La luz del sol se filtraba por la cortina de barrotes que cubría la ventana, blanca y cálida.

-Deja de mirar tan de cerca, Marinette.

Una chica hermosa de cabello azabache y ojos azules se volvió hacia su amargada y pelirroja amiga con una sonrisa en sus sonrosados labios.

-¿Recuerdas cuando jugábamos allí afuera, Alya? Nos pasábamos todo el día jugando a Ladybug y Rena Rouge.

Incómoda, la aludida miró hacia otro lado.

-No -mintió- y tú tampoco deberías, ahora muévete ¿y si el gato te ve?

Marinette reprimió un suspiro de mera tristeza.

-No han sonado la alarma -objetó débilmente, sabiendo lo que su amiga pensaría: "tampoco lo hicieron aquella vez".

-Tal vez no lo han visto. Es bueno escondiéndose.

Marinette suspiró esta vez abiertamente, mirando hacia afuera y recordando al París de antes, ese lugar hermoso, lleno de felicidad, ese que era llamado la ciudad de la luz, del amor, donde la gente siempre sonreía, la ciudad fundada Para Isis, donde abundaban los turistas, el París que todos amaban y extrañaban, el París de su infancia, donde ella y Alya jugaban a ser Ladybug y Rena Rouge, las personificaciones de la buena suerte y la astucia, las superheroínas que protegerían París de los villanos.

Sin embargo, ahora París necesitaba verdaderos superhéroes, necesitaba a alguien que lo salvará, alguien que trajera de vuelta al París de antes de Chat Noir.

-Marinette, te lo suplico, aléjate de la ventana -rogó Alya.

Echando una última mirada a la avenida desierta, Marinette obedeció.

Antes y después de Chat Noir, eran ahora las expresiones que usaban para medir el tiempo los parisinos. Éste era el París después de Chat Noir: oscuro, todas las ventanas y puertas tenían rejas, nadie estaba afuera si no era necesario, había toque de queda desde a las 7:00 pm hasta las 8:00 am, las madres no sé atrevían a enviar a sus hijos a la escuela. Y es que nadie podía salvarse cuando el gato decidía cazarlo.

Chat Noir no siempre había sido un peligro. Llegó a París como una versión batmamezca de Robin Hood: un hombre rubio aparentemente joven y bien parecido, vestido con un elegante y masculino traje de cuero reforzado negro, usaba una máscara, orejas de gato y un cinturón desprendible a modo de cola, con un cascabel grande en el cuello, que se hacía llamar Chat Noir y ayudaba a la gente que lo necesitaba, era amable y carismático, su llegada había impulsado a muchos otros a hacer el bien tras una máscara, no eran tan espectaculares como él, que saltaba los techos del París nocturno como su homónimo, peleaba como salido de una novela de caballería y usando únicamente una vara de acero como arma, pero ayudaban, incluso a Alya y a Marinette las inspiraba a entrenarse y prepararse para dar vida a sus identidades ficticias, Ladybug y Rena Rouge. Hasta el día en que dejó de ser un superhéroe, cometió robo a un rico de la ciudad y la gente esperó ansiosa y agradecida a saber a quiénes había decidido repartirlo esta vez. Pasó un día, dos, cinco, un mes y el dinero no había sido repartido, todos se preguntaban qué había sucedido, pero nadie quiso imaginar la verdad. Después, entró a una mansión, y una vez más el dinero no llegó, ocurrió muchas veces más antes de que la gente comenzara a entender que ya no era un Robin Hood. Incluso trataron de perseguirlo (esta vez en serio), pero no pudieron. París se sentía traicionado, pero no tenía miedo, seguía radiante como siempre. Hasta que dos personas fueron asesinadas por el gato, dos... Marinette cerró los ojos e intentó controlar las lágrimas y las náuseas al recordarlo.

-Deberías irte, Marinette, ya está empezando a nevar y ya son las 5:00.

Se volvió a ver la estoica cara de Alya, sin reconocerla por un segundo, sin ser capaz de relacionarla con la chica de sus recuerdos.

-Sí, tienes razón, Alya -Marinette sonrió indulgentemente y tomó su bolsa.

-Ten mucho cuidado, Marinette -pidió Alya mirando sin atención la televisión, dónde listaban las víctimas que el gato había cobrado esa semana.

