-Primera Fábula-
Mi nombre es Jack, he perdido la cuenta de cuántos años tengo y soy una fábula. No, no soy el estúpido de Jack Horner; ni el paranoico con complejo de súper héroe de Jack Frost. Mi historia es, de hecho, mucho más popular que las de esos dos juntos. Todos los habitantes de esta asquerosa ciudad llamada Nueva York tienen un día al año dedicado a mí, por Dios. El problema es que la mayoría no tienen ni idea de que ese día está relacionado conmigo… ¿Lo habéis adivinado ya? ¡Exacto, yo soy el único e inigualable Jack o'Lantern, la causa y encarnación del Halloween en persona…! Sin embargo, ahora estoy glamurado bajo la apariencia de un niño de quince años, y tengo como compañeros de piso a las fábulas más extrañas y menos conocidas que a alguien se le pueda ocurrir.
Así para resumir, mis compañeros son: el viejo tacaño de Ebenezer Scrooge; Moon Lightning (a la que no conocen ni en su casa); James Hook, un ex pirata que está obsesionado con mi mejor amigo; y un hechicero amargado que se hacía llamar Oz, entre otras muchas fábulas abandonadas. También teníamos un gato, pero no se pasaba mucho por casa: tenía la mala costumbre de aparecer y desaparecer cuando le apetecía.
Antes mencioné que mis compañeros de piso y yo somos fábulas abandonadas. Bueno, eso no es del todo verdad: en realidad, vivimos en el apartamento más grande de The Woodlands. Exacto. Todos en el mismo apartamento. Imaginaos las colas que habrá para ducharse. El caso es que antes estábamos mucho mejor. Antes, cuando trabajábamos para el Hombre Torcido, y él nos daba nuestra comida, nuestra bebida, nuestra ropa, nuestras viviendas, y nuestro glamur. Sin embargo, desde que nuestro querido comisario, el señor Bigby Wolf, y la jefa de operaciones, la señorita Snow White (Blancanieves para los amigos), habían metido a nuestro benefactor en la trena… Bueno, nos las tuvimos que apañar. Por suerte, el Lobo Feroz no es tan malo como parece, y nos dio a mis ahora compañeros y a mí un lugar para vivir tranquilamente y en paz… Eso sí, todo lo demás nos lo costeábamos nosotros solos. Y dime tú qué empresario de Nueva York es lo suficientemente amable como para darle trabajo a un anciano gruñón, una niña fantasma, un manco con un gancho de metal por mano, un ilusionista barato y una calabaza andante. En efecto, nadie. El único que tenía trabajo era el gato.
Bueno, yo trabajaba un poco. Algunos robos por allí, un par de estafas por allá, puede que algún "truco de magia" por el otro lado… Sin embargo, mi jefe se quedaba con una buena parte de lo adquirido, y a cambio me daba glamur. ¿Qué quién es mi jefe? El bastardo más rico de Fabletown (después del p*to agarrado de Scrooge): Bluebeard, o Barbazúl, como prefieras llamarlo.
Por cierto, un dato curioso: su barba es negra, no azul.
El caso es que esta historia comienza así, en uno de los trabajitos poco honrados que yo hacía en pos de mi supervivencia. Le estaba robando disimuladamente la cartera a una rana gorda de noventa centímetros, cuando mi gran amigo Bigby me cachó.
¿Quién teme al Lobo Feroz? Yo, por supuesto.
Así que ahí me tenéis a mí, corriendo como alma que lleva el diablo (nunca mejor dicho), y escabulléndome entre cada estrecho callejón de El Bronx, siendo perseguido por un hombre lobo con malas pulgas y peor carácter.
¿Divertido? Mis faroles de calabaza.
Bigby era, sin lugar a dudas, más rápido que yo. Pero yo era más astuto y, al igual que él podía alterar su forma entre la humana y la animal, yo también tenía mis trucos. De mi bolsillo saqué una pequeña moneda plateada y de forma irregular. La sostuve fuertemente en mi mano derecha, y la dejé caer tras de mí. El comisario estuvo a punto de pasar de largo la moneda. Sin embargo, hay cosas imposibles de evitar. Y mi pequeña trampa era una de ellas.
El Lobo Feroz recogió la moneda del suelo. Ya estaba todo hecho, podía irme.
Llegué a mi apartamento, el número 2156 de la Urbanización de Lujo Woodland. No había conseguido un gran botín, pero algo era algo. Metí la mano en mi bolsillo y saqué de él mi preciada moneda de plata: la misma que había recogido Bigby. ¿Cómo llegó de nuevo a mi bolsillo? Magia, obviamente. Otra explicación no tenía. Sostuve la pequeña medalla entre mis dedos pulgar e índice.
-¿Qué te pasa, viejo amigo? No puedes hacer nada sin mí, ¿eh?
