Kelsi era una chica más del montón, menos cuando se trataba de su música.
Bueno, de hecho, tendía a ser NADA parecido a una chica del montón cuando se trataba de su música. Se volvía determinada, y obscenamente convincente hasta el último de sus cabellos claros.
Todo el mundo lo sabía. Todo el mundo menos los pobres seres que cohabitaban con ella en Julliard. Y eso incluía a Ryan Evans en la lista de desafortunados.
Ryan intentó no reírse cuando oyó la melodiosa voz de Kelsi Nielsen abriéndose paso por los corredores llenos de músicos, bailarines, y actores.
El tiempo le había dado un par de centímetros más (aunque ello no la salvaba de ser diminuta y perderse fácilmente entre las artísticas multitudes de la universidad), pero seguía siendo igual a la pequeña compositora que un día había sido en East High.
Eso Ryan lo sabía de sobra.
-¡Kel!- Exclamó, cuando la chica, que iba con la vista fija en uno de los salones, lo ignoró en pos de seguir avanzando.
La chica se dio vuelta, y su rostro tomó un cierto brillo de felicidad y alivio.
-¡Ryan, qué alegría! Te necesito, ahora. Es una emergencia, Joseph tiene laringitis, y necesito a alguien que lo cubra momentáneamente.
-¡Pero, Kel...! ¡Kelsi! ¡Te dije que...! ¡KELSI!- Gritó, un poco enajenado, mientras la chica lo asía con toda la (increíble, para lo pequeña que era) fuerza que poseía, y lo arrastraba hacia uno de los salones de música principales.
Una vez estuvieron dentro, Kelsi lo soltó y se giró para mirarlo, sus ojos brillantes y claros abiertos hasta un extremo poco saludable, pero adorable.
-¿Sí, Ryan?- Preguntó, con uno de sus tonos más dulces.
-Kelsi, sabes que no vine a Julliard a cantar.-Intentó sonar seguro, pero tenía un corazón demasiado blando cuando se trataba de la pequeña Nielsen (O su hermana, Sharpay...).
-Es sólo ésta semana, Ryan, en serio. Joseph estará mejor en una semana, lo juro.
Los ojos se volvieron suplicantes.
Ryan gruñó.
-De acuerdo, ¡pero sólo ésta semana!
Kelsi sonrió y aplaudió con emoción un par de veces, exaltándose felizmente y diciéndole a Ryan que él cantaría su canción muchísimo mejor que Joseph. Lo cual hizo sonreír a Ryan, que se colocó junto a Kelsi en el piano más cercano.
Nadie le presta demasiada atención, pero Kelsi Nielsen, aparentemente una chica del montón, siempre obtiene lo que quiere.
Sobretodo si se trata de su música.
