Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto.

La trama de esta historia es propiedad de mi anormal mente.

Enjoy!


I


.

"Eres mía, la siempre he buscado. Me dijo un día y yo sonrío satisfecha confiada en que lo nuestro es la verdad"

.


Pueblo Sunagakure

10 años antes.


Soy la única hija en mi familia y, como si eso no fuera suficiente, la menor. Mi hermano mayor (Gaara, por si quieres saberlo) es lo bastante mayor –es decir, más que yo- para rebajarse, como suele decir, a pasar el tiempo libre con su torpe hermana de ocho años.

Mamá dice que está pasando por algo llamado pubertad y que por eso está tan amargado (más) lo que me hace pensar que cuando cumples quince años debe ser una cosa tan horrorosa que todo el tiempo tienes una cara como si te hubieran metido una pala en el trasero y todo aquel que te dijera tan solo un "hola" te la enterrara más y un poco más. En otras palabras, mi hermano está insoportable y eso que se supone está dándome la bienvenida.

Hasta el día de hoy solo habíamos sido mamá, los abuelos y yo. Según sé, papá y mamá se separaron cuando yo tenía un año de edad y mamá se fue a Kyoto y papá se quedo aquí con Gaara... pero, como los abuelos dicen (y mira que siempre llevan la razón) mis padres nacieron para estar juntos solo que son algo estúpidos en lo que respecta a las relaciones y ello queda comprobado en que, a pesar de estar separados, tanto papá como mamá le venían dando largas a ese asunto del divorcio. Tan largas que, un día, los abuelos se hartaron (y me consta que son unas personas muy pacientes) y los obligaron a ir a terapia y ahora, henos aquí, a unas horas de que papá y mamá vuelvan a casarse y esto nos trae también a este punto en el que mamá y yo hemos regresado al pueblo para vivir como una familia.

A pesar de que mi hermano nos visitaba cada vacaciones no podría decir que somos los hermanos más unidos del mundo, creo que todo recae en ese pequeño y patético detalle de que es siete años mayor que yo (Eh, que mis papás se lo pensaron mucho) y eso nos lleva también a este punto en el que estoy en el parque con éste tonto vestido vaporoso sola, sentada como perro abandonado en un columpio. Oh, porque resulta que mis padres no podían ser personas normales, claro que no. Han decidido casarse en el parque del pueblo y, cómo no, invitado a todo el pueblo también (aunque tampoco es como que sea un pueblo grande) porque resulta que todos aquí en Sunagakure se conocen; Tanto que, sí te ha dado una gripe, para el termino del día ya lo sabe el último habitante del pueblo y ese último también te ha llevado una sopa para que te mejores (sí, que también todos son muy amables) pero el caso es que, de tener amigas y amigos en Kyoto (pocos, en realidad) y una vida estable de niña normal e pasado a ser la nueva niña del pueblo, seré en unos días la niña nueva del colegio y, como no, mi nivel de amigos se reduce a cero puesto que solo vine una vez, cuando tenía cuatro años, y mi mamá prohibió volverme a dejar venir a pasar tiempo con mi padre luego de que me rompiera el brazo derecho tratando de trepar a un árbol por rescatar a un tierno pajarillo (que mi madre es una exagerada, pues).

Entonces, aquí estoy yo, antisocial como suelo ser, con la cabeza hacia atrás y mirando el cielo como si fuera la primera vez que me doy cuenta que es azul.

— Eh, Sakura.

Regreso a una posición normal y me sostengo la cabeza. (¡Auch! Sangre regresando a su sitio) Mi hermano camina hacia mí con su esmoquin puesto que lejos de hacerlo parecer elegante –cómo él piensa que se ve- se mira más como un chocorrol con el relleno a punto de salirse.

— ¿Qué? —Le contesto, si ya sé, muchísima emoción.

— Ya es hora, ¿Podrías hacerme el favor de venir? —Me pide, con ese tonito de cansancio como si me lo hubiera pedido antes y yo no le hubiera hecho caso.

Y, antes de que yo pueda contestarle, un muchacho se acerca y le da un pequeño zape en la cabeza (¿Qué los hombres no conocen los saludos cordiales?) mi hermano se lo devuelve mientras le dedica una sonrisa. Vaya, al parecer el recién llegado no le ha enterrado más la pala en el trasero.

— He, Itachi. Yo que pensé que ya no venías.

— ¿Cómo no? Ya sabes que donde haya comida gratis, ahí me tendrás.

El recién llegado Itachi es un poco más alto que mi hermano, tiene el cabello negro amarrado en una coleta y es delgado pero con algunos músculos, se me asemeja mucho a majin bu solo que sin ese color rosado Pepto-Bismol.

— Me lo debí haber imaginado. ¿Has venido tú solo?

— No, que va. Mis papás ya están con los tuyos y yo estoy aquí teniendo que vigilar a mi tonto hermano menor —Coloca sus manos tras su nuca y tuerce la boca— Mira que resulta que tengo que cuidarlo todo lo que dure la fiesta. Y yo que pensaba aprovechar para ganar terreno con Kohana.

— Dímelo a mí. Estoy en las mismas.

Oh, vaya. Ahora solo falta que los dos se unan y empiecen a intentar emborracharse con boones mientras se quejan por turnos de las miles de desventajas de ser un hermano mayor.

Yo también podría decirles de las de ser la hermana menor.

— ¿Tú hermanita ha llegado?

¡Hola! ¡Estoy aquí desde hace un buen rato! Ciego majin bu.

Me levanto del columpio y me acerco para ver si de esa manera logro entrar en su campo de visión. Y sí, lo hago. El tal Itachi me mira como analizándome y luego me sonríe mientras se pone de cuclillas y me mira a los ojos.

— Ésta es Sakura —Presenta mi hermano— Y éste es mi mejor amigo, Itachi.

— Hola —Me dice con ese tono de exagerada amabilidad que todos los grandes se empeñan en usar con nosotros los niños.

— Hola.

— ¿Cuántos años tienes?

— Ocho.

— ¡Vaya! Casi igual que Sasuke, seguramente se llevarán bien.

Y esa, es la primera vez que escucho su nombre y el tiempo se detiene cuando Itachi se gira, lo llama, y él se acerca desde el árbol en el que estaba apoyado con un caminar tan tranquilo que con cada paso siento que me corta la respiración.

Sé que solo tengo ocho años y que es demasiado pronto para enamorarme pero, juro que nunca antes había sentido algo como esto: Mi estomago se contrae y siento como si pequeños gusanos bailaran mambo en él, mis manos empiezan a sudar y juro por mis peluches más preciados que mis mejillas están teñidas de rojo y tengo la boca ligeramente abierta. Nunca, pero nunca había sentido esto. Bueno, una vez, cuando me enfermé del estomago por comer en la calle, pero no tiene nada que ver con esto.

Cuando al fin llega frente a mi puedo observarlo mejor, tiene el cabello azabache como su hermano solo que en ligeros picos y despeinado, su piel es clara como las nubes y sus ojos son oscuros y profundos y ahora mismo están penetrando a lo más profundo de mí.

¿Es normal que el corazón lata tan rápido?

Trago saliva cuando me doy cuenta que Itachi nos está presentando.

— Ésta es la hermanita de Gaara, Sakura. Y tiene casi tu misma edad, Sasuke —Le revuelve el cabello y él protesta un poco y yo pienso que daría todo por despeinarlo también— Cuidarías de ella durante la fiesta ¿Verdad, Otöto? Es nueva en el pueblo y no conoce a nadie. Se bueno y juega con ella.

Yo sonrió tímidamente y espero que también él lo haga, pero no, sigue tan serio como una piedra.

Pasan unos segundos que a mí se me antojan eternos hasta que él suspira y sus facciones se relajan, mi hermano e Itachi se han alejado y poco me doy cuenta que en realidad han conseguido deshacerse de nosotros con una excusa sutil y perfecta.

Poco interés tengo en ir y reclamarle a mi hermano como normalmente suelo hacer, no tengo ganas.

Ni siquiera puedo pensar en nada.

Sasuke-como-sea-que-se-apellide ha agarrado mi mano.

.


Escuela primaria de Sunagakure

9 años antes


— ¡Anota, Sasuke-Kun!

Grito con todas mis fuerzas poniendo mis manos encerrando mi boca formando una especie de megáfono imaginario y grito una vez más mientras observo como Sasuke se mueve con total destreza sobre la cancha de basquetbol.

Lo conozco desde hace un año y se podría decir que es mi mejor amigo (aunque tú y yo sabemos que quiero algo más) podrá parecer callado y reservado pero, una vez que lo conoces bien, te das cuenta que es alguien inteligente y divertido. Suspiro mientras agarro una pieza de manzana con chamoy del traste que reposa entre mis piernas. Estamos en la hora de receso en la única primaria de este pequeño pueblo (no está mal, de hecho) en el cual me he ido adaptando poco a poco y, he de mencionar, en gran parte con apoyo de Sasuke porque mi hermano no ha ayudado mucho en ello, él está más interesado en humillarse ante las pubertas niñas (porque aunque se vistan con minifaldas y usen kilos de maquillaje siguen siendo niñas ¡Acéptenlo!) esperando que alguna se digne a darle una cita.

Mi nivel de amigos es tan corto que incluso puedo contarlos con una mano. Está este chico hiperactivo Naruto, lo conocí en mi primer día de clases cuando formó equipo con Sasuke y conmigo y resulta que ambos son mejores amigos (Bueno, quitando las partes donde se pelean y se insultan) aunque hay veces que me gustaría meterle un tapón en la boca al rubio atolondrado pero es buena persona, supongo.

