Nada me pertenece, los personajes son de DC y todo eso.


All I desire
Temptation
Keep climbing higher and higher
Temptation
Adorable creatures
Temptation
With unacceptable features
Temptation
And trouble is coming
Temptation
It's just the high cost of loving
Temptation
You can take it or leave it
Temptation
But you'd better believe it

Temptation - Cradle of Filth


Era el mismo sueño recurrente.

Estaba él, en un largo pasillo antiguo y oscuro, en un principio creía que se trataba del orfanato donde creció pero no tardaba demasiado en reconocer el lugar: Arkham. Lo primero que pensaba era en huir pero el pasillo se extendía indefinidamente como si tratase de encerrarlo en aquel abismo de locura. Gritaba, pedía auxilio, le decía al pasillo vacío que no estaba loco, que no debía estar ahí, el eco del pasillo le repetía lo contrario, que estaba loco, que Arkham era su hogar.

La pesadilla terminaba cuando el piso perdía consistencia y, como si de arenas movedizas se trataran, comenzaba a tragarlo entre sus gritos de terror.

El padre Todd despertaba sudoroso en su pequeña habitación dentro de la catedral de Gotham, estaba desnudo, el lugar no contaba con aire acondicionado y se sentía la humedad en el ambiente.

Se levantó, daban casi las tres de la mañana, anduvo desnudo hasta el baño, donde se lavó la cara y se miró al espejo. Rondaba los veinte años, tenía un rostro atractivo a pesar de estar lleno de cicatrices por el cuerpo.

La luz del baño titiló, la bombilla estaba a punto de fundirse.

Orinó y volvió a la cama, tenía miedo de volver a dormirse, pero necesitaba por lo menos un par de horas más de sueño, el servicio comenzaba a las seis y él tenía que estar despierto a las cinco. Miró hacia el techo y suspiró, no se sintió avergonzado de llevar la mano a su polla, comenzó a acariciarse, sin pensar en nadie en particular, aunque le hubiera gustado tener a alguien en mente a pesar de que su condición de sacerdote le impidiera cualquier relación.

Había crecido en el seno de una familia de adictos, su madre había muerto de una sobredosis y su padre había sido asesinado por un dealer. Estuvo solo toda su vida y las calles fueron su hogar. Empezó como pordiosero, luego como ladronzuelo hasta que acabó en la correccional para menores, cuando tuvo edad suficiente para entender que podía obtener de su cuerpo comenzó a chupar pollas para vivir, cuando no se metía en peleas callejeras para ganar dinero.

No acabó en Arkham porque estuviera loco, acabó en Arkham porque mató a golpes al hijo de uno de los gangster más importantes de la ciudad. Entonces le prometieron que acabarían en un lugar peor que el infierno. Él no estaba loco al entrar al asilo, pero lo que sucedió ahí estaba seguro fue lo que lo enloqueció.

Por eso estaba ahí, en un cuartucho con humedad de la catedral de Gotham masturbándose, se había ordenado sacerdote hacia un mes; no era la vida que deseaba vivir, pero era mejor que la que tenía.

Le tomó casi un año salir de Arkham. No porque probó estar sano, sino porque necesitaban la cama para otro pobre diablo. Jason necesitó medicina después de salir de ahí, para alejar a los fantasmas, para sacudirse la locura de encima. El medicamento estaba junto a la cama, no le tocaría sino hasta dentro de 24 horas.

Así que su segunda medicina por el momento no era más que su propia mano.

Cerró los ojos mientras su mano subía y bajaba por su miembro, primero pensó en una mujer, en una pelirroja de bello rostro y cuerpo casi esculpido por los dioses, la hija del comisionado Gordon solía ir a ayudar a la iglesia, a alimentar a los pobres y vestir a los huérfanos.

Le gustaba, pero no le excitaba.

Pensó en hombres, en algún joven sin rostro para mitigar la culpa, atractivo, de su edad, abriendo su boca para engullir su polla, o mejor aún, retozando sobre él salvajemente, aunque prefería tenerlo abajo de él, con el culo levantado, aferrándose a las sábanas mientras su vieja cama rechinaba.

Joder, se sentía tan sólo ahí.

¿Pero quién lo querría después de estar en Arkham? Era material descompuesto.

