Los personajes de CCS pertenecen a CLAMP, pero los otros personajillos que aparecen son creados por mí al igual que la historia.

Summary: "Iba a ser una solitaria navidad" comenzó a decirse mientras veía como la lluvia caía en el asfalto, lo sería, eso estaba más que claro, sin embargo, la presencia de una menuda joven quizás cambiaría las cosas.


Ángel de diciembre


PARTE I

—El cielo ha de estar muy triste.

Soltó casi en un murmullo inaudible, casi.

Observaba resguardándose debajo de su paraguas caer la lluvia que podría comparársele a diluvio de película apocalíptica, junto a ella un viento helado que calaba hasta los huesos terminaba por armar el ambiente de esa noche de diciembre.

De reojo vio a la chica que había hablado, menuda y empapada en agua, claramente la joven no vio el pronóstico del tiempo dada la ropa que usaba: un vestido que le llegaba justo a las rodillas y unas sandalias bajas.

De solo verla le daban escalofríos.

—Debería buscar algún lugar para resguardarse, la lluvia no cesará esta noche.

La chica dio una especie de saltito y lentamente volteó para observar al hombre que le había hablado.

—Entonces debe estar sufriendo…

Frunció su ceño.

—Claro, eso debe ser, no es normal que se den estas lluvias.

—Estamos en invierno.

—¿Invierno?

La chica miró extrañada al joven, y este claramente comenzó a pensar que algo le fallaba a la mujer.

Cuando iba a preguntarle si es que se encontraba bien se percató lo poco gentil que había sido, ella a duras penas lograba mantener el contacto visual gracias a la lluvia. Se acercó y puso el paraguas entre ellos dos.

—Oh, muchas gracias y disculpe, de seguro cree que estoy loca, llevo muchos años viviendo en Australia que olvidé que acá en Japón las estaciones son al revés y bueno me vine con la ropa que me puse hace algunas horas y cuando salí del aeropuerto no llovía, eso sí hacía algo de frio, lo peor de todo es que mi pequeño equipaje —señaló su pequeña maleta—, solo contiene ropa veraniega.

—Le aconsejaría que comprara alguna ropa, pero a estas horas está todo cerrado.

—Así es.

—¿Viene a Japón a pasar la navidad con su familia?

—Sí, aunque no sé si alcance a llegar —llevó sus brazos intentando darse algo de calor, apenas vio al hombre que comenzaba a sacarse su abrigo negó con su cabeza—.¡No, no se preocupe! No es nece…

—Está empapada y yo tengo bastantes prendas bajo este abrigo, no me llevo muy bien con el frio, así que si comparto una créame que de igual modo lograré mantener el calor.

—No debe molestarse, lo dejaré empapado.

Y como lo supuso, sus palabras no fueron escuchadas.

Recibió el paraguas negando con la cabeza, el hombre acomodó su abrigo pasándolo por sus hombros y cerrando algunos botones al frente, rió al ver que la prenda le tapaba hasta los pies.

—Es un tanto alto.

—O usted es muy pequeña.

La joven soltó una carcajada.

—Mi hermano mayor, Touya, siempre me molestaba por mi estatura y bueno por muchas otras cosas más que no vienen al caso, pero sí, puede ser eso, pero dejando a un lado mi baja estatura que me hace ver a todo el mundo que es alto mucho más, creo que sí es alto en verdad, es solo cuestión de mirar como el final de su abrigo está sumergido en el agua… —suspiró—. Definitivamente le compraré otro.

—No, descuide, no es necesario.

—Lo es.

—Mire, hagamos algo. Son las 12 de la noche…

—¡¿Las doce?! Oh, por Dios, debo irme, debería estar llegando…

—La llevo.

—¡No puede ser! —se alejó un poco del hombre y comenzó a mirar si venía algún taxi—. ¡Ningún taxi!

—La llevo —volvió a decir.

