Bebi de un solo trago el liquido ambarino que bajo por mi garganta dejándome un rastro de fuego hasta el estomago, antes de depositar bruscamente el vaso, junto al dinero, sobre la barra de Las Tres Escobas y salir de allí, sintiendo todas las miradas sobre mi.

La guerra acabo, Potter venció al Señor Tenebroso, y todo el mundo se entero de mi lealtad a Dumbledore. Sin embargo, no fue sorpresa para mi que nada cambiase, yo seguía siendo el murciélago grasiento de las mazmorras, seguía siendo odiado por mis alumnos, y todos a mi alrededor seguían creyéndome un traidor, de un bando o de otro, en resumen, seguía siendo el objeto de desprecio de todo el mundo, allí a donde quiera que fuese.

Y estoy harto, harto de esta vida sin sentido, si Dumbledore estuviese frente a mi lo mataria de nuevo por haber enviado a ese estúpido pajarraco suyo a "salvarme la vida", ¡yo no quería ser salvado! Yo debería haber muerto, no hay nada para mi en esta vida.

Al pasar por una vidriera de Hogsmeade, mi reflejo me devuelve la mirada, casi sin siquiera notarlo, estudio mi rostro en la pulida superficie. Nunca fui alguien atractivo, pero la imagen frente a mi se presento simplemente desastrosa: mi piel había perdido ya cualquier rastro de juventud que hubiese tenido en el pasado, y mi seño fruncido parecía eternamente marcado en mi frente, al igual que algunas arrugas alrededor de mis ojos y mis labios, sin duda debido a las frecuentes muecas de disgusto; mi cabello seguía, por otro lado, igual de horrendo que siempre, con ese aspecto y tacto grasoso, producto de pasar la mayor parte del dia entre los vapores del laboratorio de pociones, y allí, allí estaba la infame cicatriz, asomando por el cuello de mi levita, mostrando esos repugnantes centímetros de carne desgarrada, retorcida por los letales colmillos de Nagini. Presione mis labios con disgusto, antes de apartar la mirada del vidrio, y caminar a paso rápido hacia Slug & Jiggers, para comprar los ingredientes que se habían acabado en el laboratorio y poder escapar al fin de las murmuraciones y las miradas de toda la maldita población del pueblo. Sin embargo, al llegar frente al apotecario, supe de inmediato que algo iba mal. El negocio, usualmente tétrico y oscuro, se veía mas luminoso y acogedor, y el letrero maltrecho que rezaba "Slug&Jiggers" había sido reemplazado por un brillante cartel tallado en roble que decía "The House of Rising Sun". Me debati entre marcharme o encaminarme al mostrador, pero me dije que era ridículo irme ahora, si tendría que regresar tarde o temprano a por los ingredientes necesarios. Al llegar al mostrador, toque el timbre de mesa, en vista de que nadie parecía estar allí. En efecto, al segundo oi un pequeño ruido en el sotano, seguido de unos pasos apresurados escaleras arriba, un golpe y una suave y femenina voz maldiciendo un escalon en mal estado. Segundos después, la trampilla del suelo se abrió para dar paso a una joven mujer, de no mas de ¿21?, ¿25 años, máximo? A medida que iba saliendo de la trampilla, mis ojos se movieron, detallándolo todo, su largo cabello, que al principio me parecio negro, resulto ser de un color castaño muy oscuro, que, a la luz del sol, dejaba notar unos raros destellos rojizos, llevaba un vestido negro que se ajustaba a su torso y finalizaba en una falda amplia y vaporosa que le llegaba justo por encima de las rodillas, su vestimenta, completamente negra, contrastaba con su piel, que competía en palidez con la mia, pero no había punto de comparación, ella resultaba una visión divina. Detuve mis absurdos pensamientos, imaginando que la falta de compañía femenina había terminado por jugarme una mala pasada, cuando ella clavo sus grandes ojos castaños en mi, y estiro sus llenos y rosados labios en una calida sonrisa que enseñaba sus perlados dientes. Intente convencerme de que la razón de que se me hubiese secado la boca era simple y sencillamente porque no recordaba ya desde hace cuanto que alguien me sonreía, o me dirigía una mirada amable, sin rastro de desprecio.

