NA: Este fic es la continuacion directa de Sombras de la Rebelion. Se recomienda echar un vistazo al anterior fic para comenzar con esta, si ya lo has hecho, entonces !empecemos a leer!

Cronologia: 37 dby (un año despues de Sombras de la Rebelion y tres del Despertar de la Fuerza)


Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana...

Rey Skywalker ha terminado con su entrenamiento mandaloriano

Y esta lista para afrontar su destino pero antes irá a Jakku, su planeta de origen, siguiendo una intuición de la Fuerza

La Alianza de Sistemas Libres ha conseguido el apoyo de muchos mundos, la Resistencia ha dejado de llamarse así al unirse a ellos y han logrado su primera victoria como tal: la caída de Carida.

La General Leia Organa sabe que la pequeña victoria solo ha sido para subir la moral de los envalentonados soldados, el verdadero objetivo es tomar Coruscant, que aún están en manos de la Primera Orden.


Bitácora de Leia Organa.
Ben Solo está muerto y esto lo escribo con todo el dolor de mi corazón, solo hay un culpable y no es Snoke. Soy yo.
Cuando sentí a Ben en mi vientre, fue el momento más feliz de mi vida. Lo sentí en la Fuerza, lo sentí creciendo dentro de mí.
Nunca había visto tan contento a Han; estábamos tan ilusionados por el niño (sí, supe que era niño mucho antes que los droides médicos me lo dijeran).
Mi hermano estaba contento y con mi estado de gestación, empecé a estudiar los caminos de la Fuerza y admito que no era buena estudiante: la política me tenía tan absorbida.

A pesar que derrotamos al Imperio en la batalla de Endor, yo le insistí a Crix Madine que debíamos tomar Coruscant.
Perdieron en el asalto a Coruscant, lo dejaron a manos del Remanente Imperial y nombraron Hosnian Prime como la capital de la Nueva República.

Temí que ellos regresaran, insistí tanto que dejé de hacerlo y nació mi hijo.
Recuerdo su rostro sonrosado, sus ojos pequeños; no tengo palabras para describir ese momento de mi vida.
Pero la política me seguía llamando, pasaba poco tiempo en casa y más en la oficina; mi hermana de crianza, Winter; fue la niñera de Ben.
Veía tan poco a Ben en sus primeros años de vida y cuando hubo un intento de secuestro hacia mi hijo, lo escondí.

Lo volví a verlo pero solo estuvo dos años conmigo antes de irse a entrenar bajo la tutela de mi hermano en su nueva academia Jedi en Yavin IV.
Añoraba a mi hijo y él se mostraba tan distante mientras crecía. Y empezaba a mostrar interés en su linaje, en especial a su abuelo; no Anakin Skywalker, sino Darth Vader.

Snoke era un almirante de la armada de Palpatine, él estaba exiliado en algún lugar de la galaxia, donde se pudo haberse encontrado con Ben.
A Ben le gustaba viajar por la galaxia, no era raro teniendo como padre a Han.
Yo pienso que a partir de ese momento, Ben empezó a alejarse de todos, cautivado por las ideas de Snoke.

Fue mi culpa, fue mi culpa que Ben cayese al Lado Oscuro, fue mi culpa que matase a Han.
Sentí la muerte de Han, fue como si alguien me hubiese apuñalado con una vibrocuchilla al rojo vivo.
Snoke me lo arrebató, eliminó toda luz, toda bondad.

Cuando Kylo Ren regresó de su viaje, exterminó a todos los Jedi, incluyendo a su tía Mara; una amiga que aún la extraño.
Y lo vi hace unas semanas, no tuvo la valentía de asesinarme pero lo vi en sus ojos: ya tomó un camino que no regresará.
Mi niño se fue para siempre…como Han.

Todo esto se hubiera evitado si hubiera estado "ahí" con él, Kylo Ren mató a mi hijo y el culpable no es Snoke.
Soy yo.

.


Una nave transporte de clase tydirium se alejaba del planeta Boz Pity, en dirección al solitario destructor estelar Maximilian Veers.
Habían recibido información que uno de los principales socios de la Alianza se hallaba en aquel planeta por la cual un destructor cercano al sistema Boz Pity del Borde Medio, acudió lo más rápido posible.

