Aquí mi primer fic largo (en realidad he tenido otros intentos, pero era tan inexperta que no iban a servir como para publicarlos) que me tomo en serio, aunque lo empecé desde hace muuuuucho tiempo cuando estaba en la prepa - -U y entrando a la universidad como que se me fue la inspiración y lo suspendí por un buen rato, casi lo dejaba pero he tomado nuevos aires, nuevas ideas y ya estoy viendo como retomarlo (porque está muy avanzado, trece capítulos hasta ahora). Bueno, para no hacer más largo el cuento, aquí está el primer episodio, el cual escribí mientras veía un maratón de Desperate Housewives. Que lo disfruten, espero reviews. ¡Hasta la vista, babys!
-LA LEYENDA DE ZELDA-
"LOS SIETE PALACIOS NEGROS"
Una pequeña introducción
En tiempos muy lejanos, Ganon el Rey de la Oscuridad, solicitó la ayuda de dos hechiceros para destruir a Hyrule. Pero uno de ellos decidió usar su magia para hacer el bien. Ahora, después de cientos de años, ha reencarnado como el rey del desierto, Ganondorf. Él ha traído de nuevo a este mundo al "hechicero de la oscuridad", y con magia negra embruja los siete palacios sagrados. No conforme, también secuestra y hechiza a la Princesa Zelda, pues su deseo es obtener la legendaria trifuerza a toda costa. Un joven llamado Link va en su rescate, para esto debe purificar los siete palacios negros y encontrar al "hechicero de la luz", el único que podrá liberar a Zelda del hechizo maligno que se ha apoderado de ella, y con su magia, ayudará a Link a encerrar a Ganon de nuevo en el reino de la oscuridad.
CAPITULO 1
La revivificación de un hombre
A veces, cuando las flores multicolores de los enormes prados anunciaban el comienzo de la primavera, los aldeanos de Kipa, un pequeño pueblecito situado en el hermoso reino de Hyrule, se olvidaban por completo del ajetreo de las actividades cotidianas y se ocupaban de hacer los preparativos para la ya tradicional fiesta anual con la que celebraban el comienzo de la primavera, el Festival de la Revivificación. Cada casa se decoraba de acuerdo con la temporada, y había un motivo en especial de esta celebración que hacía de ese día tan importante.
Cada año, de entre todos los jóvenes(varones) del pueblo se escogía a uno que reuniera la edad y las cualidades necesarias para ser reconocido como un adulto y aprender el arte de la guerra. Según los libros más antiguos que había en la única y pequeña biblioteca de Kipa, el chico elegido dejará de ser un niño para convertirse en un hombre, que al igual que la primavera renacerá en mente y espíritu para iniciar una nueva vida trayendo un rayo de esperanza a su tierra y un nuevo respiro para todos aquellos que le rodean. Este nuevo hombre deberá dar inicio a su entrenamiento como espadachín para llegar a ser un noble caballero y proteger hasta el último instante de su vida a la familia real de Hyrule. Muchas eran las duras pruebas por las que tenían que pasar los candidatos a pendencieros, y todos los jóvenes de entre 15 y 17 años han de poner a prueba sus habilidades, aún si ellos no lo desearan.
Cuando venían visitantes de otros poblados que querían hacer negocios con los mercantes del pueblo, quedaban asombrados por la vida tan activa que este radiaba, pues aunque era un pueblo muy tranquilo, siempre había gente fuera de sus casas, haciendo sus labores acostumbradas para poder subsistir, como los vendedores, los granjeros (que disponían de pequeñas pero productivas porciones de tierra) que casi siempre estaban trabajando la tierra o criando sus animales; niños que corrían alegremente por el campo y se escondían de otros, o simplemente la natural interacción entre la flora y la fauna recientemente atraída por la primavera. A veces se podía apreciar a uno que otro pescador.
Había una familia en especial, la más pequeña de este poblado, que trabajaba en los preparativos de aquel día tan esperado en la privacidad de su hogar: una madre que era sastra, un anciano que lucía muy sano para su edad, y un adolescente de cabello rubio y ojos azules de nombre Link. En ese momento, el chico de la familia se hallaba metido en una discusión con su madre.
