Nota: Hola, novel lector, gracias por entrar y darle una oportunidad a este fic, que luego decidas abandonarlo ya es otro tema. Este es un fic que comencé en un acto irreflexivo de falso valor; una vez que llevaba varios capítulos me hice la mítica pregunta de "¿pero en qué lodazal me he metido?" A la que siguieron unos pasos vacilantes que se reflejaron en varios capítulos (el 5 y el 8 son en los que mejor se observa tal titubeo), por fortuna conseguí enderezar la historia (al menos eso espero) y trazar un camino claro.
Pero, ¿qué encontrarás aquí? Pues por aquí desfilará toda la flora y fauna que conforman el mundo dragon age (si estás un poco pez en el fandom te hallas en serios problemas, sí, ingeniero, esto va por ti). Forman estos personajes parte importante de la historia y del largo camino que recorren los guardas grises para poder acabar con el Archidemonio, así pues, es justo que también tengan sus minutos de gloria. Aunque la máxima protagonista es Lady Aeducan, hija del rey enano Endrin Aeducan, princesa y comandante de Orzammar. Una princesa que nunca ha sido la más hermosa, más bien mujer de aspecto anodino a la que los planes, a diferencia de Hannibal el del equipo A, no siempre le salen bien, que tiene diferencias con sus compañeros porque, seamos sinceros, ¿quién le cae bien a todo el mundo? Nadie, pues ella tampoco, y que se enfrenta a un largo recorrido en el que sus decisiones pueden llegar a ser cuestionables y que no se decantará por el camino más fácil.
Como he dicho al principio, los primeros capítulos son vacilantes y todo esto que te estoy contando quizás no se puede apreciar hasta que no has avanzado hasta el capítulo 11 (ahí, incitando "sutilmente" a que el personal se enganche). Espero que disfrutes de lo que estás a punto de leer, si no es así, mea culpa por haber desaprovechado la oportunidad que me has brindado al pasarte por aquí.
Feliz lectura.
Exoneración: Todos los personajes pertenecen a Bioware y a su fabuloso mundo dragon age.
Todas las cenas con baile son iguales, superficiales y llenas de nobles hipócritas. Enanas que se acercan a ella ambicionando ganar su favor, incluso también el que interceda por ellas ante alguno de sus hermanos. Enanos que se aproximan viendo en ella no a la persona, sino un título, una posición, la posibilidad de medrar.
"Sonríe a todo el mundo, sé amable, no muestres debilidad, nunca rechaces abiertamente a ningún pretendiente, sé cautelosa, no confíes en nadie..." Los consejos paternos hablan de agradar a los demás, mas no hacen referencia a la soledad y, sin embargo, esas noches festivas que para otros son cuna de oportunidades, para ella no hacen sino magnificar la ambigüedad que gira en torno suyo, el abismo al que su alcurnia le condena.
Uno de los nobles la lleva hasta otro salón, ese en el que impera un enorme cuadro que representa al Paragón Aeducan -su ancestro-, protegiendo Orzammar de los engendros tenebrosos. Es el tercero, en lo que va de mes que la lleva hasta ese salón con la excusa de ver el cuadro. Ella decide seguirle el juego de momento, quiere ver la cara que ponga ese presuntuoso cuando no consiga absolutamente nada de lo que pretende.
De cerca, Gorim, los sigue en el más absoluto silencio, aunque no es que el enano que la antecede esté dejando espacio u oportunidad alguna de decir siquiera esta boca es mía.
Ella reprueba mentalmente la poca educación que él está mostrando cuando, su vestido de seda azul zafiro, se le enreda en los pies al tratar de subir el escalón. Instintivamente echa las manos hacia adelante al darse cuenta de que va a caer sí o sí. Mas a unos centímetros de besar el suelo, Gorim, evita la caída.
-¡Mi Señora!
Ante el tono de voz que él usa aparta la mirada del escalón, gira la cabeza y clava en él sus retinas. Y en aquella posición por primera vez ve a Gorim con otros ojos, la forma en la que ha pronunciado el "mi Señora", tan diferente a cómo siempre lo hace, el brillo de sus pupilas y el modo en que agarra su talle todavía, le dan una nueva perspectiva hasta ahora nunca vista de su Segundo.
Gorim la ayuda a subir el escalón tomándola delicadamente de la mano mientras ella, con la mano libre, iza ligeramente el vestido para evitar pisarlo de nuevo.
El noble no se ha enterado de nada, sigue de espaldas a ellos, parloteando sin parar. Quizás no hayan transcurrido más que unos segundos, pero para Lady Aeducan ha sido mucho más, en su mente esa escena por siempre quedará grabada al detalle, pues esa falsa caída cambiará su vida.
Se posiciona al lado del noble, finge que lo escucha, echa mano de los recursos que como buena diplomática posee para estos casos, sigue sonriendo, mirándolo fijamente como si atendiese sin perder detalle a lo que dice y, de vez en cuando repite la última palabra que sale de la boca del enano, mientras en su mente reverbera lo que acaba de suceder, siente todavía las cálidas manos de Gorim en su cintura, un extraño cosquilleo le recorre la espalda al evocar su mirada sobre ella.
Lleva casi un año a su servicio, bien es cierto que se llevan bien, pasan todo el día juntos, se complementan, pero hasta ahora siempre había pensado que ello era debido a que Gorim era una persona complaciente, además de el segundo de la hija del rey, aunque esta fuese insoportable o una desequilibrada como su hermano Trian, él jamás se lo haría notar, pues por si algo se caracteriza Gorim es por ser todo un caballero.
Pero ahora, ahora no sabe qué pensar sobre él, "¿Y si he visto algo que no es?, puedo haberlo malinterpretado", se dice a sí misma.
Decide pues ir más lejos, cerciorarse completamente y toma el brazo del noble. Ante el inesperado giro de acontecimientos él le sonríe, ella también, ya que de reojo ha visto a Gorim tornarse pálido, apretar la mandíbula y agarrar con fuerza la empuñadura de su espada.
Es entonces cuando el noble aprovecha para besarla, al principio no es más que un roce, pero enseguida, él trata de abrirse paso hasta su boca con la lengua, ella aprieta con fuerza los labios, Gorim ha girado la cabeza y cerrado los ojos. Todo sucede rápidamente, sin pensarlo siquiera ella retrocede y lo abofetea con todas sus fuerzas, haciendo que a él le tiemble la barba con el golpe, no lo hace por sí misma, sino más bien por la satisfacción de golpearlo tal y como Gorim no puede hacerlo, pues para él habría consecuencias, para ella no, ese vanidoso ni ningún otro como él osaría contar nunca lo que acaba de suceder, el bochorno al que Lady Aeducan lo sometió.
-¡Cretino!- el insulto le sale del alma.- Vayámonos Gorim.- Sin esperar contestación se gira y salen de allí.
Al llegar al pasillo se miran y se echan a reír como dos niños tras una travesura.
Hoy se ha acrecentado entre ellos la complicidad latente ya existente. Pero todavía tres meses han de transcurrir, hasta que Lady Aeducan, un día abandone una comida para evitar una escena ante su incapacidad para contener los celos que la asaltan, cuando una cazanobles ronde a Gorim sin cesar. La huida precipitada del banquete dará paso a una absurda pelea, la comprensión le sobrevendrá a Gorim como un mazazo mientras ella grita, tras la sonrisa de felicidad llegará el primer beso: dulce y casi casto.