Gotham es una ciudad maldita.

Eso es bien sabido para sus habitantes. Porque en un lugar donde la justicia permite que un buen hombre pierda a su familia en un sucio callejon, donde la mafia tiene el control y la prostitución no ve edades, debe ser un lugar olvidado por Dios.

Pero lo que sus habitantes no saben, es que esta maldición tiene un sentido mas literal de lo que imaginan.

Una ciudad antigua y violenta como Gotham es el lugar perfecto para que las criaturas de la noche tomen resguardo.

Un cuerpo cae sin vida en la cama de un putero. La mirada vacía, la temperatura apenas descendiendo.
Sobre la cama se encuentra un muchacho, o lo que a simple vista parece ser eso. Se relame los dedos con un gesto casi felino y si alguien fuese a acercarse lo suficiente, vería que no se trata de un humano. Porque, ¿Cómo ignorar esos cuernos que sobresalen del oscuro cabello, la delgada y larga cola que reposa al borde de la cama? O ¿Ese sobrenatural brillo azul en sus ojos?

No es como que la gente este acostumbrada a ver a un incubo todos los días, y solo aquellos pocos podrían notar esos rasgos peculiares; para el resto del mundo solo es un apuesto muchacho cualquiera.

La criatura pasa su resplandeciente mirada por aquel cuerpo caído. Se había estado alimentando de este en la ultima semana; honestamente no creyó que duraría mas de tres días.

Ah pero todo juego llega a su final, y tras haber devorado lo que quedaba de la fuerza y el alma de aquel sujeto, el joven incubo se aleja para salir por la ventana con un salto digno de todo un acróbata.

La noche aun es joven y debía hallar su siguiente víctima.

Bendita Gotham maldita.

Esa noche es inusualmente cálida para un lugar como Gotham, la humedad tampoco ayuda mucho a mitigar el calor. Por fortuna, el incubo no siente el clima, solo el viento que golpea su hermoso rostro mientras se balancea entre los cables y callejones, usando su cola como una extremidad mas.

Encontrar alimento en Gotham es demasiado fácil, una ciudad como esa estaba llena de perversiones.
Pero Richard es quisquilloso; le cuesta el escoger al siguiente, las almas corruptas le parecen comida rápida.

No, lo que él busca es un reto, algo que le llene durante días.

Richard. Lo único de humanidad que tiene es aquel nombre. Tal vez en otra vida fue humano, tal vez tuvo una familia... Pero aquello no importa.

El olfato le guía por la podrida ciudad, observando a su gente pasear sin darse cuenta de la bestia que acecha a los alrededores.

Ha acabado sobre el techo de la catedral de Gotham, algo le ha llamado la atención, haciendo que con esa agilidad gatuna se escabulla entre los ventanales como una sombra, hasta dar con una en especifico.

Se asoma, discretamente solo para hallar a un joven jalándose la polla.

¿Un padre tan joven? ¡Y no solo eso, si no que también apuesto! La tentación es grande, ¿Que mejor que corromper a un sacerdote en su propio terreno?

Debía verle mas de cerca, así que con completa precaución, abrió la ventana para meterse a la habitación, cubriéndose con las sombras.

Con los ojos cerrados, el sacerdote no prestaba atención a nada que no fuera obligarse a sentir placer con sus caricias.

No estaba funcionando.

En las calles había aprendido a no bajar la guardia pero ahí, en esa catedral vieja donde ya no había que robar, qué podía pasarle? Dios había abandonado hace mucho tiempo la ciudad a su suerte, si ni Dios se paraba en su casa, ¿Quién más lo haría?

Abrió las piernas, ninguna manta le cubría, gimió pero más de frustración que de placer.

¿Porqué Dios no simplemente acababa con esa ciudad en lugar de dejarlo ahí padeciendo todo tipo de castigos? ¿Qué humor tan mal sano poseía que los dejaba en esa ciudad pudriéndose en su inmundicia?

Llevó dos dedos a su boca y los chupó, con un poco de contorsionismo podría introducirlos en él. Nunca encontró placentero ser el "muerde almohadas", aquellos que le pagaron por follar tenían más prisa por correrse que por prepararle y sus amantes, los poco que tuvo, eran niños tan inexpertos como él.