-- ¿Pero por qué tengo que ser yo quien participe en ese festival? Apenas tengo dieciséis y quieren que pruebe que soy todo un adulto.
-- Link, todos los jóvenes de este lugar deben enfrentar algún día el reto de llegar a la madurez y probar al mundo su valor y fuerza. Es la tradición...
-- Pero si me eligen a mí, me tendría que ir al palacio real que está... muy lejos de aquí, dejándote sola con el abuelo, yo no quiero abandonarlos. ¿Quién se encargaría del trabajo duro en esta casa, quién va ir a recolectar la leña para el invierno? Y tú tendrías que trabajar el doble...
-- Si tú te vas -- lo interrumpió-- tendremos una boca menos que alimentar, por supuesto que no voy a trabajar más. Además, tu abuelo puede hacer todo lo que haces mejor que tú. Ya lo conoces, está lleno de energía.
-- De todas formas yo no quiero ser un caballero ni nada por el estilo. Yo quiero aprender a labrar y cultivar, y cuando sea mayor y pueda tener mi propio labrantío...
-- Basta de tonterías, Link. Por supuesto que no vas desperdiciar tus habilidades en tareas tan simples.
Ina, que es como se llama, empezaba a indignarse por las confesiones su hijo.
-- ¡Ay, si tu abuelo te estuviera oyendo! Sabes que a él le gustaría que...
-- Él no es quien para decidir que es lo que voy hacer con mi vida. A todos les encanta decirme lo que tengo que hacer.
-- ¡No te expreses así del padre de tu padre! Él te ha cuidado desde que naciste, por que como yo tengo mi trabajo no puedo. Siempre estuvo detrás de ti, y te crió para ser un hombre responsable e independiente. También fue un guerrero, como tu padre. Y su padre también lo fue, y el padre de su padre...
-- Si te entiendo, mamá-- Link parecía aburrido de escuchar el mismo relato-- pero creo que nunca podré hacer lo que mi padre, él era comandante del regimiento de las fuerzas nacionales. Yo... en mi vida he tomado una espada. Y sinceramente no me interesa, eso de la guerra me da mucha flojera.
-- Si tu padre viviera, estaría muy orgulloso de que siguieras sus pasos.
Ahí está. Ina acababa de pronunciar la típica frase manipuladora-moral que despertaba cierto sentimiento de compromiso en un mancebo que no quería aceptar la vida que le estaba destinada desde que nació, aunque él no tuviera la más remota idea.
Link supo en ese momento que no querría seguir hablando del tema, o más pronto de lo que esperaba lo haría sentir como si estuviera haciendo de la vida de su madre un mar de tristeza. Lo que menos quería era que le reprocharan que era un impúber necio que no tenía ganas de madurar, ni de tener que dejar las comodidades de su casa, ni de tener que pasarse el resto de su existencia arriesgando su vida por un rey al que jamás ha visto.
Se levantó y salió por la puerta tan rápido como pudo. Estaba buscando por todos los rincones a su abuelo, para decirle que no le interesaba en lo absoluto participar en el rito de selección esa noche.
--¡Eh, Link!. Se oyó una voz que lo llamaba desde atrás. Era Sim, uno de los chicos que había competido para ser un candidato en el festival. Link no se puso ni pizca de contento de tener que hablar con él.
-- Tu abuelo te está buscando, amigo--(cuándo se hicieron amigos, se preguntaba Link)-- Creo que tiene un asunto muy importante que tratar contigo, tú sabes.
-- No, no sé. Y dime, ¿sabes en dónde está? Lo estoy buscando también, aunque eso a ti no te incumbe, ¿verdad?.
-- Hoy te levantaste del lado izquierdo de tu cama, ¿no?-- preguntó el chico, que ni se sintió por el comentario de Link-- Está con un sujeto que es pescador en el lago... no recuerdo su nombre.
