¡Hola de nuevo! Hace milenios que no me aparezco y es porque... Porque no podía. De cualquier manera, ¡pido una disculpa si es que me esperaron! :D
Aquí traigo una colaboración con DestinyGirl 009, las dos esperamos que sea de su gusto y que disfruten de la lectura mientras llegamos al final de éste. Confío en que no hay dedazos ni ninguna falta de ortografía, pronto las corregiré :/ esta misma tarde.
Y, por último, el título extraño. Creo que no somos expertas buscando títulos y... ¡Ese fue el ganador! Lo lamento, pero fue el mejor y el menos... ¿Extraño? ¿?¿?¿?¿?
Shinzō
Yo, un héroe que jamás se había preocupado por aquel tema… Ese sentimiento del que todos alguna vez nos escondemos. Siempre estaba solitario, nunca busqué acompañante para mis aventuras y mucho menos para mi vida.
Amor.
De tan sólo escuchar esa palabra se me hace un nudo en la boca del estómago y, literalmente, corazones y corazones me intentan nublar la vista.
¿Qué decir sobre eso? Que es inevitable. Aunque no lo quieras, aquel sentimiento te atormentará o perseguirá hasta el final. Amor… Algo que puede hacer añicos el corazón o, al contrario, llenarlo de alegría y gozo.
La luz del sol entró por la ventana, dándome directo en la cara. Pasados unos pocos segundos, abrí los ojos lentamente y di una que otra vuelta en la cama hasta quedar con la vista directa en la cama de Ike, quien extrañamente no se estaba ahí.
─¿Ah? ─por mi mente pasaron mil razones sobre su desaparición, por suerte encontré la más convincente─. Ha de estar en la cocina comiendo algo de pollo.
Con algo de sueño me levanté de la cama y comencé a buscar lo que me pondría hoy: mis ropajes del héroe, como era de esperarse.
─Otro día lleno de pensamientos… ─terminé de vestirme y salí de la habitación. Tenía la esperanza de encontrar algo para entretenerme un buen rato, no sé por qué pero hoy amanecí pensando que este sería un día aburrido.
No tenía un rumbo en específico, prácticamente caminaba hacia la "nada". Bajé por las escaleras y cerca de ahí estaban Zelda y Marth hablando. Se les veía contentos, ¿acaso disfrutaban de la compañía del otro? Ojalá y ese no fuera el caso, odiaba ver a alguien enamorado. ¿Por qué? Ni siquiera lo sabía, simplemente era algo que de cierta forma me disgustaba, aunque no podía ignorar el pequeño detalle que circulaba por mi mente: hacían una bonita pareja.
—Hola, Link —me saludó Zelda, levantando una mano e interrumpiendo su charla.
—Hola —le devolví el gesto.
—Tsk… Llego tarde —musitó el soberano de Altea, después se retiró rápidamente.
—¡Eh, Marth! Ni siquiera un adiós, un poco de…
—¿Para ti, qué es el amor? —antes de que ella terminara de hablar, la interrumpí con algo de brusquedad—. ¿Cómo te sientes cuando te enamoras?
—Bueno… no sabría explicarte —dijo Zelda, desviando la mirada, como si buscase desesperadamente ayuda—. Creo que… me llevaría algo de tiempo hacerlo.
Se había formado un incómodo silencio, ninguno de los dos quiso decir algo. Ella jugaba con algunos mechones de su cabello y yo me quedé de pie, observándola y dudando de si debía irme o quedarme, finalmente me decidí por lo primero.
—No era mi intención fastidiarte con eso, quizás no fui muy oportuno. Tal vez luego puedas explicarme —sabía que era incapaz de darme una buena respuesta y en parte me sorprendía—. Nos vemos.
—Adiós… —se despidió con voz débil, pero aliviada a la vez.
Por lo general, los momentos que paso con Zelda son agradables, y esté definitivamente fue incómodo para ambos.
Llegué a la sala de estar y escuché unos murmullos pertenecientes a una chica y a un chico. No le tomé mucha importancia hasta que me di cuenta de que quienes estaban hablando eran Ike y Daraen.