Ella sonrió tristemente y salió, recordando a la Alya de antes de Chat Noir, la chica arriesgada, extrovertida, inteligente y simpática. La chica que había muerto con sus hermanas menores, víctimas de Chat Noir. Aún lo recordaba vívidamente, fue el primer asesinato del gato, había ocurrido cuando ellas tenían catorce años, a tan sólo seis meses de sus primeras apariciones como un simple ladrón, espectacular, pero sólo un ladrón. Alya y Marinette estaban en el parque con otros amigos, mientras las niñas estaban en su casa, estaban resfriadas, solas... estaban solas cuando él entró. La joven cerró los ojos y sacudió la cabeza, espantado las imágenes de sus cadáveres despedazados a fuerza de zarpazos. Ella y Alya los habían encontrado esa tarde al volver a casa de ella.

Trató de pensar en otra cosa y apretó el paso. La nieve hacía el día sombrío, inseguro. Súbitamente, un sonido desgarrador cruzó el aire, un sonido agudo, como un lamento. La alarma negra, el llanto agonizante de París, el sonido que obligaba a los parisinos a temblar de miedo, a los estoicos a llorar, a los ateos a rezar. Era la alarma que avisaba que alguien había visto a Chat Noir, estaba afuera. El gato negro de París estaba cazando. Echó a correr hacia su casa, rezando porque el gato no la viera. Vio pasar el helicóptero y escuchó las sirenas, no muy lejos de donde ella estaba.

-Mierda -escupió.

De repente, lo escuchó correr y lo vio brincar de techo en techo; llevaba a alguien con él. Asustada, se metió en un callejón y se arrodilló a un lado de un contenedor de basura, tratando de no temblar y justo a tiempo, pues unos segundos después, Chat Noir cayó justo al fondo. La persona que llevaba con él era una mujer joven, una adolescente de cabello corto rubio y rasgos dulces.

-¡No! -gritó con voz aguda- ¡Haré lo que quieras! ¡No me hagas daño!

El gato la miró, parecía que la analizaba. Acercó su rostro al propio, provocando que la chica gritara.

-¡No!

Él le cubrió la boca con una mano, sin llegar a clavarle las garras de acero.

-¡Tranquilízate! -la chica siguió temblando y llorando pero dejó de intentar gritar. -Voy a retirar mi mano y me vas a decir tu nombre. Si vuelves a gritar, te mataré -temblorosa, ella asintió. Lentamente, dedo por dedo, Chat Noir la soltó.

- Rose.

Él soltó un gruñido y presionó las garras sangrando su mejilla.

-Tus apellidos, ¡el nombre de tu familia!

Ella pareció dudar.

-No voy a matarte digas lo que digas, pero si me mientes, haré que los veas morir uno por uno.

Aterrorizada, obedeció.

-Lavillant.

Sonriendo, Chat Noir la lanzó contra la pared. Rose dio un grito y él volvió a recogerla del suelo.

-¡No me hagas daño! ¡Chat Noir, te lo ruego! ¡Antes me protegiste!

El gato se volvió y avanzó furioso hacia la joven. Marinette se cubrió la boca con las manos y trató de no salir huyendo al escuchar las garras rasgar la garganta y la sangre saltar.

-Ustedes me la quitaron -escuchó la voz del gato-, ninguno de ustedes vale la maldita pena.

Lo escuchó escalar de nuevo e irse. Esperó atenta a cualquier sonido, temiendo levantarse y encontrarlo aún allí.

Lentamente, Marinette salió de su escondite. Miró rápidamente la hora en su celular y supo que no habría forma de llegar caminando en media hora hasta su casa, necesitaba pedirle a alguien que fuera por ella, pero sus padres estaban descartados porque había salido sin decírselos y no quería enfrentarlos esa noche si podía evitarlo, así que pensó en su hermana mayor, Bridgette, pero sacudió la cabeza inmediatamente, sabiendo que si había algo en el mundo de lo que estaba segura que Bridgette no haría era ayudarla, de modo que solo quedaba Fèlix, tendría que pasar la noche en su casa y volver a la suya al amanecer, sabía que sus padres no lo notarían, a menos que su hermana lo hiciera y se los dijera. Marcó, pues, el número de Fèlix.

-¿Marinette? ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?

-Sí, estoy bien. Pero estoy afuera y no tengo forma de volver a casa antes del toque de queda… ¿puedes venir por mí? -preguntó con voz temblorosa por el frío y por lo que acababa de ver.

-Por supuesto, ¿dónde estás?

-A un lado del parque.

-Bien, llegaré en unos minutos. Te amo.

-Te amo.

