Todos/as sabemos que Harry Potter pertenece a J.K. Rowling

¡Hola! Aquí estamos con nuestra nueva hisoria que de verdad esperamos que os guste y que os entretenga. Porque nos hace mucha ilusión a las dos. Es la primera que hacemos juntas, y la verdad es que se hace divertido hacerla. Intentar por lo menos disfrutar de la lectura XD


"LAS APARIENCIAS ENGAÑAN"

1. Camino a Hogwarts

Tres personas atravesaban la gran estación de King's Cross. Dos de ellas eran chicos jóvenes, ambos muy guapos de los cuales uno de ellos, el de los ojos avellana, llevaba gafas. El otro caminaba a su lado con una sonrisa en sus labios con un brillo divertido en sus ojos grises, tratando de no reír. La tercera persona era una mujer, de edad algo avanzada sin llegar a la vejez, y había estado hablando durante todo el camino:
-…y procura portarte bien este curso… Por lo menos intenta que no llegue a las cien cartas, que el año pasado recibí doscientas ochenta y tres cartas de tus profesores…, inténtalo, ¿vale?-le decía la señora Potter a su único hijo que era el chico de gafas que andaba a su lado con una sonrisa falsa tratando de no explotar ante la actitud de su madre.
Su apuesto amigo que caminaba a su lado, lo que intentaba era no soltar una estruendosa carcajada para no avergonzar más a su amigo. Pero está claro que James se dio cuenta de la actitud de Sirius
-¡¡Y péinate, por Dios!!-añadió su madre. Cómo si no supiera que era un caso perdido…
James chasqueó la lengua, molesto, y rodó los ojos con pesadez. Su madre giró la cara, mirándolo. El chico cambió su cara a por una ancha sonrisa de "felicidad"
-Sí, mama…
-Hijo mío… ¿lo tienes todo? ¿Seguro que no te falta nada?-preguntó la señora Potter mirando a su hijo de arriba a abajo ya que la barrera estaba justo al lado.
-Seguro, mamá-suspiró James que dirigió una mirada furiosa a Sirius que se estaba partiendo de la risa en su propia cara. Y es que, en un intento de comprobarlo, la madre de James había abierto su maleta dejando caer a su osito Possy.
-Traidor…-pensó con amargura, mirándolo aun. ¿Qué hace riéndose de mí? ¿Qué acaso no era su mejor amigo?-se debatió internamente comprobando que la cara de Sirius empezaba a ser morada.
-Ay… cuídate mucho, no te pasará nada, ¿no? Estás bien, ¿verdad?-preguntó su madre algo nerviosa poniendo su mano en la frente para comprobar si tenía fiebre. Ante la mirada de réplica de James añadió-: Mira que no quiero levarte ya malo a Hogwarts… ¿Qué necesitas? Ay… cuídate de novias que con esa carita tan linda que tienes difícil será resistirse-dijo su madre pícara dándole un cachete en la mejilla derecha, aunque no sabía que lo que estaba diciendo era cierto.
James consiguió zafarse de su madre y junto a su amigo atravesó la barrera de los andenes 9 y 10 llegando al andén 9 y ¾, el andén que le llevaría a Hogwarts. Nada más atravesarla su apuesto amigo, después de James, este último habló con firmeza:
-Ni una palabra de lo que acabas de ver, ¿entendido?-Sirius asintió, pero más que sentirse amenazado trató de aguantarse la risa y tratar de no visualizar la cara de James una vez más ante la actitud de su madre.
-El osito Possy…-pensó el chico de ojos grises antes de empezar a carcajearse de nuevo.
Atravesaron la multitud de personas que había por la estación llegando al tren que le correspondía pasa ir a Hogwarts y subieron en él. Se sentaron en el primer vagón que encontraron y esperaron a que sus otros amigos llegaran a él, lo cual era bastante complicado dando por hecho que se sentaron en un vagón cualquiera en lugar del que solían ir desde el primer curso que dieron en Hogwarts.