No fue complicado hallar a aquel socio llamado Ranth Vularen, que fue sorprendido cuando iba a organizar una de sus reuniones. No opuso resistencia ante los soldados de asalto y fue llevado a la nave de transporte.
Ranth miraba fijamente a un punto muerto de la pared de duracero del tydirium, con las manos esposadas su mirada se fijó en un soldado de asalto, sus finos labios se curvó en una sonrisa fugaz; el soldado asintió levemente, los otros tres soldados que lo acompañaban, aparentemente decidieron pasar por alto aquel gesto del hombre.
—Lanzadera tydirium…tenemos al prisionero, sospechoso de apoyar a la Alianza.
—Los escudos han sido desactivados—se escuchó la voz en la cabina de la nave.

Vularen miró a los otros soldados y ellos, al igual que el otro soldado de asalto, asintieron. L nave tydirium ingresó al destructor estelar, un pequeño batallón se plantó frente a la nave. No había cazas TIE y el número de tropas era escasa, un oficial se acercó a paso marcial y se detuvo ante la rampa donde descendió Vularen rodeado de soldados de asalto.
El hombre tenía el cabello gris, perilla y bigote fino, miró con cierta altivez al oficial.
—Nos dirás todo sobre tu pestilente grupo—dijo el oficial con cierto desagrado.
—Ya lo veremos—dijo Vularen.
—Llévenlo al puente de mando—dijo el oficial—El comandante querrá hablar con él.
—Sí, señor—dijo el soldado de asalto y con su compañero, se llevaron a Vularen, sujetándole de los brazos, los otros tres soldados de asalto se quedaron en su sitio, evaluando la situación.
—Casi no veo nada con esto—se quejó el soldado de asalto, agarrándose la máscara.
—Aún, no—musitó el prisionero y la puerta de duracero se abrió. Los tres ingresaron al puente de mando donde estaba el comandante Fellor.
—Vaya ¿a quién tenemos aquí?—dijo el comandante acercándose a Vularen—Tu nombre no me suena de nada pero según algunos datos…tú eres un partidario de la Alianza.
—Lo soy—exclamó con las manos en la espalda, sintió como las cadenas de plasma se aflojaban ligeramente y el tacto metálico de un blaster en su palma.—Pero no diré nada.
—Claro que no—dijo Fellor y miró a los soldados que lo flanqueaban—Tenía la esperanza que soltases todo pero como te niegas y sé que eso será una pérdida de tiempo asi que simplemente arrójenlo por el tubo de escape.
—Lo haré señor—dijo el soldado de asalto y soltó a Vularen—¡Se ha soltado!

Vularen apuntó el cañón del blaster en la cara del comandante mientras escuchaba el zumbido de un sable de luz.
No entendía lo que pasó y no podía moverse al igual que el resto de los controladores. La nave se agitó bruscamente y Vularen sonrió.
—¿No lo viste venir?

Los ojos marrones de Fuller observaban a los dos soldados que se retiraban el casco revelando dos rostros femeninos jóvenes: dos chicas de cabellos oscuros pero una tenía mechones naranjas.
—No compartí el optimismo de Castinhall pero ha salido bien—dijo Tathana Wren, Rey sonrió y miró a los controladores.
—Sé que están inmóviles, los soltaré y quiero que estén con la cara mirando al suelo. No intenten nada y pueden que salgan bien de aquí.
—¿Cómo es posible?—farfulló el comandante mientras Rey caminaba por la pasarela, observando a los controladores y algunos oficiales tirándose al suelo, con las manos en la cabeza.
—Yo fui quien soltó esa "información"—dijo Rik Castinhall empujando al comandante hacia su asiento—Admito que fue algo complicado reducir al pequeño grupo de soldados de asalto en Boz Pity pero lo hicimos…gracias a mi sobrina—dijo Rik sonriendo con suficiencia, Rey se giró y lo miró, con una sonrisa en sus labios.

