Geheime liebe
En el siguiente San Valentín, Tohru hizo chocolates para todos sus amigos, los de los doce Junichi moldeados en figuras de chocolate representativas de su maldición, todos cuidadosamente decorados.
Yuki había sonreído ante la dedicación de la chica, un 'no debió haberse molestado' colgando de su boca mientras que Kyo había entornado los ojos, dándole unas palmadas en la cabeza y diciendo que sí, le daría los suyos a Shishou y a Kagura.
A pesar de su diente dulce, Momiji observó durante bastante tiempo la liebre de chocolate con un gesto algo curioso en el rostro sin siquiera probarlo.
- ¿Sucede algo, Momiji-kun? – preguntó Tohru al notar esto. - ¿No te agrada?
- ¡Claro que sí, Tohru-chan! – exclamó, rompiendo un pedazo de la oreja y comiéndolo como si toda la felicidad del mundo estuviera contenida en ese simple pedazo de dulce. - ¡Adoro el chocolate¡Delicioso!
Tohru casi brilló. - ¡Me alegra mucho, Momiji-kun!
Un mes después, en el Día Blanco, Momiji le entregó una maceta con una única flor blanca en ella.
- ¡Momiji-kun, es preciosa!
- Es una gardenia. – explicó a la chica que había recibido más listones de cabello, broches y un exuberante vestido que muy bien habría podido servir como traje de novia (regalo de Ayame y Mine, por supuesto) en ese día. - Geheime liebe.
- ¿Perdón? – Tohru parpadeó. ¿Ese es su nombre en alemán?
- Algo por el estilo, Tohru-chan. – contestó con una risita, antes de tomar la mano de la adolescente. – Vamos, te enseño como tienes que cuidarla.
- ¡Gracias, Momiji-kun! – exclamó Tohru, obviamente haciendo esfuerzos para no abrazarlo. Esfuerzos que él mismo ignoró cuando abrazó a la chica, quien pronto tuvo a un conejo colgando de su hombro, frotando la cabeza contra su cuello mientras ella acariciaba el suave pelaje.
Rato después, ya que Momiji había vuelto a la normalidad, mientras Kyo y Tohru preparaban la comida; Haru y Momiji observando episodios viejos de Mogeta, volvió el tema del regalo.
- ¿Lenguaje de las flores? – preguntó Haru en voz tranquila, apenas viendo de reojo al mitad alemán. La sonrisa de Momiji se hizo aún más radiante mientras volteaba a verlo.
- ¿Mmm?
Haru no contuvo un suspiro a nombre de su primo pero no dijo nada más, simplemente poniendo una mano en la cabeza de Momiji, los dos, en cómplice silencio, volviendo a ver la televisión.
