Hola, este es mi primer fanfic, y estoy algo nerviosa porque no se que os parecera, solo espero que os guste este primer capitulo, porque la verdad llevo algún tiempo pensando en este fic, pero no me he atrevido a publicarlo hasta ahora.
Disfrutarlo.
Los personaje del Manga de Naruto no me pertenecen, sino que son propiedad de Kishimoto-San.
Siento muchísimo la tardanza, he hecho algunas modificaciones, y bueno voy a retomar este fic con más ganas. Gracias a todos.
Los ojos del desierto
Ludna
Un joven de cabellos rojos y ojos de color turquesa claro contemplaba el atardecer desde la ventana del despacho del Kazekage, dentro de poco se convertiría en el quinto líder de la aldea y debía leerse los archivos y documentos con los que trabajaría. Pero no le preocupaba eso, ni siquiera ocupaba sus pensamientos en ese momento, su mente estaba en un vago recuerdo que le había invadido de sorpresa, no lo había recordado hasta que leyó un escrito de vuelta de negociaciones con el clan Kaimatachi, hacía muchos años que no escuchaba ese apellido. Entonces, se fijó en ese atardecer que era muy parecido al de ese día, el día que la conoció. Y empezó a recordar
Estaba anocheciendo en Sunagakure, y era en ese momento cuando más gente paseaba por sus calles, debido al insoportable calor que hacía en las anteriores horas. Sin embargo, apenas se podía ver a alguien por sus calles cuando un pequeño niño de pelo rojo pasaba por ellas, solo alguno de los shinobis más valientes de la villa se quedaban mientras contemplaban cómo el joven caminaba. Y las calles no volvían estar llenas hasta que casi no se vislumbraba su silueta.
Mientras tanto, este niño de unos cinco años de edad se preguntaba por qué la gente le tenía tanto terror, a él no le gustaba sentir ese miedo, ni ver en sus miradas como el pánico les consumía, rezando por sus vidas. Se sentía tan solo y tan triste, solo había una persona en toda en la villa que lo trataba como a un niño, y ese era su tío Yashamaru pero hoy no se encontraba en ella; le habían mandado a una misión y hasta dentro de varios días no volvería. Se sentía aislado del mundo. El pequeño seguía su camino hacia ninguna parte, con la mirada fija en el suelo y los ojos algo húmedos por las lágrimas que querían escapar de ellos. Entonces fue cuando lo escuchó, estaba ya lejos de las casas de la villa, cerca del parque donde solían ir los niños a jugar, era una voz que cantaba, y esa voz sin saber por qué calmaba su angustia, consiguiendo que el dolor de su corazón parase. Se sintió confuso, puesto que sentía algo nuevo, algo agradable, así que decidió averiguar de dónde provenía esa voz y quién la emitía.
A cada paso que daba sentía un mayor alivio y agrado, e incluso podía descifrar algunos trozos de la canción que escuchaba.
Entonces vio a una persona cerca de los columpios, donde él solía situarse. Estaba sentado en el suelo, de espaldas a él, por lo que no podía ver cómo era, pero sabía que por su estatura y por su voz era un niño, no mayor que él, que llevaba una túnica blanca con una capucha. Se quedó a una distancia prudente mientras seguía escuchando la canción.
El pequeño niño seguía hechizado con la canción, esa voz lo tenía totalmente hipnotizado, incluso provocó que una pequeña sonrisa de satisfacción apareciera en su rostro. E instintivamente el joven iba andando hasta la persona que le producía esos sentimientos, hasta que se posiciono detrás de ella, y cerrando los ojos se dejaba llevar por la melodía.
En ese momento dio un suspiro, asustando al joven que se sobresaltó, girándose para ver qué había sido ese sonido mientras se alejaba del causante del suspiro. El hechizo se rompió y el niño abrió los ojos comprobando que el otro joven lo miraba sorprendido. Aunque no tenía la certeza de que estuviera asustado, ya que solo podía ver sus ojos, de un color violeta intenso; la túnica le tapaba el pelo y un pañuelo del mismo color le cubría el rostro hasta la nariz, y por lo poco que se le veía de la cara y de las manos podía deducir que su piel era algo oscura.
—Lo…siento —se disculpó— No era mi intención asustarte… solo quería escuchar la canción —confesó el pequeño mientras agachaba la cabeza, «seguro que huirá de mí» pensaba. El otro joven se levantó del suelo, eran de la misma estatura, y sus prendas eran totalmente blancas menos en los bordes que tenía algunos bordados rojos.