El joven Sim, era grande, en el sentido de que era alto y fornido. Nunca se ha aprovechado de su fuerza para abusar de los más débiles. A Link no le inspiraba ni la más mínima sensación de miedo, y mucho menos respeto. Incluso tenía la sensación de que Sim lo admiraba a él, y es que el joven Link era muy popular entre la gente de Kipa, especialmente entre las señoritas. Aunque Link no era la clase de fortachón que era Sim, no era ningún debilucho, y siempre le hacía la competencia en todo lo que hacía, incluso si esto implicaba trabajo físico. Su abuelo le ha aplicado una especie de entrenamiento(sin saberlo) haciéndolo trabajar en diversas tareas como cortar leña, acarrear litros y litros de agua del pozo, caminar una distancia considerable hacia una montaña que se encontraba detrás del pueblo(y tener que subir hasta la cima, lo cual si no estabas preparado físicamente te podría llevar un día), incluso lo enseñó a montar a caballo.
Caminaron durante cinco minutos hasta llegar a un inmenso lago que reflejaba la brillante luz del sol como un bello espejo. Había muy pocas personas ahí; Link buscó con la mirada por todo el contorno del lago, hasta que vio un anciano al lado de un hombre que no conocía. Sim estaba a punto de decirle algo cuando Link corrió a toda prisa para alcanzar a su abuelo.
-- ...si queremos que haya suficiente para todos-- decía el hombre--. Pero si no completamos otra carga como esta para la tarde... puede que venga más gente.
-- ¡Tranquilo hombre!-- el anciano soltó una carcajada--. Es nuestra celebración, generalmente no vienen muchos de otros lugares...
-- ¡Abuelo!
Escuchó que alguien le gritaba y se volvió para confirmarlo: era su nieto.
-- ¡Ah! Pero si es Link. ¿No deberías estar ayudando a tu madre?... Mira, éste es mi nieto, creo que no lo conoces.
-- Oh, pero si es el muchacho del que tanto me has hablado. Supongo que tú eres un candidato ¿no?, para esta noche.
-- Eh... eso creo.--contestó Link.
-- Link ha sido uno de los mejores competidores hasta ahora; obtuvo el mejor puntaje-- su abuelo hablaba con tanto orgullo de él (¿Por qué?)--. Uno de los jueces me comentó que tiene una destreza sorprendente.
-- Me temo que no es suficiente con ser el más hábil. Hace falta tener más que talento, supongo... tener el verdadero espíritu.
-- Link, no creo que hayas venido a pasear nada más, ¿necesitas algo?.
-- Bueno yo... humm... yo-- de repente la voz se le ponía ronca--. Hablar... tú...
-- ¿Querías hablar conmigo? Bien, pues te escucho.
-- Es que... preferiría que fuera a solas.
-- Ah, ya está. Creo que debo dejar que anden solos, tengo mucho que hacer después de todo-- el sujeto se despidió cortésmente y se retiró hacia su casa, llevando una carretilla enorme con mucho pescado.
Al fin solos. Link podía sincerarse con su abuelo pero, de repente no supo ni que era lo que le iba decir. O era que no sabía con qué palabras comenzar a hablar.
-- ¿Estamos listos para esta gran noche?-- preguntó el abuelo--. No estaría mal que te prepararas un poco antes, relaja tu mente un poco.
-- Acerca de eso...
-- ¿Estás nervioso?
"Lo que sucede es que no quiero participar". Eso es todo, sólo tiene que decirlo. ¿Pero por qué no lo hace? Por alguna razón se le trabó la lengua y no pudo ni pronunciar palabra. Su abuelo lo miraba esperando que le respondiera algo como "no te preocupes abuelo, estoy bien" o "estoy ansioso de que llegue ese momento". Pero se quedó callado, un poco de lluvia o un pequeño terremoto lo hubiera ayudado mucho en ese momento. Y por fin encontró las palabras que había estado buscando en su garganta en ese corto lapso.
-- Haré buen papel en la ceremonia, abuelo. Lo prometo-- (Un momento, eso no era lo que iba a decir)--. Digo...
-- Sé que lo harás, eres igual de constante que tu padre. Sabes, creo que tu madre va a necesitar que alguien le ayude con la limpieza. Tiene que estar todo en orden para cuando termine la tarde. Si quieres me puedes alcanzar allá más tarde, pero no te vayas a quedar aquí mucho tiempo, ¿me oíste?
Link veía paralizado cómo su abuelo se alejaba, mientras Sim (quien había estado viendo de lejos) se acercaba tranquilamente.
-- Creo que tu abuelo anda muy ocupado por ti... lástima que su nieto no va a ser nombrado este año.
