Monótona.
Esa era la palabra que describía perfectamente tu rutina diaria.
Despertarse, lavarse los dientes, no hacer nada. Solo pudrirse entre las crueles sombras de un pasado que no recordabas, por más que lo intentaras.
Tu nombre, John Egbert, tu ocupación, ninguna en específico. Sólo disfrutas de hablar con tus amigos, Dave, Rose y Jade. Eso es lo que haces... Hablar con ellos.
Sus vidas son completamente interesantes, desbordan seguridad en cada simple acción. Tú estás perdido, abrumado entre la oscuridad.
Te levantas de tu cama, aburrido por despertar, enfadado por no haber muerto, y en lugar de eso, tener que repetir el día de ayer en el hoy.
Pero tú sí estabas muerto.
Ver pasar los días no es vida en absoluto, estás muerto en vida.
Arrastraste tus pies con extrema lentitud por los pasillos. Padre estaba en su trabajo, así que no desayunarías. Otra vez.
Llegaste a la cocina, algo enfadado. Y en ese lugar, en la cocina, fue cuando pudiste observarla.
Una araña sobre la mesa. Largas patas, color negro intenso, era de las 'malas'.
Aunque más que atacarte, se dedicó a observarte en completa tranquilidad, a través de sus octuples ojos. Era... ¿Inofensiva? Tal vez.
No hizo nada más que observarte, mientras tú carraspeabas.
—Me recuerdas a alguien...— Dijiste, encontrando miradas con el animalejo.
¿Cómo una simple araña te recordaba a alguien? Eres bastante bobo.
El insecto caminó hacia ti, suma delicadeza en sus pasos, frágil, como una chica.
Espera.
¿Era ese alguien una chica? ¿Una chica araña? No la recordabas, pero ya suponías que era del sexo femenino.
Porque debía serlo, ¿verdad?
Una chica.
Una chica araña.
Tomaste tu abrigo, comprendiendo que hablar con una araña era inútil y estúpido, suponer cosas a base de un insecto lo era, también.
Sin embargo, antes de que pudieras abrir la puerta, el animal te siguió, un caminar angustiado. En verdad, era como si te tratara de decir algo.
—Basta— Susurraste, abriendo la enorme puerta.
Y fue entonces que pasó.
Alucinaste, probablemente, pero habrías jurado que el viento había susurrado su nombre. Porque estabas seguro de que lo era; esa chica respondía al nombre de Vriska.
Vriska. Una chica. Una chica araña.
Aún no la recordabas del todo, pero estabas seguro de algo, ella era importante, le querías mucho, y ella a ti. Pero ya no estaba contigo, no lo estaría más, la habías perdido.
Y recordándola poco a poco, por primera vez desde que tenías esa vaga memoria, lloraste.
Le lloraste a Vriska, porque la noche la había consumido. Había acabado vacía.
¿Wassup, babus? Perdónenme, este es el primer drabble de Homestuck que hago. Espero no haberles dado taaaaaaaanto cáncer. Spider8reath para todos. ~
Inicio de proyecto: 01-08-2014.
Finalización del proyecto: 01-08-2014.
