I HATE THIS PART

Las caras del amor

Ah… el amor, todos en algún momento de nuestras miserables vidas hemos caído presas de este sentimiento y si no lo han hecho tengan por seguro que un día serán víctimas de esta emoción, si… ese mismo que permite que las mariposas hagan capullos en tu estomago, el que hace que rebajes tu dignidad a un denigrante apodo o diminutivo como "osito" "bebé" "cariño" y cosas parecidas. El amor es ese virus que se apodera de tu cuerpo y mente y te afecta la vista haciéndolo ver todo de color rosa, el que te hace casi dependiente de una persona, te alborota los pensamientos y hasta tiene como efecto que sonrías como un idiota la mayor parte del tiempo; es esa cosa que te hipnotiza… el que te anestesia y adormece tu cuerpo para no sentir los golpes de la realidad ya que "todo está bien" cuando estás con esa persona que es la causante de tales síntomas, de tan anhelada felicidad y alucinógeno dador de bienestar emocional.

¿Pero qué pasa cuando el efecto se termina? Cuando las dosis de amor son sustituidas por unas gotitas de monotonía y capsulas de rutina ¿Qué sucede en el momento en que tus pies que flotaban en nubes de caramelo hacen un lento e imperceptible despegue a la tierra y los lentes de cristales rosas se rompen para que veas todo en sus verdaderos colores? Hay un punto en una relación cuando las dopaminas comienzan a agotarse, las risas eternas son solo esporádicas risitas y la convivencia comienza a volverse tan solo una serie de peleas en donde toda la vajilla termina hecha añicos en el piso, los defectos de la persona amada salen a relucir más que sus cualidades y los detalles románticos solo son obligaciones que hay que cumplir en cumpleaños, navidades, aniversarios y 14 de Febrero… en fin, todos alguna vez nos hemos llegado a preguntar ¿Qué pasa cuando el amor se acaba?

Aunque tal vez esta es una pregunta que nunca pasaría por la cabeza de Italia del Sur, mejor conocido como Romano ya que él estaba más ocupado siguiendo con sus obligaciones de nación que pensando en el rumbo de su ya de por sí desastrosa relación con España, pues Romano no tenía nada de que preocuparse ya que estaba bien consciente de lo dependiente que era España, no podía solo dejar a Romano y ya… aunque… últimamente el hispano estaba muy distante, las únicas veces que hablaban terminaban peleándose y diciéndose hasta de lo que se iban a morir, tardaban semanas para volver a hablarse y simplemente ya no se veían por el pretexto de "trabajo" y ni que decir de la pobre cama que ya ni siquiera usaban para nada, ni para dormir juntos. Bueno, no importaba porque Romano estaba seguro de que España siempre iba a estar ahí sin importar otras tonterías como la comunicación y todo ese tipo de cursilerías que las mujeres inventaban para justificar el hecho de que sus parejas ya no las querían.

Era una de esas tardes en las que Romano estaba haciendo como que trabajaba ya que en realidad era Veneciano el que estaba haciendo todo lo que le correspondía a él, al menos algo bueno salía de ser una nación dividida en dos. El italiano estaba muy entretenido actualizando sus redes sociales desde su teléfono celular, con los audífonos en los oídos y los pies sobre el escritorio ignorando los reclamos de su hermano que no dejaba de quejarse por la carga de trabajo.

-Cállate Veneciano, ¿Tú crees que estoy holgazaneando como tú? Estoy manteniendo nuestras relaciones exteriores- le regañó Romano al menor que solo salió de la oficina resignado pensando que las únicas "relaciones exteriores" de su hermano eran sus amigos en FaceBook.

El mayor de los italianos estaba muy entretenido en su tarea cuando un tono de alarma le indicó que acababa de recibir un nuevo mensaje vía Whatsapp (esa endemoniada aplicación con la que Romano había logrado enviciarse). El chico abrió el mensaje notando que se trataba de España así que frunció un poco el seño porque no tenía muchos ánimos de soportar las cursilerías del español que siempre le hablaba con esos mensajitos melosos llenos de emoticones ridículos y esa forma de escribir que haría que todos los integrantes de la Real Academia de la Lengua Española quisiera organizar un suicidio colectivo por sus contracciones, abreviaturas y sustituir letras por otras.