La nave volvió a agitarse y Tathana se llevó el antebrazo a los labios.
—Mamá ha logrado inmovilizar este trasto.
—Que bien—dijo Rik y avanzó por la pasarela hacia el mamparo donde podía observar otra nave.
—Esa nave es mía—dijo Rik y volvió a mirar al comandante—Agradezco que haya llevado tan pocas tropas. Nos ha facilitado el trabajo para tomar esta nave.
—Piratas—dijo con desprecio.
—Yo no soy pirata—dijo Tathana colocando el cañón del blaster en el corazón del comandante.
—¿Qué haremos con ellos, Rey?—preguntó Rik y Rey avanzó lentamente.
—He oído que Boz Pity es hermosa en esta época del año.

Rik Castinhal asintió con vigor.
—Claro, claro— y volviéndose hacia el comandante—Creo que se han ganado unas "vacaciones". No olviden mandarme unas postales.

Tras la puerta de duracero, aparecieron más contrabandistas, armados y con gestos burlones. Sujetaron a los prisioneros imperiales y se los llevaron.
Rey apartó su vista y fue hacia el mamparo, observando el planeta, no se sentía tranquila. Ellos hablaban de abandonarlos a su suerte en Boz Pity, un planeta "vacío", un planeta que ha recibido el nombre de cementerio.
—Castinhall—dijo la joven aprendiz—Deja el tydirium en Boz Pity.

El mencionado la miró, Tathana Wren resopló del disgusto, ella tenía toda la intención de abandonarlos y dejarlos morir en aquel planeta desolado.
—¿En serio?
—No está bien—dijo Rey avanzando hacia su tío—No es correcto dejarlos morir en Boz Pity. Sé que si fuera lo contrario, nos dejarían morir.
—Exactamente—dijo Tathana—Iré con ellos.

Tathana Wren se dio la vuelta, acompañando a los demás contrabandistas. Rik sostuvo su mirada en su sobrina y después de unos segundos, asintió levemente—Tu moral Jedi ¿verdad? No puedes estar tranquila sabiendo que ellos morirían en ese cementerio.
—Podemos amordazarlos y dejarlos en el Tydirium. Cuando ellos ya estén liberados de sus ataduras, estaremos muy lejos.

Rik asintió.
—Vayamos al hangar.

Rey y el contrabandista emprendieron el paso, caminando por la pasarela. Aprovechando el momento que estaban solos, el contrabandista se dirigió a su sobrina.
—Aún me sigue costando creer que eres mi sobrina—dijo Rik—Tienes la sonrisa de ella.
—Yo de alguna manera lo sentía—dijo Rey—La última vez que nos vimos, lo sentía pero supuse que era que me imaginaba.

Hacia un año, Rey había llegado a Ukio siendo recibida por los contrabandistas, que nuevamente lo llevaron ante Rik Castinhall. Sabine Wren en un principio, se opuso pero al ver que su hija adoptiva tenía la intención de tener una compañera de entrenamiento, aceptó.
En la segunda noche, Rey confesó a Rik el lazo que los unía, el contrabandista le costó creer que esa joven fuese su sobrina pero al unir algunas pistas, terminó por creerlas. Él no creía en las coincidencias.
—¿Te irás a Jakku?—preguntó Rik y Rey asintió.
—Siento que debo regresar ahí. Mi madre fue chatarrera…
—Trabajaba con Unkar Plutt vendiendo chatarra—dijo Rik—Repartía porciones de alimentos de acuerdo a la chatarra. Mara siempre fue amable, siempre daba un poco más.

Rey recordó esos momentos de su vida, cuando recogía la chatarra y se los daba al crolute, quien de acuerdo al valor de las piezas, le entregaba un número determinado de porciones de alimento. Con el droide fue el único momento de su vida que le ofreció un número elevado de porciones pero no aceptó.
—¿Quieres hablar con él?—preguntó Rik.
—Sí—dijo Rey—Nunca pensé que lo volvería a verlo.
—Iré contigo—dijo Rik, sorprendiendo ligeramente a la joven Jedi—Te quiero acompañar esta vez. Además, si tienes pensado ir a mi antiguo hogar, yo te puedo guiar.
—¿Crees que aún esté en pie?
—Ojala que si—dijo Rik esbozando una sonrisa—Y luego te ayudaré en tu lucha contra la Primera Orden.

