Capítulo 1.

Abrí lentamente los ojos, observando un cielo rojizo; me dolía todo el cuerpo y el aire lastimaba mis pulmones. Una densa nube de polvo cubría la superficie, provocándome escozor en los ojos.

Como pude, me incorporé, percatándome de la destrucción a mí alrededor.

Una fracción de segundo bastó para que recordara todo lo que había sucedido y el por qué me encontraba tirada en medio de aquella avenida con múltiples heridas, sucia y agotada. Mi mente comenzó a dar mil vueltas y la desesperación se apoderó de mí.

Voltee para todos lados buscando a mis hermanas, cuando por fin divisé a una de ellas, no muy lejos de donde me encontraba.

- ¡Healer! – grité, al tiempo que corría a su lado

Ella no se movió; me hinqué junto a ella y la tomé en mi regazo, frotándola vigorosamente.

- Healer abre los ojos – le dije mientras la acurrucaba contra mi pecho.

Estaba igual o peor herida que yo, y con un estremecimiento vi su hermoso y plateado cabello enmarañado y sucio. No pude evitar sentirme mal, pues el que su cabellera (la cual era su máximo orgullo y que cuidaba con la devoción de un amante) se encontrara en ese estado, solo podía significar una cosa: Healer podía haber perdido realmente la batalla.

Un velo de dolor atravesó mi corazón imaginándome lo peor. Ella siempre dijo que cuando su estado en un combate fuera deplorable, es porque había entregado su existencia hacia el firmamento, y en ese momento, sus condiciones físicas no eran nada favorables.

Pegué mi nariz a su oreja, sintiendo como las lágrimas quemaban mis mejillas.

- Abre los ojos, por favor – le susurré, intentando que regresara de su inconciencia, con la esperanza que aun estuviera viva.

- Chicas – escuché la débil voz muy cerca de mí y giré el rostro en dirección a ella.

- ¡Maker! – le dije, mientras estiraba mi mano, invitándola a acercarse.

Mi hermana se arrastró hacían donde Healer y yo nos encontrábamos y cuando la tuve cerca, la abracé. Se supone que yo tenía que protegerlas, que era su líder y les había fallado.

Por fortuna, Healer poco a poco fue cobrando el conocimiento.

- Fighter – dijo con un hilo de voz mientras me miraba con sus hermosos ojos verdes.

- Debemos ser fuertes – le dije, mientras abrazaba a Maker.

De repente escuchamos una risa, la risa más malévola y horrible que he escuchado en toda mi vida y que jamás olvidaré. Se burlaba de nosotras.

- Con que éstas son las Sailor Scouts que protegen este planeta. ¡Qué pena me dan!

La risa se volvió a escuchar mientras veíamos aquella silueta amenazadora acercarse a nosotras.

El humo y las nubes de polvo que reinaban aquella destrucción nos impedía ver su rostro, pero divisábamos a la perfección su imponente figura que se plantó a metros de distancia de nosotras, y junto con ella, las sombras de sus esclavas: dos a cada uno de sus flancos, fieles a su ama, esperando la orden de atacar.

- ¡Entréguenme sus semillas estelares ahora!

- ¡Jamás! – contestó Maker - ¡Estrella de Sailor Maker!

Mi hermana se incorporó a pesar de también estar herida, mientras yo tenía en brazos a Healer. El ataqué fue directo, pero ellas lograron esquivarlo a la perfección.

- ¡Qué patéticas! ¿Cómo pueden pretender que van a derrotar a la gran Sailor Galaxia? – las mujeres que la acompañaban comenzaron a reir.

Healer se incorporó; parecía que había utilizado sus poderes de sanación para auto curarse. Yo hice lo mismo, uniéndome de nueva cuenta a la batalla.

- ¡No vamos a permitir que nos destruyas ni que destruyas nuestro planeta! – le grité furiosa.

- ¿Van a defender lo indefendible? – preguntó burlona aquella mujer que se hacía llamar una Sailor - ¿Qué no han visto a su alrededor, estúpidas? Éste planeta muy pronto será consumido por mí y lo más inteligente que pueden hacer es darme su semilla estelar. Es más, les tengo una propuesta.

Las chicas y yo estábamos sorprendidas.

- ¿De qué se trata? – preguntó ceñuda Sailor Healer.

- Entréguenme voluntariamente su semilla estelar y les perdonaré la vida, dándoles la oportunidad de unirse a mí – Galaxia hizo un gesto con su mano, señalándonos a sus sirvientas que reían malévolamente.

- No vamos a unirnos a ti – le respondió Maker.

- Bien, si así lo quieren, me llevaré su semilla por las malas. Sailor Animamates ¡ataquen!