Remus lupin era uno de los chicos mas estudiosos y perfectos de todo Hogwarts junto con su mejor amiga Lily Evans. Remus formaba junto con James, Sirius y Peter el grupo de los merodeadores, conocido por toda la escuela. Era un chico de estatura considerada, pelo castaño claro y ojos color miel, a veces de piel pálida debido a su "pequeño problema peludo" como decían sus amigos. Era algo que él no quería que supiera nadie… Y si ellos lo sabían era porque lo habían descubierto ellos por su cuenta.
Lily sin embargo no era para nada tan alta, apenas llegaba al metro sesenta y era muy menuda. Su pelo era pelirrojo, recogido siempre en dos coletas, una cola alta, o bien dos trenzas. Sus ojos eran de un verde muy bonito consiguiendo una mirada dulce y simpática, debajo de ellos había unas cuantas pecas pequeñas graciosas, recorriendo sus mejillas dándole un aspecto infantil del que ella no quería poseer.
Ella esperaba al chico para entrar con él al vagón de los prefectos donde se solían reunir siempre, cada principio de curso en el tren.
-Hola Remus- saludó con simpatía entrando en el tren a su lado- ¿Qué tal las vacaciones?- preguntó mientras empujaba, sin querer, a un Griffindor de segundo curso que estaba delante. Se disculpó rápidamente y Remus rió por lo bajo.
-Bien-contestó con simpleza- Fui a Grecia con mi familia... pero no estuvimos apenas. Visitamos algún monumento de Atenas y poco más-comentó sin importancia.
-¡Qué divertido!, ¿no?-opinó la chica junto a él pasando por los pasillos entre el resto de los estudiantes que se saludaban con alegría después de las vacaciones.
-Si bueno, estuvo bien-admitió-¿Y tú? ¿Qué has hecho?-preguntó

-Yo estuve todo el verano en casa, con mi hermana....-respondió Lily con un suspiro, ya que desde que iba a Hogwarts la relación con su hermana era bastante fatídica. Esto ya lo sabía Remus por lo que respondió:
-Algún día se le pasará y volveréis a estar igual que antes...-dijo, quizá, poco convencido.
-No lo creo, me odia-dijo recalcando cada letra de la palabra.

-¡Venga ya!-trató de animarla Remus- No creo que sea odio. Es demasiado fuerte para que lo sienta tu hermana por ti, ¿no crees?-dijo dándole una palmadita en la espalda.

-Si lo creo, Remus, no la conoces bien... Pero cambiamos de tema, ¿no?-dijo intentando olvidar ese tema que no le ponía demasiado bien.
Remus la miró algo desconfiado. Trató de decirle algo para animarla, pero vio a Lily sin ganas de hablar sobre el tema. Se pasó el pelo hacia atrás, suspirando.
-Deberíamos ir entrando al vagón de prefectos y todo eso, ¿no crees?-dijo sin saber muy bien qué decir
-¡¡Sí!! Qué ilusión volver a Hogwarts ¿no?-dijo mientras se formaba una perfecta sonrisa en su rostro
Remus rió, asintiendo.
-Siempre se echa de menos volver a casa-admitió.
Lily observó como cada año a los niños de primero, como nerviosos despedían a sus padres y se preguntaban qué les esperaría en el castillo. Tras ver a Remus ponerse en marcha para ir al vagón de los prefectos ella hizo lo mismo.
En otro vagón, un tanto más apartado del vagón de los prefectos estaban las amigas de esta prefecta pelirroja. Eran tres y hablaban entre ellas de sus vacaciones de verano y comentaban, entre risas, alguna anécdota que otra.
Maggie Ryan contaba la boda de su hermana mayor, la cual, al parecer, había sido divertidísima. Ella era una chica corriente, de ojos marrones y de pelo castaño claro, no llamaba la atención. Ni muy guapa, ni fea. Ni alta, ni baja. Era bastante simpática, eso sí.
Contaba la boda de una manera muy divertida, la imitación de su abuela hizo que Jean Shegdock riera hasta decir basta. Como siempre cuando se reía, sus mejillas se volvieron rojas destacando en la piel tan blanca que tenía, era alemana y sus ojos azules y su pelo rubio platino destacaban en su grupo. Era muy guapa, bastante, a decir verdad. Tenía bastante éxito y quizá era algo que le daba mucha envidia a Sarah Bloom, la tercera chica del vagón.
Ella también era guapa, pero no tenía ni punto de comparación con Jean, y quizá la envidia hacía que no se llevaran muy bien entre ellas. Siendo ella morena y con ojos verdes salvajes, la chica rubia tenía cierto encanto extranjero y solía llamar más la atención que ella.