Rik Castinhall, después de saber que Rey es su sobrina, supo que su hermana Mara terminó convirtiéndose en una Caballero Jedi y también la muerte de ella a manos de Kylo Ren. Al enterarse de ellos, ocultó su rabia y despertó el deseo de ayudar a la Resistencia con el deseo que de ellos paguen la muerte de ella.
Eso fue lo que encadenó la decisión de capturar un destructor estelar.


Palacio Imperial, Coruscant
Los sonidos de los pasos en el pasillo eran lo que único que resonaban en el Palacio Imperial. Una figura femenina caminaba sin prisa alguna, con su casco cubriendo su rostro se detuvo ante una puerta de fina madera. No necesitó tocarla, una voz resonó en su cabeza, instándola a ingresar.
La oficina del Supremo Líder era amplia y el gran ventanal se podían observar los deslizadores surcando por los aires en grandes velocidades y los rascacielos iluminados en la vida nocturna de Coruscant.

Era muy raro que el Líder Supremo pidiese la presencia de un caballero Ren que no sea Kylo pero Shira Ren no era un cualquier caballero; ella era el brazo derecho de Kylo, su lugarteniente de más confianza. La mujer se preguntaba qué era lo que buscaba el líder supremo y porque exactamente ella y no Kylo Ren.
—Shira Ren—dijo Snoke con voz grave y reclinándose en su mullido sillón—Adelante.

Shira Ren avanzó hasta colocarse frente al escritorio, Snoke se aceró lentamente, colocando sus delgados dedos en el escritorio y sus ojos grises observaron el casco negro de la mujer.
—Retira tu casco—exclamó el Líder Supremo, Shira no preguntó, simplemente se retiró el casco tal como lo pidió Snoke, revelando unos ojos amarillos y una larga melena roja que caía en sus hombros—Seguro que te estás preguntando porque te he llamado.
—¿Necesita algo de mí, señor?
—Un ascenso—dijo Snoke y Shira miró con atención al líder oscuro—Sabes que Kylo Ren el comandante de la flota imperial, el maestro de los Caballeros Ren—Shira asintió—Pero siento que algunos gobernadores locales de nuestros mundos tienen pensado traicionar al glorioso Imperio. Mi deseo, Shira Ren, es que seas mi "brazo ejecutor".

Shira Ren arrugó el entrecejo.
—¿Ese trabajo no lo puede hacer Kylo Ren?...si perdona mi cuestionamiento.

Snoke blandió su delgada mano para quitarle importancia.
—Kylo Ren está ocupado con los insurgentes. Además…siento que él me oculta algunas cosas. Además, él te sugirió para esta tarea.

Shira Ren no pudo ocultar su sonrisa pero bajó la mirada, algo avergonzada que Snoke haya visto ese gesto. Eso significaba que Kylo Ren apreciaba el gran trabajo que hacía.
—Siento…aprecio hacia Kylo Ren—dijo Snoke, mirándola inquisitivamente.
—Solo es admiración hacia mi superior, Líder Supremo—dijo Shira Ren— Acepto el trabajo, Excelencia. Buscaré a los traidores.
—Excelente—dijo Snoke, reclinándose en su sillón— Tu labor empieza hoy mismo, Shira Ren. Los datos están en tu nueva nave. Yo te mandaré tus nuevas misiones en holos, espero tus informes una vez que hayas acabado.
—Sí, Excelencia.

Snoke vio el alma de Shira, vio el odio intenso que la rodeaba, en especial hacia la chatarrera de Jakku.
Shira Ren dio una leve reverencia y se aprestó a retirarse del salón.

La Caballero Ren llegó al hangar, donde encontró su TIE Sombra, de color negro y los paneles planos de forma horizontal que casi ocultaba la cabina del piloto.
Ella, al ingresar, presionó un mensaje holográfico del mismo tablero mando.
Escuchó el nombre de su primera misión y encendió la nave.
Cumpliría su misión, no defraudaría a Snoke.