Al final leyó el bendito mensaje y para su sorpresa no tenía ninguna cursilería, mucho menos un emoticón, solo decía un seco y directo "Hola" así que sospechando un poco por el insulso saludo Romano le contestó:

Romano: Hola, hasta que te dignas a dar señales de vida.

Escribió esperando la respuesta instantánea del otro que tardó un poco en contestar

España: Ah… si, perdón por no haberme comunicado.

Demasiado inusual que el ojiverde de verdad estuviera escribiendo como la gente educada, y sin agregar algún tipo de piropo o palabras de cariño exagerado.

Romano: Te perdono, aunque seguramente te la has pasado de vago con ese par de amigos inútiles que tienes.

Le mandó esperando que con ese comentario el español volviera a su estado de ánimo o al menos a su forma de escribir habitual ya que tanta… ¿Frialdad? Le estaba comenzando a poner los nervios de punta.

España: Claro que no, he estado trabajando pero ya terminé por ahora así que quería saber si tienes tiempo mañana por la tarde.

Eso era sospechoso ¿Por qué España le preguntaba tan educadamente si tenía tiempo? Al latino siempre le había valido un pepino sus horarios, en serio el tipo este estaba actuando raro.

Romano ¿Para qué?

España: Pues quiero hablar algo importante contigo

Romano: No tengo tiempo, a diferencia de ti y tú holgazán estilo de vida yo tengo cosas que hacer así que dímelo ahora.

A ver si con eso el bastardo se dejaba de tantos misterios y le decía de una vez por todas que diablos le sucedía.

España: Pero no es algo que pueda decir por este medio

Romano: Todo se puede decir por Whatsaap, así que deja de quitarme el maldito tiempo y dime que carajos quieres

Romano comenzó a enfadarse, en serio tanto misterio y seriedad lo ponían de malas porque seguro era alguna otra tontería del idiota español.

España: Ah... es que... no estoy muy seguro que sea correcto decirlo por aquí

Romano: Oye bastardo si te digo que me lo digas ahora mismo entonces hazlo, no me obligues a repetirlo para después bloquearte de todos mis malditos contactos

En verdad que la parte Sur empezaba a ponerse de muy mal humor, tanto que comenzó a teclear con más fuerza y esperando a que el español contestara mientras golpeaba sus dedos contra el escritorio sin quitar sus ojos de la pantalla del teléfono.

España: Eh... está bien... verás Romano, yo quiero terminar con nuestra relación…

El de ojos chocolate se quedó helado en su lugar leyendo y releyendo la frase recién enviada pensando que esa era alguna clase de broma de mal gusto, seguro que el imbécil de Prusia había agarrado el teléfono de España y se estaba haciendo pasar por él pero si hubiera sido Prusia la palabra "Awesome" y sus sinónimos ya hubiera sido utilizada por al menos diez veces tan solo en el saludo.

España: ¿Romano? ¿Aun estas ahí? Aquí dice que acabas de leer mi mensaje

Romano salió de su trance al escuchar que otro mensaje instantáneo había llegado ¿Cuánto tiempo se quedó en shock?

Romano: ¿Por qué mierdas quieres terminar conmigo? Y aparte me lo dices por Whatsaap maldito hijo de puta

Romano escribió tan rápido como su dedos se lo permitieron, cuando mandó el mensaje dejó caer sus puños contra el escritorio provocando que el mueble temblara.

España: Pero tú me dijiste que lo dijera aquí

Romano: ¡Púdrete español del carajo! ¡Ni siquiera eres bueno en la cama! ¡Siento más cosas cuando me cepillo el cabello que estando contigo!

El italiano estaba tan enojado, tan… ¡Dolido! Que parecía como si las palabras no fueran suficientes para transmitirle toda esa frustración a España que seguro estaba muy cómodo en su casa, el muy cobarde

España: No tienes porque tomarlo así, por eso te dije que lo habláramos en persona

Romano: ¡Como si quisiera ver tu nauseabunda cara de perdedor!