¡Que posición tan atrayente! Ese padre se estaba sirviendo en bandeja de plata, era perfecto. Y ese aroma, tan frustrado, tan miserable; era imposible ignorarlo.

El incubo se acercó hasta estar a lado de la cama, a la altura de los muslos.

Podía darle una pequeña probada, así que eso mismo hizo. Pasó su lengua, delgada, larga y puntiaguda, por la piel de aquel hombre, tan cerca de su entrepierna. Apenas le ha probado, todo su cuerpo se estremece de placer. Si, ese padre debía ser suyo y de nadie mas.

Así que, con todo descaro, se trepó quedando sobre el apuesto joven, solo para susurrarle con una voz suave y aterciopelada.

- Mantén los ojos cerrados.

Esquizofrenia.

Primero lo drogaron y le hicieron creer que había cosas a su alrededor que no existían, luego Jason empezó a verlas sin necesidad de la droga. Incluso fuera de Arkham.

Pudo creer la lamida no era mas que la caricia de una fría corriente de aire pero el peso de un cuerpo sobre el suyo y la voz eran algo mas.

Tal vez deberían aumentarle la dosis del medicamento.

- Y sino obedezco ¿qué? Después de todo no existes

Y sino existía, ¿por qué no dejarse llevar?

Necesitaba un cuerpo caliente cual cogerse, ¿Porqué no aceptar uno que su propia mente se inventara?

Un padre escéptico. Si, esto era cada vez mejor.

- Si me obedeces serás recompensado. - El demonio le tomó de ambas muñecas, obligándole a dejarse de tocar. Su cola, por otra parte, se escabulló rápidamente entre las piernas del sacerdote para penetrarle, moviéndose con suavidad en un inicio.

- Puedo hacerte sentir cosas que nunca has sentido. Solo dime: ¿Me deseas?

-¿¡Qué carajo!? - No gritó cuando aquella cosa tibia entró a su culo, sabía de antemano de un peligro de oscilar entre la cordura y la locura es que si se soltaba a pedir ayuda lo que acabaría pasando es que alguien entraría para verlo solo en la habitación, desnudo y con la pija medio levantada, para concluir que estaba completamente chalado.

En este caso tenia que hacer lo que hacia cuando tipos mas grandes le golpeaban en la calle: aguantar y salir del problema por sus medios.

Abrió los ojos para toparse la imagen del muchacho más guapo que jamas hubiera visto en su vida.

Lo habría confundido con un ángel de no ser por los cuernos que asomaban en su cabeza.

Que enfermo era al alucinar semejante visión.

- ¡Qué te jodan, pedazo de mierda! - Soltó como respuesta a su pregunta y comenzó a debatirse para soltarse de su agarre.

¿Qué se sintiria follarse a un demonio?

Definitivamente era un maldito enfermo, con la polla cada vez más dura.

- ¿Que me jodan? ¿Es eso lo que deseas? - Richard no se vio ofendido por el insulto, en realidad estaba bastante entretenido.

Levantó los brazos de Jason por encima de su cabeza y sostuvo sus muñecas con una mano, la mano libre bajó a tocar la dura polla.

- Podría dejar que tú me jodas. Solo tienes que pedirlo y seré todo tuyo.

Solo debía decir que si, eso seria suficiente para marcarlo; una vez hecho eso no se separaría de él hasta el ultimo momento. Esperaba que ese momento no llegase pronto, todo indicaba que ese mortal sería muy divertido.

Se acomodó de manera que tenga ese culo perfecto rozando la polla, la cual no dejaría de toquetear.

Lo malo del celibato es que cualquier tentación se magnificaba.

Ahora tenía un tipo, real o no, un culo suave sobre su pene, y él no estaba hecho de piedra.

Por más que forcejeara para soltarse de su agarre sólo provocaba que se frotara más contra este.

Se sentía muy real, y muy fuerte, para ser parte de la esquizofrenia, sin embargo no iba a subestimar a su enfermedad.

-Maldito, si digo que si ¿Te quitarás de encima, esperpento?

Razonando con alucinaciones, vaya jodida estaba su vida.

Y llamarle esperpento.

Hipócrita, jodido hipócrita estaba hecho. Nada más de verlo se le antojaba no estar loco, ni ser sacerdote y no vivir en esa maldita y corrupta cuidad para encontrárselo en un mejor lugar y pasar toda su miserable vida a su lado.