—Esto me pasa por… por… ¡boba! Debería haber tomado un taxi en el aeropuerto directo a casa, pero se me ocurrió tomar un bus para ahorrar dinero, sin embargo, tomé el bus equivocado que me dejó a 5 cuadras de acá, específicamente en la terminal ya que para peor me quedé dormida, y a toda mi desgracia hay que sumarle que me robaron mientras dormía… mi pequeña cartera desapareció junto con algo de efectivo, mi celular… todo mal… y gracias a ello lo que planeaba se fue por un tubo…

Suspiró, se acercó a la chica quien contó sus penurias moviéndose de un lado a otro debajo de la lluvia. Puso el paraguas nuevamente entre ellos.

La chica miraba el suelo y negaba con la cabeza.

Se atrevió a llevar una de sus manos al mentón del joven, alzó su rostro con delicadeza, y lo que sus ojos captaron de seguro nunca olvidaría: unos hermosos ojos verdes como dos jades, dos ojos vidriosos que acumulaban lágrimas que comenzaron a caer por el pálido rostro de la chica.

Limpió con cuidado el rostro de la joven quien desvió la mirada hacia la avenida.

—Debes estar tranquila, te dije que te llevaría, vivo en ese edificio —indicó con un leve movimiento—. Salí a esperar a alguien quien ya no llegará.

—¿En serio? —preguntó la chica abriendo sus ojos a más no poder.

—Sí, esperé por más de dos horas, pero bueno…

—Oh, eso es terrible, pero… me refería a lo otro, ¿me llevarás?

—Por supuesto, es tarde y estás empapada, y es peligroso que una mujer ande sola por las calles.

—Muchas gracias… —la chica parpadeó lentamente—. ¿Cuál es tu nombre? Hemos platicado y no sé cómo te llamas.

—Shaoran Li.

—Sakura Kinomoto, un gusto Li —la chica extendió su mano derecha, Shaoran sonrió y respondió el saludo.

—Con Shaoran basta y sobra, no es necesario tanta formalidad.

—Está bien, Shaoran, digo lo mismo, solo Sakura.

Tras unos segundos de contacto visual la chica desvió la vista hacia la solitaria avenida. Shaoran observó el perfil de la joven, largas y tupidas pestañas, respingada nariz que se encontraba roja y labios que tiritaban a causa del frio. Dejó su observación y miró el edificio en donde vivía.

La seguidilla de estornudos que comenzó a emitir Sakura lo sacaron de sus cavilaciones.

—Sakura, necesitas beber algo caliente, un café o una sopa, estás muriendo de frio y de seguro agarrarás una neumonía.

—No te preocupes, cuando llegue a Tomoeda me cambio…

—Tomoeda está a 4 horas de acá…

—Necesito llegar, Shaoran —suplicó.

—Comprendo, pero propongo que tomes una ducha caliente en mi departamento, yo mientras tanto te preparo una sopa y apenas la acabes te voy a dejar, sé que somos unos completos desconocidos, pero necesitas ayuda.

—¿No eres un psicópata o un asesino en serie?

—No.

—¿Ese fue un no a ambas opciones?

Sonrió.

—No soy un psicópata y no soy un asesino en serie, Sakura.

—Bueno, tendré que confiar en ti o será mi fin… —soltó un largo suspiro—. Vamos antes que me de hipotermia.

Subieron en el ascensor hasta el décimo piso, rápidamente ingresaron al departamento del chico quien con premura dejó a la joven en el baño y tras pasarle algo de ropa que de seguro le quedarían gigantes, partió a hacer una rápida sopa, juntó algunos vegetales y armó una sopa de verduras que esperaba que a Sakura le gustara.

—Huele muy rico.

Miró hacia la puerta de la cocina, ahí apoyada en el marco de la puerta se encontraba la joven con su pelo seco y usando ropa que le quedaba el triple de grande.

—Discúlpame, entré a tu cuarto sin tu autorización en búsqueda de un cinturón.

—No te preocupes, ¿te sientes mejor?

—El frio se fue.

—Siéntate, por favor, te serviré un plato de sopa.