España: Romano, creo que mejor hablamos cuando estés más tranquilo

Romano: ¡¿Y aun crees que voy a hablar contigo de nuevo? Muereteeeeeeeeeee tú y tus malditos tomates pueden irse al infierno o a la cama de Francia que es lo mismo

Si, si, si que se muriera para nunca jamás tener que verlo ni escucharlo, que se muriera para que también toda esa rabia y dolor murieran

Romano: No me dejes hablando solo idiota, maldito, descarado, impotente, pederasta y todo lo que se le parezca ¡Te voy a arrancar esas manos inútiles que no te sirven ni para escribir en el teclado! ¡Recuerda que sé dónde vives!

-¡BASTARDO!- gritó Romano iracundo arrojando su celular contra la puerta y de paso volcando el escritorio esperando que con ello toda su rabia aminorara pero era en vano… ese…¡Ese estúpido malestar que le estaba golpeando el pecho no se detenía!

-Hermano ¿Pero qué pas… ah!- dijo Feliciano esquivando justo a tiempo una silla que fue a quebrarse en pedazos a la hora en que chocó contra la pared –Hermanito… ¿Estás llorando?- le preguntó siendo sacado a empujones y patadas por Romano

-¡Lárgate de aquí no quiero ver a nadie y si le llamas a España te mato Veneciano! ¡Juro por el Sagrado Corazón de Cristo que te mato!- le gritó azotándole la puerta en la cara dejándose caer en el piso respirando agitadamente mientras que escuchaba a Veneciano llamándolo desde el otro lado preguntándole que tenía.

¿Qué se supone tienes que hacer cuando el amor aparentemente se acaba, te dejan y duele?

Pero también hay otros aspectos del amor, una cara a la que a ninguno nos gusta ver pero que algunos enfrentamos en ocasiones: La del amor no correspondido, unilateral o platónico si quieren verlo de esa manera…

Cuando el amor es agridulce y te conformas con solo pequeños gestos que te dan alas que son tan frágiles que se pueden romper con un solo desplante; ese amor que hace que el suspirar ya sea un habito de todos los días, con el que sueñas despierto esperando que eso se haga realidad… cuando duele más de lo que se goza y esa persona está tan lejos que por más que estés a su lado ni siquiera puedes tomarla de la mano, así de cruel es este tipo de amor.

El problema del amor no correspondido no es mantener la esperanza de que algún día esa persona te vea, te sonría y acepte tus sentimientos, el verdadero problema es cuando ese momento sencillamente no llega y aunque la esperanza aun se mantenga viva el cuerpo ya no lo soporta, mucho menos el corazón; el principal dilema del amor unilateral es ¿En qué momento decir "Basta"?

Y Corea es uno de los desdichados que sufren este mal que ataca a un considerable porcentaje de la población mundial, el pobre Corea tan perdidamente enamorado de su "hermano mayor" desde tiempos inmemorables aunque cabe decir que solo le llama aniki por mero formalismo ya que en realidad nunca lo ha visto como su consanguíneo, mucho menos un familiar, China siempre ha sido un hombre y un prospecto de amante para el insistente coreano que esa misma noche se enfrentaba a otro ataque de ira por parte del mayor una vez más, gracias al constante acoso del menor.

-Ah pero aniki tu pecho es tan suave, me encantaría quedarme así para siempre- le decía con voz melosa abrazando desde atrás a China poniendo sus manos en el pecho del pelinegro que ya no soportaba mas ser toqueteado por el otro asiático

-¡Te digo que me sueltes aru!- gritaba China tomando las manos de Corea y agachándose para en un hábil movimiento arrojar lejos al más joven que fue a dar contra el otro extremo de la habitación tan solo riendo como siempre hacía, pretendiendo no verse afectado por la indiferencia de China.

-¿Cuándo vas a entender que me molestas? ¡Déjame en paz de una maldita vez por todas y mejor ve a acosar a alguien más aru! ¡Siempre a mí, siempre siempre!- gritaba saliendo del cuarto con Corea levantándose del piso y siguiéndolo.

-Porque eres mi favorito, no puedo solo dejarte- le decía el menor siguiéndolo como si fuera un pollito tras su madre.