También está Shino, el hijo del veterinario del pueblo y Shikamaru, un pequeño genio andante cuyo pasatiempo es mirar las nubes y decir que todo (absolutamente todo) en este mundo es problemático.

Y ese, es mi genial grupo de amigos. Habrás notado que no hay ninguna niña, ¿Cierto? Y no es porque no quiera si no porque, por más extraño que parezca, creo que nunca les he caído bien a los seres humanos de mi género. Intenté hacer amigas aquí y lo había logrado pero cuando vieron que regresaba a casa con Sasuke que, para peligro de mi frágil corazón es mi vecino (¡Oh, suerte bendita!) decidieron que después de todo no querían ser mis amigas y que yo era algo así como una roba-amores o algo por el estilo. Que me repudian como la peste, pues.

Antes de que pueda seguir con mis profundos pensamientos, me doy cuenta de que el partido a acabado y el equipo de Sasuke a salido ganador (he de ahí su sonrisa) viene caminando hacia mí y me roba un pedazo de manzana antes de sentarse a mi lado.

— ¡Oye, ladrón! —Le digo, fingiendo enojo— Luego por eso mis padres se preguntan porque estoy tan delgada.

— No me culpes de tus problemas con la comida, Sakurara.

Me sonríe antes de tomar otro pedazo y yo le sonrió de vuelta. Adoro que me llame con ese apodo que solo él usa conmigo, empezó a decirme así luego de que le conté que adoro remojar las galletas con queso en la leche de chocolate, y después de que me viera reír y hablar sola. Dice que soy rara, pero por ello, única. ¿No es tierno?

— Bueno, tengo que irme a clase —Me dice mientras se pone de pie y se sacude el polvo de su short. Él es un año más grande así que está en quinto. — ¿Te veo esta noche?

Es viernes y, como todos los viernes, mi familia y la de Sasuke se reúnen para cenar. Mis padres y los Uchiha (cómo es que se apellida Sasuke y que descubrí esa misma tarde en que lo conocí) son muy buenos amigos desde la infancia aunque claro, siendo de un pueblo tan reducido como éste no me sorprende para nada.

— Seguro. Hoy toca en mi casa, no podría escaparme aunque quisiera.

Él solo asiente y antes de comenzar a bajar las gradas toma una última rebanada de manzana.

— Para el camino.

.

Mi mamá aún no capta mis indirectas de que odio la zanahoria ¿Eh?

Jugueteo con ellas unos segundos hasta que siento como Dunkel, nuestro pequeño perro labrador, olfatea mi pierna llamando mi atención. Lo miro y me aseguro que mi madre este entretenida platicando con Mikoto (la madre de Sasuke) en un movimiento digno de ser reconocido por flash le regalo mis verduras al perro quien las come con mucho deleite (no sabe lo que hace, supongo) alzo mi mirada y me topo con la de Sasuke sentado frente a mí que intenta aguantarse la risa y hace ademán de abrir la boca, yo lo apunto con mi cuchillo y entrecierro los ojos. No hablará si sabe lo que le conviene.

— Bueno —Fugaku llama la atención de todos— Creo que es el momento indicado para celebrar —Toma la botella de champan y empieza a destaparla.

Parece que va a hacer un gran anuncio y sospecho que uno bueno como para lograr que tanto Itachi como Gaara despeguen la vista de sus celulares (Como no, último modelo. Suertudos) e incluso los hacen a un lado. (¡Fin del mundo!)

— ¿Cuál es la gran noticia, Fugaku? —Pregunta mi padre con una sonrisa.

— Pues, como sabrán... he estado en Tokio resolviendo unos asuntos y haciendo diseños —Empieza mientras se acomoda su camisa. Fugaku-san es arquitecto así que divide su tiempo entre Tokio o alguna otra ciudad y el pueblo. Mikoto-san, por otro lado, es diseñadora de interiores así que supongo que por ello tienen una vida mejor acomodada que nosotros. Mi papá es director ejecutivo en uno de los dos únicos bancos del pueblo y mi madre es maestra en el único pre-escolar de Sunagakure. No somos ricos pero tampoco vivimos tan mal.

— Sí, ¿Qué hay de eso? —Pregunta mi madre— ¿Haz resuelto algo?

— De eso mismo quería hablar, Mebuki. —Se aclara la garganta— He estado haciendo unos diseños para una empresa constructora a cargo de los hermanos Hyuuga.

— He oído de ellos —Interrumpe mi papá— Son todos unos ejecutivos de gran prestigio ¿No?

— Sí. El hermano mayor, Hiashi es el presidente y el menor, Hizashi es arquitecto. He estado diseñando para ellos en un gran proyecto que tienen en manos y... bueno, les ha gustado mi trabajo. Tanto que...

— ¿Tanto que qué? ¡No lo hagas de emoción, Fugaku! —Exige Mikoto, algo alterada.

— Bueno, me han pedido que sea su socio.

Y, supongo, que eso es algo bueno porque Mikoto se levanta y abraza a su marido mientras lo besa y mis padres los abrazan a ambos. Itachi tiene una sonrisa de un millón de dólares y Gaara le da pequeños golpes en las costillas.

Miro a Sasuke quien solamente parpadea algo confundido.

— ¿Y eso que quiere decir? —Me atrevo a preguntar.

Mi hermano me mira y, como rara vez, es amable de explicarme lo que sucede.

— Eso quiere decir que muy pronto los Uchiha serán los nuevos ricos del pueblo. Y yo sé que mi mejor amigo me presentará a todas esas preciosas mujeres de la sociedad.

Los abrazos de júbilo así como toda esa pequeña fiesta sigue a mí alrededor mientras Sasuke y yo seguimos sentados mirándolos sin entender mucho realmente. Él se encoje de hombros y sigue comiendo como si no quisiera estar ahí.

Miro mi plato con aún algunas zanahorias en él y me llevo una a la boca.

No saben tan mal a comparación de esa extraña sensación que comienzo a sentir dentro.

Miedo, quizá.

.


Piscina pública de Sunagakure

4 años antes


Algo ha cambiado en Sasuke Uchiha.

No podría decir exactamente qué pero, en definitiva, ya no es ese Sasuke que conocí cuando era una niña, ese que se suponía era mi mejor amigo, que reía a ratos, que era amable y elocuente.

Ya no.

Supongo que el hecho de que ahora sea parte de otro mundo tiene mucho que ver. Al año de aquella cena en mi casa, los Uchiha se mudaron a Konoha una ciudad prospera y moderna de Japón (como nuestro propio Hollywood asiático, por decir así) tal parece ser que las cosas fueron muy bien para Fugaku y al cabo de 365 días él y su familia eran conocidos como los nuevos ricos de aquella ciudad, elevando así su estatus económico a niveles nunca antes pensados.

A pesar de vivir en otra ciudad, los Uchiha seguían viniendo a este pequeño pueblo cada vacación y seguían ocupando la casa a lado de la mía. Sasuke seguía visitándonos cada verano, semana santa o navidad y platicábamos durante horas sobre su nueva escuela, sus nuevos amigos y demás.

Pero, algo ha cambiado.

Este verano en el que él cumple quince años ha regresado de la ciudad siendo otro. Otro Sasuke, no el mío.

Suspiro mientras tomo un sorbo de mi refresco y observo a mis amigos jugar en la piscina. Es verano y la única piscina pública del pueblo es algo así como nuestra salvación.

— ¿Y el teme?

Regreso al mundo real cuando me doy cuenta que Naruto se ha sentado a mi lado y me ha robado mi refresco.

— Yo igual quisiera saberlo. Llegaron esta mañana y le envié un mensaje diciéndole que estaríamos aquí pero... ni idea.

Naruto se acuesta en la silla de playa y coloca un brazo tras su cabeza.

— Nee, Sakura-chan. ¿Sabes sí le pasa algo?

Vaya, no soy la única que lo ha notado.

— ¿A qué te refieres?

Encoje los hombros antes de responderme.

— últimamente sus pláticas por Facebook y sus mensajes han estado algo distantes —Suelta una pequeña risa— Bueno, más de lo normal. Incluso nos hemos peleado muchas veces.

— ¿Y eso no es tan bien normal? —Pregunto, alzando una ceja.

Espero que diga alguna de sus bromas típicas pero no sucede. Se sienta cruzando las piernas y me mira seriamente. Y eso me da miedo. Naruto nunca es una persona seria.

— No, Sakura-chan. Algo tiene y es grave. Lo presiento.

Me muerdo el labio inferior para no decirle que yo también comparto esos mismos sentimientos. No quiero decirlo. Siento que si lo hago estaría afirmando que Sasuke es otro, que ha cambiado y con esa afirmación ya no habría vuelta atrás.

Intento sonreír y le doy un ligero golpe en el hombro mientras me pongo de pie.

— No seas tonto. Mira voy a ir a buscarlo y verás que él sigue siendo nuestro Sasuke — (Y por nuestro, en el fondo quiero decir mío.) Me pongo mi chaleco sin mangas y salgo corriendo no sin antes darle un beso en la mejilla al rubio hiperactivo.

Cuando estoy a punto de salir del lugar, paso frente a un espejo y me detengo unos segundos. No es que tampoco yo sea muy guapa. Llevo unos pantalones blancos holgados que cubren mis piernas delgadas y sin chiste, en el área superior llevo la parte de mi traje de baño rojo que solo oculta mi plano pecho. Mamá dice que apenas estoy desarrollándome y que no me tardaran en crecer pero cada día que pasa pierdo esperanzas. Ya tengo catorce años y los top deportivos siguen siendo mis mejores amigos corporales, apartado al hecho de que detesto usar algo con varillas. Mi vientre es igual plano y sin curvas. Toda yo soy algo sin chiste, lo único que resalta es mi largo y raro cabello rosa.