—¿Eh? —inconscientemente me acerqué un poco más para escuchar su conversación, parece que no se dieron cuenta de mi presencia, es un alivio.
«¿Por qué lo hago?», esa fue una pequeña pregunta que me hacía antes de continuar con mi indiscreción. Me causaba un poco de molestia que Daraen estuviera con Ike, pero ¿por qué? Será que... ¿me gusta? Sacudí mi cabeza en forma de negación, eso NO era posible, no podía pasar. Y... ¿Y la pregunta que le hice a Zelda hace un rato? Definitivamente hoy yo no estaba del todo cuerdo con mis pensamientos o acciones.
—Ja, ja... Claro, Ike. —la voz de Daraen me trajo de vuelta a la realidad. Me quedé contemplándola un momento y de pronto sentí un pequeño cosquilleo en el estómago. ¿Las llamadas mariposas?
Una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro, que después se borró al recordar mi situación y también que ella hablaba con Ike.
—Traidor —musité, enojado y con ganas de golpear al chico de la bandita. Se supone que era mi amigo y estaba platicando "amistosamente" con la chica que me gustaba. Oh... Lo admití.
—Está bien. ¡Nos vemos más tarde, Ike! —al escuchar eso, rápidamente me reincorporé para no ser visto o atrapado en mi espionaje. Por supuesto que aún seguía viendo a ese par de... A Daraen y a mi nuevo enemigo.
—Adiós, Daraen —mis ojos no lo podían creer... ¡¿Se despidió de ella con un beso en la mejilla?! ¡Esto es el colmo!
«Tranquilo, Link. No pierdas la calma...»
Lo siento, mi puño ya estaba completamente cerrado y no dependía de mí la decisión de golpear a Ike. Fue un impulso, en seguida que se aproximó a donde yo me encontraba, le di un puñetazo en la cara e inmediatamente cayó, por suerte no inconsciente.
Cuando reaccioné y tuve control sobre cada uno de mis movimientos, me acerqué a mi compañero, Ike se sobaba su nariz que comenzó a sangrar. De verdad le había dado un golpe muy duro, aunque no me arrepiento de nada.
Daraen fue corriendo hasta el mercenario con intenciones de ayudarlo, estaba muy preocupada lo cual me causó más celos.
—¡Eh, ¿qué rayos te sucede?! ¡¿Eres un salvaje o qué?! —me gritó la albina, claramente furiosa. Iba a protestar ante su comentario, pero mejor me callé ya que teníamos que concentrarnos en Ike y en ayudarle.
—L-lo siento —me disculpé totalmente apenado.
—Díselo a mi nariz sangrante —respondió él, cabe destacar que bastante enojado, juraría que quería parase y golpearme de la misma manera que yo lo hice.
—Link, ¿cuál es tu problema? ¿Por qué hiciste eso? —preguntó Daraen, tratando de no levantar la voz.
—E-eh... estaba practicando algunos golpes y... ¡Y él se atravesó!
—¡Eso no tiene sentido! Además de que tú usas espada —replicó el mercenario.
—Pues... ¡Mejor voy a traer pañuelos y alcohol para curarte! —dicho esto, salí corriendo de la escena a buscar lo que dije.
—¿Estás bien? ¿No te pasó nada más que el golpe? —inquirió con una severa preocupación la táctica—. ¿Crees que puedas aguantar el sangrado hasta que Link vuelva?
El peli-azul asintió—. No te preocupes, tampoco es como si me fuera a morir. Tal vez debas ir a ayudarlo a buscar.
—De acuerdo —la estratega se despidió con un beso en la mejilla y fue a echarme una mano en la búsqueda.
Ike se quedó en sala mientras que yo iba a buscar el botiquín de emergencias, aunque para mí el golpe que le di no era algo que precisamente pudiera llamar "emergencia", ¡él se lo merecía!
Daraen no tardó en llegar a mi lado y lo único que pude hacer fue dirigirle una sonrisa inocente, que por supuesto no fue correspondida de la misma forma.