Sim esperaba que Link tuviera alguna reacción desafiante, pero aún seguía reprochándose por qué no había tenido los pantalones para decir lo que realmente pensaba. Link fue de regreso a su casa lo más rápido que pudo esperando quitarse de encima a su rival. De todas formas (reflexionaba camino a casa) si no quería tener nada que ver con el nombramiento de esa noche, ¿por qué no había hecho nada antes para evitarlo? Pudo haber fallado las pruebas a propósito. Luego recordó por qué: cada vez que daba inicio una nueva prueba e intentaba fingir que le dolía el estómago o sufría de una hemorragia cerebral, aparecían las figuras de su abuelo y su madre animándolo a cierta distancia. Y esto siempre echaba a perder todos sus planes. ¿Qué podía hacer? Le dolía pensar que podría herir los sentimientos de su familia. La única forma de librarse de esta pesadilla es que no sea a él a quien escojan; y para ser sincero, el no creía eso. No es que sea muy presuntuoso, o que esté demasiado confiado, pero estaba seguro de que daba el ancho para ser propuesto aquella noche tan importante.
-- ¡Hijo, que bien que llegas temprano!-- Le decía su madre al entrar--. Mira, ponte esto.
Le entregó a Link una vestimenta nueva: era como la que usualmente traía, una especie de túnica color verde, pero ahora le ponía un gorro largo y puntiagudo de igual color.
-- ¿Qué... significa... tengo que ponerme esto? Mamá...
-- Por que esa ropa que llevas ya está muy vieja y sucia-- le decía su madre.
Su abuelo, que estaba sentado en el rincón, tallaba algo en madera, parecía una vara muy grande, porque aún no tenía forma.-- No desprecies esa ropa, tu madre estuvo despierta toda la noche confeccionándola especialmente para ti-- le dijo.
-- Entiendo para qué la ropa, ¿pero me tengo que poner esto?-- dijo, estrujando el gorro en su mano.
-- Link, lo vas arrugar... por que, esta vez será una ocasión muy especial, quiero que des una buena impresión, para empezar.
¿Acaso ahora tenía que vestir como un bufón para impresionar a los demás y asegurar su victoria? Viéndolo desde esa perspectiva ahora le parecía menos fácil resignarse a aceptar su destino. Sólo esperaba no quedar como un tonto frente a los otros chicos.
Al cabo de unas horas, muchas personas habían comenzado a reunirse afuera de sus casas. El sol se estaba ocultando casi por completo. Algunos jóvenes ya estaban reunidos esperando que llegara la hora. Link nunca imaginó que tan mala podía ser la sensación antes de que diera inicio la ceremonia, nunca había estado tan nervioso en toda su vida. Estaba temblando de pies a cabeza.
--¿Qué te pasa?--preguntó Ina--. Luces muy pálido. ¿Quieres que te sirva un vaso de agua?
-- ¿Yo?... No, gracias. Estoy bien-- parecía que un cubo de hielo recorriera su espalda.
¿De qué tendría que preocuparse? ¿No decía que le daba igual estar ahí? A decir verdad, tenía miedo. Tal vez llegaría a hacer el ridículo si no lo fueran a escoger a él. Pero había algo que sí que le daba miedo: que lo fueran a escoger a él. Prefería mil veces dejar la oportunidad para el otro año (si es posible, para nunca).
Al parecer el abuelo de Link había estado trabajando en la enorme pieza de madera durante varios días, ese día especialmente parecía haberse esmerado en terminarla para esa misma noche. La familia salió a reunirse con los demás. Link apenas podía mantenerse en equilibrio al caminar, comenzaba a sentirse algo mareado, y no de emoción.
-- Link, no-- le decía su madre volviéndole a acomodar el gorro cada vez que se lo quitaba.
Para Link esta escena era la familiar, estaban todos sus vecinos formando un semicírculo enfrente de una especie de hoguera muy grande, y más adelante estaban los jueces que habían estado midiendo las habilidades de cada muchacho. Junto a la hoguera un hombre muy extraño vistiendo una capucha que le tapaba casi por completo la cara y sostenía un enorme báculo, acompañado por otros dos sujetos que cargaban un gran cofre. Sólo había una "pequeña" diferencia: Link no estaba entre la multitud observando la ceremonia, estaba siendo observado por la multitud que la presenciaba. Todos los jóvenes (en total eran siete) estaban alineados en frente de la hoguera que permanecía apagada.