Me cierro el chaleco y emprendo el camino a casa de Sasuke.

No tardo en llegar y cuando estoy abriendo la pequeña reja de la entrada, los padres de Sasuke salen por la puerta principal. Mikoto me sonríe mientras me besa en ambas mejillas.

— ¡Pero mira nada más! Estás hecha toda una señorita, Saku-chan.

Me sonrojo.

— Buenos días Mikoto-San, Fugaku-San.

El padre de Sasuke solo asiente con la cabeza.

— Supongo que vienes a ver a Sasuke, ¿Verdad? —Yo asiento afirmativamente— Pasa, está en su cuarto —Ambos empiezan a caminar hacia la reja— Iremos con tus padres a desayunar. Espero que puedas hacer algo y sacar a Sasu-chan de su hibernación. Últimamente está algo rebelde.

Noto la preocupación de Mikoto en su rostro pero rápidamente se repone y me dedica una sonrisa antes de decirme adiós con la mano y salir de mi campo de visión.

Que alguien como Naruto (Del género despistaditus nomeenterus) note que Sasuke tiene algo es de por si ya un problema. Que la propia Mikoto afirme que algo le está pasando a Sasuke es solo el preludio de mis peores temores tomando forma en la realidad.

Suspiro de nueva cuenta mientras subo las escaleras rumbo al cuarto de mi pelinegro amigo (Y amor)

Toco dos veces antes de abrir la puerta.

— ¿Sasuke-Kun? ¿Estás aquí?

— ¿Qué haces tú aquí?

Me sobresalto un poco ante su profunda voz y lo encuentro sentado en la ventana con una pierna flexionada y el codo de su brazo apoyado en ésta. Parece pensativo y la oscuridad en que se encuentra su cuarto solo le da un toque más alarmante a la situación.

— También me da gusto verte —Le digo con algo de sarcasmo. No me responde con su típica manera— Te envié un mensaje ayer, ¿Lo viste?

— Sí.

— Oh, bueno. Gracias por tomarlo en cuenta, entonces. —Sonrío divertida pero... nada. Ni siquiera me mira y no hay expresión en su cara de póker. Entro a la habitación aún más y me acerco hasta estar a un metro de él— Sasuke-Kun, ¿Estás bien?

Sigue mirando por la ventana, ignorándome.

— Todos estamos preocupados por ti, ¿Sabes? Incluso Naruto y ya sabes lo despistado que es él. ¿Te ha pasado algo? Ya sabes que puedes confiar en mí, ¿Cierto? —Sonrío y suelto una pequeña risa— Yo no te cobro por la sesión...

Y antes de que pueda decir más, brinco algo asustada cuando Sasuke se pone de pie y me mira furioso.

— ¡Ya cállate! ¿No puedes cerrar tu maldita boca por un segundo? ¡Estoy bien! ¿Lo entiendes? ¡BIEN! —Camina y se sienta en la cama poniendo su cabeza entre sus manos— Estoy harto que todos me pregunten si me pasa algo. ¡Estoy bien!

Quiero creer que lo imagino pero podría jurar que he empezado a temblar. Nunca había visto a Sasuke actuar de ese modo. Intento tocar su cabeza pero no puedo, cierro mi mano en un puño y me alejo.

— Desde hace tiempo, has cambiado. Ya no eres el Sasuke que vivía aquí una vez.

Levanta su cabeza y me muestra una sonrisa de lado, sarcástica.

— ¿No me digas? Pues ya era hora de que te dieras cuenta, Sakura. —Desvía la mirada— Vete y déjame en paz.

Me muerdo de nueva cuenta el labio inferior. Sé que Sasuke tiene algo, algo que lo atormenta y me fastidia no poder hacer algo para aliviar su dolor. Lo amo tanto, desde hace tanto tiempo...

— No me voy a ir —Me trago mi miedo y me acerco a él tomando su cara entre mis manos— Eres alguien importante para mí, Sasuke. Si está en mis manos... si puedo hacer algo para hacerte sentir mejor, para hacerte olvidar lo que te atormenta... No necesitas contarme que pasa, solo dime qué puedo hacer por ti.

Por un momento puedo ver un brillo en sus ojos y una sonrisa ladina.

— ¿Lo que sea?

Asiento con una sonrisa.

— Espero no te retractes de tus palabras, Sa-ku-ra.

Y antes de que pueda decir algo los labios de Sasuke se encuentran sobre los míos. Mi cerebro se congela y mi mente se pone en blanco. ¿Qué se supone que está pasando? Cuando siento su lengua introducirse y empezar a buscar la mía me doy cuenta de todo y regreso a la realidad.

¡Sasuke Uchiha me está besando!

¿Cuántas noches no he soñado con esto?

Coloco mis manos alrededor de su cuello para profundizar nuestro beso y siento como sus manos se ponen en mi cintura y comienzan a colarse por mi chaleco, acariciando mi piel desnuda con sus expertos dedos.

Porque yo sé que Sasuke ya no es virgen.

Me dolió el corazón cuando escuché que se lo contaba a Naruto el verano pasado. Yo sé que la ciudad no es lo mismo que este anticuado pueblo pero sabes que Sasuke ha recorrido con sus manos el cuerpo de otras chicas me hizo sentir morir.

Aunque en estos momentos no me importa tanto porque es a mí a quien sus manos recorren, es mi cuello el que está besando.

Soy yo en este momento, y por más que quiera no lo puedo rechazar.

Una de sus manos comienza a bajar el cierre de mi chaleco y con rapidez me lo quita. Yo, aún con mis manos en su cuello, dejo de besarlo y desvío la mirada.

— Ya sé que no tengo un bonito cuerpo... —Susurro deseando poder ser como las modelos de las revistas— lo siento.

Sasuke acerca su boca a mi oído y muerde mi lóbulo inferior antes de susurrarme con esa voz tan profunda y sensual.

— No me importa. Sólo quiero hacerte mía.

Me recuesta en la cama con rapidez mientras se deshace de su camiseta por encima de su cabeza. Muerdo mi labio inferior observando sus fuertes brazos y su abdomen trabajado. Es demasiado sexy.

Antes de que se incline para seguirme besando, lo detengo.

— Sasuke-Kun, yo nunca...

Me besa.

— Lo sé.

Sonríe como a mí me encanta. Comienza a besarme de nueva cuenta el cuello mientras sus manos se cuelan por mi soso top rojo y comienzan a masajear mis pequeños pechos. Yo sé que soy muy joven, que incluso mi mamá tiene esa estúpida idea de que su única hija llegará virgen al matrimonio pero no me importa. Si es Sasuke, no me importa.

Cuando empieza a deshacer el nudo de mis pantalones comienzo a sentir un calor y cosquilleo en mi entrepierna que es algo nuevo para mí. Mi estomago se contrae cuando sus dedos juegan con la orilla de mis bragas. Sus labios siguen haciendo maravillas en mi boca al mismo tiempo.

Se que no soy una experta tampoco pero algo se encendió dentro de mí y es como si yo fuera otra. Mis manos dejaron de acariciar su espalda para dirigirse a la hebilla de sus pantalones y comenzarlo a desabrochar.

Sasuke sonrió contra mis labios y yo hice lo mismo.

Antes de darme cuenta ambos estábamos sólo con la ropa interior inferior. Mi soso top rojo ya está en el suelo.

— Haré algo que te fascinará.

Mis estomago se contrae cuando siento su mano introducirse en mis braguitas. Comienza a acariciar el centro de mi feminidad y yo me siento morir de placer, caigo en un abismo cuando introduce un dedo y gimo. Asombrándome de que ese ruido hubiera salido de mi boca.

Arqueo mi espalda cuando siento que otro dedo se introduce y no puedo evitar seguir gimiendo.

— ¿Te gusta? —La pregunta es tonta y yo solo suelto un gemido como respuesta— ¿Y esto? —Sus dedos comienzan a moverse y cuando encuentran mi hinchado clítoris lo pellizcan ligeramente— Tan húmeda, tan preparada para mí —Me susurra al oído.

Su boca hace un camino de besos a lo largo de mi cuello y cuando sus labios se encuentran con uno de mis pezones erguidos lo introduce en su boca y la sensación es tal que podría morir en ese mismo momento y sería feliz.

Cambia de pezón y juega con él en su boca mientras con una mano estruja el otro y su otra mano sigue bailando una danza sensual en mi interior. En un momento sus dedos salen y me quita las braguitas con tal rapidez y experiencia que me descontrola.

Se aparta un momento de mí y se quita el bóxer. Mis ojos no pueden apartar la vista de su potente erección y es sólo entonces cuando el miedo comienza a crecer. ¿Realmente eso podrá entrar en mi escuálido cuerpo?

Él parece adivinar mis pensamientos porque sonríe. Se estira hacia la pequeña cómoda a un lado de la cama y abre un cajón buscando algo.

No tardo mucho en darme cuenta de que es un preservativo ya que lo está abriendo con la boca.

— ¿Quieres...?

Agarro el preservativo antes de que él pueda siquiera terminar su provocativa pregunta. Sé que mis manos tiemblan pero el pone las suyas sobre las mías y me guía mientras deslizo el preservativo hasta el final de su miembro erecto.

Trago saliva ante la sensual imagen. ¿Quién iba a pensar que sería así?

Sasuke me besa y me estimula un poco más con sus dedos, con una mano coloca una almohada en la parte baja de mi espalda y separa aún más mis piernas. Algo me dice que el momento ha llegado y de verdad comienzo a tener miedo.

