La puerta del compartimiento se abrió de golpe. Dentro de él, cuatro chicas de segundo miraron sobresaltadas a las tres Gryffindors de séptimo que parecían impacientes.
- Largo - dijo una de ellas.
Sin pensarlo dos veces, las chicas salieron rápidamente de la vista del trío.
- Deberíamos tener un compartimiento privado - dijo una de las chicas, de pelo castaño y ojos avellana, mientras ella y sus amigas se sentaban.
- No puedes tenerlo todo en la vida, Jamie - dijo otra mientras abría un libro titulado La transformación avanzada.
- ¿Y Serena? - preguntó la tercera, más regordeta que el resto.
- Debe estar con algún chico - contestó Jamie, sacando una Snitch dorada de su bolso.
- ¿Aún tienes eso? - preguntó la chica del libro.
- Agh, Rachel, le quitas el lado divertido a la vida - le contestó Jamie, poniendo los ojos en blanco -. Además, ¿qué importa? Nadie la echará de menos en vacaciones. Petula, ve a ver dónde viene el carrito. Muero de hambre - le dijo a la niña regordeta.
- ¿Jamie Potter decidió romper su dieta? - preguntó Rachel mientras Petula salía del compartimiento.
- No es una dieta - contestó -. Sólo evito los carbohidratos.
Rachel rodó los ojos y siguió con su lectura, cuando la puerta del compartimiento se volvía a abrir y una preciosa chica de cabello negro entró con paso solemne y una pícara sonrisa en el rostro.
- Serena, ya era hora - dijo Jamie -. ¿Con quién estabas?
- Con Steve - contestó, mirándola con sus bellos ojos grises.
- ¿Steve? - preguntó Rachel -. ¿Steve Clairmount?
Serena asintió.
- Que pésimo gusto, Pad - dijo Jamie.
- Hey, está muy guapo - inquirió Serena -. Y... hablando de guapos...
Jamie, que estaba mirando por la ventana, inclinó la cabeza hacia su amiga, y Rachel, quien estaba muy interesada en su libro, levantó la vista con una sonrisa.
- Me topé con Leon Evans - continuó Serena -. Está tan...
- ¿Guapo como siempre? - la interrumpió Jamie -. Regla número doce de las Merodeadoras, Serena: nunca te fijes en el chico de tu amiga.
- Él no es tu chico, Prongs - dijo Serena, cruzándose de brazos y apoyándose en el respaldo de su asiento.
- Lo sé, pero sabes que me quita el sueño.
- No me digas que estás enamorada - dijo Rachel.
- ¿Yo? ¿bromeas, verdad Moony?
Rachel y Serena se miraron con una sonrisa burlona y siguieron con lo suyo: Rachel con su lectura, Serena mirándose las uñas y Jamie mirando por la ventana y quejándose de lo lenta y torpe que era Petula.
El gran Comedor lucía en todo su esplendor para recibir a los alumnos en su primer día de clases.
Las chicas se dirigieron a sus puestos de siempre en la mesa de Gryffindor, ante la atenta mirada de cada chica con la que se cruzaban.
- Y aquí estamos. Nuestro último año - suspiró Rachel.
- Nuestro último año - repitió Serena.
- Que guay - agregó Petula.
- Petula, no es guay decir guay - le dijo Jamie.
- Pero... pero si acabas de decirlo.
- ¡Oh! Lo siento. Corrijo: no es guay que tú digas guay, Worm.
Rachel y Serena rieron.
- Odio que me llames así...
- Sí, como sea...
Cuando las cuatro amigas se sentaron, diez u once chicas de su casa se acercaron a ellas. Como moscas a la miel.
Las Queremos Ser Populares Pero No Somos Lo Suficientemente Geniales, como las llamaba Serena, era un grupo de chicas que idolatraban a la Merodeadoras, y su único sueño era ser como ellas.
- Serena, adoro lo que hiciste con tu cabello - dijo una de ellas.
- Litros de poción alisadora - contestó ésta, indiferentemente -. Y te hace falta créeme.
- Jamie, ¿no usabas lentes? - preguntó otra.
- Tres palabras: lentes de contacto - contestó -. Jamie Potter no se rebajará a usar lentes ópticos.
Cuando las QSPPNSLSG tomaron asiento y la selección iba a comenzar, Serena le susurró disimuladamente a Jamie:
- Prongs, ¿quieres prestarme tu capa? Las selecciones me aburren.
- Claro que sí - contestó, sacándola de su bolso de mano -. Pero que no te vean.
- Ajá. ¿No vienes?
- Na, me quedaré. Te veo arriba.
Serena puso los ojos en blanco y se escondió bajo la mesa, para luego desaparecer.
- Te veo luego - le dijo a Jamie -. Por cierto, pelirrojo sexy a las dos en punto.
Jamie giró la cabeza para cruzarse con la verde mirada de Leon, quien la desvió apenas la chica giró la cabeza.