A la orden de la mujer, las sailors a su servicio comenzaron a atacarnos y nosotras a repeler el ataque, sin embargo, estábamos ya muy débiles para continuar aquella batalla.

Todo el ejército había sucumbido, incluyendo al Príncipe Ryo, el prometido de nuestra princesa, la cual, para aquellos instantes, había huido del planeta sin que nosotras supiéramos a donde.

No duramos mucho en aquél combate; antes de que esas sailors acabaran con nosotras, corrimos lo más que pudimos y nos refugiamos en uno de los edificios semi derrumbados que había allí.

- No podremos salvar lo que queda del planeta – dijo agitada Healer.

- Debemos de pensar en algo rápido antes de que acaben con nosotras, de lo contrario, Galaxia obtendrá nuestras semillas – agregó Maker.

- Pero sin la Princesa, no creo que podamos hacer mucho – dije algo fatídica.

- Tenemos que irnos – dijo Maker con determinación.

- ¿Qué? – Healer y yo la veíamos desconcertadas.

- Ya no nos queda nada aquí y si la princesa no está con nosotras, nada podemos hacer.

- ¿Y las demás personas? ¡Afuera hay algunos sobrevivientes! – le contesté enojada señalando al exterior.

- Maker tiene razón – me confrontó Healer – Ya no nos queda nada y nosotras no podremos salvarlos.

Giré mi rostro al suelo en señal reprobatoria. Se supone que nosotras existíamos para salvaguardar no solo la vida de la princesa, sino también de los habitantes de Kinmoku y ahora mis hermanas decían que nos fuéramos, así como así, dejando a aquellos que aún vivían en manos de esa mujer.

- ¿Y a dónde? – pregunté - ¿A dónde vamos?

- A buscarla – contestó Maker con determinación – sé que ella se encuentra en algún lugar del universo y debemos encontrarla.

- ¿Buscarla? - Ahora era Healer la que increpaba aquella idea - ¿Cómo se supone que la encontraremos? ¿Cómo se supone que la hallemos en este universo que es tan grande?

De pronto, una idea llegó a mi cabeza y viajó por mis sentidos hasta mi nariz, lastimándola. De pronto, había descubierto como hallar a la princesa.

- Su aroma – dije como autómata, con la mirada perdida en punto fijo en medio de aquél desastroso edificio.

- ¿Qué? – preguntaron ambas.

- Su aroma nos guiará hasta ella – les dije, alzando mi rostro esperanzadoramente.

Sé que no tuve más palabras que agregar, ellas me habían entendido a la perfección.

- Vámonos pues – dijo Maker incorporándose mientras nosotras la imitábamos.

Estábamos a punto de salir de aquel lugar cuando una explosión nos sorprendió, y tras aquella cortina de polvo y humo, de nuevo la silueta de Sailor Galaxia y sus esclavas se hacían presentes.

- ¿Creyeron que se esconderían tan fácilmente de mí? – dijo en tono burlón.

- ¡Laser de estrella fugaz!

- ¡Infierno estelar de Healer!

- ¡Estrella de Sailor Maker!

Las tres atacamos y en cuanto tuvimos oportunidad, salimos corriendo de aquél lugar.

No nos detuvimos, simplemente corrimos y corrimos. Nuestro objetivo era alcanzar la Línea del Límite Estelar, un lugar que nos permitiría atravesar la atmósfera kinmukiana para dirigirnos al espacio exterior.

A cada paso que dábamos, el paisaje se volvía más desolador y desgarrador; cadáveres por todos lados, personas heridas o agonizantes. Aquellos que aún no estaban del todo débiles o que aún no perdían su semilla estiraban su mano pidiéndonos ayuda, pero nosotras no hacíamos caso. Teníamos que alejarnos de todo el caos que Galaxia había provocado y volar lejos de ahí, buscar a la princesa y con ello tal vez una nueva esperanza para poder vivir.

Por fin llegamos a aquella frontera. Solo era cuestión de usar la energía que nos quedaba para convertirnos en estrellas y alejarnos de ahí.

Tras nosotras, Galaxia se acercaba cada vez más.

- ¡Se hacen llamar Sailor Scouts y abandonan esta batalla de la manera más vil! ¡Son unas cobardes abandonando a quienes aún las necesitan! – gritaba.

Nosotras, sin mirar atrás, nos tomamos de las manos, decididas a cumplir lo que nos habíamos propuesto.

- ¡Una guerrera muere en el campo de batalla!– seguía gritando - ¡Cobardes, son unas cobardes! ¡Cómo pueden decirse protectoras de éste planeta!

Sin pensarlo más, Sailor Star Hearler, Sailor Star Maker y yo salimos disparadas, volando hacia el universo.