He oído que la primera vez duele, y a nadie le gusta experimentar dolor.

Siento la punta de su miembro en mi entrada, rozándome levemente como si estuviera pidiendo permiso. Sasuke no dice nada, ni siquiera una palabra para hacerme sentir segura o para comprobar si estoy mentalmente lista, no me tranquiliza para nada solo coloca mis manos sobre mi cabeza y las sostiene con una mano suya mientras la otra me acaricia un muslo.

Quisiera que me dijera que todo estará bien, que me cuidará.

Pero no lo hace.

Solo sé que el momento de mis miedos repentinos ha llegado porque lo veo en su mirada, sus ojos brillan casi con malicia y eso me desconcierta un poco.

¿No debería ver amor en ellos en este momento?

¿Qué es lo que...?

Suelto un grito de dolor cuando me penetra de una sola estocada.

¡Carajo! ¿No conoce la delicadeza?

— ¡Sasuke-Kun!

Comienza a acelerar el ritmo de sus penetraciones y yo siento crecer el dolor en mí.

— Du-duele.

Él parece al fin notarlo porque se detiene bruscamente y, podría jurar, que por un momento vi una mezcla de ternura y arrepentimiento en sus ojos. Sin embargo, no me dice nada, tan solo me besa de una manera tierna como si me pidiera perdón en su silencio.

Comienza de nuevo a penetrarme pero esta vez de una forma más delicada y lenta.

Entra y sale de mí.

Cuando por fin siento que el dolor ha pasado y que mi cuerpo se amolda a el, aferro mis piernas alrededor de su cintura y suelto mis manos de su agarre para enredarlas en su cuello.

— Ya estoy bien...

Y como si fuera alguna clase de señal divina, su beso se hace más intenso al igual que la forma en que me penetra. Las estocadas comienzan a adquirir fuerza así como el placer que se forma en mi interior. Fuerte, fuerte... fuerte y sensual.

Sasuke termina penetrándome profundamente y yo siento un estallido de placer recorrer cada punta de mi cuerpo, se que él se siente igual porque ha soltado un gemido.

— ¡Sasuke-Kun!

— Argg, ¡Sakura!

Su cuerpo se relaja y se deja caer sobre el mío mientras oculta su cara en el hueco de mi cuello e intenta regularizar el ritmo de su respiración. Yo intento hacer lo mismo con la mía mientras le acaricio el cabello.

Sasuke me ha hecho suya y él ha sido mío.

Sasuke se hace a un lado y queda de espaldas mirando al techo. Yo acerco una sabana para taparnos y me acurruco contra su pecho soltando un suspiro de placer y cansancio.

Él no dice nada y yo solo hago círculos en su pecho.

— Sasuke-Kun...

— Hmp.

Alzo la mirada y lo veo fijamente. Estoy segura de lo que voy a decirle, por fin podre liberarme de esto que he callado. Total, nos hemos convertido en uno.

— Te amo.

Él cierra los ojos por unos segundos y cuando los abre me mira y no puedo descifrar lo que hay en ellos.

— Sasuke-Kun, tú también me amas ¿Verdad?

Tengo miedo de lo que diga. Tiene que amarme, alguien no se entrega como él lo ha hecho a mí hace rato sin amar. ¿Cierto? Sigue sin decir nada solo acerca su cara y me besa.

Lo hace una forma tan tierna y delicada que se que esa es su manera de decir que sí. Yo lo sé.

Sasuke me ama. ¿Cierto?

.


Ciudad de Konoha

3 años antes.


No puedo apartar la mirada de la ventana del carro mientras atravesamos la ciudad. Me siento realmente como una princesa viajando en un carro tan elegante y con un chofer, luego de casi cinco horas incómodas de viaje en tren (solo puedo darme el lujo de viajar con boleto ordinario) fue una grata sorpresa ver a un chofer con un cartel con mi nombre esperándome en la estación.

Es la primera vez que viajo a la elegante y moderna ciudad de Konoha. Durante todas las vacaciones de primavera estuve trabajando en una pequeña cafetería del pueblo para ahorrar lo suficiente para venir a la ciudad ya que Sasuke y su familia no irían este verano a Sunagakure puesto que sus trabajos no de lo permiten y que los chicos están ocupados con la escuela.

Sasuke recién ha entrado a la preparatoria e Itachi y mi hermano (Que, gracias a una beca, estudia en Konoha desde hace casi cuatro años) están ocupados con la Universidad. Itachi estudia medicina y Gaara derecho así que, si ellos no van a la montaña la montaña viene a ellos.

Me quedaré en casa de los Uchiha donde también vive mi hermano aunque, según sé, tanto él como Itachi están buscando departamentos para vivir ellos dos como los machos universitarios que son.

Sí la ciudad me parece elegante y moderna, la casa Uchiha no se queda atrás.

Sé que mi boca está abierta a más no poder, pero nadie puede culparme. Bajo del coche y admiro impresionada el hogar (mansión) que tengo en frente, es casi el triple del tamaño de mi casa y tiene un gran jardín enfrente con hermosas flores e incluso una fuente en medio.

¡Caracoles!

Incluso un mayordomo me abre la puerta y la casa por dentro es aún más impresionante.

— ¡Saku-chan!

Mikoto baja las escaleras y me envuelve en un abrazo.

— Gracias por permitirme quedarme aquí.

— No hay nada que agradecer, sabes que eres como una hija para mí —Voltea a un lado y sonríe— Oh, Sasu-chan estás aquí.

Mi corazón empieza a palpitar con fuerza mientras giro y miro al hombre de mi vida, incluso con esa ropa de deporte se ve impresionante. En ningún momento me ha pedido que sea su novia pero yo sé que no hace falta, las palabras sobran entre nosotros.

Desde el año pasado que hicimos el amor y le entregué mi virginidad, lo hemos seguido haciendo cada que nos vemos. Sasuke no es muy expresivo ahora pero yo me siento feliz cuando me agarra inesperadamente de la cintura y me besa o cuando me da miradas sin que los demás lo noten.

No importa ni siquiera la distancia.

— Hola, Sakura.

— Hola, Sasuke-Kun.

Que me maten si no estoy sonrojada ahora mismo.

Estos cuatro días que pasaré aquí, serán nuestro paraíso personal.

.

— Hoy es la fiesta en casa de los Hyuuga, ¿Verdad?

Estamos comiendo en silencio, hasta que Fugaku interrumpe con esa pregunta.

— Sí —Contesta Itachi con una sonrisa— Neji celebra sus diecinueve años y va a tirar la casa por la ventana.

— Será la fiesta del año —Dice mi hermano mientras le da un ligero codazo a Itachi— Y una pasarela de chicas hermosas.

Itachi ríe divertido.

— ¿Tú también irás, Sasu-chan? —Pregunta Mikoto con ese tierno apodo que solamente ella puede decirle a Sasuke sin que éste se moleste. Sasuke asiente sin decir ni una palabra— Entonces tú igual irás, ¿Verdad, Saku-chan?

Solo alcanzo a abrir mi boca porque Sasuke contesta por mí.

— No.

Volteo a verlo, sorprendida.

— ¿Por qué no? —Mikoto roba mi pregunta.

— Simplemente no. No es una fiesta adecuada para que ella vaya.

Cielos, eso casi rozó en lo ofensivo.

— Sí, yo opino lo mismo, Tía Mikoto.

Que mi hermano también se ponga de machista, es aún más ofensivo.

— Oh, vamos. Saku-chan solo estará aquí unos días y es su primera visita a la ciudad. Dejen de ser tan así y llévenla con ustedes.

Cuando Mikoto da una orden, nadie puede hacer algo por incumplirla. Y eso queda constatado cuando horas después me estoy arreglando para ir. No sé qué clase de fiesta sea pero tampoco es como que pueda hacer mucho con mi aspecto. Sigo usando ropa holgada y con ello mis bonitos tops deportivos.

¿Qué tanto puedo llegar a estar fuera de lugar en una fiesta?

.

Muy. Demasiado. Me siento como un ciervo lampareado.

Hace casi treinta minutos que hemos llegado a la fiesta y, sí la casa de los Uchiha me pareció impresionante, ésta lo es aún más. La casa sola de por sí intimida y poniéndole cientos de adolescentes y jóvenes, música a todo volumen, luces de colores y uno que otro globo perdido es como para morirse de miedo, lo más cerca que he estado de algo así fue cuando celebraron el aniversario de la fundación de Sunagakure y pusieron un poco de música en el parque, pero hasta ahí.

Me siento realmente como un patito feo.

Las mujeres tan guapas y a la moda con sus vestidos de marca y zapatos altos y yo aquí con mis pantalones de mezclilla, un chaleco rojo ancho, mi playera de manga larga negra, unos converse desgastados y mi largo cabello amarrado en una coleta.

Sakura, la pueblerina.

Ahora comprendo la mirada de decepción que me lanzo Sasuke al mirarme así.

Suspiro mientras intento no perderlo de vista y sigo admirando la casa cuando noto que él se detiene. Mi hermano e Itachi, bien gracias, desaparecieron de mi campo de visión en cuento pisamos la casa. (Gracias por cuidarme, hermano.)

No presto atención al grupo que ha rodeado a Sasuke ni a lo que está hablando hasta que noto que me están mirando a mí.

— ¿Y quién es ésta, Sasuke?

Esta, tiene su nombre.

— Ah, es Sakura. Hermana de Gaara.

No sé por qué pero esa vaga presentación, hace que mi corazón se encoja. ¿No podía decir, es Sakura mi novia? Realmente duele, pero lo mejor es no enfadarme. No es mi estilo y yo confío en Sasuke.