- Solo hay una forma de saberlo. - Respondió el demonio con una sonrisa picarona.

Se rehusaba a hacerse a un lado, dejando que el pene ajeno se frote contra su culo perfecto; por otro lado, su cola se movía de manera mas agresiva en su interior, la punta de esta vibra y hace presión contra el punto del padre.

No iba a tomar un "no" como respuesta.

Y solo para provocarle un poco mas, se inclinó para robarle un beso que no tenía nada de casto.

Anotaría esa noche como la primera vez que tuvo algo dentro del culo y sintió placer. Placer suficiente para hacerle gemir como una puta. No, las putas fingen y lo suyo iba muy en serio.

Gracias a Dios (o a su maldita mente enferma) que el joven le besó y se ahorró despertar a los otros sacerdotes. Su beso carecía de docilidad, le mordió con la intención de arrancarle un pedazo, a pesar del peligro que podría resultar que a la mañana siguiente fuera a él a quien le faltara un trozo de labio.

La mordida provocó que Richard repegara su culo un poco mas y se frote descaradamente. El beso no era amable así que él tampoco lo seria, trataría de imponerse, sus dientes son afilados, así que también le mordería de regreso hasta hacerle sangrar.

La mano que le sostiene el pene le ha soltado para acomodarse contra su pecho, enterrando unas afiladas uñas en la piel a la altura de su corazón.

Estaba sangrando, es difícil seguir creyendo que eso es mentira cuando no sólo sangraba sino que también sentía un fuerte dolor sobre su pecho que se mezclaba con la insana excitación que le embriagaba.

-Si...- Murmuró Jason. El demonio o alucinación o lo que fuera ha ganado. No por el dolor, sino por el deseo, es como si ese ser exudara lujuria de cada poro- quiero poseerte...

El ente se separó y relamió sus labios ensangrentados, saboreando aquel liquido rojo, sabiendo que no es mas que una pequeña probada del manjar que le espera.

Sus ojos, aun inhumanamente brillantes se mantuvieron sobre los del padre, mientras que acomodaba su cuerpo de manera que al descender, sea lentamente penetrado. Su espalda se arqueaba por el éxtasis, su cola vibraba con mas fuerza y sus garras acabaron por rasgar la piel, dejando su marca.

La habitación estaba pobremente iluminada, había una lamparita de noche encendida al lado de la cama, junto a una bíblia y una pequeña virgen María. Esa luz bastaba para que el padre Jason apreciara el carmín de su propia sangre, antes de arquearse de puro y dulce pecaminoso placer.

Tenía idea que fué lo que le ha penetrado y cada vez que vibraba le arranca un gemido que solo logró acallar mordiéndose los labios.

Es un peleador por naturaleza y aunque cualquier otro se habría rendido ante tan glorioso placer, él aun buscaba tener el control de tan lasciva criatura que salida de su mente o no, debía ser suya. Pero bajo sus términos.

A diferencia del sacerdote, el demonio si se dió el lujo de gemir de placer, sutil para no atraer atención indeseada, sabía que ese es un lugar peligroso para los de su especie.

Le soltó las muñecas para apoyar ambas manos sobre el pecho cicatrizado, sus dedos trazaron lineas sobre las marcas en la piel; deseando saber la historia tras cada marca ya que eso no parecía ser algo común entre los "hombres de fe".

Con la poca luz pudo ver a detalle a aquel hombre, era apuesto, bastante; había hecho una buena elección esa noche, y esperaba que así como se veía de rudo, pueda soportar varios días antes de sucumbir.

Rezaría por su alma. Pero estaba en Gotham, su alma ya estaba condenada al infierno.

Libre de manos se las apañó para empujarlo contra el colchón aunque para ello tenga que despedirse de su cálido y muy apretado interior.

Volteó a aquella criatura de espaldas y como hacia poco había imaginado le penetró y comenzó a follarle como poseso.

A Jason nunca le gustó el sexo demasiado personal, no le gustaba ver la cara de sus amantes para no encariñarse con ellos, para olvidarlos con facilidad. Esa no iba a ser la excepción.

