BEYBLADE - 1° GENERACIÓN DE JÓVENES LUCHADORES
CAPITULO 1: EL INICIO DE UNA NUEVA AVENTURA
Era tarde, ya oscurecía. El carro de mudanzas no era un transporte en el que quisieras viajar con toda comodidad. Un señor, ajeno a papá, lo conducía y papá, iba de copiloto. Sólo sabía que, en la casa donde nos mudaríamos, cambiaria nuestra vida para siempre.
A lado de mi hermano mayor Max, un chico de 13 años, rubio, muy alegre y siempre optimista ante todo, vestido con un jumper de pantalón donde este le llegaba hasta la mitad de sus piernas, de color naranja, camisa verde pasto, con brazaletes y tenis del mismo color, jugábamos a ciertas cosas en el carro para no aburrirnos en el transcurso del viaje, un poco incomodos en la parte de atrás, pero alegres. Él, siempre buscaba la forma de hacerme reír. Eso, le alegraba mucho a mi papá, saber que sus 2 únicos hijos estarían unidos, muy súper unidos, nos apoyaríamos y protegeríamos tanto el uno como el otro hasta el final.
Max (feliz):- Papá, posterior a nuestra llegada a la nueva casa y tienda de Beyblades que abrirás ¿podemos dar una vuelta en el lugar para conocerlo mejor, el día de mañana? Te prometo que llevare a mi hermana para que conozca el lugar.
Papá (sonriendo):- Esta bien, pero después de que hayamos bajado todas las cosas de la mudanza, para acomodarlas en la nueva casa.
Max (feliz):-¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!
Eso también me hizo alegrarme la tarde. Habíamos recorrido un buen tramo en aquella calle donde nos conduciría a nuestra nueva casa. Decidí voltear a mi lado izquierdo, mirando a través de la ventana el paisaje que pasábamos: casas, arboles, un cerro a lo lejos. Cuando pasamos por un rio con pastizal verde. Podías ver las escaleras para bajar a éste y disfrutar del agua. En ese mismo lado observé a un grupo de chicos viendo a 2 chicos beybatallando en un plato: un chico lastimado del rostro y cuerpo, con cabello azul y gorra de color azul y roja, y otro chico muy diferente a él, así como...rebelde. Sus mejillas estaban pintadas con 2 triángulos acostados de color azul en ambos lados y tenía una bufanda blanca en su cuello muy larga hasta la mitad de sus piernas. En el transcurso en el que pasábamos, fue derrotado fácilmente el chico de la gorra color azul y roja, con una velocidad y agilidad impresionante. El grupo de niños quedó confundido, no esperaban aquella derrota tan vergonzosa y rápida. Mi reacción fue de asombro, jamás en mi vida había visto a un chico con tanto poder y habilidad, incluso estrategia. Era la primera vez en observar algo como eso, pero, aquel chico, noté que se toma muy enserio las batallas.
Observé que algo le decía al otro chico que estaba detrás de él que, le molestó a su contrincante. El chico de las mejillas pintadas volteó al escuchar el ruido del carro y logró mirarme a través de la ventana, lo hizo de una forma seria y molesta. Me sonroje al instante y me sorprendí cuando lo hizo. Me siguió con la vista hasta que salimos de ahí. Aquel cruce de miradas hizo que me interesara en ese muchacho, fue una sensación agradable pese a su rostro malhumorado que tenía. Era la 1 ° vez que veía a alguien tan fuerte y al mismo tiempo interesante, además de experimentar estos sentimientos un poco encontrados que hacía que mi corazón se alocara.
Max notó mi expresión facial que, trato de sacarme información y saber que me había sucedido, solo le informé que vi a unos chicos pelear y su forma en la que beybatallaban me impresionó bastante. Continuamos la plática sobre los posibles beyluchadores que podíamos conocer en aquel lugar y las magníficas peleas inolvidables que tendríamos ambos si los enfrentáramos, pero no dije nada sobre aquel chico que había llamado mi atención.
Llegando a nuestro destino, la noche llegó. Bajamos todo, limpiamos, acomodamos, desempacamos un poco y aproximadamente como a la 2 am, cansados, nos dormimos en el suelo a lado de papá, sin cobertor y sin almohadas, simple piso alfombrado y ya, olvidando lo que le habíamos comentado a nuestro padre hace algunas horas, de todos modos, continuaríamos desempacando hasta el día siguiente.
En la mañana, posterior a lo comentado, Max y yo recorríamos la calles. Era un lugar tranquilo, al parecer, toda la gente se conocía.
Vestida con un suéter largo con un gorro atrás, pero no colocado en la cabeza, de color morado, abierto de la parte de abajo de mi busto, amarrado de moño con un listón amarillo, mostrando bajo de la prenda, una parte de mi vestido color rosa, donde este largo me llegaba hasta la mitad de mis muslos, medias de color rosa y tenis del mismo color combinado con morado. Cabello color rubio con fleco, donde el largo de mi cabello ondulado me llegaba hasta el cuello, con adorno de dos pasadores naranja y morado colocados sobre ésta en ambos lados, platicaba un poco con Max sobre nuestro padre, Taro Tate, en como construyó nuestros beyblades y la resistencia que tiene cada uno, cuando vi en la esquina una cola de la bufanda que ondeaba por el aire y desaparecía. Me sorprendí tanto que pensé que finalmente podría conocer al chico que había cautivado mi atención. Ilusionada, corrí para alcanzarlo. Max gritaba mi nombre pero no lo escuchaba, me miró confundido y decidió seguirme para cuidarme.
Tras correr varios kilómetros supe que aquella bufanda era de la de un joven adulto. Max logró alcanzarme, cansado, fatigado y muy molesto.