— ¿Hermana de Gaara? ¡Vaya! No sabía que tuviera una.

Sí bueno, podría decir lo mismo sobre él.

— Pues hola —Me dice el tipo de cabello largo que se refirió a mí como ésta.

— ¡Qué efusivo! —Dice con una sonrisa el segundo tipo que habló. ¿Realmente serán suyos esos dientes afilados?— Yo soy Suigetsu y éste tipo amargado es Neji nuestro Senpai y el feliz festejado.

Sí, feliz. Se nota.

— Hola.

Miro a los dos tipos restantes y ellos parecen recordar que tienen modales.

— Yo soy Kiba y éste es Sai.

Solo muevo mi cabeza en señal de saludo, realmente no me dan buena espina.

— Sakura, ¿Por qué no me traes algo de beber? —Me dice Sasuke, sonriendo. Mis mejillas se sonrojan y yo asiento afirmativamente.

— Seguro. Ya vuelvo.

Cuando me doy la vuelta escucho risas a mis espaldas, pero realmente no le tomo importancia. Seguramente alguien ha dicho un buen chiste.

Tardo algunos segundos en encontrar la mesa con bebidas y sirvo un poco del refractario en dos vasos. Quizás más tarde pueda bailar con Sasuke. Con ese pensamiento y mi sonrisa plasmada en mi rostro me doy la vuelta y en un dos por tres las bebidas han caído sobre mi ropa.

— ¡Fíjate, estúpida!

La mujer frente a mí tiene el cabello pelirrojo y un vestido que en sus mejores momentos pasaría por una blusa larga. A su lado hay otras dos chicas que parecen ser un tipo de pequeños perros guardianes resguardando a su dueña.

— Mira Karin, parece un pequeño perrito perdido.

Yo te podría decir quién es aquí el animal, perra.

La tal nombrada Karin me mira de pies a cabeza y yo no puedo más que apretar los dientes mientras dentro de mi alguna especia de instinto asesino que antes no conocía lucha por salir y golpear a esa mujer.

— Seguramente eres tú de la que todos murmuran en la fiesta —Se hace el cabello hacia atrás con fingida elegancia— Claro, la pueblerina que Sasuke ha traído a la fiesta.

Antes de que pudiera contestarle algo alguien se paró detrás de mí.

— Déjala en paz, Karin. Mejor haz algo de provecho y circula por la fiesta.

— Oh, pero si es Tenty, protegiendo a los desvalidos desde tiempos inmemorables.

Las tres rieron y se dieron la vuelta caminando como si estuvieran en la pasarela de next top model.

— No les hagas caso, son como los tres ratones ciegos versión siglo 21.

Yo reí, por primera vez en muchas horas.

— Gracias.

— No hay de qué. Soy Ten-Ten. ¿Tú eres la amiga de Sasuke?

El tono sugerente con que lo menciona me hace pensar que hay un mensaje cifrado tras ello, pero no logro saber cuál.

— Eh, Si. Soy Sakura.

— Un gusto. Aunque realmente no apoyo lo que Sasuke hace pero tú te ves una buena chica.

Realmente, si intenta confundirme, lo ha logrado.

— Sí, claro. Eh... fue un placer.

Me doy la vuelta antes de que pueda contestarme y solo logro notar de reojo como otras dos chicas se acercan a Ten-Ten y empiezan a platicar. Camino sin mirar a nadie y choco con una rubia solo logro a decir un ligero "disculpa" y ella solo me mira algo sorprendida, algo raro notando el hecho de que no la he visto nunca en mi vida.

Cuando por fin logro dar con el lugar donde antes estaba Sasuke, él no está. Sus "amigos" solo me miran y se ríen ligeramente. Mis pies se mueven como por inercia y antes de llegar a la cocina siento una presión en el pecho y un extraño presentimiento.

Como si me faltara el aire.

Y me falta aún más cuando entro y miró algo que preferiría fuera parte de un sueño.

— Sasuke-Kun —Susurro mientras noto como una castaña lo tiene arrinconado contra el lavabo y se besan como si la vida se fuera en ello.

¿Han oído hablar de eso de que cuando mueres tu vida pasa frente a tus ojos?

— ¡Sakura! Demonios...

Sasuke se despega a la mujer y en ese momento siento que las lágrimas caen de mis ojos, antes de que pueda decirme algo o siquiera tocarme yo me doy la vuelta y salgo corriendo, no me importa si la gente me ve si se siguen riendo de mí (por fin comprendo las risas) si alguien siente pena o no. No me importa. Ni siquiera me importa cuando mi hermano pretende tomarme de la mano y yo me resisto mientras sigo corriendo, a la lejanía escucho sus gritos.

Nada me importa, ni siquiera cuando estoy a unas calles abajo y llego a un parque.

Y mucho menos me importa cuando Sasuke consigue alcanzarme y me abraza por la espalda.

— Sakura, no es lo que piensas.

— No sabes ni siquiera lo que pienso.

— ¿Ah, no?

— No. Y ahora suéltame.

Sus brazos (sus estúpidos y sensuales brazos) se aferran a mi cuerpo haciéndome imposible el poder soltarme.

— No lo voy a hacer. Ella se me insinuó, Sakura. Ella me besó.

— No te creo.

— Pues tienes que hacerlo. ¿Cómo podría querer besar a otra cuando te tengo a ti?

Mis lágrimas se detuvieron y mi corazón comenzó a palpitar con fuerza. Sasuke nunca me había dicho esas cosas, ni tampoco había sido romántico o tierno. La posibilidad de pensar que realmente me quiere y soy la única para él me hace olvidar todo y me doy vuelta, acariciando sus brazos.

— ¿De-de verdad?

Él asiente.

— Sasuke-Kun, entonces... ¿Eso quiere decir que me amas?

Sus ojos tienen un brillo extraño y titubea un poco pero al final, lo dice.

— Sí.

— ¿En serio?

Y cualquier otra pregunta es calla con el cálido movimiento de sus labios sobre los míos, con su lengua interrumpiendo dentro y queriendo explorar cada rincón, con sus besos a lo largo de mi cuello y sus manos tocándome, explorándome, amándome con un amor infinito, y haciéndome el amor unos minutos después cuando llegamos a casa y nos encerramos en su dormitorio.

Fue una noche rara, distinta a todas. Me hizo el amor con tal fuerza como si quiera reafirmar u olvidar algo, me enseñó cosas nuevas y exploró lugares nuevos con su boca e incluso me llevo a la cima con su lengua cuando la movió tan sensualmente en el centro de mi feminidad. Ni siquiera sabía que era posible hacer eso y sentir aquello.

Horas después, tras hacer el amor tres veces. Me acurruqué en su pecho y suspiré.

— Te amo, Sasuke-Kun.

Él no contesta, como siempre. Pero para mí no hace falta, que estuviera abrazándome en la oscuridad y sintiendo el calor de su cuerpo es más que suficiente para mí.

— Ne, Sasuke. Estaba pensando... realmente es algo estúpido pero... —Sigo haciendo círculos en su pecho mientras tomo valor— ¿No sería genial si pudiéramos estar juntos en la Universidad?

El carraspea un poco

— ¿Eso es lo que quieres?

Yo asiento.

— De acuerdo.

Me levanto y lo miro sorprendida.

— ¿De verdad?

El encoje los hombros.

— Claro.

— Pero... estoy hablando de la Universidad de Sunagakure.

Es la única a la que yo puedo ir (bueno, que mis padres pueden costearme) queda unos pocos kilómetros del pueblo y no es muy grande. Recién la han abierto hace dos años y no es tan sofisticada y de prestigio como las de la ciudad, pero no cuento con más recursos. Mi hermano consiguió ir a la Universidad de Konoha gracias a una beca deportiva.

— Sí, no importa.

Y es en ese momento en el que me doy cuenta que los sueños se hacen realidad y no puedo más que besar al amor de mi vida.

Y hacemos el amor, otra vez.

.


Pueblo de Sunagakure

1 año antes.


Me encontraba desayunando con toda mi familia por primera vez en mucho tiempo. Gaara está de visita por las vacaciones de primavera y se irá en unos días. Aunque tampoco es como que esté muy pendiente de ello, estoy más emocionada porque Sasuke llega esta tarde y lo veré luego de casi cinco meses.

— Así que terminamos apenas ayer la mudanza.

— ¿Qué mudanza? —Pregunto interesándome en la conversación. La única mudanza de la que mi hermano había hablado era de la que él e Itachi hicieron a su departamento en la Universidad y eso fue hace casi tres años.

— ¿Cómo que cuál? ¡La de Sasuke por supuesto! ¿Es que no estás prestando atención?

— ¿Sasuke se muda? ¿A dónde?

Mi corazón comienza a palpitar muy fuerte. Un mal presentimiento, otra vez.

— De verdad, cada día me convenzo de que la incubadora te afectó —Me dice mientras me apunta con el tenedor— La mudanza de Sasuke a nuestro departamento cerca de la Universidad de Konoha.

Y, eso fue el equivalente a un carro arrollándome de golpe.

— ¿Universidad de Konoha? Debe ser un error

— Ningún error, hermanita. ¿Por qué habría de serlo? Los del equipo de Basquetbol le echaron el ojo y fácilmente pudieron darle una beca deportiva pero, por favor, todos sabemos que no la necesita.

— ¡No! Sasuke no puede ir a Konoha, él va a venir a la Universidad de Sunagakure.

Gaara soltó una carcajada.

— ¿Estás de broma? ¿Por qué alguien con una familia tan rica como la de Sasuke querría venir a la Universidad de este olvidado pueblo? Le dieron un lugar desde hace 4 meses y el mes pasado presento el examen, a las dos semanas fue aceptado y ayer acaba de mudar sus cosas.