No solo atractivo, si no también dominante. El incubo no mostró resistencia al ser volteado, su cola salió para poder acomodarse, aunque apenas el sacerdote le volviese a tomar, el demonio volvería a penetrarle, esta vez sin amabilidad alguna.

Su culo perfecto al aire, su rostro contra la almohada dejando que sus gemidos se ahoguen; sus garras se sostenían de las sabanas, manchándolas de la sangre que ha quedado entre las uñas.

Quería mas, su pene se encuentra rígido así que una mano le tomaría para acariciarse mientras era follado.

Jason tenía que darse crédito, si lo había alucinado, tenia una mente privilegiada. Ese demonio con forma de hombre no tenía defecto alguno.

Y como gozó nalguear su precioso y suave trasero. Era como si se desquitara de todas sus frustraciones follando a ese ser con la misma violencia que aquella cola le follaba.

La nalgada resonó en la habitación y le dejó una sensación de escozor sobre la piel. El humano era más retorcido de lo que había imaginado, pero ya no podía dar marcha atrás. No es que Richard se quejara de ello, todo lo contrario solo haría que le disfrutara aun mas.

- No sé de donde mierda saliste, pero eres jodidamente fantástico - Gruñó el sacerdote. No lo dejó darse placer por su cuenta, metió una mano entre sus piernas y se hizo cargo- ¿Qué mierda eres?

No le ha de responder a su pregunta, no quería asustarle aun; si había algo que el demonio disfrutara, era cuando sus víctimas se daban cuenta de su error a ultimo minuto, se regocijaba al ver sus miradas cansadas y aterradas, sabiendo que no podían hacer nada mas para salvarse.

Su cuerpo se retorció de placer, aun más cuando el humano decidió tomar su polla; sus gemidos eran tan dulces como un maullido, sus garras habían dejado agujereada la sabana. Pidió que lo folle más duro, que de todo lo que tenga, que lo haga suyo por completo.

¿Suyo?

Jason nunca había tenido nada suyo, ni un hogar, ni una familia, ni un amante, ni siquiera esta pequeña habitación era suya.

Se rió amargamente porque no se podía imaginar teniendo algo propio, eso no existía, tarde o temprano las cosas se esfumaban y por su bien lo mejor era no creerse esa mentira.

En lo que si cree es en placer que estaba sintiendo, que le hace estremecerse y gemir como nunca lo había hecho. Como se iba a odiar si eso era un puto sueño.

Cuando estuvo a nada de correrse sacó su polla de su interior, lo volteó con brusquedad, le agarró del cabello con la violencia que aquellos chulos usaron en el mismo cuando era más joven y le restregó su miembro en su cara.

- Traga - Ordenó, sin entender muy bien de donde nacía toda esa violencia, él jamas habría tratado a una prostituta así.

Era como si estuviese intoxicado por una malsana lujuria.

La mejor arma de un demonio no es su fuerza, ni sus habilidades sobrenaturales, si no su maestría en el arte del engaño y la seducción.

En el caso del incubo, aquel engaño era la promesa de pertenecerle a su presa, el engaño con el que los engatuza, el deseo innato de los humanos por ser queridos o amados por alguien (o en este caso, algo).

El deseo es una infección que el ente aprovecha e intensifica en cada encuentro con cada emoción que predomine al humano; en este caso parecía ser la ira. Así que se dejó jalar con tal violencia, sacando la cola del interior de su amante.

Su mirada vuelve a fijarse en esos ojos del padre, una sonrisa predatoria se cruza por su rostro antes de enrollar su larga lengua alrededor de la polla.

Eso habría asustado a cualquiera. Esa lengua no era natural.

Sin embargo a Jason no le importaba, estaba caliente y ansioso y esa lengua le provocaba un infinito alivio que le arranco un sonoro gemido mientras cada centímetro de su piel se estremecía. No quiso esperar y lo empujó hacia su entrepierna para que tragara de tajo como le había ordenado

Se vió obligado a engullirle por completo, cosa que tampoco le fué de su desagrado.

Sus manos le tomaron de las piernas, dejándole profundos rasguños que le asegurarían que eso no era un sueño y le recordaría con que criatura se ha metido. Su lengua le chupeteó hábilmente, buscando también tener una probada de la esencia de ese joven tan viril.

Hay cosas malas en Gotham, horrores que en otras ciudades no podían ni imaginarse.