Se preguntó como llegaría en unos minutos, si su casa quedaba más bien lejos. Suspiró abrazándose a sí misma para darse calor. Fèlix era su novio desde siempre, casi literalmente, se habían conocido en la escuela cuando ella tenía cinco años y él ocho, Marinette lo conocía porque Bridgette estaba en su misma clase y estaba locamente enamorada de él, al punto en que a veces daba miedo. Marinette iba en la misma clase que Adrien, el hermano menor de Fèlix, al que su hermana se refería como el repuesto, en caso de que no lograra conquistar al mayor, algo que decía como una mera broma, ya que consideraba que él solo se hacía el difícil. Su sorpresa y furia rozaron la locura cuando a los once años, su amor infantil empezó a enviarle cartas, flores y dulces a su hermana pequeña, de escasos ocho años. Y después cuando, un año más tarde, empezaron una relación tan formal como podía serlo a su corta edad. Marinette sonrió con felicidad agridulce, porque amaba a Fèlix pero sabía que aquella lejana decisión que se había visto obligada a tomar tan pequeña había ayudado mucho a cultivar el odio y desprecio que Bridgette le tenía desde que era una bebé.

Vio el automóvil negro de Fèlix doblar la esquina y acercarse. Su novio bajó para abrirle la puerta trasera del auto. Llevaba su hermoso cabello rubio platino peinado hacia atrás y vestía, como siempre, un conjunto semiformal en tonos oscuros. En el asiento de copiloto, venía Adrien, su hermano menor, cuyo rostro era tan similar al de su novio que parecía una versión menos severa del de él, con sus rasgos afables, su cabello dorado y sus ropas claras y casuales. Tal vez era esta la causa por la cual Marinette siempre se había sentido ligeramente atraída a él.

-Hola, Marinette -saludó él con una sonrisa.

-Hola, Adrien.

-Lamentó que él esté aquí, pero acababa de recogerlo de sus clases de esgrima cuando me llamaste -se disculpó Fèlix.

-¡Hey! -protestó Adrien.

-Está bien -respondió Marinette sonriendo. Subió al automóvil y miró por la ventana pensando en lo que había escuchado. Se preguntó si alguien podía simplemente volverse malvado de un día para otro, ¿cuál era la historia de Chat Noir? ¿quién estaba tras la máscara? Y detrás de esa persona, ¿qué más había? Cerró los ojos y decidió no decírselo a nadie, temiendo al sentimiento que empezaba a germinar en su pecho y al pensamiento que comenzaba a hacerse espacio en su mente.

En frente, Adrien Agreste miraba atento por el espejo retrovisor a la hermosa novia de su hermano, la mujer de la que había estado enamorado desde que tenía uso de razón.

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N/a.

Saben, amigos, hubo un tiempo en el que no iniciaba ningún proyecto si haber terminado el anterior. Y también en que actualizaba cada semana. Pero, ¿saben que pasó? EL PROGRAMA DEL DIPLOMA, como los antiguos lectores que sigan leyéndome saben, donde Nyneve ve INTERNACIONAL, ahí se va a meter, aunque sea fosa común (chiste para mexicanos). Así que aquí estoy.

Pero bueno, pasemos al fic… pues verán, también MLB ya lo tenía bien, pero bien abandonado, ya no me acordaba de nada, pero me metí a un curso de francés casi sin saberlo porque nada más vi INTERNACIONAL y huevos, ahí voy a firmar, así que tenía que practicar mi francés con algo y pues viendo Le Glaceur y Batman: Rise al mismo tiempo dije HMMMMM y pues ahí voy, a mandar todo a chingar a su madre otra vez para subir un nuevo fanfic. Bueno, para no herir susceptibilidades, avisaré de una vez que la idea de este fic me andaba en la cabeza desde que vi un mp4 marichat con la canción Criminal de Beyonce, luego ocurrió lo de Batman y finalmente, ¡leí Snatched por JeromeHaddock15 y dice que sea pues! (chiste para pendejos) y me decidí a escribirlo.

Ahora, tengo algo con los triángulos amorosos pero no hay nadie decente con quien formarlos en Miraculous, Kagami se me hace increíble e inaceptablemente fea, y no tiene nada que ver con que sea asiática porque Mireille también lo es y es muy bonita, y no estoy dispuesta a esperar a que Luka se digné a aparecer porque conozco a Thomas lo suficiente para saber que es capaz de meterlo en el capítulo 26 de la s2 (esto cuenta como disclaimer), así que después de pensarlo dije pues Fèlix, ¿por qué? Porque está hermoso, es mi crush, además de que siempre me ha gustado el Adrinette vs Felinette (y me caga el Felidgette) y estoy segura de que si la pesada de Bridgette fuera como Marinette, más tranquila y menos hostigosa, Fèlix al menos la trataría bien. ¿Por qué Bridgette es mala aquí? Pues porque la perra me cae mal, esta fea, cagadísima y es súper hostigosa.

En fin, espero que gozen y que me hagan saber tooooodo pero toooooodo lo que piensen del fic, si no les gusta no se molesten en ser respetuosos, me gusta pelear.

Ciao amiwos!