Con lentitud la chica ingresó a la cocina y se sentó en la pequeña mesita que solo tenía dos sillas.

—Tu hogar es hermoso, Shaoran.

—Es pequeño.

—Pero hermoso y muy ordenado, mi apartamento en Australia es un desastre, no termino nunca de ordenarlo porque es un tanto grande.

—¿Llevas muchos años viviendo allá? —dejó con cuidado el plato frente a la chica y se sentó en la otra silla quedando frente a frente de la joven.

—Desde los 15 años… no soy buena en matemáticas, pero serían un total de 8 años.

"23"

—¿Qué hay de ti? ¿Naciste acá?

—No, nací en China, pero me vine a vivir acá hace 3 años.

—¿Por trabajo?

—Por amor.

La chica se sonrojó y comenzó a mirar cada rincón de la cocina.

—No, ya no estamos juntos, así que ella no está acá si es lo que andabas buscando.

—¿Tan evidente soy?

—Un tanto.

Sintió un leve calor en sus mejillas nuevamente, para disimularlo bajó su vista a la sopa, teniendo el cuidado de soplar para no quemarse llevó una cucharada a su boca.

Y fue lo mejor que pudo a ver hecho, ¿qué don tenía ese hombre que hacía que la sopa de verduras que no era de su gusto le quedaran tan deliciosas?

—Está… exquisita.

Emitió un "Gracias" y se quedó esperando en silencio hasta que Sakura acabara de comer.

—Definitivamente ha sido la mejor sopa de verduras que he probado —comentó la chica con una sonrisa de oreja a oreja y con las mejillas algo coloradas, ya no estaba pálida como hace un rato—-. Yo y mi estómago lo agradecemos.

—No hay de qué, aunque creo que una sopa no es la mejor opción para una cena navideña, pero me esmeré, mi padre es chef así que siempre me ha dado tips para cocinar.

—Muy buenos tips, estaba muy rica.

Tras limpiar todo, salieron del apartamento. Eran pasadas las 1 y media de la madrugada y pese a que estaba agotado cumpliría con llevar a la chica a su hogar.

—Adoro diciembre en Tomoeda, las casas decoradas, las luces, sumándole el invierno que le da el toque especial… invierno que olvidé al hacer mi maleta y al vestirme esta mañana —sonrió—. Si me preguntan qué es lo que más extraño de mi país, es a este diciembre navideño, frio e invernal.

—Es un paisaje lindo de admirar, sobre todo cuando nieva, hace la navidad mucho más especial.

—¿Sabes? Hace mucho que no paso una navidad con toda mi familia y llego tarde —comentó Sakura con cierto deje de tristeza.

—Pero llegarás…

Pasadas las 5 de la mañana ingresaron al pequeño pueblo de Tomoeda, la lluvia finalmente se había ido. Sakura despertó un tanto desorientada, con cierta preocupación observó a su acompañante hasta que se acordó de todo lo acontecido durante las últimas horas.

—Agradezco que hayas despertado, no me atrevía a hacerlo, te veías muy tranquila durmiendo.

—No sé en qué momento me dormí… —observó las calles de su infancia y una sonrisa apareció en el rostro adormilado de la chica—. Tomoeda.

—Así es, ¿en qué parte vives específicamente?

—Estamos cerca… sigue, en dos calles más debes doblar a la izquierda…

—¿En la que viene… ahora?

—Exacto… muy bien a la izquierda y ahora… continúa… a la derecha… ¿vez ese parque que hay allá? Era mi favorito y después de todos estos años sigue igual.

—Ese sí que es un pingüino grande.

—Jajaja, claro que lo es, por eso el parque tiene su nombre… —llevó su mirada al frente—¡Dobla acá!

Frenó rápidamente provocando que ambos se fueran hacía delante de manera brusca.

—¿Derecha o izquierda? —preguntó.

—Izquierda, continua, te aviso cuando debas parar.

Observó las casas y sus ojos desesperadamente buscaban su hogar, con una emoción en aumento reconoció su hogar al cual no regresa hacía 8 años.