—No pasa nada —contestó, para sorpresa del joven— Me alegra saber que te gustó mi canción. Mi nombre es Aisha y pertenezco al clan Kaimatachi, aunque me puedes llamar Ai ¿y tú nombre es? —le preguntó alegremente.
—Gaara, Sabaku no Gaara —contestó sorprendido por la actitud de su compañero.
—Encantada de conocerte Gaara —recitó con una alegre melodía, adelantando su mano para estrecharla como saludo mientras se notaba, por los pliegues de sus ojos, que sonreía. Gaara estaba confundido por la situación, y miraba extrañado la mano extendida, pero aún así la estrechó con una dulce sonrisa en los labios— Tienes unos ojos muy bonitos, son como las aguas de un oasis —Mientras miraba fijamente a sus ojos, Gaara se sonrojó un poco, nunca nadie le había alabado.
—Tienes un nombre muy raro, ¿Qué significa? —preguntó, puesto que nunca había oído ese nombre, además debía responder a su halago.
—Pues… mi nombre significa viva, aunque si me llamas Ai significa amor. Y sí tienes razón es extraño —contestó pensativa. Gaara en ese momento cayó en la cuenta de algo que había dicho y que sobresalto.
—Pero, Ai es nombre de chica, ¿tú eres una chica o un chico? —dijo meditabundo sobre la frase "encantada de conocerte Gaara" y sobre el nombre de Ai. Entonces empezó a escuchar carcajadas provenientes de la persona que tenía enfrente. El niño frunció el ceño en señal de molestia.
—Lo siento, soy una niña —Intentando dejar de reírse. El joven la miró molesto.
—Bueno, Gaara, ¿quieres jugar a pillar? —preguntó. Gaara, algo confuso por la pregunta asintió, aunque no sabía cómo jugar. —Bien, pues… ¡Tú la llevas! —dijo intentado tocarlo con la mano, sin embargo, la defensa natural del chico actuó, provocando que la arena se remolino alrededor del chico impidiéndoselo e empujándola hacia atrás— ¡Ay, pero! —exclamó perpleja ante aquel hecho, no sabía que había ocurrido exactamente, al instante se dio cuenta que tenía la mano herida debido a la arena que había protegido al chico, aunque no era grave, se asustó y sus ojos se llenaron de lágrimas. Gaara se puso nervioso al ver la herida, por qué la arena la había atacado, por qué tenía que hacerle daño a todo el mundo.
—Lo siento… no quería hacerte daño. No lo puedo controlar —Gaara se sentía culpable, después de que alguien lo trata bien, él le hacía eso y sin espera a que Aisha lo llamara monstruo se fue corriendo del lugar para estar solo. Le hubiera gustado que su tío estuviera en casa para poder hablar con él, pero no estaba. Por lo que volvió a casa, donde se encerró en su habitación. No paraba de hacerse preguntas, ¿por qué no podía ser normal?, ¿por qué solo sabía hacer daño?
Entonces, volvió a escuchar esa extraña voz, que le atormentaba.
«Porque nos quieren hacer daño, todos quieren matarnos. Mejor matarlos a ellos primero.» le contestó con maldad.
Gaara no podía creer lo que le decía, estaba confundido, no todo el mundo podía ser malo,
«No creo que ella sea mala» se dijo así mismo.
«Entonces ¿por qué no la habías visto antes?, ¿no te parece extraño su comportamiento?, ¿cómo te ha tratado?» le preguntaba esa voz. Gaara no sabía que responder, tenía razón él nunca la había visto antes, y todo podía ser un engaño para acabar con él. «Bueno, de todas formas no creo que se vuelva a acercar a ti» le aseguró mientras se burlaba de él. Ese día no volvió a escuchar al Shukako más, pero aun así no se quedó aliviado, no le gustaba estar solo y prefería escucharlo hablar al silencio.
A la mañana siguiente se despertó una tormenta de arena en la villa, así que eran pocos los que salieron de sus casas, y Gaara no fue uno de ellos, de todas formas no tenía nada que hacer, así pues se puso a jugar con algunos juguetes que tenía y con la arena. Cuando la tormenta finalizó, ya era mediodía, por lo que fue a almorzar, por supuesto solo, ya que sus hermanos preferían comer después de él. Al terminar de comer decidió salir a dar un paseo.