Ese demonio debería estar entre las peores cosas que te puedes topar en Gotham.

Debería, sino la chupara como los dioses, si Jason no estuviera llegando al orgasmo a los pocos momentos de llevar su polla al interior de su boca. Eyacula y lo obliga a tragar todo su semen sin preguntarse si esa criatura puede ahogarse.

De repente una idea acaricia su mente y su en toda su locura hubiera secuestrado a un joven y ahora le estuviera haciendo todas esas bajezas. A veces los jóvenes que llevaban la vida vendiendo su cuerpo iban, a la catedral a buscar donde dormir. ¿Y si se hubiera aprovechado de uno de ellos?

El demonio tragó la eyaculada, haciéndole correrse poco después; aun tras separarse tendría un tramo blancuzco en la comisura de la boca, mismo tramo que limpiaría con su larga lengua.

Se incorporó de rodillas, repegando su cuerpo contra el del humano, solo para robarle un beso y una lamida por toda su barbilla. Y tan rápido fue ese movimiento, tan pronto volvió a separarse.

El padre Todd se deja caer en la cama, cansado como nunca en su vida y completamente satisfecho.

Deja al demonio hacer y hasta responde a su fugaz beso.

-¿Qué eres? - Vuelve a formular la pregunta- ¿Eres por lo menos real o un invento de mi mente?

- ¿Acaso importa lo que sea? Solo diré que esto no es una alucinación y que tampoco te dejaré ir. - Se recuesta sobre el pecho del padre, igual de satisfecho que este, su rostro quedando a poca distancia del otro. Su cola sostiene los medicamentos a lado de la cama y los atrae junto al padre. - Estas cosas no te van a servir de nada ahora que me tienes.

- No soy tu maldita mascota, monstruo - Le advirtió incluso empujándole para que se apartara de su lado, no sin antes arrebatarle, o por lo menos intentarlo, sus medicamentos. - ¿Tú que sabes? No me conoces

- ¿Quién dijo que serias mi mascota? No, no, lo estas entendiendo todo mal. Dijiste que me deseabas, así que seré todo tuyo, no al revés. - Permitió que le arrebatara la medicina, esa cola se enrolló alrededor de su muñeca, sin hacer mucha presión. - Dime, padre; ¿Porqué estas aquí? ¿Cuantas veces has llamado a tu Dios y cuantas te ha respondido? Soy la única compañía que necesitas. Dormirás mejor esta noche y sin necesidad de tragar esa basura.

Dios le abandonó hace mucho tiempo, probablemente ni siquiera se había enterado de su existencia.

Un crío de Gotham no tenía nada en especial para que Dios se preocupara por él.

No tenia respuesta favorable, ni siquiera una que defendiera la creencia que debía profesar por sus hábitos. Probablemente era el único sacerdote sin fe.

Por fin tiene tiempo de observar su cola detenidamente. Aquella cola es delgada y suave al tacto, completamente negra exceptuando por la punta que tiene una curiosa coloración azul, del mismo azul que coincide con unas marcas igual de curiosas que se esparcen por el torso del demonio.

¡Y pensar que aquella cosa estuvo dentro de él!

Siente asco y excitación al mismo tiempo.

-Estoy aquí porque se me da la gana y mi dios no es tu asunto, demonio. Si tanto presumes ser mío, hazme un favor y lárgate, no me gusta dormir con aquellos que me he cogido.

- Pero que frío! - Hace un puchero antes de soltarle y hacerse a un lado. - Como quieras, te dejaré dormir en paz.

Y tal como dijo, simplemente desaparece de vista. Por supuesto, no estaría muy lejos, simplemente se resguardaría debajo de la cama. Por cuestiones practicas.

Si le preguntaran a Jason si en parte se arrepiente por echarle de la cama, diría que si; nunca en su vida había tenido compañía así y aunque fuera un ente maligno, quizá era lo mejor que le había pasado en toda su vida.

Soltó una suave risa amarga, en verdad era un maldito miserable.

Entre el cansancio y la medicina no pasaría demasiado tiempo antes de que se quedara completamente dormido.

Ni siquiera lograría despertarse para el servicio matutino, apenas y lograría abrir los ojos para el medio día y como era su costumbre despertaría de súbito, tras una horrible pesadilla