-Buenas tardes, soy Gwyll Melyster, soy nueva por aquí y compre este apotecario. Espero que encuentre todo lo que busca señor…- ella sonrio una vez mas, y yo me presente, observándola fijamente, esperando notar el rechazo que todos experimentaban al oir mi nombre.

-Snape, Severus Snape- si a ella le horrorizo tenerme frente a ella, era la mejor actriz que hubiese visto en mi vida, porque ni siquiera parpadeo, siguió sonriéndome y estiro su mano, esperando que yo la estrechase.

-Es un placer conocerte, Severus, ¿puedo llamarte Severus?- preguntó y su inocente curiosidad, unida a esa mirada dulce se me antojo por unos instantes totalmente seductora. Pero era imposible, simplemente imposible que aquella muchacha estuviese intentando seducir a alguien como el. Lo mas probable es que ella simplemente no note lo que provoca en los hombres, algo asi como una seducción inconsciente. Contra mi propia personalidad, tome su mano y, en lugar de estrecharla, me incline levemente y roce levemente sus nudillos con mis labios.

-El placer es todo mio- dije, aclarándome la garganta, mientras la soltaba, me sentía el hombre mas estúpido de la tierra, ¿Qué demonios hacia comportándome como una estúpida y terrible copia de Lockhart con una jovencita con la que ni en mil vidas tendría alguna posibilidad? Sin embargo, al mirar su rostro, su sonrisa seguía allí, y mi acción había sido recompensada con el delicioso sonrojo que ahora adornaba las mejillas de Gwyll.

Sin embargo, ninguno dijo una palabra mas, en ese momento las puertas del negocio se abrieron, dejando paso a el niño que vivio, Weasley y la insufrible sabelotodo de Granger que no paro de preguntar sobre los ingredientes, solo para interrumpir la respuesta de la chica de ojos color chocolate dejando ver que sabia la respuesta y solo estaba siendo la insufrible sabelotodo que era. A pesar de esto, crei notar la calidez de esos ojos persiguiéndome por las estanterías en algunos momentos, aunque no me gire para verificar mi teoría.

Al terminar de elegir mis ingredientes, los deje en el mostrador, para que Gwyll los enviara luego a Hogwarts, ya que la directora es la que se ocupa del pago del material institucional.

Potter y sus amiguitos se dieron un buen susto al aparecer tras ellos "de la nada", cuando en realidad ellos no habían prestado atención. Luche por evitar que mis labios se curvaran en una mueca similar a una sonrisa al verles dar un pequeño bote en sus sitios al oir mi voz. No me gustaba nada como Potter se había quedado mirando a Gwyll, embobado. Sin embargo, no pude menos que sonreir un poco, cuando, a punto de cruzar el umbral de la puerta, la melodiosa voz de la castaña tras el mostrador llego hasta mi.

-Adios! Espero verte de nuevo pronto, Severus!- no conteste, pero le dedique una leve reverencia, antes de marcharme, no sin antes ver las graciosas caras de estupor de el trio dorado, al oir a aquella bellísima y joven mujer sonreir, llamarme por mi nombre y despedirme tan cálidamente.

La cara de Harry Potter fue impagable, una mezcla de incredulidad y celos que casi me hacen soltar una carcajada, ¿Quién dijo que yo dejaría de ver a Potter como un chiquillo insoportable, demasiado parecido a su padre y padrino? Una infantil vocecilla en su interior se sintió casi tan satisfecha de los celos de Harry, como lo hubiese estado si James en persona hubiese sido quien los hubiese experimentado.

Continuara…

¡Hola! ¿Cómo estan? Sé que desapareci del mapa hace casi dos meses, y deje inconclusa una historia que muchos siguieron y por lo cual me senti muy agradecida. Tuve algunos problemas personales que al fin pude resolver, y con los que no deseo aburrirlos, y bueno, mas que nada es eso, quiero disculparme por haber dejado inconclusa "Circulo de Sangre". Planeo continuar la historia, pero en estos meses no he tenido absolutamente nada de tiempo para escribir nada, de ninguna índole, y siento que estoy un poco oxidada con el tema, asi que primero preferí empezar este mini fic, que no va a tener mucho mas que cinco capítulos, para volver a entrar en el habito de escritura y poder ofrecerles asi los mejores capítulos posibles.

Gracias por leer =)

Saludos!

R.G. Aimer