir, como yo había querido tomarla muchísimas veces.
No pude aguantar más, empecé a ver nubloso a causa de esas malditas gotas que se agolpaban en mis ojos, aquello los otros llamaban lagrimas.
Me di la vuelta y volviendo la vista para ver como volvían a besarse, me aleje lo más rápido posible, quería alejarme de esa escena.
Corrí lo más rápido que mis pies me permitían, saliendo de la aldea, alejándome de lo que conocía, de la mujer que amaba.
Y con el corazón haciéndose añicos, pare en un claro del bosque ya alejado de mi aldea…
Temía volver y tener que verla todos los días con él.
Temía a mi poco autocontrol.
Temía abalanzarme encima del que alguna vez consideré mi mejor amigo.
Y por sobre todo, temía herirla a ella.
Dejando correr las lágrimas por mis mejillas, miré a lo alto, en donde la pálida luna hacía que el cielo nocturno se viera más hermoso.
Hermosa, como mi Sakura, como mi amada flor de cerezo.
Gruñendo de frustración, grite al cielo.
Grite que ella me pertenecía, que era mía y solo mía.
Grite que ese maldito rubio no se la merecía, que ella solo podría ser feliz conmigo.
Caí a la hierba húmeda bajo mis pies, preso de una rabia gigantesca y un dolor casi insoportable.
-Lo prometo – susurre al viento, mi única compañera. – que si ella vuelve a mí, haré lo imposible para que sea feliz, no dejaré que nadie la lastime y que nunca vuelva a estar triste…
Mire la luna, colgando en medio de la negrura de la noche, la única luz en medio de la oscuridad, mi única esperanza.
-Pero por favor, devuélvemela…
No me pertenecía, pero pronto lo haría.
Y jurándome no descansar hasta conseguir que me volviera a amar, deje resbalar por mi mejilla la ultima lagrima.
Mi soledad no duraría mucho más, lo sabía, lo presentía…
Sakura volvería a ser mía…
Sakura volvería a amarme…
Volveríamos a estar juntos, y nada ni nadie nos separarían…
Esta era mi promesa.
Okay, fin del primer capítulo, aun estoy pensando en hacer algo corto, o por primera vez, algo un poco más largo
Bueno, espero les haya gustado.
Espero los comentarios y/o tomatazos :B