Se pasó por la casa de su tío por si había vuelto pero su casa seguía vacía. Así que fue al parque de nuevo, vio a varios niños jugando a la pelota, le hubiera gustado que lo invitarán a jugar pero, en vez de eso, paraban el juego hasta que él estuviera lo suficientemente lejos. Se dirigía a los columpios cuando vio a alguien sentado en uno de ellos que brillaba bastante, se sorprendió bastante al comprobar que era Aisha.
Gaara se acercó con cuidado hasta que se sentó en el columpio contiguo al de Aisha. La niña saltó, de repente, del columpio haciendo mucho ruido debido a las cacerolas que llevaba atadas por todo el cuerpo en modo de armadura. Gaara la miró con extrañeza.
—¡Qué sepas que no te tengo miedo! ¡Y con esta armadura podrás ser mi amigo! —gritó y señalándole con el dedo— ¡Y llegas tarde! —le regañó. Gaara no reaccionaba, no entendía cómo después de lo ocurrido le había esperado, y en cierto sentido le aliviaba que hubiera hecho tanto esfuerzo para ser su amiga.
—¿Me has estado esperando?—preguntó sorprendido, sintiéndose extrañado.
—Sí —le afirmó, mientras se acercaba un poco, volviendo a hacer ruido— Y, me debes una disculpa, yo solo quería jugar —exigió. El niño no todavía seguía sin entenderla, además realmente no sabía que había ocurrido o como lo había hecho.
—Lo siento mucho, la arena me protegió, siempre lo hace —le contestó al final, bastante arrepentido. Observó la mano vendada de la chica, y agacho la cabeza—. Lo siento —volvió a mencionar con arrepentimiento mientras miraba su manos. Aisha miró su mano vendada levantándola a altura de su cara y volvió a mirar a Gaara.
—No pasa nada, peores heridas me he hecho —Enseñando la herida con orgullo— Pero, no volveremos a jugar a pillar —le comentó en un tono de broma y con inocencia. Gaara empezó a sospechar de la conducta tan amable de la joven, a lo mejor es que el Shukaku tenía razón, y ella quería hacerle daño. Mientras, la joven sacaba de una pequeña mochila algunos muñecos hechos con tela, y los empezaba a ordenar—. Yo seré el monstruo Kyubi, y tú serás los que intentan matarme…— le ordenó, cogiendo un muñeco que parecía un zorro con muchas colas, y estaba bastante deteriorado.
—¿Por qué eres tan amable? —le preguntó con desconfianza.— Todo el mundo me odia o me teme, pero tú parece que no, ¿Por qué? —la acusó. Aisha no sabía que responder, estaba extrañada ante esa pregunta, y algo dolida.
—Solo quiero jugar, no tengo amigos aquí, y es muy aburrido estar sola —Mientras seguía jugando con el muñeco, sin mirarlo siquiera.— Y, ¡no te tengo miedo!, por eso me protegí. También, quería tener un amigo shinobi. Pero si prefieres no me vuelvo a acercar a ti. —explicó con enojo, haciendo ademán de guardar sus muñecos. Sin embargo, Gaara seguía sin expresión en el rostro. Se sentía raro, no entendía bien que pasaba.
—Lo siento, no tengo muchos amigos —comentó el joven, mientras cogía uno de sus muñecos, que parecía un ninja.— Oh no, el Kyubi nos ataca, ¡ayuda! —Empezó a escenificar el ataque. La chica sonrió, y comenzó a hacer como que atacaba y gruñía. Estuvieron un rato jugando, entre risas y gruñidos, además de algún sonido de choque de cacerolas.
—Oye ¿Por qué llevas esa ropa? —preguntó algo intrigado cuando terminaron de jugar, al darse cuenta de que debajo de la túnica tenía unos pantalones.
—Pues, es para protegernos de las tormentas de arena, ya que solemos andar mucho por el desierto y no podemos pararnos a descansar siempre que aparezca una tormenta, a no ser que sea una muy fuerte. Pero también es para proteger nuestra cultura, porque solo entre nosotros, entre los miembros de nuestro clan, podemos vernos el rostro, eso dice mi mamá —explicó mientras jugaba con una piedra. Gaara meditó la respuesta de la niña.
—Antes dijiste que no eras de aquí, ¿de dónde eres? —Volviendo a preguntarle. La niña lo miró con amabilidad.
—Yo soy de este país, solo que vivo en el desierto. En mi clan viajamos de un lugar a otro —contestó mientras abraza su peluche.— Te apetece comer algo, ¡Yo tengo hambre! He traído algunos dulces que mi madre hizo esta mañana, ¿Te gustan los dulces? —Paró en seco el columpio.