La cuchara que estaba en mi mano cae al suelo haciendo un sonoro ruido. Mi padre alza la vista desde su periódico, mi madre se voltea desde la estufa y mi hermano alza una ceja, totalmente desconcertado.

— ¿Te encuentras bien, Hija?

¡No, papá! No estoy bien. El hijo de tu mejor amigo, con quien me acuesto desde hace tres años, va a ir a estudiar lejos de mí, lejos de donde me prometió que lo haría y me siento enfadada y confundía así que no estoy bien, ¿Entiendes?

Ojalá pudiera decirle eso pero no puedo, no cuando nadie sabe de la relación entre Sasuke y yo. Él me pidió que la mantuviéramos en secreto por el factor de que solo nos vemos en vacaciones y nuestros padres quizás no comprendieran eso.

Pero en este momento, realmente me cuestiono si tiene razón.

— Eh, sí. Voy a correr, con permiso.

Y salgo de la habitación lo más rápido que puedo, antes de que se den cuenta de que estoy desesperada por llorar. Camino con rapidez y la cabeza gacha hasta que llego al parque y me recargo en un árbol. Ahogo un sollozo y mis lágrimas comienzan a resbalar por mis sonrosadas mejillas.

No puedo creer que Sasuke me haga esto, es imposible porque el me lo prometió y sé que me ama.

Eso es, mi hermano debe estar confundido y sé que Sasuke tiene una buena explicación para esto.

Tomo aire y elimino todo rastro de mis lágrimas.

Bien, Sakura. No saques conclusiones hasta que Sasuke no te diga nada. Me acomodo la sudadera antes de lanzarme a correr como lo llevo haciendo desde hace unos pocos años, mi cuerpo se ha moldeado gracias a ello pero prefiero seguir usando mis ropas holgadas por comodidad.

Unas horas después, ya bañada y enfundada en una sudadera ancha y unos jeans desgastados salgo de mi casa y me dirijo a la de alado, para ir a mi cita acordada con mi guapo pelinegro.

Justo cuando estoy por llegar a la pequeña reja, Itachi está saliendo con una mochila a cuestas. Los años también lo han ayudado a él (para que negarlo, tengo ojos) ya no es más aquel chico flacucho, ahora tiene el cuerpo trabajado y de muy buen ver, sus facciones se han acentuado con la madurez que tiene al igual que ese aire misterioso (Herencia Uchiha, supongo) es realmente atractivo y aunque sigue siendo alguien con un buen sentido del humor, de un tiempo para acá adquirió un toque de seriedad que nunca antes le había visto. Algo debió sucederle, supongo. Y extrañamente sospecho que algo relacionado con este olvidado pueblo. (Una chica, como no) Aunque mirándolo bien aun tiene ese deje de Majin-Bu que tanta risa me da.

Cuando me mira sus ojos ponen sorpresa, pero enseguida me sonríe.

— Anda, si es la florecilla de los Haruno.

Le sonrío y le saco la lengua.

— Eres un tonto, Itachi —Me sonrojo antes de preguntar lo siguiente— ¿Está Sasuke-Kun?

Él asiente con el ceño un poco fruncido. Desde hace un tiempo tengo la ligera sospecha de que Itachi sabe que pasa algo.

— Sí, en su cuarto. Mis padres han salido.

Con los míos, ¿Cree él que no lo sé? Sasuke y yo lo sabemos muy bien.

— Okidoki. Gracias.

Sonrió antes de pasar a su lado y abrir la rejilla, el comienza a caminar pero algo lo detiene y se da la vuelta.

— ¿Sakura?

Alzo la mirada y le dedico una sonrisa más.

— ¿Sí?

El titubea un poco, desde las vacaciones pasadas tenemos esta extraña tensión en el ambiente que se instala por segundos, siento que Itachi tiene algo que decirme pero siempre se acobarda al último segundo, lo que me hace querer saberlo aún más puesto que es raro, ¿Qué tendría que decirme a mi Itachi? Tampoco es como que seamos mejores amigos. (Se equivoca de Haruno, supongo)

— No, nada. Olvídalo —Dice con un suspiro y luego fuerza una sonrisa— Fue bueno verte, cuídate mucho.

Mientras veo su espalda alejarse ese "Cuídate mucho" se cuela con fuerza en mi interior, pero supongo que no hay que darle importancia. Es tan raro como mi propio hermano.

Me encojo los hombros y entro a la casa recorriendo el camino que sé muy bien de memoria. Cuando llego al cuarto de Sasuke no puedo evitar sonreír mientras abro la puerta y antes de que siguiera pueda saludar, siento los labios de mi amado sobre los míos y su lengua hundirse dentro (Muy, muy dentro).

Cuando nos separamos por falta de aire, mis ojos brillan ante el deseo que se reflejan en los ojos negros que me miran.

— Hola —Digo aunque más bien parece un susurro por la falta de aliento— Te extrañé, cariño.

Sasuke sonríe de lado.

— No esperaba menos, Sakurara.

Hago un mohín y él me besa en la punta de mi nariz. Sin esperar más tiempo, el comienza a quitarme la ropa y yo la de él. Los encuentros con Sasuke siempre son así, primero hacemos el amor y después hablamos o pasamos el tiempo con cualquier cosa. Y no es que me moleste, adoro saber que está desesperado por hacerme suya y yo por hacerlo mío.

En cuestión de segundos nuestras ropas están fuera y Sasuke recorre mi cuello dejando la marca de sus besos mientras baja más y más. Su boca se cierra en uno de mis pezones erguidos por el deseo que él me provoca mientras su otra mano aprieta mi otro seno, casi con rudeza estrujándolo como si comprobara que realmente está ahí, y claro que lo está porque siento con intensidad sus movimientos, sus apretones, siento pasión, un poco de dolor pero sobretodo deseo.

Sasuke tiene magia en su boca, porque hace maravillas succionando mi pezón. Yo acarició su cabello enredando mis dedos y apretándolo contra mí como queriendo hacerle saber que me fascina lo que hace y quiero más, aunque no es necesario porque él lo sabe (Y me da más). Su boca cambia de pezón al igual que su mano que se enfoca en estrujar el pecho que deja libre y yo gimo de placer. Cuando su boca se aparta de mi pecho casi le grito en protesta, pero él me mira, se arrodilla y me da un beso en el vientre antes de alzar la mirada y sonreír de lado ante mi cara sonrojada por el placer. Coloca sus dos manos en cada uno de mis pechos y con el pulgar empieza a acariciar mis pezones esta vez con calma y con una suavidad que me excita como si quisiera aliviar el dolor al que antes estuvieron expuestos.

— ¿Esto te gusta, Cariño?

Yo asiento y gimo cuando empieza a ejercer más fuerza en las caricias me dedica una última sonrisa antes de empezar a depositar besos en mi vientre y comienza a recorrer un camino de besos hacia abajo, cuanto más se acerca a mi centro, más gimo. Por fin, tras torturarme, me toma de las caderas y me hace sentarme en la orilla de la cama, sus manos me recorren hasta llegar a mis piernas y las abre antes de que su boca de cuele dentro. Su lengua hace maravillas en mí y yo hago mi cabeza hacia atrás (Gimiendo, gimiendo, gimiendo) el termina de torturarme y sus besos empiezan a ascender y sonríe divertido mirándome fijamente.

— Y supongo que eso también te gustó, ¿Eh?

Me besa y yo me aferro a su cuello devolviéndose con la misma intensidad. Una de sus manos vuelve a bajar e introduce un dedo dentro provocando que deje de besarlo para soltar un gemido (Es lo que más hago cuando me toca) sin avisarme, sin pedir permiso (aunque no lo necesita) introduce otro dedo y comienza a imitar los movimientos de la penetración, cada vez con más fuerza y con brusquedad cosa que me sorprende porque hasta ahora había sido muy delicado y antes de que pueda hacérselo saber, mi voz se pierde y siento que el tiempo se detiene ¿Acaba de meter un tercer dedo en mí? ¡Sasuke!

Comienza a moverlos con más fuerza. Entra, sale, entra, sale. Yo cierro los ojos por la brutalidad de la pasión y entre tantas puedo ver una sonrisa triunfal en su rostro. Saca los dedos y tengo uno segundos de paz mental, pero tan solo segundos (como dos o tres) porque enseguida me penetra con salvajismo. Me toma de las caderas y repite los movimientos anteriores (entra, sale, entra, sale. Rápido, muy rápido) a pesar de lo brusco que está siendo no puedo evitar sentir placer, amando que pueda sentirlo directamente (Tomo la pastilla anticonceptiva desde que tuve con él mi primera vez) araño su espalda con fuerza cuando comienzo a sentir que mi orgasmo está a punto de llegar y, cuando lo hace, siento tocar el cielo con las dos manos. Me siento liberada y, unos segundos más tarde, Sasuke también llega dándome una última pero profunda (muy profunda) estocada y derramándose dentro de mí.

Sasuke cae y respira agitadamente (también yo) y, cuando por fin recupera un poco el aliento, me mira, me sonríe y me da un profundo beso antes de levantarme.

— ¿A dónde vamos? —Pregunto, cuando por fin me tiene en sus brazos.

— Hay que darse una ducha luego de hacer ejercicio, ¿No?