En el cielo parecía haber más estrellas que ningún otro día del año. La luna se reflejaba resplandecientemente en el lago. Uno de los hombres del jurado se encaminó hacia donde se encontraban estos muchachos, y se dirigió a las personas para decir algunas palabras.
-- Aldeanos: Como todos ustedes saben, es nuestra tradición que cada año, el primer día de primavera que acontece en este lugar, a un joven integrante de nuestra sociedad se le otorgue el don de la revivificación, la cual le dará la sabiduría y el valor para enfrentar los desafíos que la vida le imponga. A partir de ese momento en que sea reconocido como el elegido de las divinidades deberá partir del lugar que lo vio nacer y emprender un nuevo rumbo hacia la tierra que tanto los caballeros dados por esta aldea como el resto de nosotros tratamos de proteger. Por mi parte, le deseo a aquel que sea el elegido la mejor de las suertes para que encuentre la valerosidad de un caballero en sí mismo y pueda encaminar a nuestra nación a una vida próspera y de felicidad... ¡QUE COMIENCE EL RITO DE REVIVIFICACIÓN!
A continuación, en medio de los aplausos de la gente, el sujeto encapuchado se paró en frente de los muchachos y les dijo:
-- Seré yo quien decida quién de ustedes está calificado para acudir al reino de Hyrule en representación de nuestra aldea.
Todos parecían estar muy perturbados, excepto Sim quien se mostraba muy serio por primera vez en toda su vida. Link apretaba con fuerza ambos puños, como si estuviera listo para golpear al hombre en caso de que lo eligiera.
-- Me acercaré a ustedes para examinarlos y si obtengo respuesta alguna se los haré saber.
Acto seguido se movió dos pasos a su izquierda, justo en frente del primer chico de la fila, que tenía el rostro verde de los nervios. Empezó a mover su báculo en al aire alrededor del chico, y cuando se detuvo movió la cabeza de un lado a otro. Más que aliviado el muchacho parecía decepcionado. Le había llegado el turno al segundo, el hombre misterioso volvió a pasear su bastón alrededor del joven y este tampoco dio señal alguna de ser el indicado. Después pasó con el tercero, con el cuarto, con el quinto. Hasta ahora no había acertado con ninguno. Ya sólo quedaban dos personas: Link, y Sim. El último parecía más que seguro de llevarse el honor este año. El hombre bajo la capa extendió su mano tomando el báculo y realizó el proceso de nueva cuenta con Sim; esta vez tardó unos segundos más que con los otros. El joven sonreía de oreja a oreja pensando que ese sería el momento más glorioso de su vida.
-- Hmm... ya veo... vaya... sí-- decía haciendo largas pausas por cada cosa que decía--... un gran espíritu de fortaleza, tienes la honorabilidad, la pasión... la asiduidad de un guerrero... -- Sim parecía que estaba apunto de estallar-- ... ¡PERO NO ERES TÚ!
Aquello había sucedido tan súbitamente que el chico se quedó inmovilizado con una expresión que iba desde el asombro hasta la aprensión. Estaba pasmado ante la terrible noticia. Link seguía a su lado, incrédulo de lo que acababa de presenciar. Aunque no estaba muy seguro de haber estado consciente los últimos veinte segundos. Debido al reciente resultado, la respuesta al problema de la selección era más que lógica, definitivamente tenía que ser Link. Allí se encontraba él, frente a frente con el sujeto que aún sostenía el báculo: lo comenzó a mover alrededor de Link, y lo que el adolescente sintió fue algo tan extraño, era una sensación que nunca antes había tenido. Como si de repente toda preocupación dentro de su ser hubiera desaparecido. Incluso el mareo y la tensión se habían ido. El encapuchado sintió que su báculo vibraba. Un pequeño destello color dorado radiaba de la punta de este. Tomó la mano del indiscutible ganador y la alzó muy alto para que todos vieran.
-- ¡He aquí un nuevo hombre!-- gritó tan alto como pudo.
