Los personajes de Hunger Games no me pertenecen, son de la propiedad exclusiva de Suzanne Collins.
"El secreto de Gale"
Se removió un poco, haciendo que los rayos del sol golpearan directo su rostro. Se llevó las manos al rostro y con cierto pesar se sentó. Recordó entonces que ese día había ido a cazar con Katniss, que después de una larga conversación sentados en el pasto y unas cuantas risas, ambos se habían quedado dormidos junto con los resultados de su caza.
Escuchó un leve gemido y se giró, a su lado Katniss dormía plácidamente, con las mejillas sonrojadas, los labios entreabiertos y su pecho subiendo de forma acompasada al ritmo de su respiración.
Gale le acarició levemente la mejilla, la chica soltó un bufido de satisfacción ante la caricia y la dejó ahí, reposando en su suave mejilla. Estar con Katniss en cualquier minuto del día hacía que su corazón diera vuelcos como loco.
Se recostó a su lado sin dejar de acariciarle la mejilla de forma suave, lenta, como si temiera a dañarla.
Cerró los ojos y pudo verla, sonriendo de forma alegre y haciendo que se marcaran los hoyuelos de sus mejillas, la vio con su rostro de concentración cuando miraba una presa que estaba cerca, cuando le sonreía a Prim y le daba abrazos inesperados, cuando caminaba bajo el sol y fruncía levemente el ceño, o cuando le conseguía un regalo a su madre o su hermana y sonreía, haciendo resaltar esas pecas imperceptibles que tenía.
Abrió nuevamente los ojos, y la vio ahí durmiendo a su lado. Sus labios rosa, entreabiertos y que daban la sensación de ser suaves, le invitaban a besarlos.
¿Cuántas veces había tenido ganas de besarla?
¿Cuántas veces se contuvo?
No lo sabía, solo que ya no podía aguantar más.
Se acercó con lentitud hacia ella, podía sentir su respiración en su rostro, cerró los ojos y con un leve movimiento le besó.
Movió los labios de forma tranquila, se dejó llenar por ese sabor dulce que tenía la morena y siguió besándole reiteradamente, de forma lenta y tranquila, acariciaba levemente su mejilla y ya no sentía ni los latidos de su corazón, ni nada más. Ya no cantaban los pájaros, el viento ya no silbaba, no se escuchaban los sonidos de los animales, nada, no escuchaba nada, únicamente el leve sonido de sus labios acariciando los de Katniss.
No quería dejar de besarla, no quería abandonar aquel dulce sabor a fresas. Pero tuvo que hacerlo, se alejó lentamente de ella, haciendo que durara el momento y depositando en sus labios besos cada vez más cortos, hasta que dejó de besarla.
Nuevamente se quedó observándola, sentía las mejillas calientes y ahora podía escuchar el latir desenfrenado de su corazón. Le dio un último beso de forma rápida, prometiendo que esa ocasión sería la primera vez de muchas.
En aquel entonces, cada vez que Katniss se dormía a su lado, Gale le besaba de forma tranquila hasta saciarse, procurando no despertar a la morena.
Era un secreto que se llevaría hasta la muerte.
Y también Katniss, que se hacía la dormida para sentir los besos de Gale, pero ya sabes, eso ni él lo sabía.