A Maggie le gustaba ser la más "payasa" de las cuatro, y sus locuras era una de las cosas que hacía que le cayera bien a todo el mundo y a ella le encantaba ser la protagonista y sin bien no destacaba por su físico, destacaba por su ingenio y su buen humor

-Y bien… ¿Qué es lo que habéis hecho vosotras? Ya sabéis que a mí me encanta ser la "prota" pero también me interesa lo que habéis hecho vosotras-dijo mientras todas empezaban a reír.

Siete eran las reinas del colegio. Siete eran las chicas más guapas y especiales. Siete eran las chicas que atravesaban los vagones apartando a toda la chusma que aparecía, pasando cercanas a ellas.

Catorce eran las piernas que se movían a la vez. Derecha, izquierda, derecha izquierda. Marcando un compás.

Catorce eran las manos que llevaban la manicura recién hecha. Catorce eran los ojos que habían sufrido transformaciones con el rímel

Catorce eran, en definitiva, los kilos de maquillaje que habían gastado para esa alucinante entrada al nuevo curso.

Más de siete bocas eran las que babeaban por esas siete chicas

Catorce ojos eran los que iban buscando sus nuevas víctimas para este curso

Siete eran los labios que se movían de manera insinuante, mordiéndoselos de manera atrevida.

Esas siete siluetas ficharon pronto el vagón en el que se iban a sentar. Y no había que ser muy inteligente para averiguar que la proximidad del vagón fichado, y la cercanía del vagón merodeador no era una simple coincidencia.

Mery Rose fue la primera en decepcionarse al abrir las puestas del vagón, ya que era ella la que estaba delante. La pobre chica de pelo negro oscuro como la noche casi suelta un grito desgarrador al ver que estaba ocupado por nada más y nada menos de las dos chicas con menos clase que había visto en su vida. Paseo sus ojos verdes por sus sudaderas, anchas y poco ajustadas y creyó que se iba a desmayar ahí en medio. Sophie Stwear, su perrito faldero personal, fue la segunda en mirar. Y los demás perritos falderos, eso sí, no tan personales, imitaron a las dos chicas y miraron, se escandalizaron tanto como Mery Rose.

-¿Pero no sabéis que este vagón está reservado para nosotras?-preguntó Meggan Dunaway, siento la primera en hablar.

-¿Es que acaso pone vuestro nombre en algún lado?- respondió Emily Byron con otra pregunta haciendo como que buscaba sus nombres por todo el vagón.

-¿Y a ti no te han dicho que responder con otra pregunta es de mala educación?-dijo Mery Rose alzando levemente una ceja

-Puede que me lo hayan mencionado alguna vez. Pero qué quieres... con tu cara me asusté y olvide incluso mis modales-siseó mirándola con la ceja alzada Emily.

-Mira guapa, no le eches la culpa a su cara que ambas sabemos que tu inteligencia no da para acordarte de algo, y menos de unos modales que no tienes-contraatacó Elisabeth

Emily la miró aburrida:

- ¿Has acabado? Es que se que estás hablando pero solo escucho "bla, bla, bla".

Mira niñata...!-empezó a decir Elisabeth, algo fuera de lugar, pero fue cortada por los cuatro merodeadores

-¿A qué viene este jaleo?-preguntó James que había abierto la puerta con rapidez y la corriente hizo que su pelo se moviera de manera que le daba un aire bastante atractivo.