—Sí me gustan —contestó con una sonrisa. La niña lo miró un momento para luego sacar una bolsa de su mochila.
—Bien, vamos a comer —diciendo esto empezó a saltar de alegría, haciendo mucho ruido por las cacerolas, hasta que paró, y sacó varios dulces, dándole algunos al chico. Él no los había visto nunca.
—¿Qué son? —preguntó con extrañeza, cogiendo uno y oliéndolo— ¡Huele a almendras!—dijo con sorpresa.
—Son recetas antiguas que eran de mi madre, que a la vez eran de su madre. Pruébalos están muy ricos —le aseguró, comiéndose uno. Entonces Gaara le dio un pequeño mordisco al dulce que te tenía en la mano, sabía a miel y limón, además de almendras, le había gustado bastante. Así que no tardó en comerse los demás dulces.
—¡Están muy buenos! —dijo alegremente.— ¿Tienes más?— Aisha entonces miró sus dulces y lo miro a él, y a regañadientes le dio uno de los dos que quedaban.
— Gracias por los dulces —le agradeció, la chica simplemente asintió con la cabeza. Gaara empezaba a sentirse mejor, aunque no sabía si podía fiarse de ella todavía, le costaba pensar que esa persona fuera a hacerle daño o todo esto fuera una trampa.
—Me alegró de que te gustaran —le dijo. Entonces la chica empezó a tatarear una nana, que el joven nunca había oído. El pequeño volvió a sentirse como el día anterior al escucharla cantar. Entonces Gaara se dejó llevar por la melodía una vez más, esta vez sumiéndolo lentamente en un estado de relajación, sin llegar a dormirse. Cuando se dio cuenta de que la canción había terminado se percató de que tenía la cabeza apoyada en el hombro de la niña mientras esta contemplaba el paisaje sin decir nada. Gaara se incorporó sin saber qué decir.
—¿Dónde has aprendido esas canciones? —preguntó con curiosidad, quería descubrir porque se sentía tan bien al escucharlas.
—Pues..., mi madre solía cantarme cuando era más pequeña. Ella dice que la música es el lenguaje del alma, y que ayuda a purificarla —respondió con seriedad.
—Vaya —dijo con intereses. La chica empezó a levantarse, mientras se sacudía.
—Bueno Gaara, yo tengo que irme ya o se preocuparán. Espero verte mañana —despidiéndose del pequeño con una reverencia.
—Ai, ¿Crees que algún día podré verte la cara? —preguntó Gaara, tenía curiosidad. Ella lo miró, se encogió de hombros y se fue corriendo.
Se quedó perplejo, y algo molestó porque no le contestó. Entonces se quedó en el parque, meditando todo lo que había ocurrido ese día. Por la noche, ya una vez en su habitación la voz volvió a hablarle e intentó infundir de nuevo dudas en chico, pero Gaara no se dejó engañar, él pensaba que Aisha era buena y que era su amiga. Por la mañana, el niño salió de casa dispuesto a volver a encontrarse con ella en el parque, pero cuando llegó no vio a nadie.
«Puede ser que sea demasiado temprano» pensó, intentado no angustiarse con malos pensamientos. Se acercó a los columpios, y sentándose en uno de ellos espero, pero por más que pasaba el tiempo ella no aparecía. Gaara empezó a sentir una presión en el pecho que le hacía daño, pero por más que esperaba ella no aparecía.
Estaba ya atardeciendo, y Gaara seguía esperando mientras miraba el suelo, entonces escuchó a la extraña voz reírse.
«Te lo dije, ella no era tu amiga, solo quería hacerte daño» le dijo sin parar de reír. Entonces Gaara empezó a sentir odio, por Shukaku y por Aisha, no debería haber confiado en ella, se dijo a sí mismo con irá. La arena empezó a moverse a su alrededor, y sus lágrimas salían de sus ojos. Entonces vio algo blanco entre la arena que se movía, era una pequeña hoja de papel, la cual cogió y leyó.
Perdóname pero he tenido que marcharme pero volveré, te lo prometo.
Gaara se quedó perplejo, ¿cómo sabía que encontraría la nota?, y ¿por qué se tomó tantas molestias?, no lo entendía, pero una pequeña sonrisa apareció en su roto, porque sabía que ella volvería.
Continuará…
Espero que os haya gustado y que me dejéis reviews con vuestro comentarios y criticas, ya que quiero mejorar mi forma de escribir y mi fic.
Un beso y cuidaros ^^.