Max (cansado):- ¿estás loca o que te pasa?
Tras escuchar el cansancio de mi hermano, el joven adulto decide parar su caminar para dialogar con nosotros.
Joven Adulto (sorprendido):- ¿qué sucede? ¿Alguien los persigue?
Max (sonriendo):- oh señor, no se preocupe, mi hermana...creo que lo confundió con alguien...
Max (molesto):-¿verdad? Marie...
No dije nada, solo mire al suelo toda triste y melancólica. No tenía respuesta alguna en ese momento.
Joven Adulto (sonriendo):- Oh! tengan cuidado, entonces y bienvenidos.
Marie (triste):- Gracias
La persona se retira. Max y yo nos fuimos para la casa, pero en el transcurso del camino mi hermano me regañaba y me hacía entender muchas cosas. Yo solo me pasaba mi cabello detrás de mí oreja derecha, toda apenada y avergonzada por aquel acto que realicé.
Marie (apenada):- Lo siento, Max, yo...pensé que era...
Max (enojado):- ¡Casi me das un infarto! ¡Compórtate bien! ¡Ya eres una señorita de 13 años! La próxima vez que lo hagas se lo diré a papá y las cosas subirán de nivel.
Marie (triste):- Lo sé...
Marie (sonriendo tiernamente):- gracias.
Max (sonriendo):- Marie…
En la noche, apague las luces y, antes de irme a dormir, sola, en mi habitación, sentada en medio de la cama en una posición de flor de loto, vestida con short y una blusa, la cual, era mi pijama, pedía a la luna y a las estrellas una súplica...poder volverlo a encontrar, al chico de las mejillas pintadas, no importaba como, pero era lo que más anhelaba en este mundo.
Las semanas habían transcurrido, ya conocíamos una parte del lugar, incluyendo a su gente, también, salíamos algunas veces con papá para conocer lo demás. Un día decidimos salir nuevamente solos a la calle.
Platicábamos Max y yo en el camino cuando pasamos el borde del rio, justo por donde el carro de mudanzas había pasado hace tiempo. Vimos platicar a lo lejos a 2 chicos, quienes referían sobre un entrenamiento o algo asi. Mi hermano se detuvo al escucharlos, ya que, comprendió la plática y se empezó a burlar de ellos, porque un perro le había quitado su blade. El chico con gafas se molestó por algo que había dicho el otro chico de la gorra. Al reconocerlo, era el mismo chico con quien había peleado el muchacho de las mejillas pintadas. Ambos voltearon a vernos.
Marie (confundida):- Tú…
T (molesto):- ¿oye...te conocemos?
Marie (feliz):- No, pero lo harás…
Comenzamos a bajar con cuidado aquel borde.
T (voz baja):- ¿Los conoces?
K (confundido):- es la 1° vez que los veo...
T (desconfiado):- ¡Están aquí! ¡Ten cuidado con lo que dices!
Cuando nos acercamos a ellos, ambos nos miraban desconfiados, más el chico de la gorra. Lo mire igual de esa manera, pero mi hermano no le importó, él sólo se puso feliz y quería presentarse, me sorprendí cuando Max lo hizo, cuando fuimos interrumpidos por los gritos de una niña, quien su perrito se estaba ahogando en aquel rio. El chico de la gorra trataba de salvarlo pero la corriente del rio era muy fuerte, así que decide usar su blade para golpear un trozo de madera, así, el perrito se sostendría de éste y obstruiría el paso. Por desgracia, falló, así que yo tuve que intervenir usando mi blade con una habilidad difícil de explicar. Con un solo lanzamiento, el perrito se sujeta y el chico con gafas logra sacarlo de ahí para después entregarlo a su respectiva dueña.
T (sorprendido):- ¡CIELOS! ¡ERES MUY BUENA CON EL BEYBLADE! ¡HICISTE UN BUEN LANZAMIENTO!
Max (feliz):- Yo fuí quien le enseñó ese truco. Ambos jugamos beyblade...
Marie (sonriendo):- Incluso beybatallamos para lograr perfeccionar nuestras habilidades, estrategias y ser cada día más fuertes.
Max (sonriendo):- ¡YA SÉ! Puedes perfeccionar y reparar tu blade en la tienda de nuestro padre.
Marie (sonriendo):- Que buena idea. ¡Síguenos, muchacho!
Ambos corrimos en dirección al lugar, cuando el chico de la gorra nos detuvo.
T (molesto):- Oye, espera...Ni siquiera nos dijeron sus nombres.
Max (sonriendo):- oooooh...Mi nombre es Max.
Marie (sonriendo):- y el mío Marie. Discúlpanos si no nos presentamos adecuadamente.
Tyson (felíz):- Yo soy Tyson y él es Kenny, aunque por aquí le decimos "El Jefe".
Todos juntos fuimos a la tienda de papá. Él logró componerlo y lo dejó como nuevo.
Tyson (sonriendo):- Muchas gracias señor, aun no comprendo cómo logró hacer ese lanzamiento tan fácil su hija. Marie es toda una heroína.
Fue en ese momento en que Tyson decide retar a mi hermano en una beybatalla. Él quedo dudoso un poco. Volteó a verme, yo le asentí con la cabeza, sonriéndole, y así, Max aceptó. Le mostramos nuestro beyestadio que tenía la nueva casa. Tyson se puso muy feliz.
Tyson (sonriendo):- Oye Max, que tal si entrenamos aquí. Puedes enseñarme ese lanzamiento que hizo tu hermana.
Marie (cruzada de brazos):- jajajaja, tal vez se te dificulte un poco, pero lo aprenderás rápido, mi hermano es un buen instructor para eso.
Kenny (molesto):- Pero Tyson, yo te estoy entrenando.
(CONTINUARÁ…)
