No te odio
Mary estalla un día. No son sólo las bromas incesantes. Son las miradas que Kano le arroja, llenas de resentimiento. Que se olvide de sus cumpleaños o se ausente durante ellos. Que su media tenga un pedazo de carbón y una página arrancada de su manga yaoi favorito en cada mañana de Navidad, por mucho que Seto grite y Kido golpee. Que le pusiera sal a los chocolates que de por sí, no le estaban saliendo bien para Kousuke. Que extravíe sus libros o destroce las portadas. Que se haga pasar por cualquiera de los miembros del Dan para enviarla al lugar equivocado y que se pierda una salida, con lo mucho que a ella le cuesta dejar el apartamento.
Es todo, en conjunto.
—¿Por qué me odias? ¿Qué te hice?
Y Mary rompe en llanto frente a él. Están solos. Ella quiere que Kano sea sincero, por mucho que le duela. Que le diga la verdad, aunque ella ya la sabe o sospecha. Lo ha escuchado dentro de su cabeza antes. Ya la ha desgarrado porque es lo que la mantenía encerrada en su casa, incluso después de que su madre muriera y cuando las advertencias se volvieron algo vago en sus recuerdos.
—No te odio pero me mantengo alejado porque…
Mary completa mentalmente la confesión antes de que Kano se atreva a continuar.
…porque eres rara, hasta para estar con nosotros. ¿Te crees gran cosa porque tu abuela era el monstruo del cuento? Tu poder no es nada impresionante y a penas lo controlas. Necesitaste que un niño como Seto te sacara esa casucha y te haces pis encima cuando pones un pie afuera del apartamento, así que no puedes ni hacer trabajos simples y si no fuera por nosotros, te morirías de hambre, porque no sabes hacer nada de na...
Los labios de Kano apoyados en los suyos detienen el tren de pensamientos vergonzosos. Mary se separa temblando, como un animal asustado y su espalda toca la pared, antes de que sus rodillas fallen y ella caiga sentada en el suelo, agitada. Kano baja a su nivel, sonriendo.
—…me gustas demasiado. Y no es justo para Seto.—explica, apartándole el cabello para besarle la frente.
Y Mary, antes de que él se vaya con las manos en los bolsillos, sólo piensa en que Kano besa mejor que Seto, no deja sus labios llenos de baba, mordisquea con dulzura su labio y no es tan abrumadoramente fuerte como para doblegarla. En que sus manos son más delicadas que las de ella inclusive, en que es más delgado y en que no es valiente pero tiene un encanto que…
Hubiera sido mejor para todos que él simplemente la odiara.