Cualquiera que me viera pensaría que estaba hablando sólo. Sin embargo, esa moneda guardaba más de un secreto que nadie, salvo yo, conocía. De vez en cuando, debido a la historia que mi "fiel compañera" y yo compartimos, no puedo evitar hablar con ella. Obviamente, a ojos de terceros yo parecía un loco hablándole a su moneda. Muchos de mis compañeros de piso me miraban mal cuando veían esa escena. Todos menos una de ellos. Ella se reía de mí.
-¿Hablando de nuevo con la moneda?-dijo esa voz aguda y femenina, con un tono mezcla de burla y compasión.
-Déjame en paz.-le contesté fríamente.
-Oh, vamos, Jack.-dijo ella, sentándose a mi lado.-¿Cómo quieres que los demás se lleven bien contigo si eres así de desagradable?-su melena oscura parecía flotar sobre sus hombros, y sus ojos grandes y almendrados me observaban por su rabillo. Sus labios se tensaban en una ligera y brillante sonrisa. Aunque bueno, todo en ella brillaba. Literalmente.
-Moon, por favor, no estoy de humor. Apenas conseguí dinero hoy. Bluebeard me va a matar…
-¿Por qué no dejas de trabajar para él? Ese tipo no es buena gente… Si te sigues dedicando a robar acabarás en el punto de mira de Bigby, Jack.
-Ya estoy en el punto de mira de Bigby.-le corregí.-Y te recuerdo que tú serías una bola de luz parlante si no trajera glamur a casa.
-Hay otros trabajos…-arqueé una ceja. Ella lo notó.-O podemos pedirle algo de dinero a Scrooge… Yo puedo trabajar.
-Con lo rácano que es Scrooge, ya hace mucho costeando la comida de todos, ¿no crees? No… tengo que seguir con este trabajo. Es lo único medianamente estable que tengo.
-¿Estable? ¿Te parece que robar es estable?
-Sí, claro que es estable.-dije simplemente.-Ilegal, pero estable. Además, mientras trabaje para él, Bluebeard me dará glamur todos los meses, y tú y yo somos los únicos que necesitamos usarlo, así que de momento estoy bien así.
-Sí, pero… Nos dieron una segunda oportunidad, Jack. ¿No deberíamos aprovecharla y vivir como fábulas honradas? Ya hicimos demasiado mal con el Hombre Torcido, ¿no crees? Vamos, dile a Bluebeard que lo dejas, aún estás a tiempo…
-Moon.-le corté.-Hoy estás muy rara. Nunca me habías insistido tanto con que dejara de trabajar para Bluebeard. ¿Ha pasado algo?
-Eh… Yo…-tartamudeó ella.
-Tú…-la incité a continuar.
-He… hablado… con la señorita White.-concluyó.-Me ha ofrecido un trabajo en la Oficina de Negocios.
Mi cara en esos momentos era idéntica a la que tenía Pinocho cada vez que salía de la ducha. Y no queréis saber qué es lo que le pasa a la madera cuando se moja.
Quiero decir… ¿Moon? ¿Trabajando? ¿Y encima en la Oficina de Negocios? El mundo tenía cada vez menos sentido.
-¿¡Qué!?-exclamó ella al ver mi reacción.-Yo también puedo contribuir a la paz y la seguridad de Fabletown, ¿sabes?
-Sí, claro que puedes.-dije yo.-Quedándote en casa. Recuerda lo que sucedió la última vez que saliste.
-Eso fue porque el glamur era de baja calidad, y empezó a perder efecto. Ahora utilizamos glamur del Piso 13, por favor. No va a dejar de funcionar como el otro.
Yo no dije nada. La observé directamente a los ojos. Había algo sobre todo eso del trabajo que estaba evitando comentar, yo lo sabía. Y ella sabía que lo sabía.
-Y…-desvió la mirada.-Además… No voy a estar sola… Me han asignado un compañero que también empieza a la vez que yo, aunque tiene más experiencia en tratar con los miembros de la oficina.
-¿Ah, sólo era eso? Pensé que me estabas ocultando algo más grave.-comenté.-¿Y bien? ¿Quién es el desafortunado?
-Eh… Tú.
Y aquí está mi nuevo fic: la secuela de The Wolf Among Us! El caso es que TWAU tiene más de un final, así que aclararé un par de cosas sobre las decisiones que el jugador puede tomar en el juego:
-Lawrence sigue vivo.
-Grendel conserva sus dos brazos.
-Bigby no mata a Dum.
-Ni Colin, ni Toad, ni TJ son enviados a La Granja.
-Bigby le ofrece a Flycatcher y a Greenleaf un trabajo en The Woodlands.
-El Hombre Torcido fue enjaulado y enviado a La Granja.
-Bigby mata a Gorgie Porgie para acabar con su sufrimiento.
Seguro que me he olvidado de muchas, pero para esta historia, creo que no necesitaremos más que esas bases. Au Revoir!