La multitud rompió en aplausos y gritos, especialmente el abuelo y la madre de Link, que no podían contenerse de felicidad, mientras eran felicitados por los demás, con excepción de los padres de los que no habían sido nombrados. Las dos personas que cargaban el cofre, lo abrieron y sacaron un collar muy grande que llevaba muchas piedras brillantes y piezas de oro; lo colocaron en las manos del hombre con el báculo y se lo puso a Link en el cuello. En verdad era muy valioso, de él colgaba un enorme medallón dorado en el cual estaban resaltados tres triángulos unidos. Este se suponía que debía ser el símbolo de la familia real de Hyrule.
Entre la gente, una mujer se hizo camino para pasar al frente, cargaba una antorcha encendida.
-- Ahora, como has sido bendecido por las diosas-- dijo el sujeto encapuchado-- para renacer en mente y espíritu, tú tendrás el honor de encender la llama de la virtud, símbolo que representa la revivificación de un hombre, el sello con el cual damos fin a esta ceremonia.
Le pasó al ahora adulto Link la antorcha para que encendiera la hoguera. Teniendo cuidado de no provocar un incendio le prendió fuego y le devolvió la antorcha a la chica.
-- Este es el símbolo de la realeza-- continuó el hombre sosteniendo el medallón --, a partir de este momento deberás actuar en su nombre y defender el honor de la familia que fue asignada por las diosas para proteger la Trifuerza. ¿Aceptas tu destino, en nombre de tu familia, en nombre de Kipa, y en nombre de Hyrule?
-- Si acepto-- respondió Link, suponiendo que eso era lo que esperaba que dijera.
El collar le fue retirado y lo volvieron a guardar en el cofre para el próximo año. El extraño sujeto no mostró jamás su rostro, se retiró hacia su casa que se encontraba en una cueva cerca de la montaña. Los enjuiciadores congratularon a Link por haber probado que es un hombre ya. Mucha gente quería acercarse con él para felicitarlo, los primeros en hacerlo fueron, claro, su abuelo y su mamá. El abuelo estaba tan orgulloso de él, y parecía impaciente por mostrarle lo que le esperaba en casa. Ina lloraba de la emoción y no dejaba de besarlo y abrazarlo.
-- Mamá... por favor... me estás avergonzando... -- decía con dificultad siendo apretujado entre sus brazos.
Los competidores que habían fracasado se acercaban, aún tristes pero sin rencores a festejarle; Link recibió un caluroso apretón de manos por parte de Sim.
-- Eligieron al mejor-- dijo él.
-- Gracias-- dijo Link.
Entre abrazos y felicitaciones se pasaron varias horas, ya era de madrugada. Cuando se calmó el alboroto, Link se retiró con su familia a descansar a su casa. Entrar ahí en ese momento fue distinto a las otras veces que había atravesado esa puerta, tal vez será la última vez que lo haga. Su madre le preparó algo muy bueno para cenar, sin dejar de loarlo. Su abuelo, que no cabía de la conmoción, buscaba con ahínco junto a la cama algo para su nieto. Recogió algo que al parecer estaba envuelto por una manta con mucho cuidado, y le pidió que se acercara a él.
-- Esto es algo que representa mucho para tu madre y para mí-- dijo el anciano, sosteniendo el objeto--, si mi hijo viviera, estaría muy orgulloso de ti. El siempre había esperado que llegara este momento. Link... quiero darte esto como un símbolo de tu fuerza.
Link tomó el fardo con cuidado y sintió algo duro a través de la manta.
-- ¿Puedo?-- preguntó Link, y su abuelo asintió con la cabeza.
Desenvolvió con tranquilidad lo que escondía esa sábana, y casi se le cae el mentón de la impresión. Lo que tenía entre sus manos era una espada de madera muy bien trabajada que tenía en la empuñadura grabado su nombre. Claro, eso era en lo que había estado trabajando su abuelo todos estos días, y le había puesto todo su empeño; aunque era de madera parecía resistente; y si primero debía ser entrenado para ser un pendenciero, pues mejor que fuera así. Esto le provocaba un poco de agitación, nunca había recibido un regalo tan magnífico como ese, le gustaran o no las espadas.
-- Abuelo, esto... esto es...
-- ¿Qué te parece?-- preguntó muy tranquilo--. Pensé que ibas a necesitarla... ahora que instruyas con el arma.