-¡Claro que puedes pero no quieres aru!- le contradecía China dando pasos aun más largos tratando de alejarse lo más posible de ese chiquillo molesto

-No es cierto… no puedo…- dijo en una voz un poco más baja Corea agradeciendo que su hermano mayor le estuviera dando la espalda pues así no podía notar lo mucho que le costaba mantener la sonrisa sin embargo el más viejo se detuvo y dio media vuelta encarando al coreano.

-Sí que puedes pero te empeñas en seguir hostigándome. No sé con qué maldito propósito lo haces pero tienes que entender que estás empezando a enfermarme así que deja de estar molestando de una vez por todas aru- le ordenó cruelmente China que ya estaba agotado de paciencia aunque Corea seguía sonriente ante todo, forzando una mueca feliz pues no era la primera ni sería la última vez que China le hablara de esa manera… pero de todos modos seguía doliendo.

-Aniki… te haré una pregunta, y depende de lo que respondas decidiré si te dejo en paz o no- dijo entonces el moreno descolocando un poco a China que no lo interrumpió esperando su pregunta. El sureño tomó un poco de aire mirando directo a ese par de ojos obscuros que tanto adoraba.

-¿Alguna vez me has visto como tu igual?-preguntó está vez en ese raro tono serio que contadas veces se le escuchaban al coreano. China alzó una ceja ante la pregunta, incluso se cruzó de brazos.

-Por supuesto que no- declaró por fin el mayor entre los dos y se escuchó el corazón de Corea hacer "crack" incluso se escuchaba el chocar de los pedazos al caer en lo más profundo de su pecho –Ya te contesté, así que te aconsejo que vayas a molestar a alguien más aru- Dijo otra vez, con ese tono cruel que sorprendentemente no era intencional.

Mientras China se volvía a alejar Corea se dejó caer en el piso, con la boca abierta por lo directo de la respuesta, tal vez tratando de identificar que era lo que le molestaba: su corazón destrozado o la anterior agresión física que le había lastimado la columna vertebral…

-Creo que deberías tomar su consejo- le dijo entonces Hong Kong sentándose a su lado en el piso

-¿En serio tan pocas esperanzas tengo?- preguntó el coreano tras unos minutos de silencio intentando retomar su buen humor, siempre pensando que cuando se ríe todo es más llevadero

-Yo no diría "pocas" mas bien "nulas"- respondió su hermano con ese tono monótono y frío tan acostumbrado en él, tal vez demasiado frío lo que daba a pensar que debería dejar de juntarse tanto con ese chico Islandia

-Eso fue algo cruel- le dijo Corea intentando levantarse pero un dolor punzante en su espalda no se lo permitió así que optó por quedarse en el piso, seguro China había golpeado alguna vertebra importante –Pero creo que aun puedo conquistarlo, estoy seguro- dijo sonando alegre granándose una mirada seria por parte de Hong Kong.

-¿En serio? Yo digo que ya es hora de que te detengas- le dijo y salió de la habitación dejando a Corea aun en el piso cabizbajo.

-Detenerme… eh…- repitió pensando en si de verdad ya no había esperanza, sintiendo el sopor que provocan siglos de un enamoramiento que no llevaba a nada, incluso cuando ya había sido rechazado de todas las maneras posibles, llegando hasta a los golpes

En el amor no correspondido lo más difícil es saber en qué momento decir "Basta" y ponerlo en práctica.

Finalmente hay aun otra cara de este sentimiento que más bien ya parece muletilla y esa es: El amor destructivo, ese mismo que tienes que dejar antes de que te mate, el que duele más que cualquier otra cosa pues te da litros de veneno y solo unas gotitas de antídoto.

El amor destructivo es ese en donde soportas insultos, golpes y todo tipo de maltrato a cambio de un par de insulsas muestras de cariño que alivian un poco el dolor de los golpes antes dados, sin embargo todos siempre tenemos un punto de quiebre y aunque nuestra voluntad aun luche por soportar, nuestro cuerpo y dignidad ya no pueden aguantar más es entonces cuando comienzas a ver todo de una manera un poco más clara y por un maldito momento acallas todas esas vocecitas ñoñas que salen de tu corazón y comienzas a hacerle caso a la sabia voz de tu razón, te quitas la venda de los ojos tan solo para enfrentar una realidad que habías querido negarte a ver: El amor te está matando. Tal vez no de manera literal pero al menos sabes que el que tu pareja te diga más insultos que palabras de cariño no es nada normal, que te sobaje a ser un "bastardo" "inútil" "idiota" tampoco es saludable, mucho menos cuando ni una sola vez a lo largo de toda su relación te ha dicho un mísero "Te quiero".