-Las niñatas estas, que nos han quitado nuestro vagón- respondió Sophie removiendo su pelo y sacando pecho en cuanto vio a Sirius Black, gran conquistador, asomándose por la puerta con una sonrisa galante y con la ceja levantada.

-Chicas... tranquilas-dijo con un guiño de ojo hacia Mery Rose, la cual respondió mordiéndose los labios y mirándolo de arriba a abajo.

Emily y Susan miraron a Sirius con perplejidad... tanto ego no podía caber en una persona. Ambas suspiraron y, aunque Susan lo hacía enamorada, Emily lo hacía cansada. "Son todos iguales"-pensó con pesadez.

-Bueno, ¿vais a hacer algo, chicos?- preguntó Sophie mirando a los cuatro merodeadores y retorciéndose el dedo en el pelo quedándose enganchado y quitándole importancia con una risita, siempre con ese aire de "soy la mejor" aunque todo el mundo sabía que solo era un perrito faldero más de Mery Rouse

Peter ya se había asomado al vagón hace tiempo y Remus, que había sido el último, volteó los ojos ante lo ridículo que le parecía la chica. Se echó el pelo hacia atrás y le echó una ojeada a las demás.

-No sé lo que queréis que hagamos...-dijo James indiferente, a él le preocupaba mas ir a conquistar a su pelirroja que quedarse a defender a niñas llenas de maquillaje.

-¡¡Ah!! Por favor-suspiró Emily echando la cabeza hacia atrás con pesadez- no creo que aguante esto mucho más-dijo levantándose y empujando a la gente para poder salir del vagón-esto es peor que el infierno-masculló por lo bajo llegando solo a oídos de Remus y Sirius. De los cuales el primero se rió y el segundo levantó la ceja, algo ofendido.

-Espera, Emily-dijo Susan-Esto no es bueno para la salud-comentó y salió detrás de ella.

-Al fin se fueron esas pesadas-dijo Mery Rouse con una de sus mejores sonrisas, y se sentó, seguida de todos sus perritos falderos

-Sí… oye…-comentó James mirando hacia el vagón y viendo como por los pasillos pasaba su pelirroja-que me voy. Adiós.

-¿Nunca se cansará de perseguir a esa pelirroja?- preguntó Sophie, ya que todos los presentes sabían que a James le volvía loco.

"¿Y tú nunca te cansaras de perseguir a Sirius?"-pensó Remus pero, no obstante, no dijo nada y se limitó a negar con la cabeza y colocar una sonrisa falsa en su cara.

Mientras, en otro lado del vagón, James empezaba su nueva rutina escolar.

-¡Ey, pelirroja! ¿No quieres salir conmigo?-gritó James, mientras Lily se volteaba ya que no se había dado cuenta de que el pesado de Potter ya la estaba persiguiendo

-No-dijo sin más dándose la vuelta. Corto, directo y rápido. Como usara más de dos palabras estaba segura de que Potter no lo entendería

Potter decidió volver al vagón algo desilusionado, pero nunca se rendiría, "algún día serás mía" pensó para sí mientras se formaba una gran sonrisa en su cara. Cuando llegó al vagón se encontró un aire un poco... caldeado.

Remus y Peter miraban hacia otro lado, el primero negando la cabeza y el segundo con una sonrisilla infantil en los labios.

-¿Qué pasa aquí?-preguntó James con la ceja alzada y se asomó para reírse después.

-Lo que estás viendo-le dijo Remus mientras señalaba con la cabeza a la pareja que estaban besándose como si se les fuese a acabar el mundo

Mery Rose, la pobre, parecía que no había comido en dos días, y mientras que a sus brazos les iba la vida en abrazar al moreno, el chico parecía estar riéndose en su no todos en el vagón rebozaban de felicidad ya que Elisabeth moría por Sirius y la escena no es que le gustase mucho... Sophie además había estado todo el tiempo coqueteando con Sirius no para que Mery le quitara el chico, esto es algo que, desde luego, no se le ocurriría decirle luego a la cara. Se limitaría a sonreír de decirle cosas como: " no me extraña" o "claro, si es que no hay mejor chica que tu" y James se estaba quedando anonado con la escena, la chica parecía desesperada... aunque ya conocían a Sirius y sabían que más de la mitad del sector femenino morían por él. Remus simplemente miraba a Elysabeth, que la chica miraba a cualquier lado menos a la escena que sucedía delante de sus ojos. El chico resopló, Mery parecía un koala en celo agarrándose con las piernas al cuerpo de su amigo, giró los ojos con pesadez. No entendía la estupidez de aquellas chicas cayendo una y otra vez en la trampa de Sirius. Esto no quería decir que opinara mal de su amigo, pero, en cuestión de chicas no estaba de acuerdo con él.