- ¡Juro que las encontraré Sailor Starlights! ¡Lo juro malditas cobardes!

Sailor Stars

Nos alejamos varios kilómetros; aun no salíamos de la órbita de Kinmoku cuando sentimos la onda expansiva de una fuerte explosión.

Cubriéndonos el rostro, decidimos mirar. Cual fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que nuestro planeta había volado en mil pedazos.

Estupefactas, nos quedamos mirando fijamente el lugar en el que minutos antes había estado todo un planeta y que ahora era simplemente un espacio vacío, como si Kinmoku jamás hubiera existido.

Todo lo que conocíamos, todas las personas, los majestuoso edificios, nuestra familia, amigos, la vida en el palacio… todo se había acabado, todo estaba extinto.

De repente, un grito de terror rompió aquél silencio, seguido de un llanto histérico. Maker y yo volteamos a ver a Healer, quien era presa de su propio dolor, temblando y llorando de forma inconsolable.

Nos dirigimos hacia ella y la abrazamos, tratando de consolarla mientras ella se retorcía entre nuestros brazos.

Sentí como las gruesas lágrimas resbalaban por mis mejillas mientras Maker le murmuraba cosas al oído a mi hermana, tratando de calmarla.

Podía sentir su dolor, aunque, tal vez, nunca podría comprenderla. Y es que mi querida hermana estaba enamorada de la Princesa Kakyuu.

Todas la queríamos, obvio, nuestra vida era servirla, pero para Healer, aquel cariño se convirtió en amor.

Sabía que ella jamás le correspondería, porque nuestra princesa estaba profundamente enamorada del Príncipe Ryo, sin embargo, Healer jamás perdió la esperanza de algún día poder estar con la mujer que amaba.

Y tal vez hasta ese momento había caído en cuenta de que, ahora, solo nos teníamos a nosotras tres en todo el universo, que estábamos solas sin la protección de nuestra princesa, y que buscarla era como intentar encontrar la aguja en un pajar.

- Healer, escúchame – la tomé del rostro, intentando controlar mi propio dolor – vamos a encontrarla.

- ¿Y si no aparece? ¿Y si nunca la volvemos a ver? Yo…- mi hermana se enterró en mi pecho mientras Maker acariciaba su larga cabellera platinada.

- Confío en que la encontraremos, pero por favor tranquilízate – le decía Maker – tenemos que estar bien.

- ¡Ustedes no comprenden! – nos reprochó – lo que yo siento por ella…- sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar - ¡Hasta que no amen a alguien no van a comprender mi dolor!

- ¡Oye! – la zarandee de los hombros - ¡A nosotras también nos duele! – dije mientras me limpiaba con violencia las lágrimas.

- Pues a Maker no parece dolerle – dijo mientras la miraba con rabia.

- Estas loca Healer – le contestó mi hermana molesta.

Si bien era cierto que mi castaña hermana no lloraba en esos momentos, no significaba que no le doliera aquella situación.

Maker era la más centrada de las tres. Con una mente bastante analítica, sabía controlar sus emociones a la perfección, pero eso no significaba que fuera una piedra que no le importaba nada. Cada una de nosotras, a nuestra manera, canalizábamos nuestras emociones, y sabía que aunque Maker no estuviera llorando, se sentía igual de dolida que nosotras.

- ¡Basta! – dije – no vamos a estar peleando. Ahora solo nos tenemos a nosotras tres en todo el universo hasta que la encontremos.

Ambas me miraban ceñudas; Healer ya se había calmado.

- Bien. Será mejor que empecemos nuestro largo viaje. ¿Nos vamos? – Maker le extendió la mano a Healer y ésta la tomó.

- ¿Cómo se supone que la encontraremos? No percibo su aroma – dijo Healer, mientras salíamos de la órbita del desaparecido Kinmoku.

- Yo tampoco lo percibo – le respondí mientras la llevaba tomada de la mano – Pero pronto lo haremos. Te lo prometo.


Que tal Bombones!

Aquí les traigo el primer capitulo de mi nuevo fic! Creo que todos tenemos un poco de curiosidad por conocer la historia contada por las Sailor Starlights, especialmente por Seiya y sus conflictos psicoemocionales, así que aquí vamos ir descubriendo poco a poco lo que pasaba por su mente y la confusión de su dualidad de género (que mucho tiene que ver con su enamoramiento fallido de Serena)

Respetaré los sucesos del arco Stars del anime, no del manga, pues me estoy basando en la serie de los 90´s

La prox semana actualizo Moonlight Destiny, lo prometo!

Me despido Bombones, que pasen bonita noche, besos estelares y no olviden pasar a mi página en Facebook, me encuentran como Gabiusa Kou! :* :*