El amor es un arma de doble filo y es aun más peligroso cuando este pasa de ser un puro sentimiento a una dependencia, una fijación y sobre todo cuando lo que empezó como cariño cambia a necesidad.

Y esto mismo le pasaba al buen España que tras escribir el último mensaje vía Whatsaap dejó caer su teléfono celular y volteo a ver a su par de mejores amigos que se habían quedado en su casa para pasar el fin de semana y se sorprendieron un poco al ver como el español dejaba caer su móvil.

-¿Qué pasa mon amour?- Le preguntó Francia dándole un trago a su copa de champagne y dejando a un lado el libro que estaba leyendo mientras que Prusia solo seguía comiendo churros cortesía de España.

-Yo… acabo de terminar con Romano- contestó el castaño lentamente, con la voz que casi parecía un susurro y sus ojos tan abiertos como si el mismo ojiverde estuviera sorprendido de lo que acababa de hacer.

Justo al instante en que dijo eso Francia dejó caer su copa que hizo un estridente sonido al chocar contra el piso mientras que Prusia se quedó literalmente con la boca abierta y llena de azúcar, el par de amigos se voltearon a ver mutuamente y luego a España que corría a recoger su teléfono.

-¡Romano, no es cierto!- gritó queriendo alcanzar el celular para llamarle de nuevo al italiano pero ni el alemán ni el francés se lo permitieron pues lograron atrapar a España antes de que siquiera pudiera marcar el número.

-¡Déjenme, Romano no era cierto yo te amo!- gritaba como loco queriéndose zafar y reparar lo que recién acababa de hacer.

-Cálmate hombre, cálmate- le pedía Prusia intentando retener al ojiverde que se retorcía mientras gritaba a los cuatro vientos su amor por la Italia

-¡Romano perdóname!- seguía gritando como un desquiciado hasta que Francia tuvo que darle una teatral bofetada para que se tranquilizara de una vez por todas, así que el lloroso España dejó por fin de gritar y solo se quedó ahí quieto hipando mientras las lagrimas le escurrían por las mejillas.

-¿Por qué vas a pedir perdón?- le espetó el galo en tono firme, ese que solo se le escuchaba cuando se peleaba con Inglaterra en las juntas

-O… oye Francia, tranquilízate- ahora era Gilbert el que intentaba apaciguar al rubio, tal vez darle de cachetadas a España había sido demasiado, y aparte le gritaba

-No me tranquilizo ni nada hasta que España deje de actuar como un adolescente con su primer amor- el francés levantó el teléfono leyendo todos los mensajes notando que como de costumbre Romano no había tomado muy bien la decisión de España, su pobre amigo al que los últimos meses no había visto más que sufrir por los maltratos del italiano.

-Hiciste lo correcto mon ami- le dijo está vez en un tono más condescendiente acariciándole la cabeza y revolviéndole los cabellos como si fuera un cachorrito pero España solo agachó la cabeza preguntándose si de verdad había hecho lo correcto.

Una parte de él le decía que no, que era ilógico dejar a quien amas pero otra parte le decía que si, incluso había sentido como una gran carga acababa de abandonar sus hombros y eso hasta cierto punto le daba miedo.

Porque el amor es engañoso, nos muestra tantas facetas de él que logra confundirnos y marearnos, nos gusta, nos lastima, nos sana y nos mata lentamente para volvernos a revivir. ¿Quién entiende al amor? ¿Acaso alguien sabe como tenemos que actuar frente a él cuando se nos presenta?

Y aun con todo esto, un despechado Romano un renovado Corea y un confundido España se verán conectados por este caprichoso sentimiento.

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¿Y? ¿Qué tal les pareció el primer capítulo? Espero les haya agradado y si, habrá un poco de CoreaxEspaña (amo el crack, lo siento)

Bueno, de neuvo espero lo hayan disfrutado y sigan leyendo acerca de este curioso triangulo amoroso XD