Pero esta escena no seguiría durando mucho ya que se iba acercando la hora de llegar a Hogwarts.

-Deberíamos de irnos cambiando-dijo Peter algo bajito

Se miraron unos a otros mientras asentían con la cabeza.

-Tienes razón Peter, vamos chicos-dijo Remus para los cuatro merodeadores.

-¡¡Pero no os vayáis por eso!!-gritó Cathlyn con una sonrisilla traviesa y bastante estúpida-por nosotras no hay problema-y se rió como si fuera una niña de 4 años, como si el chiste hubiera sido bueno. El problema de Cathlyn es que dice las cosas sin pensar en las consecuencias... ya que todas habían tenido ideas, más o menos parecidas, pero a ninguna se le ocurrió mencionarlas.

-No... Mejor nos vamos y os dejamos a vosotras solas-contestó Remus mirándola como si estuviera loca. Empujó a sus demás amigos con rapidez y separando a Sirius de Mery como si esta fuera una lapa.

-¡¡Ey!!-se quejó el moreno

-¿Pero a dónde te lo llevas?-preguntó Mery Rose, pero estos ya habían desaparecido por la puerta

Ella suspiró y de pronto apareció Sirius corriendo asomando su cabeza por la puerta:

-¡¡Ya nos veremos!!-gritó con un guiño de ojos sexi. Por detrás se vio a Remus tirando de su camiseta y llevándoselo a rastras.

-¿No es encantador chicas?-preguntó suspirando- ¿sabéis? creo que me estoy enamorando-dijo ilusionada, demasiado para el parecer de Elisabeth.

-¿No crees que es demasiado rápido como para hablar de amor?-comentó Cassandra la cual solo vivía experiencias "sin sentimiento", de lo que solía acusarla Meggan

-Habló la que más experiencia tiene en relaciones larga-contestó Meggan con su cara inocente, era de las chicas que sabia dar donde más duele

-Mira, que yo no tengo la culpa. No creo que ningún tío valga la pena como para amarrarse a él-comentó con simpleza encogiéndose de hombros y mirando por la ventana.

-Sirius lo merece, créeme-dijo Mery mirándola muy mal y, si las miradas matasen…

-No creo que el piense lo mismo-murmuró Cassandra más bien hacia Elisabeth, sin que lo escuchase Sophie, para que no fuera con el chisme a Mery.

Elisabeth rió por lo bajo al escuchar el comentario de Cassandra, ella era la única que sabia en ese grupo de "amigas" que se moría por Sirius y pensaba que aquella chica era la única que merecía la pena de aquel grupo.

-¿Cual es la gracia?-preguntó la chica con la ceja levantada-Vosotras no lo entendéis, el chico más guapo del colegio y la chica más guapa del colegio han nacido para estar juntos.

-Aun así, Mery, yo también pienso que es pronto para decir que estás enamorada-dijo Meggan con autosuficiencia.

-¿Qué? ¿Ahora estáis todas en mi contra o qué? Será mejor que nos cambiemos o no nos dará tiempo-siempre era así, el tema acababa cuando ella quería

En otro vagón, el vagón sobrante, el último, el que le tocaba a los que llegaban tarde, el que olía peor, ahí, y solo ahí, estaban Susan y Emily, las chicas a las que "habían echado" hacía apenas minutos.

-Pero, ¿qué se creerán esas niñitas de papá? ¿Que son las más "guays" y esa Mery Rose, de que se las da?-preguntó mirando a Emily con enfado

Emily pegó una patada contra el vagón, enfadada.