-- Es fabulosa-- respondió sin poder contener una enorme sonrisa--. Es el mejor regalo que me has dado.
-- ¿Sí? Espero que la uses bien. Cuando sepas manejarla bien podrás usar una de verdad.
A Link ya no le quedaba aliento para seguir hablando. Estaba en conflicto consigo mismo. En ese momento no sabía ni qué pensar. Seguía sosteniendo su obsequio como si temiera que alguien se lo pudiera arrancar de las manos. ¿Pero entonces cómo iría la cosa?, después de todo lo que sufrió y todo lo que hizo por estar en esa ceremonia, y ahora ya había sido elegido. "¿Realmente no quiero esto?" Se preguntaba dentro de sí. Estaba muy excitado para responder que no.
-- Tienes que dormirte ya-- le decía su mamá-- porque vas a tener que madrugar. ¡Y ni se te ocurra quedarte despierto lo que queda la noche!
-- ¿Qué qué... por qué tengo que madrugar?
Hasta Link ignoraba totalmente las responsabilidades que tenía.
-- Porque por la mañana partirás rumbo al castillo. El que se pueda ver desde aquí no quiere decir que no está lejos. Fácil harás unas dos horas de camino-- dijo el anciano.
-- ¡¿Qué?! ¡Pero si es muy pronto! ¿No me van a dar unos días antes de tener que irme de mi casa?
-- Todos los que fueron antes que tú se marcharon el día siguiente de su revivificación. Entre más pronto te vayas mejor-- le dijo su madre.
-- ¿Tú lo que quieres es que me vaya lo antes posible? Te encantaría que yo no estuviera aquí dándote lata. ¿No es así?
-- No es cierto-- respondió Ina, aunque le hubiera encantado darle una lección a su malcriado hijo--. Es que si vas a ser un caballero es necesario que entrenes desde mañana. ¿Verdad que sí papá?
-- ¡Por supuesto! Ya verás que vas a tener que trabajar muy duro cuando llegues allá.
-- No estoy preparado todavía. ¿No tengo que empacar nada? ¿No voy a llevar algo conmigo?
-- Allá tendrás todo lo que necesites. Y deja de ser tan infantil. Vamos, vamos... a la cama.
La señora casi tuvo que empujar a su hijo a la cama. Después de una discusión inútil que parecía que nunca acabaría, todos terminaron cansados y la hora de dormir no se hizo esperar. Link, sin embargo, se quedó reflexionando un rato, acostado en su cama. Sabía que a la mañana siguiente tendría que marcharse lejos y que tal vez no volvería a ver a su familia ni a sus amigos en mucho tiempo. Tenía, por un lado, una sensación muy extraña de satisfacción, casi no creía su suerte. Por otra parte, sentía un pequeño piquecito de furia en el pecho. Ambos sentimientos se debatían por invadir un lugar en la mente de Link. Por escasos momentos Link se sentía más enojado que contento, pero luego se acordaba de lo que le había dicho su sabio abuelo, y del obsequio tan estupendo que le había hecho. Definitivamente no creía su suerte.
Se preguntaba si esto era tal y como le había sucedido a su padre el día en que fue nombrado, ¿había tenido él que pasar por todas estas conmociones un día antes de irse a vivir al castillo real, había estado en contra de todos sus principios al tener que aceptar su cruel destino? Seguramente no. El abuelo le había contado a Link lo feliz que estaba su hijo el día en que lo eligieron en el ritual de la revivificación. Habrá sido el día más memorable de toda su vida, pensó el chico.
Aún así, no sabía qué tan dura podía ser la vida que llevaba un soldado. Se imaginaba cómo sería tener que andar por ahí vistiendo una armadura y con una espada, cortando cabezas y sacándole las vísceras a un monstruo repulsivo. Al menos eso creía que hacía un caballero de Hyrule. Por lo menos aprenderá a defenderse de los malos. Aunque se supone que deberá luchar por la seguridad de otros. Después de repasar una y otra vez cada confuso pensamiento dentro de su cabeza, Link cerró los ojos, y antes de que pudiera dar un respiro, se quedó dormido. Después de todo, la mañana siguiente iba a ser muy pesada.