Rio entre sus brazos y lo sigo haciendo después de varias horas mientras seguimos en la bañera, llena de espuma y como no, sentada en su regazo con él en mi interior. Lo beso y él me besa y pese a todos estos años y las muchas veces que lo hemos hecho, nunca lo habíamos intentado en una bañera y debo decir que la sensación es fabulosa y lo es aún más cuando a tientas, entre la espuma y nuestros besos consigo tomar con mi mano su potente erección y comienzo a acariciarlo. (Arriba, abajo, arriba y abajo)

— Sa-Sakura.

Sonrió antes de comenzar a besarle el cuello y aumento el ritmo de mis caricias. En un rápido movimiento el toma mi mano separándola de su miembro y toma mis caderas penetrándome una vez más y terminando dentro de mí.

Y, una vez más, toco el cielo.

.

Envuelta en un albornoz y secándome el cabello con una pequeña toalla miro la pared mientras Sasuke busca entre sus cajones su ropa interior con una toalla alrededor de su cintura. Tengo que hablar con él antes de que salgamos (como acostumbramos después de horas en la cama) a comer a la pequeña cafetería del pueblo.

Tomo valor y suspiro antes de girarme en su dirección (frente a la cama y a mi izquierda)

— Sasuke —Lo llamo y cuando mueve la cabeza, sé que me escucha— Está mañana, Gaara estaba hablando y mencionó algo sobre una mudanza tuya. Dijo una estupidez como que tú vas a estudiar en la Universidad de Konoha y es tonto, ¿No lo crees? Porque tu vas a estudiar aquí conmigo, ¿Cierto? —Se detiene de buscar en sus cajones y de repente el ambiente se pone tenso— ¿Cierto?

Los segundos se me hacen minutos antes de que se dé la vuelta y me vea con una seriedad que me hiela la sangre que, hasta ese momento, se suponía corría por mis venas.

— No. —Me dice tan bajo que pienso que ha sido una alucinación mía. Tiene que serlo pero lo siguiente que sale de sus labios comienza a romperme el corazón — Es verdad, estudiaré en Konoha.

— Es- es una broma, ¿Cierto? (Tiene que serlo, tiene que) Sasuke, no es gracioso.

Sigue sin tener expresión en su rostro más que el de una seriedad helada. Cierra el cajón que tiene detrás y camina hasta quedar a unos centímetros de la cama y se cruza de brazos.

— No lo es, Sakura. Estoy hablando totalmente enserio, estudiaré en Konoha.

Me paro con rapidez y camino hasta estar frente a él, sintiendo ese horrible y desesperante nudo en mi garganta.

— ¡No me digas eso! ¡Tú me lo prometiste! —Grito y las lágrimas le siguen a ese grito— ¡No puedes retractarte ahora! ¡No puedes hacerme esto!

Esperaba que me abrazara y me dijera que todo iba a estar bien, que sus padres lo obligaron (o cualquier otra excusa hubiera valido, en realidad) que me ama y que me tranquilice pero no sucede. Y algo parecido a eso, tampoco. Lo que sucede a continuación me deja tan desconcertada como aterrada.

Sasuke ríe. (Carcajadas que por mucho tiempo harán eco en mi mente y mis recuerdos) ríe por un momento para luego dedicarme la mirada más fría que hasta ese momento he visto en sus ojos.

El Sasuke que amo, desaparece.

— ¿Prometerte algo? ¿Hacerte esto? ¡No me hagas reír, Sakura! ¡Por favor! Eres una estúpida si realmente pensaste que abandonaría una Universidad de prestigio por venir a refundirme a este patético pueblo solo porque tú me lo pediste.

Mis lagrimas caen con más fuerza y yo me llevo una mano a la boca, negando. (Rozando en la locura, tal vez)

— ¡No! ¡Sasuke-Kun! ¡No! ¿Por qué me hablas así? ¿Por qué me dices esto?

— ¿Por qué? Yo te diré por qué. —Se lleva las manos a las caderas— Porque ya estoy harto de tener que soportar tus estúpidos empalagos y porque por fin terminaré con esta farsa.

Esto no está pasando, ¿Verdad? (¡¿Verdad!?)

— Sasuke-Kun... ¿De qué farsa hablas? Tú me amas ¿Cierto? Tú...

— ¡Cierra la maldita boca! No sabes cómo detesto que me hables así. —Se lleva las manos a la cabeza y revuelve su cabello— Sasuke-Kun esto, Sasuke-Kun aquello. ¡Sólo cállate! Estoy harto de tu voz chillona. Y no, no te amo. De verdad que eres imbécil —Suelta una risa— ¿Yo amarte? Eso sucederá cuando el infierno se congele.

¿Has oído alguna vez cuando alguien expresa "Sentí que se me salía el alma"? Pues la mía lo está haciendo, sale de mi cuerpo y me abandona y con ello lo hacen mis fuerzas. Caigo sentada a la cama, mis ojos abiertos por el impacto de sus palabras, mi corazón cayendo a pedazos y yo, como tonta, sigo sin poder creerlo.

— Entonces... ¿Entonces porque me decías que sí cuando no lo sientes? —Lloró más y más patética me siento— ¿Por qué, Sasuke? —Y siento extraño el por primera vez no usar un sufijo.

— Tsk Si que eres una estúpida —Sonríe de lado— ¿Por qué más va a ser, Sakura? ¡Por sexo, por supuesto! —Su sonrisa se ensancha al ver mi rostro petrificado— Si, Sakura. Se-xo. ¡SEXO! Aunque uno muy bueno, tengo que admitir.

Lo miro a los ojos y quiero creer que ese brillo de inseguridad que veo en sus ojos es porque todo lo que me dice es mentira pero algo dentro de mi me dice "Sakura, no seas estúpida (más) es cierto" incluso quiero creer que eso que veo en su mirada es miedo y, que por unos segundos, incluso puedo ver remordimiento y un dolor profundo.

Pero sé que todo es imaginación mía.

— No, Sasuke... tú eres mi mejor amigo, sé que no me puedes haber hecho esto —Niego con la cabeza— No por tantos años, te conozco. Nuestro noviazgo es real, lo sé.

Su risa, tan malvada y llena de satisfacción me aterra.

— ¡Noviazgo! —Ríe más e incluso se seca la las lagrimas que le provocaron— Mi pequeña y tontita Sakura Haruno —Deja de reír abruptamente y me toma del mentón con tanta fuerza que suelto un quejido— Realmente eres toda una pueblerina ¿Cierto? Tan ingenua, patética y fantasiosa. Nunca te pedí ser mi novia, ¿Cierto? —Al decir la palabra novia sus ojos se oscurecen más— No estás ni siquiera cerca de ello, tú eres solamente mi distracción de vacaciones, mi amante ocasional, mi fuente de diversión en este estúpido pueblo.

— Lo haces sonar como si yo fuera...

Tan solo pensar en aquellas palabras que podrían describir la forma en que me ha tratado (Y, estúpidamente, me he dejado tratar), me horroriza y no puedo ni pronunciarlas ni tampoco estoy segura de quererlas oír.

Pero es Sasuke Uchiha, y ahora sé que él puede hacer tus peores pesadillas reales.

Él las dice.

— ¿Una prostituta? —La forma tan calmada y sin tapujos con que la menciona, me escandaliza— Ciertamente, aunque una muy barata. Más que las de la ciudad, por supuesto. —Ríe ante mi expresión de horror— ¡Oh, mi inocente pueblerina! Prostituta, puta, dama de compañía, chica fácil... ¿Quieres oír más?

Me pongo de pie dispuesta a darle una bofetada pero el detiene mi mano y aprieta mi muñeca.

— Su-suéltame.

— Nunca te atrevas a ponerme una mano encima, Sakura. O no respondo.

— Sasuke... —Más que un susurro es una súplica desesperada— ¿Por qué me hiciste esto?

— Podría explicarte muchas razones del porque, pero no tengo tiempo ni paciencia —Empezaba a odiar su sonrisa, por primera vez— Así que te lo diré de una manera simple que hasta tú puedas entenderlo: Digamos que estaba aburrido y tú estabas frente a mí.

Por fin me suelta y vuelvo a sentarme en la cama ocultando mi cara entre mis manos, llorando como no.

— ¡Eso es horrible! ¡No puedo creerlo! ¡Sasuke, yo te amaba! —Alzo mi rostro y ni mis lágrimas parecen derribar su sonrisa— Y creía... entre tus besos y la forma en que me hacías el amor... creía que tú me amabas.

— ¿Amarte? ¡Ja! Ya te dije que eso es imposible. No te amo ni a ti ni a nadie. —Cruza los brazos— El amor es solo una estúpida palabra para justificar las acciones sin sentido que comete la gente. Sobretodo ustedes las mujeres —Toma de nuevo mi barbilla con fuerza y se acerca a mi rostro— Realmente creen que con decir "Te amo" y con sus patéticas lágrimas de cocodrilo nos van a tener comiendo de su mano ¿Cierto? —Me suelta con fuerza y se endereza— Hmp. No soy estúpido.

— No puedo creerlo. ¡No! —Me tomo la cabeza con mis manos y suelto un quejido— ¡Tú puedes amarme, lo sé!

Sasuke suelta un grito de desesperación.

— ¡Maldita sea, Sakura! ¿¡Por qué tienes que ser tan rara y estúpida!? —Me toma de los hombros y me sacude— ¡No puedo amarte! ¡Ni hoy ni nunca, no seas tonta! Aunque...ya sabes que puedo darte otra cosa...

Mis lágrimas van al aire cuando siento como me toma con fuerza y me pone boca abajo sobre la cama, cuando sus manos comienzan a subir mi albornoz, mi corazón empieza a latir con fuerza.

(No, por amor no. Pánico)

— Sa-Sasuke, ¿Qu-qué haces? —Sus manos se acercan a mis nalgas y yo quiero huir— ¡No, Sasuke! ¡NO! ¡DETENTE! ¡DÉJAME!