-¡Y además huele mal!-suspiró enfadada-Esa Mery Rose está escasa de personalidad y de todo, y no veas al perrito de Stwear-dijo refiriéndose a Sophie.

-Sí... la verdad es que es un perrito faldero con todas las letras-dijo riéndose- deberíamos de ir cambiándonos no?-preguntó mirando por la ventana para ver más o menos por dónde iban, porque después de todos los años que llevaban yendo se sabían el camino, más o menos de memoria.

-Sí, mejor que nos cambiemos-suspiró Emily. Solía ser pasota y despreocupada, pero de verdad no podía soportar a las niñitas de papá, alias guarras y a los creídos de los merodeadores, para ella eran todos iguales. Creídos, arrogantes y con solo una cosa en mente: una persona del sexo opuesto.

Y mientras ellas empezaban a cambiarse, en el vagón de los merodeadores se trataba un tema más o menos parecido.

-¿Pero como que te ha dado ahora por Mery Rose?-preguntaba James a Sirius mientras se ponía la túnica de Hogwarts.

-James, a mí no me dan por chicas. A las chicas les da por mí-comentó como si fuera obvio-La tía no está mal, y no pienso durar toda mi vida, como verás-dijo abrochándose los botones y soplando para que el pelo, que le tapaba la cara, no le molestase.

-Pues yo creo que ella si piensa que durareis toda la vida- comentó Peter como quien no quiere la cosa...

Sirius rió con autosuficiencia esbozando una sonrisa de medio lado y dijo:

-A todas les gustaría tener mis besos y mi cuerpo para toda la vida.

-¿Y crees que algún día, alguna chica obtendrá ese "privilegio"?-preguntó Remus a lo que Sirius contestó con una cara de pánico, asqueada y llena de incredulidad. "Como si no me conociera"-podría haber pensado.

Justo en ese momento llegó el tren a Hogwarts.

-Hora de bajar chicos-dijo Remus abriendo la puerta del vagón

-Allá vamos-dijo Sirius agarrándose a los cuellos de Remus y Peter-Un nuevo curso empieza-rió-Este será mejor que el del año pasado. Hagamos tres promesas.

-¿Cuáles?-preguntó James agarrándose a los cuellos de Remus y Peter también, quedando en un círculo.

-Primera: -dijo Sirius-Que ninguna tía se interponga-dijo mirando de reojo a James, disimuladamente-Segunda: que nuestras travesuras afecten a los Slytherin más que nunca y la tercera... esto, bueno. Mejor no la digo

-¡¡Venga ya, Sirius!!-se quejó Peter.

-Está bien, está bien. Sé que me queréis oír hablar porque yo soy... -empezó Sirius a piropearse para no cambiar de hábitos.

-¡¡Sirius!!-se quejaron los demás, el moreno rió.

-Bueno, que este curso sigamos tan unidos como hasta ahora-dijo y Remus se quedó asombrado y fue a abrir la boca pero el chico le cortó-: Sí, bueno, tampoco os lo creáis mucho…

Y con estas palabras, dichas por un guapo merodeador, iniciaron su sexto curso de Hogwarts, la escuela de Magia y Hechicería.


¿Os ha gustado? Ainss! Esperamos que sí... pero si no... ¿Qué mejor que un RR? ¡Qué opinamos del osito Possy? xD Las chicas irán saliendo más a menudo más adelante. Así que no os asustéis si os liáis con los nombres.. que hay algunas que no son importantes en la trama de la historia:

Y del 2º caítulo... xD (esto parece una serie!)

(...) Miró hacia atrás un momento siguiendo con la mirada los pasos que había dejado Lily en el barro, sin preocuparse mucho pero esperando que no tardase mucho en volver.

Pero el problema es que sí debió haberse preocupado...

Un besazo!

Nos vemos en otro capítulo!

Pati ,,, ND ,,, Darki

RR! RR! RR! RR! RR! RR! RR! RR! RR! RR! RR! RR! RR! RR! RR!