—¿Um? ¿Daraen? Supongo que con un simple pañuelo se puede arre...- —iba a decirle que no era necesario hacer tanto drama, pero su mirada me lo impidió—. Creo que el botiquín está por allá —dije señalando una puerta.
—Bien —la albina ni se molestó en decirme otra cosa y fue hacía donde señalé.
La seguí inmediatamente, no quería que se enojara aún más de lo que ya se encontraba en ese momento. Abrimos la puerta con algo de dificultad ya que esa era una habitación que no se había usado en años, ni siquiera estaba seguro que allí hubiera un botiquín. De pura casualidad, ¿teníamos alguno?
—Link
—¿Si?
—¿Por qué no me estás ayudando?
—Disculpa, es que pensaba en cosas...
Por un momento se me vino a la cabeza de que tal vez Ike ya estaba siendo auxiliado por alguien más, anhelaba que así fuera, pero las diosas nunca se compadecen de mi pobre alma y el peli-azul seguía sin ser atendido.
Al estar escasos minutos a solas con Daraen me di cuenta de que tal vez esto del amor no era tan malo, hasta se sentía agradable.
Lo único que me no toleraba era el hecho de que ella quería a otro, al que se supone era mi mejor amigo.
—¡Lo encontré! —gritó victoriosa la chica que me acompañaba—. Vayamos con Ike.
—Claro
Salimos de aquel cuarto y volvimos a sala, como era de esperarse, mi enemigo, el traidor, estaba molesto, frustrado, impaciente... en su rostro había muchas expresiones y ninguna reflejaba alegría o alivio porque llegamos en su ayuda.
—Se tardaron mucho
—Es que no encontrábamos las cosas —la estratega tomó un pañuelo y aplicó presión en la aun sangrante nariz del chico.
«¿Y para esto fui por el botiquín? ¿Enserio desperdicié mi tiempo de esta manera?»
—Que extraño... —susurré, esperando que ninguno me hubiera escuchado. Lamentablemente no fue así. Ambos me miraron como si me estuvieran invitando a continuar con lo que iba a decir—. Llevas más de cinco minutos aquí tirado y ninguno de los smashers ha venido.
—¿Sabes algo? Los demás también tienen vida propia —musitó Ike, mirándome, claramente fastidiado.
—No es eso
—¿Entonces? ¡Auch! —se quejó el héroe de la bandita.
—L-lo lamento, Ike. Tal vez no debí de apretar tan fuerte —se disculpó muy apenada la albina—. Creo que iré por alguien que sepa más sobre esto…
—¿Pero que tú no eres la estratega aquí? Estoy más que seguro que podrás… solucionar mi pequeño problema —interrumpió el mercenario.
«¿Qué demo…? ¿Le está haciendo cumplidos?» Me pregunté a mí mismo, entre confundido y molesto.
En la cara de la táctica se formó una cálida sonrisa. Sus mejillas se enrojecieron y en su iris había un destello que iluminaba esos ojos cafés que tanto me gustaban. Ella tomó la mano de Ike y le dio un apretón delicado.
—Te lo agradezco… Pero no necesito que me lo digas para que me quede —Daraen me miró—. Link, ¿podrías ir a buscar a Doctor Mario por mí?
Eso fue la punta del iceberg. Primero mi "mejor amigo" habla con Daraen como si se conociesen desde hace años. Luego él le dice cosas bonitas y ella no se enoja, seguramente si hubiera sido yo ya estaría en el hospital. Para acabar, me pidió que buscara al doctor mientras se quedaba sola con Ike.
Y todo esto por haberlo golpeado, ¿por qué lo tuve que hacer? ¿Por qué?
¿Qué tal? Je, je, je...
Sin otra cosa qué decir, me despido.
P.D: AriSoq15 -.- una apuesta es una apuesta, ¡más te vale leerlo!
P.D 2: Cometí un error antes :/ lo lamento si es que vienen a ver mi "eficiencia" corrigiendo.