—Aquí es…

Las luces estaban encendidas cosa que la extrañó, ella no había anunciado su visita puesto que quería sorprender a sus padres, aunque claramente le hubiese gustado llegar un par de horas antes para disfrutar de la cena navideña junto a su adorada familia, como maldecía su mala suerte.

Bajó del auto escondiendo su rostro entre la bufanda que le había prestado Shaoran.

—Se ve acogedor.

Volteó, Shaoran tiritaba de frío y eso que llevaba dos bufandas encima, doble guantes y un gorro de lana, agregándole a eso las capas de ropas que vestía.

Se veía divertido y hasta le causaba cierta ternura al ver al hombre de rostro serio, pero con unos ojos ámbares demasiado expresivos.

—Espero haber sido de ayuda.

—Fuiste más que eso, eres un ángel que me ayudó, gracias, Shaoran Li.

—No hay de qué, Sakura Kinomoto.

Cuando vio al chico subirse al auto sintió una especie de punzada, eso era raro.

Abrió la puerta del copiloto interrumpiendo a Shaoran quien ya estaba a punto de hacer andar el auto.

—Te invito a un café.

Se sorprendió escucharse a ella decir esas 5 palabras.

—¿Ahora?

—Sí, ahora.

—Yo…

—Si no quieres no importa, pero…

—Sí, quiero…

Ya era navidad, si se iba a su apartamento estaría solo, al menos si aceptaba el café que le ofrecía la chica disfrutaría otro rato de su agradable compañía.

—¿En serio?

—Sí, creo que me vendría bien para calentar el cuerpo.

—Y para pasar la navidad —agregó Sakura, sabía que el hombre no pasaría la navidad con alguien, ¿cómo lo supo? Ella era un tanto despistada, pero recordaba la expresión de él cuando mencionó que esperó a alguien y esta persona no llegó, además en su hogar ni siquiera había un arbolito de navidad, al parecer Shaoran Li era un hombre solitario, pero de buen corazón—. Además, quiero agradecerte lo que has hecho por mí, no cualquiera hace esto por una desconocida y menos en navidad.

—Estoy seguro que si la situación hubiese sido al revés, tú hubieses hecho lo mismo.

—Así es, anda, vamos, ¿te gustan las galletas de chocolate?

—Son mi debilidad.

—Es bueno saber eso.

Sakura no tuvo que sacar su antiguo llavero para abrir el portón de su hogar, tanto su madre como su padre salieron al escuchar que habían dos personas hablando frente a su casa.

—¡Oh por Dios!

—¿Hija?

Shaoran se alejó un poco de la escena, se alegró de haber hecho una buena acción por la bella joven que abrazaba a sus padres emocionada y que a los segundos comenzó a exclamar que necesitaba aire.

Si Sakura no hubiese aparecido estaría solo en su apartamento de seguro tirado en su cama sumido en la tristeza al recordar una y otra vez que su hijo estaba pasando su primera navidad sin él.

Si Sakura le había dicho ángel estaba errada, ella era el ángel que había aparecido de la nada haciéndole pasar una noche de navidad que no olvidaría.

—¡Oh por Dios, Sakura! ¿Él? —Shaoran alzó su rostro—. ¡Al fin nos trajiste a tu novio!

Ni él ni Sakura pudieron decir alguna palabra, menos Shaoran que se encontraba siendo abrazado efusivamente por la madre de la joven.


Notas de Caris:

¡Feliz Navidad! Fue ayer, pero los saludos y los buenos deseos se los doy igual

Debería haber actualizado otra de mis historias que lleva como 4 meses sin alguna actualización, ¿excusas? Sí, las hay, se resumen en que estaba tan ocupada que tiempo no tuve para escribir un capítulo decente, pero se viene la actualización pronto.

Respecto a esta historia, consta de 3 partes y el contexto son las fiestas de fin de año, espero que les guste y ya saben, un comentario se agradece mucho.

Saludines y gracias por leer.