Por más que intente forcejar y huir, es imposible. No solo porque él es más fuerte y alto que yo si no porque con una mano a aprisionado las mías y mi cuerpo ha decidido quedarse sin fuerzas. Cuando quiero creer que nada más puede suceder, sucede. Sasuke introduce un dedo en mí como si realmente lo disfrutara (Yo no. En absoluto) y el pánico comienza a circular hasta la más escondida punta de mi cuerpo. Nunca, en todo este tiempo, lo habíamos hecho de esta forma. Porqué a mi me daba miedo y yo creía que a él no le interesaba (Pero sí.)

— ¡No te quejes, yo se que lo quieres tanto como yo!

Mis lágrimas intentan ser anestesia, pero nada podría parar el horrible sentimiento que llevo dentro. Nunca piensas que algo como esto puede pasarte a ti, no cuando se supone tienes a alguien que te ama y te protege. Pero sí puede pasarte, sobre todo cuando esa persona se puede convertir en alguien totalmente distinto en unos segundos.

Piensas siempre que nunca podrías odiar a esa persona que tanto amas, pero sí puedes.

Yo comienzo a hacerlo cuando siento como Sasuke me penetra. No, no hay dulzura, ni delicadeza, ni amor (Mucho menos eso) Me penetra con fuerza y salvajismo, como si quiera que con ese dolor yo entendiera sus palabras, que entren en mí como lo hace él en mi cuerpo.

Si tan solo él supiera que ya han entrado, que han sido tatuadas en lo más profundo de mí ser.

Mientras él se entretiene en el movimiento de su penetración (Adentro, afuera. Fuerte, más fuerte) mis ojos se apagan, la poca vida que tenían han huido y mi mente flota en el espacio (en cualquier lugar, menos en mi cuerpo) por mi cabeza pasan un sinfín de cosas ¿Cuándo sucedió esto? ¿Por qué no me di cuenta? Bueno, quizás si lo hice pero yo quería creer que todo seguía igual, que ese era mi Sasuke (Él Sasuke que conocí a los ocho años) y no una persona desconocida sin sentimientos.

¿Por qué me hace esto? ¿Por qué a mí? Incluso recuerdo sus palabras ¿Por qué cree que no puede amar a alguien? Y es entonces que me doy cuenta que alguien debió de lastimarlo, de hacerle creer que el amor no existe (tal como él está haciendo conmigo) alguien en ese mundo nuevo suyo de dinero y excentricidades. Seguramente eso ha pasado, está lastimado, está enfadado con el mundo y se está desquitando. Quiere hacer pagar a quien le hizo daño, y por alguna razón me está haciendo pagar a mí en su lugar.

Estoy casi segura de que eso es lo que pasa, pero poco me importa.

Poco me importa sentir lástima por él, poco me importa si está herido, si sufre, si le duele. Ya poco me importa lo que le haya sucedido o le suceda.

Sasuke ha acabado con una parte de mí, con mi ternura, mi tranquilidad, mi preocupación, mi dulzura. Ha acabado, en segundos, con el amor que me tardó años conservar por él.

Cuando al fin está seguro de que se ha satisfecho (Y que me ha dado una lección) sale de mí y yo me quedo en la cama aún boca abajo, sin sentir ni hacer nada mientras noto como él se viste detrás, a unos metros míos.

Toma algo, sus llaves supongo por el ruido. Se acerca a la puerta y la abre no sin antes hablar. (La cereza del pastel)

— Vístete. Cuando vuelva espero no encontrarte aquí —Me dice, con la voz más fría que nunca pero con un ligero temblor en ella— Ah, y por cierto, yo nunca te hice el amor fue solo sexo. Hasta luego, Sakura.

Apenas noto que ha salido de la habitación, me deslizo hasta el suelo quedando apoyada en la cama y lloro. Lloro con fuerza y también grito, aporreo el piso y me inclino hacia adelante aumentando mi llanto y mis gritos de frustración, de odio, de desesperación quizás e incluso de pena por mí por ser tan estúpida e ingenua.

Pero algo si se.

Estas lágrimas son las últimas que derramaré por él. (Así que lloro con más fuerza) Es lo último, la última muestra de que él me afecta, de sentir algo por él... La Sakura que todos conocen, la estúpida y pueblerina Sakura no existe más ni ahora ni nunca.

Esa Sakura ha muerto...

Ha muerto a manos de un bastardo sin corazón conocido como Sasuke Uchiha.

.


Universidad de Konoha

Tiempo actual


Bien. Aquí estoy.

El momento por el cual he luchado incansablemente todo el año se encuentra reducido a seis míseras hojas de papel pegadas sobre éste triste mural y a menos de diez metros, justo frente a mí. Los cientos de jóvenes que pelean como animales batallando por conseguir un trozo de carne (que en realidad no es carne ni tampoco animales, solo simples humanos buscando su nombre en alguna de las listas) poco me importan, es más, si esto fuera una película podríamos decir que los miro sin verlos y son más como sombras moviéndose exageradamente lento tipo matrix.

Solo somos esas listas y yo.

Antes de dar tan siquiera un paso mi cerebro me recuerda el porqué estoy aquí, el porqué mi nombre TIENE que estar ahí. Aprieto los puños más por coraje que por darme valor.

Como todo resultado de toda decepción amorosa y, como si yo no pudiera estar más hundida en éste patético cliché, la fuente de mi desgracia y el objetivo de mi venganza bien fundamentada tiene nombre y, cómo no, para terminar de hacerme sentir más miserable, un increíble y sensual trasero.

¿Qué cual es el nombre de éste maldito ser humano?

Uchiha-mírame-pero-no-me-toques- Sasuke.

Ok, en realidad solo Uchiha Sasuke.

¡Bah! En estos momentos, tan solo recordar lo estúpidamente enamorada que estuve, me produce cosas que definen perfectamente lo que ahora siento por él, por ejemplo, ganas de vomitar.

Me encamino al mural aprovechando que se empieza a despejar de gente (Unas lloran, otras ríen y festejan) me enfoco en la "H" y empiezo a recorrer con mi dedo en busca de mi nombre.

Luego de que Sasuke me dejara en su habitación, llorando como la criatura patética que fui, sufrí una transformación radical. Supongo que eso sucede cuando te arrancan el corazón, te humillan y te dejan como si tu vida no valiera más que unos cuantos yenes. Sí en mi corazón aún queda alguna pizca de amor por él, está muy escondida, por qué no la siento.

No volvió al pueblo. (¿Para qué?)

Ha sido un año desde eso, 365 días en el que tachaba cada uno de ellos esperando por que este día llegara y al fin esta aquí. Desde el primer segundo en el que mis lágrimas dejaron de salir aquella horrible tarde, mi cerebro comenzó a maquinar lo que sería mi nueva vida; Mis ropas holgadas fueron remplazadas por ropa ajustada y colorida, mis sonrisas amables ahora solo están reservadas para mi familia, pienso calculadamente antes de actuar, levanto mi cabeza con orgullo antes de ser pisoteada incluso me olvidé de sueños imposibles y empecé a conocer y relacionarme con la gente adecuada para mis propósitos.

La universidad de Sunagakure fue olvidada y enterrada, entré al equipo de basquetbol femenil y me hice capitana del de atletismo. Me abrí posibilidades a un mejor futuro y a una mejor venganza, estudié hasta que la última neurona en mi cerebro dio el último suspiro y batallé con muchas cosas con un solo objetivo en mente: Devolverle a Sasuke todas y cada una de las humillaciones que me hizo, vengarme por todos esos años robados de mi vida.

Ahora todo se reduce a algo tan simple como encontrar mi nombre en esta lista. La cosa es tan clara como simple.

Si mi nombre no está escrito aquí, todo habrá sido en vano y me quedará claro que en este mundo los bastardos como Sasuke siempre se salen con la suya y no existe justicia para mí y mi humillada alma.

Pero...

Sí mi nombre está escrito aquí, todo habrá valido la pena y yo me aseguraré de que Sasuke maldiga el día en que sus padres tuvieron la estúpida idea de concebirlo y con ello le haré desear nunca haber nacido, haré sus días un tormento y un placer para mí, le demostraré que yo también se jugar a su juego y sé cómo ganarlo. Le haré tragarse todas y cada una de las palabras que me dijo aquel día y pagará con sangre todas y cada una de las lágrimas que derramé por él. Haré pagar cada segundo de su vida a ese bastardo sin sentimientos.

Sigo recorriendo la lista sintiendo la adrenalina recorrer mi cuerpo y cuando por fin llego hasta los apellidos que siguen con una U a esa bendita H, no puedo evitar que mi corazón comience a palpitar con fuerza, que un toque de excitación viaje por cada punto nervioso de mi cuerpo y sienta fuegos artificiales sobre mi cabeza.

Y, cómo no, tampoco puedo evitar que una sonrisa de satisfacción recorra mi rostro.

Estoy a punto de congelar el infierno para él.

Sasuke Uchiha deseará nunca haberme conocido.


.

"Sus ojos decían para siempre ese día hasta que ese día... llegó"

.


Muchas gracias por leer. Por favor, apóyenme en esta nueva historia. Que, por cierto, es la primera vez que escribo narrando en primera persona. ¿Que tal a quedado? ¿Creen que debo seguir con ésta narración o cambiar a tercera persona?

Nos vemos el próximo sábado con el primer capítulo de la segunda temporada de Padre por Acuerdo.

Dios los bendiga.

Mi página en Facebook: /MissHotnuts

.

Un review es como una sonrisa.

¿Me sonreirías?

.

.